10/16/2014

Los periodistas pal café . . . .


La combinación de acciones y omisiones criminales no se produjo solamente en el ámbito del poder municipal de Iguala, representado por el presidente José Luis Abarca y su guerrera esposa. El propio gobernador de la entidad, Ángel Aguirre Rivero, a través de su secretario general de Gobierno, durante horas claves se abstuvo de activar a sus fuerzas policiacas aquella noche de la masacre, pues el alcalde Abarca no contestó el teléfono hasta la una de la madrugada (recuérdese que ese funcionario municipal adujo no haberse enterado de nada porque andaba de fiesta) y en Chilpancingo no quisieron hacer nada en tanto no cumplieran el ‘‘protocolo’’ de hablar con el edil sicario y ponerse de acuerdo en qué hacer respecto de lo que ya había sucedido en las calles y lo que había pasado o estaba por ocurrir en despoblado.
Los múltiples mecanismos federales de recopilación de información, ‘‘inteligencia’’ y despliegue de fuerzas armadas tampoco reaccionaron con la rapidez y contundencia que suelen hacerlo frente a hechos menores que afectan a miembros de la clase política o a intereses empresariales protegidos, manteniéndose el Ejército y la Policía Federal en una extraña pasividad mientras en las calles de la tercera ciudad en importancia de Guerrero durante horas se producían ataques reiterados contra estudiantes normalistas, futbolistas juveniles y ciudadanos en general, en una noche de terror que terminó con seis muertos, varios heridos, 43 desaparecidos y una población conmocionada cuyo espanto sería luego conocido y difundido a lo largo del país y en el extranjero.
No fue sólo el alcalde Abarca (al que luego se permitiría presentar con tranquilidad su solicitud de licencia al cargo y organizar sin contratiempos su absolutamente previsible fuga) ni su jefe de seguridad pública (igualmente prófugo) y los policías (también) bajo control de los intereses del crimen organizado. El gobernador Aguirre (saltimbanqui partidista adscrito para fines comiciales al PRD, impulsado por Marcelo Ebrard para dejar los tres colores y pasar a última hora electoral al sol azteca, luego adoptado por Los Chuchos) actuó esa noche trágica con conocimiento oportuno de los hechos, a tiempo de impedir que la policía municipal continuara con la acometida pública y en condiciones de frenar el proceso que tuvo el desenlace macabro tan conocido.
Aguirre es un político con experiencia en asuntos de asesinatos múltiples contra opositores, pues llegó a su primera gubernatura en sustitución de Rubén Figueroa Alcocer, luego de que en junio de 1995 fueron asesinados 17 miembros de la Organización Campesina de la Sierra del Sur en Aguas Blancas, un vado de Coyuca de Benítez. En junio de 1998, 10 mixtecos y un estudiante de la UNAM fueron asesinados en una operación militar de la cual Aguirre (también) dijo no haber sabido nada previamente, a pesar de que Efrén Cortez Chávez, quien sobrevivió a aquella masacre, afirmó que estaban al tanto Aguirre Rivero y el presidente municipal de Ayutla de los Libres, Odilón Romero.
Incluso Cortez Chávez señaló que ‘‘horas antes de la matanza, soldados y una columna del Ejército Revolucionario del Pueblo Insurgente (ERPI) se enfrentaron en Coxcatlán Candelaria, población aledaña a El Charco, por lo que cree que eso derivó en el ataque a la escuela Caritino Maldonado, donde las víctimas dormían luego de una asamblea en la que participaron más de 100 indígenas campesinos’’, según nota del corresponsal Sergio Ocampo Arista en La Jornada (http://bit.ly/1ssmUhx).
Dejar que ciertas fuerzas armadas (militares en El Charco y policías municipales, virtuales paramilitares, en Iguala) actúen mortalmente contra opositores en proceso de organización y lucha pareciera ser un modelo conocido por el volátil Aguirre. También es un método probadamente practicado por quienes se encargan de la Presidencia de la República y de la Secretaría de la Defensa Nacional, según se desprende del informe final presentado ayer por la Comisión de la Verdad que investigó las violaciones a los derechos humanos durante el periodo de guerra sucia 1969-1979.
El primero de diciembre de 1971 (a unos meses del Jueves de Corpus y los halcones), el mismísimo titular de la Sedena durante el gobierno de Luis Echeverría (el general Hermenegildo Cuenca Díaz, significativamente homenajeado en días pasados por la actual administración federal durante un acto encabezado por el general Salvador Cienfuegos, en el que se puso al fallecido jefe militar como ejemplo a seguir) ‘‘ratificó’’ al comandante de la 35 Zona Militar, con sede en Chilpancingo, la orden de ‘‘incrementar actividades fin localizar, hostigar, capturar o exterminar gavillas operan esa región’’, según telegrama encontrado por la Comisión de la Verdad en el Archivo General de la Nación. Eso sí, Cuenca instruía: ‘‘evite demostraciones fuerza alarmen población civil’’. En la segunda mitad de 1974, entre el horror de la fuerza militar aplicada contra civiles involucrados o sospechosos de participar en la lucha armada, el general E. Jiménez R., comandante en Atoyac, telegrafiaba al general Cuenca Díaz la ‘‘continuación’’ de ‘‘reconocimientos… precedidos de fuego de morteros sobre cañadas y arroyos’’, además del establecimiento de retenes y, en el aeropuerto de Zihuatanejo, el impedir ‘‘salida por aire de personal sospechoso y con indicios de haber permanecido en la sierra tiempo prolongado’’.
Tal es el ADN político reconocible en las fosas del poder. ¿Sólo Abarca y su esposa? ¿Otra vez no sabía nada Aguirre, especialista en sobrevolar frívolamente para dejar que los poderes reales hagan lo que crean conveniente? ¿Esa política institucional de ‘‘exterminar gavillas’’ (en los documentos encontrados por la Comisión de la Verdad se puntualiza que se usa el término ‘‘gavilleros’’ para eludir el de guerrilleros) se aplica a normalistas insurrectos, líderes opositores e incluso, ahora en política de ‘‘limpieza social’’, a ejecutados como los de Tlatlaya?
Y, mientras siguen los burdos jaloneos partidistas, basados en cálculos electorales, respecto a licencias, desaparición de poderes o comisionados, ¡hasta mañana!
Twitter: @julioastillero, Facebook: Julio Astillero, Fax: 5605-2099 • juliohdz@jornada.com.mx

