1/07/2013

Los periodistas pal cafe.....



Hasta ahora, Enrique Peña Nieto no ha encontrado mejor vía en busca de legitimación que la de una oratoria llena de voluntarismo y lugares comunes. Con tan mala suerte, que los paraísos presentes o futuros que va delineando no corresponden con la realidad ni con las expectativas sensatas. Es natural y explicable que en las pocas semanas de gobierno del peñanietismo no puedan darse vuelcos espectaculares, pero el curso gradual de las eventuales mejorías prometidas es afectado negativamente por la urgencia del ocupante de Los Pinos de aparentar que va llevando muy bien las cosas, jalado por los redactores de sus discursos hacia una zona fantasiosa de primermundismos inminentes, casi a punto de convocar a prepararse para administrar la abundancia, como en los tiempos tragicómicos de la presunta bonanza lopezportillista.
Un ejemplo de esa incontinencia retórica se ha producido frente a miles de campesinos transportados ayer a Veracruz para servir de escenografía tradicional y ante los cuales EPN llamó a dar al campo mexicano un nuevo rostro, sin pobreza, marginación ni oportunidades y sí, en cambio, con justicia, productividad y rentabilidad. Doce años de abstinencia panista, en los que Fox y Calderón prefirieron ausentarse de las ceremonias conmemorativas de la promulgación de la ley agraria, fueron recuperados a tambor batiente por el priísta pródigo, EPN, que frente a la presencia del ejército partidista que es la Confederación Nacional Campesina, y sin la de otras organizaciones campesinas no afiliadas al PRI, restituyó el ritual del PRI-gobierno, de las autocelebraciones desbocadas, de las promesas grandilocuentes, de la manipulación clientelar de las masas predestinadas a la cosecha electoral.
Otro escenario de ensoñaciones políticas es Tabasco, donde el lopezobradorismo logró que se respetara el triunfo electoral de Arturo Nuñez, a quien le diseñaron un gabinete de gobierno que no necesariamente le obedece solamente a él. Frente al pésimo papel del anterior mandatario, Andrés Granier Melo, y entre conflictos internos del priísmo local por la designación del candidato oficial a esa sucesión, la persistente fuerza del lopezobradorismo ganó la plaza que así se constituye en plataforma y refugio, como Morelos lo es para los Chuchos y el Distrito Federal para el marcelismo-camachismo.
Ampliamente reivindicado por AMLO como ejemplo de lo que al paso de los años se puede lograr mediante la lucha electoral reiterada, Tabasco estará bajo múltiples lupas: la del peñismo-salinismo que considera a Arturo Núñez un político institucional, la del propio morenismo, que procurará que no haya desviaciones en la línea política, y la de ciudadanos deseosos de juzgar en los hechos el comportamiento de una administración estatal, fuera del Distrito Federal, regida por el lopezobradorismo que, por cierto, ha comenzado el año promoviendo la afiliación a Morena, en un lance que según los directivos actuales del PRD no habrá de significar una disminución de los padrones del sol azteca.
La lucha por la primacía izquierdista tiene un invitado reincidente: el marquismo, que ha vuelto a hacer presencia pública destacada mediante una marcha silenciosa decembrina que ha desatado múltiples especulaciones. La coincidencia con el retorno del PRI al poder ha hecho que los críticos del movimiento neozapatista reactiven claves de interpretaciones personales en las que las movilizaciones indígenas del sur y su protagonismo político les parecen inscritas en la agenda personal de Carlos Salinas de Gortari. Otra causal de suspicacias es la renovada colocación de López Obrador en la mira epistolar insurgente, como si la nueva puesta sureña en escena tuviese como propósito dividir y desgastar al de por sí ajado morenismo en construcción.
La autenticidad de los propósitos transformadores del neozapatismo ha sido avalada de inmediato por respetables opinantes cuyo conocimiento de las entrañas de ese movimiento les permitiría detectar y denunciar adulteraciones o desviaciones. Pero es posible que el juicio más certero lo vaya a dar el tipo de relación que se establezca con el peñanietismo, en particular con la corte de malabaristas de presunta izquierda que bajo la batuta del propio Salinas de Gortari y su secretaria (de Desarrollo Social), Rosario Robles, pretenden crear una red nacional de nuevas alianzas con fuerzas sociales no suficientemente atendidas o emergentes, en un proceso que busca quitar banderas y bases a la izquierda hasta ahora conocida y plantear escenarios plurales para las elecciones intermedias de 2015 y las presidenciales de 2018.
Al menos de entrada, el peñanietismo no ha recurrido al silencio ni al menosprecio. En apariencia, en Los Pinos habría una disposición a retomar el tema del neozapatismo y a buscar salidas políticas. Y otro personaje en el que convergen múltiples intereses de la élite nacional (Televisión Azteca, los padrinos Peña Nieto y Salinas de Gortari, el Verde Ecologista y Televisa, por ejemplos) parece estar especialmente gustoso con el tema: Manuel Velasco, el gobernador de Chiapas que se ha mostrado en redes sociales en romántica fotografía con su prometida, la actriz y cantante Anahí, con la que pronto se casará, en una historia político-televisiva que se encamina a tratar de repetir el ejemplo mercadológico de Peña Nieto y Angélica Rivera.
