5/14/2016

Como carpintera, Ana María prefiere aplicar la inteligencia



   Rompe estereotipo de que las mujeres no pueden con este oficio

Por años, la carpintería fue considerado un oficio exclusivo de los hombres. En la actualidad, cada día son más las mujeres que incursionan en esta actividad edificando nuevas oportunidades de empleo y cortando estereotipos.
 
Ana María Parra es madre de familia, tiene 41 años de edad y desde hace dos se dedica de lleno a la carpintería, oficio que –asegura– es su pasión.
 
Sus labios encendidos color bugambilia dibujan una amplia sonrisa al recordar que al inicio se encontró con frases como: “Este trabajo no es para mujeres porque requiere de fuerza. Las mujeres nunca van a poder hacer una litera. Si quieren hacer carpintería que se dediquen a hacer tablas para picar verdura”.
 
Hoy en día, comercializa sillas, vitrinas, cómodas para recámaras y cunas. Su ambición es la elaboración de salas desde su estructura hasta el tapizado.
 
“Esta actividad me relaja; no lo veo como un trabajo pesado, lo veo como un trabajo para el que se requiere creatividad. Para mí es un gusto ir a las tiendas y comprar herramientas. Me llama mucho la atención cómo de una madera que puede resultar insignificante podemos hacer cosas bonitas”, expresa.
 
Su taller está en el patio de su domicilio en la agencia de San Juan Chapultepec. Cada herramienta encuentra un orden dentro de aquel espacio donde Ana se pierde en la creatividad que le dicta su imaginación.
 
Ella no lo niega, es un trabajo pesado que requiere de fuerza, pero no como un elemento esencial si se aplica la inteligencia. Así, como establece la frase coloquial: “Más vale maña que fuerza”, logró la adaptación de elementos que le permiten dar practicidad, seguridad, orden y limpieza a la labor.
 
“Los hombres pueden tener fuerza para hacer las cosas, pero nosotras tenemos la parte creativa y eso nos permite idear soluciones para hacer ese mismo procedimiento sin la utilización de un esfuerzo físico mayor. Tenemos que ingeniarnos para trabajar las cosas sin lastimarnos”, destaca.
 
Con los primeros conocimientos que obtuvo en la capacitación de carpintería, elaboró un mueble que rodea a la cortadora. Éste le permite mayor estabilidad al aparato, menos vibración y ruido, así como la posibilidad de enviar el aserrín a un contenedor.
 
Para reducir riesgos de accidentes, ideó una especie de pantalla de madera sobre la cual puede hacer cortes con alto grado de precisión sin poner en juego los dedos de su mano.
 
Datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) establecen que en México dos de cada 100 personas dedicadas a la carpintería son mujeres con una edad promedio de 35.6 años, casi cinco años menos que la edad promedio de los varones, de 41.8 años.
 
A decir del Inegi, la carpintería es un oficio relacionado en mayor parte al sexo masculino, sin embargo, reconoce que en el país existen mujeres que han logrado desarrollarse en este ámbito. Reconoce como carpinteras y carpinteros a quienes realizan labores de ebanistería y de lijado en la elaboración de productos de madera.
 
La Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE) refiere que la población ocupada en actividades relacionadas con el trabajo de la madera asciende a 297 mil 197 personas, monto inferior al registrado 10 años atrás, cuando la cifra era de 323 mil 769 personas dedicadas al oficio. Es decir, en 10 años la cantidad de personas dedicadas a la carpintería disminuyó en poco más de 8 por ciento.
 
ELIMINAR ESTEREOTIPOS   Para Anabel López Sánchez, ex directora del Instituto de la Mujer Oaxaqueña (IMO), la incursión de las mujeres en actividades que se consideraban propias de los hombres contribuye a dar un revés a la discriminación laboral, y a su vez permite la eliminación de estereotipos para avanzar hacia la equidad.   “La apertura implica que las mujeres se van haciendo cada vez más independientes de la presencia de los hombres, para resolver problemas cotidianos como construir una casa, poner un foco, arreglar el lavabo, arreglar la instalación eléctrica. No hay una razón física para decir que las mujeres no lo pueden hacer”, señala.   La experta en temas de género explica que las mujeres y las personas jóvenes son las más afectadas para encontrar trabajo en condiciones óptimas e igualitarias. Para ilustrar la inequidad que existe por la prevalencia de estereotipos, indica que las mujeres perciben en promedio 30 por ciento menos de ingreso que los hombres tanto en el ámbito profesional como en el de oficios.   De modo que aunque en los últimos 20 años las mujeres han alcanzado mayor participación en el mercado laboral, sus condiciones de trabajo parecen no mejorar.  


Foto: Citlalli López Velázquez, corresponsal
Por: Citlalli López Velázquez, corresponsal
Cimacnoticias | Oaxaca, Oax.- 

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