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¿Están llegando a su fin los años de bonanza petrolera? Ayer la mezcla de exportación de Pemex cayó a 77.09 dólares el barril. En este año ha sufrido una baja de 22.5%. Esta caída va en línea con los precios internacionales. El West Texas Intermediate (WTI) de Estados Unidos descendió 4.20% y se ubicó en 80.84 dólares por barril, su precio más bajo desde septiembre de 2011, mientras que el Brent –la variedad europea– disminuyó a mínimos de 47 meses, a 83.37. Cuando llegó el panismo, en el año 2000, el petróleo de Pemex fluctuaba en torno a 20 dólares y fue creciendo hasta llegar a más de 100. (Ver la gráfica). Entró un río de divisas al país, tan abundante que si hubiera sido bien administrado habría cambiado la vida de los mexicanos. Sin embargo, lo que nos ha dejado la bonanza es más corrupción, más pobreza, más deudas y, aunado a todo, un elemento nuevo: la violencia. ¿Era un destino inescapable? El pueblo noruego dice que no. En estos años ha creado uno de los fondos de ahorro más grandes del planeta. Invierte las utilidades de su petróleo en bonos gubernamentales y acciones de empresas de todo el mundo. Ese fondo es la garantía de que, aun cuando lleguen malos tiempos, como los que ahora se divisan, el nivel de vida de la gente no sufrirá menoscabo.
Operación remiendos
El PRI comenzó formalmente ayer la tarea de remendar el presupuesto de 2015 y ajustarlo a los malos tiempos. A pesar de las reformas le faltará dinero. La Comisión de Hacienda de la Cámara de Diputados aprobó los ajustes, que deberán ser votados en el pleno, y después seguirán el mismo procedimiento en el Senado. El priísmo cuenta con el apoyo del perredismo chucho. Ya no es sólo el Pacto por México lo que los une; también los gastos sepultureros de Iguala. Se revisó el precio del petróleo a la baja, de 82 a 81 dólares por barril, y el tipo de cambio al alza, de 13 a 13.40 pesos por dólar. Los ingresos se recalcularon en 4.7 billones de pesos, en lugar de 4.6. El crecimiento del PIB se mantuvo en la nube de lo imposible: 3.7%. El monto del déficit de 1% del producto interno bruto no podrá sostenerse; será mayor. Son sólo números que no comprometen.
El PAN anuncia batalla… light
La votación de los miembros de la comisión revela que, ante todo, defendieron los intereses de los gobernadores, de los lobbystas y de sus moches. Hubo resistencia light. La diputada panista Aurora de la Luz Aguilar Rodríguez dijo que el PRI, el PRD y el gobierno federal mintieron al aprobar el paquete económico de 2014, pues éste no ha mejorado las condiciones económicas. El crecimiento pronosticado de 3.7% para 2015 ‘‘parece imposible de alcanzar por las condiciones económicas actuales’’, dijo Aguilar, y agregó que si bien los ingresos por recaudación han aumentado, esto ha sido a costa del bolsillo de los ciudadanos y del sector productivo. Debido a la carga fiscal aprobada el año pasado –que permanece sin cambios para 2015– hay 60% menos de inversión extranjera, el impuesto al valor agregado de 16% en la frontera ha colocado a la región en condiciones críticas, al igual que el IVA en el transporte público foráneo, que afecta a las personas que van a trabajar o a estudiar de un estado a otro. Recordó que el PAN ha sostenido desde el año pasado que el ISR baje de 30 a 28% y que el actual paquete económico carece de estímulos fiscales para las pequeñas y medianas empresas. Añadió que el gasolinazo propuesto para inicios de 2015 –de 3% para compensar la inflación– carece de sustento, pues a la vista está que los precios del petróleo van a la baja. Sin embargo, a la hora de votar metió reversa. Los integrantes de la comisión son 45. Y votaron con el PRI 36. Hubo ocho ausentes y una abstención.
Son más ricos los ricos
De acuerdo con el banco Credit Suisse, la riqueza de las familias más acaudaladas ha llegado a un nuevo récord de 263 trillones de dólares (millones de millones en nuestra forma de contar), más del doble de los 117 calculados en el año 2000. La desigualdad se está agudizando. El uno por ciento más rico de la población posee 48% de la riqueza del mundo. No han venido a ver cómo están las cosas en México: aquí menos de 1% es dueño de 80%.

