1/07/2013

México importa cada año más de 100 mil toneladas de productos del mar congelados


El ocaso de la riqueza marítima
SE HUNDE LA PESCA

Los pescadores son los más perjudicados por las compras al extranjero y la baja paga que reciben
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Barcos salen a la captura de camarón. Mazatlán, SinaloaFoto Víctor Hugo Olivas / El Debate
Matilde Pérez U.
 
Periódico La Jornada
Lunes 7 de enero de 2013, p. 2
El mito de alta e inagotable producción pesquera en los poco más de 11 mil kilómetros de litorales del país se derrumbó. En sus costas los pescadores son testigos del declive.
La Organización de Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación confirma el escenario en el informe El estado mundial de la pesca y la acuacultura 2012. “La situación de la pesca mundial está empeorando y ha tenido efectos negativos en la producción. En 2009 y 2010 México –al igual que Japón, República de Corea, Tailandia, Argentina y Canadá– mostró tendencias a la baja en el total de capturas marinas”. Además, el mercado mexicano es altamente atractivo para los exportadores, asienta.
En pocos años, México aumentó sustancialmente las importaciones de filete y pescado congelado. El llamado basa u oriental, obtenido de las especies de pangasius, y tilapia de Vietnam, la mojarra y salmón de China han ganado terreno en el mercado nacional. Las importaciones superan 100 mil toneladas anuales (cantidad similar a la pesca de atún nacional); tienen alta aceptación entre los consumidores por sus precios accesibles, incluso menores en comparación con especies como huachinango, mero y atún fresco.
Alejandro Villamar, de la Red Mexicana de Acción Frente al Libre Comercio, asienta que las importaciones de esta rama de la alimentación superan 260 millones de dólares anuales. El filete congelado importado tiende a superar la mitad del valor total de los alimentos pesqueros comprados en el exterior.
En Sinaloa, entidad que ocupa el segundo lugar en la producción nacional pesquera –con 279 mil 935 toneladas–, principalmente de sardina, camarón y atún, Alfonso Chaparro Bojórquez, presidente de la Federación de Cooperativas Pesqueras del Siglo 21, comenta: los hombres del mar, eslabón primario de la cadena, son los más dañados por las importaciones y los bajos precios que reciben por los productos pesqueros. A manera de ejemplo, menciona que el huachinango fresco lo venden en 40 pesos el kilo y al consumidor llega a más del doble de dicho precio.
Sostiene que pese a las adversidades, los pescadores no dejan de esforzarse para continuar en esta actividad –que genera 270 mil empleos directos; 59 por ciento se concentra en el litoral del Pacífico–, buscan incursionar en el mercado doméstico con sus propias marcas y en el internacional con nuevas presentaciones. Para dar ese paso, necesitan –subraya– del apoyo gubernamental, aprovechar las tallas que tienen demanda comercial en el exterior y apostar más a la investigación.
Dicha federación es una de las 28 que están distribuidas en 17 estados con litoral e integradas a la Confederación Nacional de Cooperativas Pesqueras, la cual representa a 52 por ciento de los pescadores del país que participan en la extracción de abulón, camarón, langosta, pepino de mar, erizo, almeja, pulpo, cangrejo, jaiba, tiburón, diversas especies de escama y pelágicos mayores (pez vela, atún, tiburón, marlín, pez espada).
El año pasado, según datos de la Comisión Nacional de Acuacultura y Pesca (Conapesca), se exportaron 371 mil 491 toneladas, con valor de mil 49 millones de dólares, a Estados Unidos, España, Italia, Francia, China, Tailandia, Japón, Vietnam, Indonesia, Corea del Sur y Costa Rica, entre otros.
Respecto a las acciones para reducir las sobrexplotaciones, principalmente de camarón, mencionó que a partir de 2005 inició el programa de retiro voluntario de las embarcaciones camaroneras en los litorales del Pacífico, Golfo de México y mar Caribe, al cual –hasta la fecha– se han aplicado 593 millones de pesos para la destrucción de 527 embarcaciones de altamar de las 2 mil 47 existentes. Además se dejaron de expedir 263 permisos de embarcaciones que no han salido a altamar en los años recientes y se cancelaron 790 permisos o concesiones.
Autoridades y pescadores ponen especial atención al camarón por el alto valor económico que genera. Las cooperativas pesqueras de Sinaloa realizaron el llamado plan maestro del camarón con la intención de diversificar su mercado. Queremos enfocarnos al mercado nacional, en el que se consume cerca de 70 por ciento de la producción nacional del crustáceo; cada vez es más buscado, hay que aprovechar eso, comenta Chaparro Bojórquez.
Este año, dice, la captura del camarón fue regular y “nos pegaron los precios internacionales bajos. Ocean Garden Productos –paraestatal que se privatizó en 2006 y que sigue comercializando un alto volumen del crustáceo– no actuó acertadamente y estamos con el agua hasta el cuello por las deudas, lo cual demuestra que nuestra estrategia comercial debe cambiar”.
El objetivo para los pescadores de esta entidad es aprovechar los mercados de las ciudades de Guadalajara, México, Monterrey, Chihuahua y Tijuana. Saben que las poblaciones de ingresos altos y medio alto prefieren mariscos, pescados de mar, productos importados de alto valor agregado y los provenientes de la acuacultura, y los de medios y bajos ingresos se inclinan por los pescados de río, de cultivo y conservas como atún y sardinas enlatadas.
Su reto: abatir los costos para ofertar a menores precios, pues saben que el crustáceo es una de las proteínas más caras; el consumo per cápita es menor a un kilogramo. Por ello buscan incursionar en la acuacultura y dar valor agregado a su producto. En Sinaloa hay 40 mil 866 hectáreas de espejos de agua, es la entidad que cuenta con mayor superficie destinada al cultivo del crustáceo.
El proyecto es ambicioso, pero nuestro futuro está en riesgo, destaca Chaparro Bojórquez.
Según Conapesca, en la reciente temporada (2011-2012) la captura de camarón fue de 184 mil 123 toneladas, 100 mil toneladas más que en la anterior. Hay una mejoría en las tendencias de producción por las acciones de inspección y vigilancia que realiza la Secretaría de Marina y la Armada de México en coordinación con la institución y a las prácticas responsables para permitir el crecimiento de dicha pesquería.

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