10/04/2011

El 2012 se desvanece en el aire


Alberto Aziz Nassif


Para fines prácticos y legales, dentro de tres días se inicia el proceso electoral del 2012. Ya sabemos que la sucesión presidencial, desde hace meses, ordena y jerarquiza prácticamente todos los movimientos y las decisiones de la clase política. El clima de desprestigio de la política y de los políticos no impide que poco a poco se vaya construyendo el evento en donde se elegirá al Presidente, las dos cámaras del Congreso de la Unión, las autoridades del Distrito Federal y varias gubernaturas que tienen procesos concurrentes con los comicios federales. Así, desde el 7 octubre hasta el 1 de julio del 2012, día electoral, el país tendrá que atender a lo que digan y hagan los siete precandidatos y luego los tres candidatos que se disputarán la Presidencia de la República. Mientras tanto, el país seguirá sumergido en la violencia y el mal gobierno panista continuará su declive. Sin embargo, a pesar de todo, las expectativas de cambio serán parte del imaginario ciudadano.

1) Las intenciones. Según algunas mediciones que circulan (Mitofsky de agosto y GEA-ISA de septiembre) nos muestran que si hoy fueran las elecciones los partidos tendrían números del siguiente tipo en las intenciones del voto: el PRI entre 38% y 39%, el PAN entre 19% y 21% y el PRD entre 12% y 14%. Estos números crecen para el tricolor cuando se pregunta sobre quién piensa que ganará a rangos que van entre 46% y 51%. Sin embargo, la política está lejos de ser una ciencia exacta. Así, por ejemplo, hace seis años un 36% pensaba que en 2006 ganaría el PRI, un 27% que ganaría el PRD y sólo el 18% que lo haría el PAN. Sucedió todo lo contrario.

2) Los candidatos. Peña Nieto aparece en estas mediciones y en otras más como el posible candidato más aprobado, tanto dentro como fuera de su partido; López Obrador se muestra como posible candidato con un alto voto negativo. En la izquierda la pelea entre AMLO y Ebrard se definirá por una metodología de encuestas, en donde el escenario más complicado sería un resultado poco claro, cercano al empate o dentro de los márgenes de error en los que se mueven las encuestas. En el panismo quedan tres, pero la opción de Vázquez Mota se muestra creciente, supuestamente ya llegó a empatar o a superar a Creel y la opción oficial, que representa Cordero, no muestra crecimiento.

3) Los escenarios. Una de las interrogantes que no se ha despejado todavía tiene que ver con las claves de esta sucesión. Desde el año 2000 se mostró una suerte de polarización que daba sentido al proceso, como en un referéndum: seguir con el PRI o ir a una alternancia; en el 2006 se repitió, pero con la disyuntiva entre seguir con el PAN o ir hacia una opción de izquierda y en 2012 se abre la pregunta por el regreso del PRI. Lo menos probable es la continuidad panista y la opción intermedia es por la izquierda. Estas claves que se definirán una vez que haya candidatos y que avancen las campañas nos pueden llevar a que la elección tenga alguno de los siguientes posibles resultados: un proceso con un puntero y los otros dos en la pelea por el segundo lugar; un escenario de polarización, que puede tener como protagonistas al PRI con el PRD, si crece el desacuerdo con el gobierno panista, o una polarización entre el PRI y el PAN si la izquierda no logra tener una opción atractiva y dentro de un proceso de unidad. Hoy lo que menos se ve es un escenario de tres partes más o menos cercanas.

4) Los votantes independientes. Los ciudadanos que cambian su voto y eligen en función del candidato, de la situación económica o del problema más grave de acuerdo a su percepción y realidad serán fundamentales para definir el 2012. Los independientes se dividen en varios segmentos, un 28% dice que no votará, el segundo grupo de 25% dice que votará por el PRI, un 12% por el PAN y sólo un 9% por el PRD. Tal vez la imagen positiva del PRI se puede deber a un rechazo al actual gobierno panista, combinado con el desprestigio de la izquierda. A Peña Nieto se le observa como una posibilidad, a pesar de representar un severo regreso al pasado, percepción que se ve agravada porque el panismo se quedó atorado y se alió a lo más viejo del pasado. Un 32% considera a los gobiernos panistas como peores que los priístas, un 42% los considera iguales y sólo un 24% dice que son mejores.

