11/05/2009

Los periodistas pal café.....


Julio Hernández López: Astillero
Terna de dos que convergen en uno: el carpicismo salinista que siempre ha controlado la Comisión Nacional de los Derechos Humanos tiene ahora a dos de sus representantes en la recta final para elegir al sucesor del opusdeísta derrochador José Luis Soberanes (que proviene de la misma matriz, aunque se distanció del gran mediatizador Jorge Carpizo en términos personales y secundarios, pero no en lo esencial). Raúl Plascencia sería el soberanismo sin Soberanes y, al igual que Luis Raúl González Pérez, ocupó cargos ejecutivos durante la deplorable gestión de quien ahora busca ser ministro de la Supremamente Corta de Justicia. Plascencia es la obviedad del soberano continuismo solapador y González Pérez es un puente entre ese carpicismo, controlador de las investigaciones jurídicas en la UNAM e influyente en los acomodos burocráticos de elite, y los aires discursivamente avanzados del actual rector de la máxima casa de estudios, José Narro, que pide refundar la República aunque en su organigrama mantiene cuotas y arreglos con el mismo pasado oscuro que (con la vista puesta en el próximo presupuesto federal) dice combatir. El tercer concursante es Emilio Álvarez Icaza, el ex presidente de la comisión capitalina de Derechos Humanos al que se podría dar por derrotado en estos días venideros bajo el argumento de que también fue excluido Javier Moctezuma Barragán, el favorito de la elite de la Iglesia católica que se atrevió a vetar a Álvarez Icaza por su posición respecto a la legalización del aborto. Ni uno ni otro: ni Moctezuma clerical ni Emilio mal visto por el alto clero que así habría impuesto su veto, con lo que se abriría el paso a alguno de los dos miembros de la terna que acabaría siendo otra vez de uno, del carpicismo salinista.
Este tecleador preguntó anoche a quienes le siguen en Facebook y en Twitter lo siguiente: ¿Alguien puede decir tres razones cívicas por las cuales ha de rendirse homenaje al difunto Juan Camilo Mouriño Terrazo? ¿La muerte de Mouriño hace enaltecer el tráfico de influencias de quien como funcionario calderonista firmó contratos familiares? ¿Cuál es la herencia política, ideológica, cívica que deja Mouriño? ¿Quiénes, aparte del circulito felipista íntimo, lo ensalzan y rememoran? Por más esfuerzos que hicieron los variados participantes, la gran mayoría sólo encontró material adverso, por lo que un jurado descalificador terminó por declarar desierto el improvisado concurso.
No sucedió lo mismo con el lic Calderón y buena parte de la banda burocrática y partidista que lo acompaña, pues ellos (tal vez sólo ellos) encontraron razones suficientes para convertir ayer en el Día de San Camilo. La señora Zavala Gómez de las Guarderías, por ejemplo, develó en el Paseo de los Héroes, de la ciudad de Campeche, un busto del madrileño naturalizado mexicano que así quedó junto a las representaciones escultóricas de personajes de apellidos Madero, Morelos, Guerrero y Carranza, entre otros. El doliente Calderón, por su parte, realizó una ceremonia privada, obviamente con recursos públicos, en la zona donde cayó el avión en que viajaba el entonces secretario de Gobernación, percance en el que fallecieron él y 15 personas más. El parque de la luz, fue llamado ese sitio arreglado con cargo al erario (el astillado escribano se resiste a hacer juegos de palabras con el mexicanísimo sentido pecuniario que a la palabra luz también se le da). Y luego, en la sede nacional del PAN, otra ceremonia de exaltaciones fundadas en el amiguismo, el grupismo, las complicidades facciosas. Cuando Calderón se vaya, ¿quién sostendrá esos homenajes sin sustento?
Colindante con el hoy famoso municipio de San Pedro Garza García, presidido por un folclórico aspirante a Cabrito Batman, el de García fue ayer escenario de un ataque de presuntos narcotraficantes que asesinaron a un general brigadier que había sido guardaespaldas de presidentes de la República y recientemente había asumido la dirección de seguridad pública de ese municipio neoleonés de García. El general José Arturo Esparza fue acribillado junto con sus cuatro escoltas. Mientras tanto el antedicho Cabrito Batman, mejor conocido como Mauricio Fernández, colocó abundante guardia alrededor del palacio municipal de San Pedro y tapió las ventanas del despacho principal.