Mientras tanto, Miguel Ángel Mancera sigue enredado en el asunto del 1º de diciembre. Un reconocimiento tajante de las graves pifias de ese día está en el presuroso proceso de reformas legislativas para propiciar la liberación de los últimos 14 detenidos, con el ingrediente desesperado del pago de las fianzas correspondientes por dos diputados perredistas deseosos de cumplir a como diera lugar con los trámites que quitaran peso al entrampado jefe del gobierno capitalino. Y, en tanto Calderón ha salido a correr en el DF para aparentar normalidad antes de irse a EU, ¡hasta mañana, y feliz año para todos!
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Cuando Felipe Calderón promulgó la Ley Antilavado de dinero se aseguró de dar suficiente tiempo para que este influyente sector de la economía nacional se organizara. Salió publicada en el Diario Oficial el dia 17 de octubre del año pasado pero “entrará en vigor –dice el decreto– a los nueve meses siguientes al día de su publicación”, es decir, el próximo mes de julio. Y su reglamento, todavía un mes después. Afecta a los circuitos donde las mafias suelen lavar sus capitales: bancos, casas de bolsa, casas de cambio, inmobiliarias, distribuidoras de automóviles, joyerías, notarías, etcétera. Ya se acerca julio, pero que no panda el cúnico. El nuevo PRI colocó al James Bond de Toluca, Alberto Bazbaz, como titular de la Unidad de Inteligencia Financiera de la Secretaría de Hacienda. Esta entidad juega un papel central en el combate al lavado de dinero, que oscila entre 20 mil y 40 mil millones de dólares al año, según diversas fuentes de información de México y Estados Unidos. ¿Qué antecedentes tiene Bazbaz para que haya sido asignado a una tarea tan delicada? Era procurador de Justicia del estado de México –cuando Peña Nieto fue gobernador– y tuvo a su cargo la investigación del caso Paulette, la niña que primero fue reportada como desaparecida aunque días después apareció sin vida en su propia cama. Bazbaz la buscó por cielo, mar y tierra pero nunca vió que el cadáver jamás salió de la pequeña habitación. Tuvo que renunciar a su cargo, el ridículo fue mayúsculo. Sin embargo, una persona con tan mala vista pero con otras habilidades puede ser aprovechada. Asi que será el encargado de ver lo del lavado, secado y planchado de capitales del crimen. Dicen que ahora va a usar lentes de contacto, porque en ese sector lo que cuenta son los contactos.
El mito del subsidio
Deveras nos quiere chamaquear el subsecretario de Hacienda, Miguel Messmacher. Su jefe, Luis Videgaray, había anunciado dias antes que no habría aumento de impuestos. Sin embargo, el sábado Messmacher, como regalo de Día de Reyes, anunció a los consumidores que los combustibles a partir de ese día subirán de nueve a 11 centavos el litro cada mes. La Magna ahora cuesta $10,92, la Premium $11.48 y el diesel $11.28. El pretexto, la coartada, o como quieran llamarle, ya están muy gastados: el alza es para suavizar la diferencia de precios entre Estados Unidos y México. ¡Sólo que se les pasó verificarlos! El precio promedio nacional en Estados Unidos es de 83 centavos de dólar el litro, es decir, $10.68 pesos (al tipo de cambio de $ 12.87 por dólar). Y, como les digo, la Magna después del aumento cuesta $ 10.92. Eso, por un lado, por otro, es obvio que Pemex no compra en las gasolineras de la esquina, sino al mayoreo, a un precio todavía más bajo. Por añadidura, no toda se importa de Estados Unidos, sólo la mitad, la otra mitad la genera Pemex y se sabe que su costo de producción es muy bajo –lo guardan como secreto de Estado.
Fobaproa II
Recién terminó la campaña presidencial, los partidos de oposición –eso fue antes del Pacto por México, que los convirtió en compañeros de lecho del PRI– denunciaron que habían salido importantes sumas de dinero de los gobiernos estatales para apoyar la campaña de su candidato. Será coincidencia, pero en la Navidad algunos no tenían dinero para pagar sueldos y aguinaldos. Hay toda una operación de rescate –un Fobaproa II– que incluye perdonarles el ISR que retuvieron a los burócratas. Los gasolinazos formarían parte del rescate. Debían haber concluido en 2011, pero la Comisión de Hacienda, de mayoría priísta, decidió extenderlos hasta 2014. Para el efecto, continúa vigente el gravamen del IEPS: 36 centavos en el litro de Magna, 44 en la Premium y 30 en el diesel, de acuerdo al reporte de AMEGAS –la unión de expendedores. La recaudación se reparte entre los gobernadores. Si los restamos del precio de los combustibles nos daremos cuenta con toda claridad que son más bajos aquí que en Estados Unidos. Cuando los centavitos se multiplican por los miles de millones de litros de combustible que consumimos cada año el resultado se convierte en una fortuna.