Más allá de la nada honrosa medalla obtenida por ocupar el último lugar latinoamericano en lo que a salario mínimo real se refiere, México destaca a nivel regional por lograr diversas cuan negras preseas en el ámbito laboral, todas ellas contrarias al interés de la mayoría.
En su más reciente reporte temático (Coyuntura laboral enAmérica Latina y el Caribe: Formalización del empleo y distribución de los ingresos laborales), divulgado ayer, la Cepal y la Organización Internacional del Trabajo presentan el inventario de galardones obtenidos por nuestro país, no sin antes advertir que la generación de empleo formal y las mejoras salariales son factores claves en el abatimiento de la pobreza y la desigualdad, elementos que en el caso mexicano de tiempo atrás se mantienen ausentes.
En el recuento de los daños, los citados organismos revelan que México obtuvo medalla negra por ser el peor país de la región, y por mucho, en el pago real a los trabajadores en el sector formal de la economía en 2013 y el primer semestre de 2014.
De igual forma, obtiene galardón, porque el empleo formal creció en términos relativos en todos los países de la región, con la excepción de México, donde disminuyó desde 46.1 por ciento en 2009 hasta 44.6 por ciento en 2013. Los países que registraron los mayores aumentos en la formalización del empleo fueron Ecuador (12.2 puntos porcentuales) y Paraguay (7 puntos porcentuales).
En este contexto hay que recordar que el 22 de julio de 2013 el inquilino de Los Pinos puso en marcha el denominado Programa para la Formalización del Empleo, con la pretensión de que las empresas otorguen empleos dignos que cumplan con la ley y otorguen seguridad social, salarios dignos y prestaciones de ley, toda vez que la informalidad, según dijo Peña Nieto, es una salida falsa, es cierto; libera presiones de empleo a muy corto plazo, pero genera enormes pasivos sociales con el tiempo. Pues bien, 15 meses después de ese anuncio la Cepal y la OIT dan cuenta que tal programa no trascendió el discurso. De hecho, advierten que en México la informalidad continuó creciendo.
Una presea más: una mayor desigualdad en los ingresos del trabajo se encontraba asociada a más empleo informal, y en el caso de México la proporción del empleo informal en el empleo total aumentó, es decir, exactamente lo que sucedió, con excepción de Colombia, en el resto de los países latinoamericanos analizados por la Cepal y la OIT.
Sigue la mata: el impacto de los procesos de formalización del empleo contribuyó a reducir las brechas de ingresos laborales, lo que sucedió en buena parte de América Latina, salvo en el caso mexicano, donde la informalidad creció al igual que la brecha salarial.
Una más: en el último lustro la tasa oficial de desocupación abierta en México se mantenido en un nivel elevado, pero estable, aunque ello no es producto de una mayor generación de empleos formales, sino de la reducción en el número de mexicanos en busca de ellos, es decir, se ha reducido la tasa de participación ante la imposibilidad de insertarse en el mercado laboral, lo que provoca una ilusoria estabilidad en la tasa oficial de desocupación. En América Latina, detallan la Cepal y la OIT, en el primer semestre de 2104 la tasa de ocupación aumentó con respecto al mismo periodo del año anterior en diez países y descendió sólo en cinco (México uno de ellos, obviamente).
Los citados organismos señalan que en nuestro país “la tasa de participación bajó sólo 0.2 puntos porcentuales. Esta reducción se debió exclusivamente a un menor grado de inserción en el mercado laboral de los jóvenes de entre 14 y 29 años (-0.7 puntos porcentuales), mientras entre las personas de 30 años y más la tasa se mantuvo estable. Es de suponer que ante la disminución de expectativas de conseguir empleo, muchos jóvenes que en sus hogares son trabajadores ‘secundarios’ tienden a retirarse del mercado laboral. Algunos continúan en el sistema educativo o regresan a éste para mejorar sus futuras opciones de inserción laboral, mientras otros pasan a engrosar el segmento de las personas que no trabajan ni estudian (ninis)”.

