1/03/2011

Retos del 2011



Axel Didriksson

MÉXICO, D.F., 3 de enero.- La esperanza es propia del ser humano. Nos preocupa o nos ocupa, pero siempre nos queda la duda de si lo que viene será mejor o peor a lo vivido. La prospectiva y los estudios de futuro nos ayudan a reflexionar sobre las tendencias y escenarios con el fin de provocar una acción de cambio para alcanzar lo que más deseamos. El futuro es impredecible, pero en muchos aspectos puede ser construido.

Hacer una anticipación sobre 2011 (que ya está presente como detonante de una serie de acontecimientos que se enlazan con la próxima elección presidencial y, por ende, con las tendencias que se presentarán hacia los próximos 10 años) es un ejercicio que se enfrenta a la gran incertidumbre política y económica que se vive en el país, y por ello resulta hasta temerario. Aun así, vale la pena, y puede hacerse de dos maneras. Una, proyectando en el tiempo de forma lineal la continuidad de lo que ahora se presenta; y dos, poniendo a nuestro favor el tiempo formulando posibilidades de cambios fundamentales, que hagan posible sobrepasar las infernales circunstancias que ocurrirían de continuar las cosas como van.

De ser así, se puede proyectar que en este 2011 la economía mexicana continuará pegada a los vaivenes financieros de la estadunidense, y que el crecimiento pasará de 4.6% alcanzado en 2010 a 3%. La población llegará a 113 millones de personas, pero las condiciones de la mayoría en términos de desarrollo humano, educación y salud serán aún más precarias que las actuales, debido a la falta de programas, políticas públicas, condiciones sociales y recursos económicos, que se verán severamente disminuidos porque el dinero del gobierno federal y de los estados se orientará de forma abundante hacia la militarización de amplias zonas del país.

Con la opinión que se tiene en el gobierno de Estados Unidos sobre los magros resultados que se han alcanzado en el combate a los grupos delictivos, las zonas de excepción militar que se irán creando contarán con la intervención directa de los cuerpos de inteligencia, militares y de seguridad nacional de ese país.

Felipe Calderón, por ello, reducirá el interés por su programa de reformas “estructurales” relacionadas con la lucha contra el crimen organizado, y buscará dar golpes espectaculares (con la aprehensión de algunas cabezas notables de los cárteles más poderosos) para mostrar que va ganando su guerra de forma definitiva. Sin embargo, el costo de la misma tendrá secuelas terribles entre la población civil y en las zonas de excepción que se habrán impuesto en amplias regiones, en donde lo cotidiano será la más abyecta violación a todos los derechos humanos.

Si todo sigue como va, el PRI ganará el Estado de México; el PRD perderá Guerrero, pero no Baja California Sur ni Michoacán. No obstante, crecerá el descontento social por la extensión de los fraudes electorales, la manipulación de los partidos a favor de intereses corruptos y la constante violación a las garantías sociales e individuales, con lo que se presentarán los peores comicios de la historia reciente el país, los más enredados y los que apuntarían a definir lo que serán las elecciones presidenciales de 2012.

Pese a todo, en 2011 se presentarán múltiples opciones y coyunturas para organizar e impulsar acciones, originales e inéditas, que irán constituyendo una nueva base social, plural y representativa, en gran cantidad de sectores, que se irá conformando como un frente popular que propondrá un programa de desarrollo económico y social totalmente distinto y alternativo al que ahora se conoce y que ha demostrado su más amplio fracaso.

Bajo las precarias condiciones económicas y sociales que se presentarán entre 2011 y las que se prevén entre 2012 y 2013, se proponen medidas radicales para superar la pobreza, la inseguridad y la ignorancia entre la población. Este frente nacional, que concibe la adopción de dichas medidas con formas de organización muy novedosas y singulares, tendrá efectos muy fuertes en las elecciones intermedias y empezará a dejar ver su potencialidad como fuerza social. Sin embargo, ésta no se dejará sentir en las elecciones de Guerrero y de Baja California, por obvias razones de tiempo, pero sí en las del Estado de México y Michoacán, en donde ganarán candidatos y partidos respaldados por la nueva expresión política.

El 2012 se enlaza con el 2011 con una gran novedad: Los ciudadanos sin partido y los que están hartos de ellos tienen un nuevo rostro y se manifiestan con acciones de resguardo de su seguridad, de exigencia hacia los poderes fácticos y gubernamentales, y se organizan de manera nutrida, como un tsunami estremecedor.

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