Ni le busques, esto no puede ser sino una patada de ahogado de Andrés Manuel –me contestó ella– remarcando con el tonito y el ademán mi evidente estupidez –¿Algún dato, información, evidencia? Me atreví a preguntar –¿Te burlas? ¿Cuántos años tiene dedicados a destruir al país, desde los pozos petroleros en Tabasco hasta la fecha? Las pruebas son todos los actos de su vida. Es un demonio lleno de odio y ambición: personas, bienes, instituciones… Siguió y siguió hablando. Tomé nota, di las gracias y seguí mi casera encuesta.
No pude, sin embargo, dejar de pensar, ¿de qué está hecho López Obrador que como nadie concita rechazo, aversión, malas vibras y al tiempo convoca a la solidaridad, al compromiso y a la entrega sin taxativas? En EU, desde los años 80 ha venido cobrando fuerza el reconocimiento de una modalidad delictiva a la que se denomina: crimen de odio, es decir, el comportamiento irracional frente a todo lo que, por el sólo hecho de ser diferente, resulta agraviante, por lo mismo, condenable y, ya entrados en el fanatismo galopante, justificadamente destruible. Ese tufillo siento en la permanente campaña anti López Obrador que han llevado a cabo muy localizados estratos sociales.



En un ambiente tan polarizado como el que se vive en Estados Unidos, pocos son los acuerdos que se cumplen sin dejar huella. El adagio según el cual después de la tempestad viene la calma, esta vez no necesariamente se cumplirá. En la negociación para evitar el precipicio fiscal, las dos fuerzas políticas más relevantes sufrieron un desgaste cuyas consecuencias no son fáciles de prever. Difícilmente habrá calma, ya que dejaron el terreno fértil para una nueva confrontación de consecuencias imprevisibles: la del aumento del techo de la deuda estadunidense. La buena voluntad de los pocos que entienden que la única posibilidad de evitar disrupciones tan violentas como la que hubiera ocasionado la caída en el precipicio fiscal no pareciera estar en la mente de un buen número de congresistas, para ser más precisos, de la mayoría republicana en la cámara baja. A última hora se llegó a un acuerdo y cada parte cedió algo. El presidente, y con él los demócratas en el Congreso, cedieron en su pretensión de aumentar el impuesto a quienes ganan más de 250 mil dólares al año. El límite se amplió a 450 mil dólares anuales. 