Astillas
El Senado ha demandado que se esclarezca el punto relacionado con la peligrosa inversión de gobiernos extranjeros en bancos no mexicanos pero sí asentados en territorio nacional. La demanda en sí es justa, aunque tras de ella también hay intereses de que políticamente la nueva conformación accionaria mexicanizada se acerque más a Manliorte que a RoberFox... El secretario dieguista de Gobernación aceptó que un representante espurio del Sindicato Mexicano de Electricistas asuma la representación de ese gremio en unas presuntas pláticas negociadoras en Bucareli... Guanito pasea sus vergüenzas escultóricas por algunas calles de la ciudad de México, en busca de ser restituido por sus promotores mediáticos como nuevo instrumento de distracción y ataque... Vaya ironías, en
www.twitter.com el productor comenta que “a sólo dos semanas de terminar la serie Capadocia, paradójico resulta que el aire en esta cárcel sea más respirable que en el exterior”... El tema de los impuestos va diluyéndose en el ámbito procesal y político ante los nuevos escándalos y problemas, pero apenas va encaminándose al ámbito de lo popularmente práctico, donde causará reacciones sociales indignadas y, tal vez, una toma de conciencia política a través del bolsillo agujerado... Y, mientras Mariano Azuela, el ministro de Los de Arriba, el pizzero jurídico que acudía a Los Pinos foxistas en 30 minutos en tiempos del desafuero de AMLO, dice adiós a la Supremamente Corta de Justicia, ¡hasta mañana, en esta columna que invita a recordar lo que aquí ya inequívocamente se ha dicho y practicado: ni un centavo al redondeo, ni un centavo al Teletón!
Fax: 5605-2099 •
juliohdz@jornada.com.mx
Ya lo olvidaron los políticos pero el 5 de febrero de 2004 fue inaugurada en Juriquilla, Querétaro, la Convención Nacional Hacendaria. En los siguientes dos días se ocupó de siete temas: ingreso, gasto, deuda, patrimonio, simplificación y modernización, transparencia y rendición de cuentas. Concurrieron Fox y miembros de su gabinete, gobernadores, senadores, diputados, hombres de negocios, banqueros, analistas. Las deliberaciones de las mesas de trabajo produjeron varios centenares de kilogramos de papel impreso. Se suponía que las conclusiones se llevarían al Congreso para que las transformara en leyes. Al final de cuentas, todo resultó una farsa. No tardó en descubrirse que la reunión escondía el propósito del foxismo de gravar el consumo de medicinas y alimentos, obsesión que persigue también a Felipe Calderón. Cinco años después, Josefina Vázquez Mota y Beltrones hablan de la conveniencia de llamar a oootra convención hacendaria. Primero deberían aclararnos si la finalidad es resucitar el propósito de la de Juriquilla. No son reuniones ni costosas convenciones lo que está exigiendo el pueblo mexicano. Lo que quiere es que se ponga límite a la corrupción y el inescrupuloso manejo de los recursos públicos.
Carrera larga, gloria escasa
La segunda sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación dio el adiós al ministro Mariano Azuela Güitrón, cuyas funciones terminan el último día de este mes. Su colega, el ministro José Fernando Franco González Salas, presidente de la sala, expresó que se va un hombre que ha dedicado 51 años de su vida al servicio de su país; de entre ellos, 49 los ha dedicado al servicio de la justicia en México, y 39 son en esta Suprema Corte de Justicia de la Nación. Muchos años no necesariamente significan buenos frutos. Hay puntos oscuros en la gestión de Azuela. Vale recordar uno: era presidente de la Suprema Corte cuando varios grupos de ciudadanos intentaron que la institución usara sus facultades de investigación en el conflicto de las pasadas elecciones presidenciales; argumentaron las circunstancias antidemocráticas en que se desarrollaron. Azuela ni siquiera quiso recibirlos en su despacho. Se va con una pensión millonaria.