Los dejan de tomar en cuenta porque la educación pública ha dejado de ser una prioridad. Los marginan porque no encajan en los ajustes estructurales –es decir, en la (re) escritura de la historia, tal y como la entienden los gobernantes de México desde la década penúltima del siglo pasado. Los sacan de los programas institucionales porque los jóvenes funcionarios recién llegados no estudiaron en universidades públicas y menos en normales rurales sino en instituciones foráneas de excelencia o, cuando menos, en algún reducto clasemediero nacional y ellos, los funcionarios, sí entienden el país y tienen claras sus necesidades. Los minimizan porque el agro necesita ser redimensionado a la baja (así hablan los funcionarios) y readecuado a los imperativos de un país moderno. Los dejan fuera de los presupuestos.
Ellos piensan distinto. Creen que su derecho a la educación y al trabajo es algo más que un anacronismo constitucional. Saben –porque vienen de entornos que acusan la carencia– que la enseñanza es tan necesaria para vivir como la canasta básica y tienen claro que no es posible construir un país moderno sobre millones de analfabetismos y sobre millones de marginaciones ni aspirar a la convivencia armónica en una economía que manda a los basureros de su mercado a las personas y a las colectividades que no tienen una etiqueta precisa de índice de rendimiento.
Protestan. Acuden en tropel a las oficinas de los servidores públicos para exigir que no se aplique la tecla delete a su escuela, a su formación, a su futuro y al de sus pueblos. Dejan en los vestíbulos un halo de olor a campo y a pobreza. Causan disgusto con sus modales agrarios y sus expresiones bastas. Los servidores públicos los encuentran primitivos y rudos; nada que ver con los atentos empresarios que acuden a gestionar permisos y concesiones, que hablan desde la seguridad del adinerado y del protegido, que dejan tras de sí regalos y, con frecuencia, sobornos.