Lástima, pero concluyó el mágico Lupe-Reyes. Bienvenidos a la cruda realidad, a la cuesta de enero (que como ya es tradición comenzó en noviembre), a la retiquetación, a los ajustes (eufemismo tecnocrático por aumentos) en precios y tarifas del sector público, a la hora del cobro de facturas por megaroscas en el Zócalo, pistas artificiales de patinaje, arbolitos navideños dignos del récord Guiness, a la prolongada fiesta por el advenimiento de nuevos gobiernos con rancias prácticas y demás bellezas que, quiéralo o no, paga con creces la ciudadanía, que ya no siente lo duro, sino lo tupido.
Se acabó la fiesta y con la resaca a cuestas vuelve el pobre a su pobreza, vuelve el rico a su riqueza y el señor cura a sus misas; se despertó el bien y el mal, la zorra pobre al portal, la zorra rica al rosal y el avaro a las divisas, cantaría el maese Serrat, en medio de alentadoras noticias: en 2012 México importó alimentos por casi 18 mil millones de dólares, 37.4 por ciento más que el ingreso por inversión extranjera directa; se compraron 12 veces más cereales de los que se exportaron; constante alza en precios de víveres en supermercados de la capital; alzas en los precios de tortilla, leche y demás alimentos básicos; megadeuda de las familias mexicanas por casi 600 mil millones de pesos, y, la cereza, otro gasolinazo para arrancar bien el año. Nada nuevo bajo el Sol, pero, eso sí, mucho ánimo, porque en 2013, ahora sí, te lo juro por ésta, las cosas van a cambiar, pues el nuevo gobierno sí sabe hacer las cosas.
Tardaron más en hacer público el fabuloso aumento a los salarios mínimos (acordado apenas tres semanas atrás: dos pesotes con 43 centavos diarios para el área geográfica A, y dos pesotes con 30 centavos para la B) que la realidad en neutralizarlo, pues la siempre aceitada maquinaria retiquetadora de los sectores público y privado rápidamente actuó en consecuencia. Sólo el aumento al precio de la leche se comió casi la mitad de tan espléndido incremento salarial, mientras con la nueva Ley Federal del Trabajo la patronal corre al personal para recontratarlo vía outsourcing. Algunos pensarán que todo lo anterior sucedió a raíz de la llegada del nuevo gobierno, pero no: es la devastadora dinámica que desde hace 30 años trae el país, con el modelito económico que echa chispas por doquier, salvo para los integrantes de esta gran democracia de, para y por los empresarios (Vicente Fox dixit), quienes cotidianamente gozan de las mieles de ser los dueños de las fichas y de los croupiers, de tal suerte que todos los excesos, errores e incapacidades de la clase político-empresarial corren a cargo de los ciudadanos, sin lubricante de por medio.
Entre otras linduras, para aligerar la durísima cruda que deja el más reciente Lupe-Reyes y más allá de los ajustes en precios y tarifas del sector público, el nuevo gobierno no sólo sigue la línea del viejo gobierno, sino la profundiza y receta el mayor gasolinazo en varios años, bajo la lógica (la suya, desde luego) de que resulta impostergable igualar los precios internos con los externos, algo que para efectos salariales ni por aproximación aplica. Esas son las soluciones ideales para el régimen: en México no se construye una nueva refinería desde hace 34 años y las existentes ya no dan para más, el parque vehicular ha crecido como la espuma en beneficio de las trasnacionales automotrices, la actual producción interna de gasolinas y diésel es menor a la registrada en 2001, por lo que el remedio es importar cada día más combustibles e igualar los precios nacionales con los internacionales (léase con los gringos). Total, paga el consumidor.
El nuevo gobierno comienza a mostrar los colmillos: dos gasolinazos en apenas 35 días de estancia en Los Pinos suena a récord; en tan corto plazo, 20 centavos adicionales por litro de Magna, Premium y diésel (nueve centavos el 8 de diciembre y 11 el pasado sábado). Lo mejor del caso es que en el arranque sexenal la autoridad hacendaria prometió que no habría salto súbito en los citados precios (Miguel Messmacher, subsecretario de Ingresos de la Secretaría de Hacienda, en conferencia de prensa el pasado viernes 7 de diciembre).
Con el inenarrable presidente del empleo en Los Pinos (Felipe Calderón, para quienes no se acuerden de él) el precio de la gasolina Premium se incrementó 37 por ciento, el de la Magna 60 y el del diésel 95. ¿Qué hizo ese gobierno –por llamarle de alguna manera– para contrarrestar la creciente importación de combustible y, por lo mismo, los aumentos de precios? Incrementar la importación y los precios internos, porque –decía sabiamente– refinar no es negocio. ¿Qué hace el nuevo gobierno? (el de Enrique peña Nieto, para quien no esté enterado) Lo mismo, y la construcción de la Bicentenario se mantiene en el limbo, porque tampoco es negocio.
Pues bien, entre gasolinazo y gasolinazo vale recordar para quién no es negocio eso de la refinación: en México la falta de infraestructura para refinar los petrolíferos que consume el mercado nacional, particularmente gasolinas automotrices, ha costado al país 112 mil 569.2 millones de dólares, además de una cantidad superior a 511 mil millones de pesos en subsidios durante el gobierno de Felipe Calderón (la información es de junio de 2012). Con base en reportes oficiales, el actual gobierno federal gastó 53 por ciento de los ingresos por exportaciones petroleras en la compra de un volumen cada vez mayor de combustibles automotrices que alcanzó su máximo nivel histórico en octubre de 2011, con 467 mil 400 barriles diariamente, es decir, más de 74.3 millones de litros, suficientes para llenar al tope el tanque de 18.5 millones de automóviles cada día.
Cierto es que para México no es negocio, pero sí, y muy jugoso, para otros: Esas compras representaron un gasto promedio para el gobierno mexicano cercano a 2 mil 500 millones de dólares mensuales. Ese aumento en las importaciones de gasolinas coincidió con la más baja producción de gasolinas de décadas recientes, con un promedio de apenas 367 mil 100 barriles por día, es decir, poco más de 58 millones de litros. La falta de capacidad para refinar crudo y la falta de decisión para ampliar la infraestructura correspondiente permitieron que los beneficios se concentraran en un limitado grupo de empresas petroleras, según fuentes de Pemex. Sólo dos de ellas, la estadunidense Exxon y la angloholandesa Shell, venden a México más de la mitad de las importaciones de combustibles automotrices (La Jornada, Víctor Cardoso).
Las rebanadas del pastel
Bienvenidos, pues.


