7/10/2019

Educación superior: financiamiento 2020



Desde hace semanas se trabaja en la elaboración del Proyecto de Presupuesto de Egresos de la Federación (PPEF) 2020. Procesos de planeación, gestión y diseño tienen lugar en las instituciones, entidades y en las secretarias de Estado. Son especialmente relevantes la interacción y negociaciones con la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP), con recambio de titular, que habrá de integrar el PPEF que se presentará a la Cámara de Diputados.
En la educación superior pública tienen lugar negociaciones por institución y otras colectivas, coordinadas por la Subsecretaría de Educación Superior (SES) y la Asociación Nacional de Universidades e Instituciones de Educación Superior (Anuies), en múltiples niveles. Las simplificamos aquí en tres grandes temas.
Primero, definición de los montos de subsidio federal dedicados a las universidades públicas de los estados, politécnicas, tecnológicos y otras, así como los correspondientes a organismos descentralizados, las instituciones de educación superior (IES) federales.
En otro orden, asignación de recursos correspondientes a casi una decena de fondos extraordinarios (en el presupuesto 2019 fueron ocho). Este rubro incluye ahora el Fondo de Aportaciones para la Obligatoriedad y Gratuidad de la Educación Superior, que se desprende de estos principios establecidos en el artículo tercero recién aprobado, y del transitorio decimocuarto del mismo artículo.
Finalmente, determinar cantidades y procedimientos para continuar el rescate de las IES en crisis. Se trata aquí de dar continuidad a los esfuerzos de la Subsecretaría de Educación Superior (SES) para fortalecer y sanear las finanzas de las instituciones en dificultades financieras, cuya causa principal es la falta de reconocimiento de plazas por parte de la SHCP.
Los antecedentes del financiamiento a las IES han sido bien sistematizados, a partir de datos oficiales, por Javier Mendoza Rojas. El análisis revela décadas de políticas erráticas en la asignación de subsidios federales. El financiamiento para las subfunciones de educación superior y posgrado se incrementó de aproximadamente 50 mil millones de pesos (MMP, constantes de 2019) en 1988, hasta 149.5 MMP, 0.68 por ciento del PIB, en 2014. Cayó a 127.5 MMP en el último año del sexenio de Enrique Peña Nieto y aumento 2.1% a 135 MMP, sólo 0.54 por ciento del PIB, durante el primero de Andrés Manuel López Obrador.
A partir de la misma fuente es posible ver que entre 2018 y 2019 el incremento al subsidio ordinario a las IES públicas federales fue de cero por ciento y a las estatales de 0.1 por ciento. Los fondos extraordinarios de apoyo a la calidad, ampliación de la oferta y apoyo a problemas estructurales cayeron de 15.8 MMP en 2009 a 1.7 MMP en 2019. La inclusión de los fondos jóvenes construyendo futuro y el correspondiente a las universidades Benito Juárez implicaron un incremento de 4.2 por ciento respecto de 2018.
Para tener un mejor referente del significado de las variaciones en el financiamiento federal a las IES resulta conveniente comparar los datos correspondientes al gasto por alumno durante cada sexenio. De acuerdo con Mendoza Rojas el promedio, a pesos de 2019, fue de: 53.2 mil pesos en el sexenio de Carlos Salinas de Gortari; 61.7 mil en el de Ernesto Zedillo; 67.2 en el de Vicente Fox; 69.5 mil en el de Felipe Calderón; 59.3 en el de Peña Nieto, y de 49.3 mil en el primer año de López Obrador. En lugar del incremento esperado, la caída entre estos últimos años fue superior a 20 por ciento.
Hoy se requiere un fuerte compromiso financiero que permita consolidar logros, ampliar la oferta pública y hacerla gratuita. Implica el establecimiento de un fondo que aporte 17.5 MMP anuales para alcanzar la gratuidad y una cobertura de 50 por ciento, al final del sexenio. Esta cantidad es adicional a la obligatoria asignación de más de 150 MMP para subsidios ordinarios y otros extraordinarios, en 2020.
Los gobiernos tradicionales exaltaban la importancia de la ciencia y la educación superior, sin reflejo en el presupuesto. El reto ahora es pasar del dicho repetido a la asignación de los recursos suficientes. Esta es una de nuestras expectativas de cambio.

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