Contratos sospechosos
Será difícil olvidar el mal comienzo de Jacqueline Peschard en el IFAI: negó la información que solicitó la ciudadanía sobre la identidad de los banqueros que han estado comprando dólares de la reserva internacional. Sin embargo, la institución tiene actuaciones positivas que no pueden ignorarse. Acaba de hacer un exhorto enérgico a Pemex Exploración y Producción para que rinda un informe sobre un centenar de contratos adjudicados de manera directa a la empresa estadunidense Solar Turbines Incorporated, cuyo monto podría ascender a varios miles de millones de pesos. La petrolera condicionó la entrega del reporte a que el solicitante justificara su interés. Sin embargo, el IFAI señaló que, de acuerdo con la Ley Federal de Transparencia, en ningún caso la entrega de información estará condicionada a que se motive o justifique su utilización. El expediente fue resuelto por la comisionada María Marván Laborde.
e@Vox Populi
Desde que el salinato decretó la despetrolización de las finanzas públicas, éstas cada día fueron más dependientes del oro negro, hasta llegar a nuestros días, en los que la conjunción de menores precios del crudo de exportación y el descenso en el volumen de producción reventaron las arcas públicas. El boom petrolero no sólo se tradujo en ingresos multimillonarios para el erario (desperdiciados, de cualquier suerte), sino sirvió de pretexto dorado a la clase política para obviar lo que desde hace mucho es una urgencia nacional: una verdadera reforma fiscal de fondo y largo plazo. Y, como parte fundamental de esta última, la despetrolización real.
Pasaron los sexenios, el río de dinero petrolero de nada sirvió y a estas alturas el país se encuentra arrinconado: con las finanzas públicas reventadas, en su máximo punto la dependencia del oro negro, sin reforma fiscal real (sólo parches sobre parches) y, en el borde del precipicio, cada vez con menos petróleo. Pero en el boom de los precios petroleros ni quien se fijara en ese pequeño detalle, y nadie hizo caso de lo que de tiempo atrás se veía venir. Sólo a raíz del shock más grande de los últimos años (Carstens dixit), el inquilino de Los Pinos se enteró de que el petróleo se nos acaba, cuando en los hechos las alarmas se encendieron desde cuando menos tres lustros atrás.
En la fiesta, los ingresos petroleros se dilapidaron; sirvieron para todo, menos para invertir en el país, especialmente en Pemex. Con Fox en Los Pinos el popote de Pemex succionó como nunca, y como nunca también se captaron recursos extraordinarios. Miel sobre hojuelas, que sólo sirvió para petrolizar aún más las finanzas públicas y dejar para después eventuales complicaciones políticas con los barones derivadas de una reforma fiscal verdadera. Entonces, nadie debe llamarse a sorpresa si aquellas sólidas finanzas públicas presumidas desde Los Pinos terminaron donde tarde que temprano lo harían: en el caño.
El sorprendido Calderón lo resumió así: entendámoslo: se nos está acabando el petróleo y eso también nos obliga a cambiar. Pero el cambio ahora promovido debió comenzar, cuando menos, 15 años atrás, cuando Ernesto Zedillo, en ese entonces instalado en la residencia oficial, fue enterado por un grupo de notables (especialistas en la materia) de que si el Estado no invertía en Petróleos Mexicanos y se aferraba a la estructura fiscal y financiera a la que la paraestatal era sometida, entonces el caño estaba a la vista, en el entendido que actualmente su producción es ligeramente superior a la que registró hace una década (1985), aunque sus instalaciones sean exactamente las mismas. Así, para atender dichos renglones, en el próximo decenio (1996-2005) México requerirá de una empresa del doble de tamaño del Pemex actual.
Zedillo hizo caso omiso, porque su política energética no rimaba con inversión del Estado sino con privatización. No hizo lo primero y no pudo lo segundo. Llegó Vicente Fox y sólo procedió en dos sentidos: gastar alocada e improductivamente los excedentes petroleros y hacer la misma rima que su antecesor, con idénticos resultados. Con el haiga sido como haiga sido no cambió ni un ápice la tendencia, sólo que ahora los excedentes no existen; el petróleo se acaba y la dependencia de los ingresos petroleros alcanza niveles de adicción. Pero ninguno de los tres se atrevió a rozar a los barones. Por el contrario.
Entonces, retomemos algunas de las advertencias que aquel grupo de notables hizo a Zedillo (1995), y que nadie tuvo la cortesía de atender, a pesar del notorio deterioro en esta materia. Va pues: uno de los mayores cuellos de botella para el crecimiento financiero y productivo de Pemex lo constituye el hecho de que, en promedio, por cada peso que recibe debe enterar 75 centavos, vía impuestos y derechos, al gobierno federal, de tal suerte que esta carga fiscal no premia suficientemente la eficiencia productiva de la empresa, por lo que se requiriere un esquema de tributación que no inhiba el desarrollo de la industria, sino que lo estimule y asegure que la carga tributaria no conlleve su descapitalización.