En México, como es sabido, es el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) el organismo encargado de realizar cada 10 años los censos de población y en el año 5 de cada década un conteo (censo menor), pero es el Consejo Nacional de Población (Conapo) el responsable por ley de analizar, evaluar, sistematizar y producir información sobre los fenómenos demográficos, así como elaborar proyecciones de población.
Recientemente –con los resultados del Censo 2010– Conapo quedó en la penosa situación de reconocer que sus proyecciones de población a partir del conteo 2005 tenían enormes deficiencias, a tal grado que mientras su estimación indicaba una población total a mitad de 2010 de 108.4 millones de personas el censo la ubicaba en 112.3 millones.



Se ha devaluado tanto la palabra maestro que hoy cualquiera se pretende experto en algo aunque desde luego carezca de la capacidad para transmitir conocimientos a otros. Sin embargo, la vida, esa maestra tan misteriosa o más que su complemento, la muerte, ofrece a los seres humanos oportunidades de aprender en la medida, claro, de su disposición, aceptación y herramientas para ese aprendizaje.
Alma Rosa tenía sólo 21 años cuando nació su primer hijo, Jesús Alfonso, con parálisis cerebral ocasionada por un parto mal atendido, calificado tranquilamente por los responsables como trauma obstétrico, que provocó una lesión pronto-temporal y afectó el habla y la motricidad del bebé. A los seis meses empezaron las crisis convulsivas y lo llenaron de médicos, medicamentos y hospitales, así como de acupuntura y cuanto hay de medicina alternativa.



Actualmente se celebran 60 años de lo que fue aquel grupito de bailarines, unas seis personas, que constituíamos la médula de lo que con el tiempo llegó a ser el monumental Ballet Folclórico de Amalia Hernández, bien expresado, porque siempre fue más de Amalia que de México. Fue ella quien transformó danzas, vestuario y colores, en uno de los espectáculos más exitosos y llamativos del show business mundial. Hija del general Lamberto Hernández, por un tiempo regente de la ciudad de México, se inició en el ballet aquí en el Distrito Federal con Madame Nelsy Dambré y el maestro Zybin, de origen ruso y arraigado en este país, quien dio más campo en el folclor que en la intensa disciplina corporal requerida por la danza clásica.


Califica de voraz y perverso al PRI por gasolinazo
El reciente aumento a la gasolina, fuera de tiempo y pronóstico, viene a demostrar una vez más de que si por sus obras los conoceréis, que el PRI jamás dejará de ser voraz y perverso.

Estamos hirviendo. Cunden la indignación y el descontento, cuando no la frustración y hasta la desesperación, lo mismo que las iniciativas y las movilizaciones. Estamos en ebullición, pero desconcertados: confundidos y sin acuerdo, sin concertación.

Según la nueva estructura de la administración pública federal, la Secretaría de la Reforma Agraria tendrá a su cargo todo lo relacionado con el uso del suelo y la organización territorial y urbana del país. Así, le tocará formular las políticas que regulen el crecimiento de los asentamientos humanos (en especial de las zonas metropolitanas) a fin de hacer realidad el desarrollo sostenible y la adecuada distribución de la población tomando en cuenta principios de ordenamiento territorial no depredadores del medio ambiente. También queda bajo su responsabilidad el desarrollo agrario.


El debate fiscal en Estados Unidos, que se zanjó a última hora al final del año en el Congreso, expresa el profundo significado general que representa el financiamiento del Estado.

Nos separan, al mar y a mí, unos cuantos centenares de mezquites torcidos, dispersos amates esmirriados y crudamente desnudos, madroños ralos y un par de nopales inmensamente viejos. Uno que otro agave al filo de sus puntas, una cantidad incalculable de lagartijas, iguanas, camaleones. Y, por último, las manos firmes de la arena con sus palmas abiertas.

 

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