Ayer, mientras funcionarios del gobierno de Guerrero admitían ante diputados federales que esa administración tuvo conocimiento de los hechos que derivaron en el homicidio y desaparición de normalistas de Ayotzinapa en el momento en que ocurrían, miles de alumnos de distintas universidades se movilizaban en la capital del país en reclamo por esos asesinatos y en demanda de la presentación con vida de los estudiantes sustraídos. Las expresiones estudiantiles de descontento se reprodujeron en tres entidades más: Chihuahua, Michoacán y Baja California. En Guerrero, en tanto, prevaleció una tensa calma luego de los disturbios ocurridos a principios de semana, que incluyeron la quema del palacio gubernamental en la capital Chilpancingo.

Otros cuerpos que un día tuvieron nombre y apellido
Ahora se dice que los cuerpos hallados en las fosas clandestinas no son de los estudiantes normalistas. La búsqueda incesante de esos 43 jóvenes ha traído hallazgos que derivan en cuestionamientos que no deben pasar inadvertidos. ¿Cuántas fosas clandestinas hay en el territorio nacional? Y ahora, ¿a quiénes corresponden estos cuerpos? ¿La razón de su muerte? Queda claro que esta no es la primera vez que ocurren estos acontecimientos. Esos 28 cuerpos un día tuvieron nombre y apellido, y ahora están en calidad de desconocidos. Las pesquisas deben continuar en las vertientes que vayan apareciendo y no dejar al margen este descubrimiento, que a todas luces, nunca fue denunciado. Y sólo me pregunto ¿por qué?

Las negociaciones del Acuerdo de Asociación Transpacífico (ATP) siguen su curso sigilosamente y con una falta absoluta de transparencia. En mayo de este año se llevó a cabo la reunión para discutir el borrador del capítulo sobre propiedad intelectual. Los temas principales se relacionan con el régimen de patentes, diseños industriales, marcas, derechos de autor y denominaciones geográficas. Este artículo se concentra en el papel que desempeña el sistema de patentes en el ATP. El siguiente artículo examinará con mayor detalle la relación entre el capítulo de patentes y el derecho a la salud y el medio ambiente.

El panorama social y político que nos muestra México en este tiempo es sumamente preocupante y debe ser motivo de una profunda reflexión y de acciones inmediatas por parte del gobierno y de la sociedad mexicana. Diversos movimientos se han encadenado y hacen ver la urgencia de proponer estrategias que vayan desactivando cada uno de los conflictos que se muestran, desde la negociación directa –como se ha manifestado en el caso de la inconformidad de los estudiantes del Politécnico– hasta el diálogo, los acuerdos políticos, incluso el castigo con todo el peso de la ley para aquellos –del nivel que sean– que han cometido actos criminales de negligencia e irresponsabilidad.

El presidente Barack Obama la está pasando mal. En víspera de las elecciones intermedias para el Congreso, hay candidatos demócratas a diputado o senador que le han pedido que mejor no aparezca en sus campañas electorales. Su popularidad entre los estadunidenses ha llegado a su nivel más bajo.