Es altamente recomendable que Pemex reciba un trato fiscal más competitivo, en condiciones similares a las que enfrentan las empresas petroleras que operan en el contexto internacional. Por ello, Petróleos Mexicanos debe contar con un régimen fiscal similar al que se aplica al resto de las empresas industriales del país y al de los consorcios internacionales con los que compite en los mercados extranjeros, de tal forma que le permitiría financiar con recursos propios sus programas de expansión, en una perspectiva de largo plazo.
La paraestatal debe reactivar lo antes posible sus programas de expansión, que se han visto afectados durante 11 años (1984-1995) por los constantes recortes presupuestales decretados por el gobierno federal en ese periodo. Si el gobierno mexicano invirtiera significativamente en el desarrollo de nuevos descubrimientos petroleros, la producción nacional podría fácilmente duplicarse en las próximas dos décadas. Paralelamente, la rentabilidad de Petróleos Mexicanos se vería fortalecida, al aprovechar la tendencia alcista de los precios mundiales del crudo.
De no invertir recursos públicos en la paraestatal, la producción de México registraría incrementos modestos hacia el año 2010, aun tomando en consideración el enorme potencial que nuestro país tiene para su exploración y desarrollo. El análisis considera que mayor autonomía no es sinónimo de menor control del gobierno federal, ni de que las acciones de Petróleos Mexicanos resulten inconsistentes con la política macroeconómica del Estado; sin embargo, habrá que permitir a la paraestatal que establezca una planeación de mediano y largo plazos, con base en programas y presupuestos multianuales, a efecto de garantizar mayores niveles de productividad, rentabilidad y competitividad. No sólo se aprovecharían y mejorarían las oportunidades de mercado, sino también se acrecentarían sustancialmente la producción y exportación de crudos y refinados, lo que, junto al incremento de la oferta de petroquímicos, aliviaría en grado significativo los desajustes del sector externo. Eso y más proponían los notables, pero, como suele pasar en este país, nadie hace caso hasta que revienta.
Las rebanadas del pastel
Hoy se cumplen cinco meses de la tragedia en la guardería ABC de Hermosillo, Sonora, en la que murieron 49 niños y alrededor de 40 resultaron lesionados. Los gobiernos federal y estatal, sus respectivas procuradurías, los funcionarios del IMSS, los familiares del primer círculo de Los Pinos y del ex mandatario Bours, los influyentes involucrados; todos, pues, apostaron al paso del tiempo y al olvido. Y van ganando.
cfvmexico_sa@hotmail.commexicosa@infinitum.com.mx

Miguel Ángel Velázquez: Ciudad Perdida
Pedro Miguel: Navegaciones
Carlos Bonfil: La Muestra
Patricia Peñaloza: Ruta Sonora

Mouriño y Santiago Vasconcelos: a un año, dudas persistentes
A 12 meses del percance aeronáutico en el que perdieron la vida Juan Camilo Mouriño, entonces secretario de Gobernación, José Luis Santiago Vasconcelos y 14 personas más, la Secretaría de Comunicaciones y Transportes (SCT) dio a conocer, por medio de Gilberto López Meyer, director general de Aeropuertos y Servicios Auxiliares, los resultados de las pesquisas correspondientes, que señalan la impericia de los pilotos y las omisiones del controlador de tránsito aéreo encargado de dirigir el aterrizaje como las posibles causas de los hechos. De tal forma, la dependencia encabezada por Juan Molinar Horcasitas dio por concluidas unas averiguaciones que, de cualquier forma, estaban desacreditadas de antemano como consecuencia del pésimo manejo informativo realizado por las autoridades federales desde el momento mismo de la caída del avión. Cabe recordar que, apenas unas horas después de ese hecho, el entonces titular de la SCT, Luis Téllez, asumió un protagonismo indebido y desafortunado como vocero de facto del gobierno federal y se empeñó en repartir la responsabilidad de los hechos entre los controladores aéreos y los pilotos. A lo que puede verse, el equipo de Molinar Horcasitas se ha limitado a repetir las conclusiones presentadas de manera prematura por su antecesor y ha sellado, con ello, la percepción generalizada de que, más que esclarecer el caso, el gobierno federal pretende darlo por cerrado cuanto antes.
