7/24/2015

La violencia en el país sigue su marcha ascendente


    
crisisviolenciaLa violencia en el país sigue su marcha ascendente, pues nada efectivo se ha hecho por el régimen para recomponer una situación inaceptable. El Inegi acaba de informar que en el año 2014 se registraron 19 mil 669 homicidios, cifra tomada de las actas ministeriales sobre  hechos sangrientos que fueron registrados por una autoridad competente. Esta cifra tal vez no diga mucho a la ciudadanía, tomando en cuenta que México cuenta con más de 120 millones de habitantes, pero conviene partir de un hecho objetivo: nuestro país no está en guerra con ninguna otra nación ni hay una revolución interna para contar con un número de muertos superior a los que mueren en países con serios conflictos armados, como en el Medio Oriente.
La violencia en el país es consecuencia de que el Estado de derecho está cada vez más resquebrajado, por las profundas distorsiones en el cuerpo social producidas por una injusticia social cada vez más lacerante. Lo más terrible es que al paso de los años esta situación empeora en vez de mejorar, como nos lo prometen cada principio de sexenio. La pobreza en el país va en aumento, como lo indica el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval), organismo que prevé que la cifra de la pobreza en el país se mantenga en 53 millones de personas, aunque advirtió que habrá mayor pauperización en los meses venideros porque los ingresos de las familias no han crecido en lo que va del sexenio.
Lo más seguro es que la tendencia se mantendrá a la baja, de manera cada vez más terrible porque ninguna de las apuestas del “gobierno” de Enrique Peña Nieto han sido ganadas. Pronto, así como vamos, llegará el momento en que la demagogia mediática será infructuosa, porque la realidad demostrará que nada de lo que se dice en los espots y en los discursos responde a la realidad. Esta situación anómala podrá sostenerse todavía algunos meses, debido a que la mayoría de ciudadanos vive en un estado de desinformación grave, pero aun así la verdad habrá de salir a flote porque ya es diametralmente opuesta a las mentiras demagógicas de los medios de comunicación al servicio del grupo en el poder.
La situación que vive la nación actualmente es más grave de la que se vivió en los albores de la Revolución Mexicana, en lo que coinciden la mayoría de los analistas y expertos nacionales y extranjeros más serios, como por ejemplo Lorenzo Meyer  y Noam Chomsky . Sin embargo, de ello no parecen darse cuenta las élites oligárquicas en el poder, las cuales continúan actuando como si el país estuviera en jauja, con la complacencia de la burocracia dorada que encabeza nominalmente Peña Nieto. De ahí que sea fácil pronosticar un fin de sexenio inédito, cuyas consecuencias no están previstas ni por el grupo en el poder ni por las organizaciones progresistas, con alguna que otra excepción pero bajo puntos de vista particulares.
Las expectativas creadas por el régimen una vez aprobadas las mal llamadas reformas estructurales se verán frustradas, como lo evidencian los hechos. No hay condiciones objetivas para que puedan dar resultados en favor de la oligarquía, por la terrible descomposición del sistema político en su conjunto. Le apostaba a que la situación global mejoraría, una vez que Estados Unidos superara la crisis económica del año 2008, pero el tiempo ha transcurrido y las cosas no mejoran, pese a que sigue teniendo una fuerte hegemonía el Grupo de los Siete sobre la humanidad.
La economía estadounidense no repunta, ni lo hará en los meses venideros porque no existen bases concretas para ello. El fondo del problema es que el capitalismo neoliberal ya dio lo que tenía que dar en las más de cuatro décadas de que fue impuesto el llamado Consenso de Washington. La única posibilidad de que la economía tenga un mínimo crecimiento, desgraciadamente, es con base en el repunte del armamentismo a nivel global. Es decir que haya más conflictos bélicos, mismos que a su vez, con el desarrollo científico y tecnológico actual, sólo lleva a una tercera guerra mundial. Obviamente, todos saldremos perdiendo en un entorno apocalíptico. A nivel nacional, la oligarquía no entiende que su voracidad nos está llevando a más violencia y degradación social. ¡Qué lamentable!

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