En un país donde los asesinatos y desapariciones forzadas se cuentan por decenas de miles, la indignación social es indispensable para mover la telaraña de los horrores tejida mediante ineptitudes, corrupción e impunidad. Sin la protesta enardecida de las víctimas –familiares, vecinos– y la solidaridad civil, la obligación de hacer justicia dormiría en los cajones de la burocracia a la espera del olvido, que es la necrópolis del México constitucional del que tanto se ufanan los depositarios del poder. Lentitud, formulismo, definen la actuación del Ministerio Público incluso en aquellos casos cuyas repercusiones trascienden la indiferencia que acompaña a la normalización de la violencia en el paisaje nacional. Resulta increíble que todavía hoy no tengamos noticias ciertas, comprobables, sobre los jóvenes desaparecidos de Iguala en septiembre. Se ha descartado ya que los 28 cadáveres calcinados y mutilados hallados en las primeras fosas sean de los detenidos por la policía municipal y entregados a las bandas locales del narco. En cambio, ahora sabemos que uniformados de otros municipios también participaron para rematar el trabajo contra los normalistas de Ayotzinapa, en una operación que de ninguna manera parece improvisada. Han pasado varias semanas pero aún carecemos de una versión oficial de los hechos, es decir, de un relato creíble de cómo y quiénes intervinieron en la tragedia, además de los municipales presos y los matones de Guerreros Unidos capturados. El alcalde de Iguala sigue prófugo. El gobierno del estado, alegando criterios jurídicos, permitió que huyera. El móvil sigue sin develarse. Antes, el partido que lo llevó al cargo le requirió que solicitara licencia sin reconocer la extrema gravedad de la situación, ignorando los ya para entonces públicos antecedentes del caso, como el probable asesinato de otros líderes sociales pertenecientes al mismo PRD. Los deslindes necesarios no se dieron a pesar de la obvia responsabilidad política del gobernador y su gobierno, lo cual acrecentó la crisis en el estado (y del Estado), que está viviendo horas criticas. Por su parte, la Presidencia, con notoria insensibilidad jugó para que el asunto se quedara en el plano local, como otro caso de debilidad institucional. Pero el problema estalló al ubicarse en el centro de la atención mundial: Iguala igual a Fallujah.

Una cosa es la democracia en la elección de un dirigente y otra la democracia en el ejercicio del poder. Parecen ser lo mismo, pero no lo son. Nada garantiza que un dirigente elegido democráticamente sea democrático en su actuación. Varios presidentes en América Latina, y también de México, han sido elegidos democráticamente (al menos en apariencia) y sus gobiernos fueron criminales y hasta genocidas.

Entre las diferentes manifestaciones para celebrar el 75 aniversario del INAH y el 50 aniversario del Museo Nacional de Antropología se presenta una magnífica exposición de códices mexicanos: Los códices de México, memoria y saberes. Es un acontecimiento excepcional por la calidad de estos documentos, pocas veces o nunca exhibidos al público por su extrema fragilidad. La mayoría de ellos viene de la biblioteca del INAH. Como se sabe, los españoles destruyeron gran cantidad de estos documentos en su voluntad de borrar la memoria de todo un pueblo. De los que escaparon al auto de fe, muchos se encuentran fuera de México: en Europa (París, Berlín, el Vaticano, Londres…) o en bibliotecas de universidades estadunidenses.

El Estado Plurinacional de Bolivia es uno de los pocos en América Latina y en el mundo, donde los derechos humanos son defendidos, respetados y perfeccionados por el Estado con una visión integral. Esos derechos no son vistos como el mero trámite formal de depositar el voto en cada elección, sino como una activa participación de los ciudadanos y las organizaciones indígenas y populares tanto en los procesos electorales, como en general, en la decisión cotidiana de los asuntos públicos. Además, el Estado boliviano no limita el concepto de derechos humanos a los derechos políticos, sino los extiende a los económicos, sociales y culturales, tutelando su cumplimiento en la práctica como veremos más adelante.

En el contexto de los sucesos en Tlatlaya, de asesinados, heridos, y los 43 normalistas desaparecidos de la Normal de Ayotzinapa, atrocidades sumadas a las más de cien mil bajas civiles y 30 mil desaparecidos desde 2007, cuando Calderón declaró la guerra al crimen organizado, William Brownfield, secretario asistente de Estado de Estados Unidos recomendó ... mantener las políticas antinarcóticos actuales...el camino es largo cosa de décadas, generaciones.

Personaje nebuloso, Patrick Modiano, premio Nobel de Literatura 2014, bajo su aspecto de hombre maduro, tranquilo, tímido, de un médico de provincia, un funcionario anónimo, el cual farfulla en busca de la palabra apropiada, articula apenas sus frases, se esconde otra persona, acaso para nada tímida, más bien escondidiza, como si tratase de ocultar algo, tal vez su realidad sustituida por lo imaginario, la ficción de sus novelas.


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