2/18/2017

Que no vuelva a ocurrir


ZONA DE REFLEXIÓN 
Por: Lucía Lagunes Huerta**



Rafael* tenía 4 años cuando fue testigo del asesinato de su madre a manos de su padre y su tío. Ahora tiene 17 años,  quiere ser abogado para defender a las víctimas de feminicidio y no permitir que 13 años de impunidad pesen en más familias, como en la suya.
 
No hay año en que no recuerden el 12 de febrero, no sólo como la fecha del feminicidio de Nadia Alejandra Muciño Márquez, sino del inicio de la búsqueda de justicia por parte de María Antonia Márquez Hernández, su abuela y madre de Nadia y de Viridiana Muciño Márquez, su tía.
 
Pero este año es distinto, tiene una esperanza, la puerta abierta para que el caso de Nadia ingrese a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) y se convierta en el primero que ingrese a ese organismo en el contexto de feminicidio del Estado de México, el segundo a nivel nacional, después de Campo Algodonero, en Chihuahua.
 
Conocí a Rafael el viernes pasado, en medio de una rueda de prensa en la conmemoración de los 13 años de búsqueda de justicia al feminicidio de Nadia, una joven de 24 años que tenía el sueño de ser maestra de preescolar, pero fue asesinada un 12 de febrero de 2004 por su esposo Bernardo López Gutiérrez y su cuñado Isidro.
 
Trece años que se traducen en los gobiernos de Arturo Montiel Rojas, Enrique Peña Nieto y Eruviel Ávila Villegas, tres gobernadores que pudieron haber hecho la diferencia y cambiar la historia de impunidad por la de justicia, la de feminicidio por prevención. No lo hicieron.
 
María Antonia Muciño no ha dejado de tocar puertas desde que encontró a su hija Nadia sin vida, después de escuchar de sus nietos el relato del feminicidio, calificado por las autoridades en primera instancia de suicidio.
 
El primer trecho ganado por María Antonia y Viridiana fue  reconfigurar el delito a homicidio doloso.
 
Nada detiene a María Antonia Muciño: saca energías de la esperanza de encontrar justicia para Nadia y para que nunca más otra mujer sea asesinada en el Estado de México o en cualquier parte de nuestro país. Por eso sonríe este viernes, por la esperanza del resultado en la Comisión Interamericana.
 
Rafael es un joven delgado y alto, me recuerda a mi hijo mayor quien tiene su misma edad. Como buen adolescente frente a una adulta extraña, Rafael dice las palabras contadas, pero aun así averiguo que va a la preparatoria pública y que su deseo es estudiar leyes.
 
¿Y por qué quieres ser abogado? le pregunto, es la primera vez que me  mira a los ojos y responde firme “porque no quiero que otras familias pasen lo que la mía” y se despide.
 
Que no vuelva a ocurrir, repiten las víctimas del feminicidio, las madres, las hermanas, las hijas e hijos, esta es la constante exigencia, y sigue repitiéndose porque la impunidad impera y con ella no sólo la violación de derechos humanos sino se fomenta la repetición.
 
Tres gobernadores han visto pasar la familia Muciño y ninguno ha tomado en serio la vida y la libertad de las mujeres que viven y transitan por el Estado de México y mientras esto no ocurra la vida de las mujeres seguirá en riesgo.
 
*Nombre ficticio
 
**Periodista y feminista, Directora General de CIMAC
Twitter: @lagunes28
 Antonia Márquez, madre de Nadia Alejandra Muciño Márquez. CIMACFoto: César Martínez López

Por: Lucía Lagunes Huerta**
Cimacnoticias | Ciudad de México.- 


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