12/21/2011

Las Señoras de Peña Nieto

Gire.com.mx

Enrique Peña Nieto en Foro sobre la Mujer. Cortesía de El Informador.

El candidato del PRI a la Presidencia de la República, Enrique Peña Nieto, no supo decir el precio del salario mínimo y se convirtió en escándalo, sobre todo en las redes sociales. Poco tiempo después, cuando le preguntaron el precio del kilo de tortillas, lanzó la ominosa frase: “no soy la señora de la casa”. Y nuevamente se convirtió en objeto del escarnio. En ambas frases hay sin duda una serie de estereotipos de género, de supuestos tramposos que deben ser evidenciados y discutidos públicamente.

El tono de la campaña rumbo a las elecciones de 2012 empieza a aumentar y en los medios las y los candidatos o precandidatos dan tropezones donde ponen en evidencia su ideología, sus valores y principios más allá de su cara pública.

Peña Nieto de inmediato recurrió a las redes sociales para aclarar su posición de “aprecio, respeto y admiración por las mujeres”. Eso fue lo que dijo después del resbalón, pero sus declaraciones evidencian que ese supuesto respeto y admiración se limita a las mujeres que cumplen con su rol tradicional de “madres abnegadas” y “amas de casa”. Y si no, que le pregunten a Maritza Díaz Hernández, quien trabajaba con el hoy ex-gobernador del Estado de México y que para ocultar su embarazo fue enviada a la Casa del Estado de México en Houston, de acuerdo a Columna Uno. La columna Poligrilla de la revista huellas también ha abundado sobre la desaparición de Maritza Díaz de la vida pública del Estado de México.

En el año 2005, cuando Peña Nieto se hizo cargo del gobierno del estado de México, tomó la decisión de darle al Instituto Mexiquense de la Mujer “otras atribuciones” diferentes de aquellas con las que había sido fundado en el 2000 en la administración de Arturo Montiel. Transformó el Instituto en el Consejo Estatal de la Mujer y Bienestar Social (CEMyBS) , que pasó a tener por objetivo la promoción del bienestar social integral de las niñas, mujeres, adultos mayores e integrantes de la sociedad. Es decir, se perdió la perspectiva de género para integrar una visión asistencialista en vez de una de empoderamiento. Se volvieron a desdibujar los derechos de las mujeres en “la protección de la familia”, es decir a la mujer se le volvió a encasillar en su rol de madre.

De acuerdo con el análisis de la Fundación Henry Dunant, este desdibujamiento es contrario a la tendencia nacional e internacional. Al revisar las políticas propuestas por el Consejo Estatal de la Mujer y Bienestar Social (CEMyBS) se puede apreciar que continuaron con la visión tradicional de la mujer como beneficiaria, en vez de fomentar su empoderamiento a través del ejercicio de la ciudadanía. Además, si bien se amplían las oportunidades de acceso a la salud o a la educación, no se abocan de lleno a erradicar las causas de la inequidad y la discriminación.

En cuanto a su posición en relación con la interrupción del embarazo, Peña Nieto se ha mostrado sumamente ambiguo: “Públicamente, me he pronunciado a favor de la vida. Comparto las excepciones que la ley hace, en casos de malformación congénita, violación o riesgo para la vida de la madre. No estoy a favor de la criminalización de quienes aborten.” Según los propios datos del Instituto de Salud del Estado de México (ISEM), el número de embarazos adolescentes en el estado de México es alto y no ha disminuido en los últimos años. En 2006 reportaron que de 184,300 embarazos atendidos en el sistema de salud estatal, 22% fue a mujeres menores de 20 años. De enero a abril de 2010, el ISEM atendió 20, 365 casos de adolescentes embarazadas y 1 de cada 6 de éstas fueron niñas de 10 a 15 años. Para el final del mismo año habían atendido 31 mil casos de embarazo adolescente, de los cuales uno de cada cuatro fue embarazo de alto riesgo. La mortalidad materna es uno de los principales problemas de salud pública en el Estado de México, de 177 muertes en 2010, el 80% fueron prevenibles.

Las recientes declaraciones de Peña Nieto sobre temas relacionados con las mujeres y sus acciones como gobernador del estado de México dejan entrever un sesgo machista y discriminatorio. Parafraseando a Adela Micha, en relación con su comentario sobre la pifia de Peña Nieto a la hora de decir los tres libros que le marcaron la vida, ¿“La perspectiva de género es irrelevante a la hora de gobernar”?, al menos en el caso de Peña Nieto tristemente parece ser verdad.

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