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El Correo Ilustrado
Reivindica la calidad de las guitarras de Paracho
Los lauderos y ciudadanos de Paracho, Michoacán, capital mundial de la guitarra, protestan contra Emilio Azcárraga, dueño de Televisa, porque en la telenovela Hasta que el dinero nos separe, uno de sus artistas denostó las guitarras de este lugar, señalando: Ay, ni que fuera tan corriente como las guitarras de Paracho. Esto es una burla que duele a un pueblo que ha mantenido durante más de 300 años la actividad laudera. Es aquí donde Televisa degrada el esfuerzo de los artesanos-lauderos que se esfuerzan por construir las mejores guitarras del mundo.
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Hace algunos años, cuando Salinas se ostentaba presidente de la República, Pedro Aspe Armella, egresado del Instituto Tecnológico Autónomo de México y del Instituto Tecnológico de Massachussets, era secretario de Hacienda y Crédito Público. Sabía de finanzas, pero poco de México. Quiso convertir el paraíso fiscal que había sido México en un país donde la recaudación de impuestos abarcara a todos los que tuvieran ingresos y se hizo obligatorio que todo mundo diera recibos fiscales a quien pagara por un bien o servicio, desde un taxista o un plomero hasta las grandes empresas que producen o venden bienes y servicios. Ciertamente no conocía el país y tal vez llegó a pensar que estaba en Estados Unidos o en Europa. Pronto la realidad se impuso y millones de mexicanos continuaron con la práctica de no exigir ni dar recibos o de dar notas de remisión en lugar de facturas para evitar el cobro del IVA y ahorrarse un porcentaje (normalmente 15 por ciento) en el costo del bien o servicio.
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Como sucede con casi todo lo trascendente, en la sala de nuestra casa apareció de manera inexplicable una copia de Sueños, la película del célebre realizador japonés Akira Kurosawa. Filmada en 1989, esta película, secuencia de ocho historias (sueños y pesadillas), es una de las obras maestras de la cinematografía por su belleza, honestidad, originalidad, compromiso y profundidad de sus mensajes. Como sucedió con otros grandes artistas, como Octavio Paz, Maurice Béjart o Gabriel García Márquez, el cineasta japonés fue consciente de los peligros que acechaban, y siguen acechando, a la humanidad o a la especie humana. Por ello, las tres últimas historias de su película son valiosos testimonios de lo que podría llamarse un cine ecológico, género que ha sido irresponsablemente inundado de producciones amarillistas y comerciales.
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Los dos documentos que Felipe Calderón envió el martes 13 de octubre a la Cámara de Diputados, clasificados de reservados en los términos de la Ley Federal de Transparencia y Acceso a la Información Pública gubernamental, forman parte de la burda maniobra urdida en Los Pinos para justificar el plan inicial, no descartado, de reprimir violentamente al Sindicato Mexicano de Electrcistas (SME) y encarcelar a su dirección nacional encabezada por Martín Esparza Flores, bajo el supuesto de disturbios sociales y eventuales ataques al sistema eléctrico nacional. Veamos los hechos.
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No pretendo calificar si el Estado mexicano es o no un Estado fallido, como se sugirió en el minidebate venido del norte, pero hay un hecho incontrovertible: el Estado funciona mal, arriba y abajo, en la cabeza y en las extremidades. Es lento, carece de reflejos y, por decirlo así, habla solo y solamente se escucha a sí mismo. Es un Estado ineficaz que no se atreve a reformarse, aunque todos los que viven en él, y de él, lo digan en privado o a gritos en el Congreso, murmurando en la calle o absteniéndose de cualquier entusiasmo participativo.
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Aun año de la elección de Barack Obama el saldo de la política de Estados Unidos hacia América Latina es muy desfavorable para sus pueblos y lejana de las expectativas de un trato más amistoso generadas durante su campaña electoral. Hagamos un somero recuento de los tres asuntos fundamentales que en este año muestran a las claras un rumbo imperial de arremetida contra América Latina.