La crisis de la política ha alejado a los ciudadanos de las urnas, así por ejemplo hace seis años un 57% estaba seguro de asistir a las urnas, en cambio ahora sólo un 42% afirma que sí votará en 2012. En suma, a nueve meses de las elecciones todavía hay un largo trecho de decisiones y acontecimientos que formarán la historia de estos comicios. Los números anteriores son la expresión de este momento, pero no se sabe cómo cambiarán, lo único de lo que podemos estar seguros es que, por lo pronto, el 2012 se desvanece en el aire…Investigador del CIESAS

Serpientes y Escaleras | Salvador García Soto

Peñistas: rudos vs. técnicos

En torno a Enrique Peña Nieto se mueve un equipo de políticos de nuevo y viejo cuño que conforman el círculo más cercano a las decisiones y estrategias del precandidato. Pero ese grupo influyente no es necesariamente compacto y está dividido en dos bloques que hacia adentro se identifican como “los rudos” y “los técnicos”.

Se les conoce así por la dureza o la flexibilidad de sus posiciones, sobre todo cuando se trata de tomar decisiones o de influir en la actuación de Peña. A “los rudos”, por ejemplo, se les ubica con los posicionamientos más radicales y cerrados cuando se trata de negociar o ceder ante adversarios. Es el grupo, por ejemplo, donde se ubican políticos como Emilio Chuayffet y Jesús Murillo Karam, los dos líderes de los “rudos” peñistas, han impulsado posiciones de rechazo a temas como candidaturas independientes, la reelección legislativa u otros de la reforma política.

A los “rudos”, en los que también se ubica a Ernesto Nemer, Ricardo Aguilar o Miguel Osorio Chong, se les atribuye la idea de que Peña no tiene por qué negociar nada con otros grupos o aspirantes priístas como Manlio Fabio Beltrones. Son los que le aconsejan al mexiquense “arrasar” con su popularidad y no pactar ni negociar con quien tiene una fuerza menor a la suya en el PRI.

Contra la rudeza de ese grupo están los “técnicos” del equipo de Peña, con Luis Videgaray a la cabeza. En ese bloque se ubican los más conciliadores que rodean a Peña, los que se oponen a la idea de “aplastar” a contrincantes internos y más bien le plantean la necesidad de un manejo político cuidadoso y la búsqueda de acuerdos que eviten fracturas o rompimientos en el priísmo.

En ese grupo se ubican también el ex gobernador coahuilense Enrique Martínez, Roberto Alcántara, Erwin Lino y Jorge Corona, todos de línea política más conciliadora.

A cuál de los bloques de su equipo le haga caso Enrique Peña Nieto definirá cómo se resuelven las cosas en la disputa interna del priísmo; si Peña atiende la actitud conciliadora de los “técnicos” podría sacar una candidatura fuerte, en unidad y sin rompimientos internos; si escucha a la dureza de los “rudos” podría terminar con un PRI dividido y debilitado.

NOTAS INDISCRETAS… Al señor Federico Berrueto, político frustrado dedicado a encuestador y analista, le ha dado por opinar sobre política buscando señales ocultas y mensajes cifrados en lo que otros escriben. En su lógica de político de vieja guardia, cree que todo lo que se publica en columnas o artículos tiene “mensajes” con dedicatoria, y le ha dado por decir que lo que este columnista escribe siempre tiene que ver con lo que piensa, hace o dice el senador Manlio Fabio Beltrones. En su última colaboración me llama “acreditado periodista”, cosa que le agradezco, pero también me dice “afín al senador Beltrones”. Señor Berrueto: no sé usted, pero yo no me guío según afinidades o desapegos. Como periodista de profesión que soy, a diferencia de usted, no practico esa clase de periodismo y mi trayectoria y mi trabajo diario lo acreditan. Si usted lo hace, es muy su decisión; yo no tengo con el senador Beltrones ninguna afinidad, lo que tengo con él, como con muchos otros políticos de todos los partidos, es una relación profesional y de trabajo basada en el respeto, la información y la crítica. Lo que sí sé —y sus artículos lo comprueban frecuentemente— es que usted sí tiene un agravio personal y político con el senador Beltrones, lo cual respeto, pero sí le pido, como ya se lo pedí una vez, que si tiene usted algo para decirle al político sonorense se lo diga de frente, directo, con su pluma y sus palabras, y no me utilice a mí para pretender golpearlo, ni tampoco use mis columnas para quedar bien con los políticos con los que usted o su empresa de encuestas tienen contratos. A mí, señor Berrueto, nadie me dice qué o sobre quién escribir, ni a favor ni en contra; eso me lo dicta mi conciencia y mi ejercicio, que siempre intento guiar pensando en los lectores y en los temas de interés y de actualidad política y periodística. Tal vez a usted su jefe político —sé que lo tiene— sí le diga qué debe escribir o no, y tiene usted la libertad de acatarlo. Pero sería mucho más honesto que lo que usted decida escribir en la prensa lo haga a título personal y no utilizando lo que yo escribo para mandar mensajes, hacer favores o cobrar facturas. Hágalo con su propia pluma, si le da para eso… Dados en la mesa. Serpiente.

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