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Para todo efecto práctico 2025 ya está aquí. Esta sutil percepción de Michael T. Klare, contenida en una de sus reflexiones (American Preeminence is Disappearing Fifteen Years Early www.Tomdispatch) sobre un documento reciente del National Intelligence Council (NIC) Global Trends 2025, no sólo alude a un fenómeno que es imperativo atender: la aguda contracción temporal que ocurre en tiempos de crisis. También concita la atención sobre la necesidad de la crítica teórica y conceptual, vital cuando aumentan las áreas de incertidumbre –desde lo económico a lo político/social y estratégico/militar– y se aceleran cambios en la ecuación de poder mundial, regional, nacional.
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En verdad, todos nos alegramos de que exista un certamen más para la dramaturgia mexicana que une a dos prestigiadas universidades como son la Autónoma Metropolitana y la de Guadalajara, otorgando a los ganadores del primer concurso, dedicado al teatro histórico, una sustanciosa cantidad de dinero, el montaje de la obra en el Teatro Casa de la Paz –que vive un nuevo florecimiento gracias a la inteligente gestión de Jaime Chabaud– y su publicación en la revista de la UAM. Todo ello hace de este premio uno de los más importantes y sin duda más codiciados en el futuro de todos los que alientan a los escritores teatrales mexicanos. Cabe añadir que la escenificación es de primer nivel, encargada a un director tan importante como es José Caballero, quien también fue miembro del jurado, con una excelente e imaginativa escenografía debida a Luis Manuel Aguilar Mosco, el buen vestuario que acostumbra diseñar Georgina Stepanenko y un amplio elenco encabezado por Sergio Cataño, Carlos Corona y Miguel Cooper. Desde el punto de vista del teatro, debemos estar de plácemes. Pero ¿por qué Bulnes?
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Viajar es maravilloso: no siempre.
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Rosario Ibarra
¿Y los otros?
La preocupación y el temor crecen como mala hierba en toda la superficie de esta empobrecida y desconsolada tierra. Los secuestros llenan de terror miles de hogares en los que los padres temen por la suerte de sus hijos y éstos hasta por las vidas de sus padres.
Los secuestros, esa cruel y despiadada forma de “ganarse la vida” de algunos mexicanos, preocupa, lastima y hace sentir pavor inmenso a quienes tienen la suerte de vivir con holgura, de ser una tentación para esa terrible malignidad que significa un secuestro, y los reclamos han llegado a muy diversos lugares y niveles. Entre ellos, en el Senado de la República, un conocido integrante de la bancada del PRI, el señor senador Manlio Fabio Beltrones, dio a conocer a los medios de comunicación que su partido planteará una “comisión federal antisecuestro”, así como una ley de “enfoque múltiple”, según una nota de EL UNIVERSAL, publicada en la página 9, el pasado día 3.
No sólo este periódico se interesó en las declaraciones antes mencionadas; en otro de los diarios, en letras que destacan la importancia del tema, se publicó: “La proliferación de esta infame conducta [el secuestro], en sus diversas modalidades, requiere de autoridades y leyes especializadas que conduzcan a su erradicación, a partir de un enfoque múltiple y sustentado en experiencias internacionales exitosas”.
Sobra decir que muchísimos mexicanos se mostraron esperanzados y no pocos manifestaron que harán llegar al mencionado senador Beltrones su beneplácito por sus proposiciones, y que apoyarán la formación de la citada “comisión federal” para el combate a los secuestros.
Algunos, que como muchos de nosotros leyeron el libro Secuestrados de don Julio Scherer García, que a través de los relatos magistralmente escritos por el afamado periodista (pertinaz en sus indagaciones) sintieron que sus anhelos de salvación de los designios perversos que pudieran tener quienes se han dedicado a esa forma de actuar se materializarían, vieron (dijeron) “algo como un verde horizonte en lontananza”.
Pero... siempre hay un pero —suele decirse— y aquí, en medio del dolor de muchas familias, entre las que se encuentra el de la mía, escribo también el reclamo tenaz que durante más de 30 años hemos hecho a los distintos gobiernos... ¿y los otros?...
Sí, los otros secuestrados, los que fueron víctimas de los “secuestros oficiales”? Los que encerraban los soldados en “el túnel del radio” del Campo Militar Número Uno, en la Base Naval de Icacos en Acapulco, en el Campo Militar “La Joya” en las inmediaciones de Torreón; los que fueron torturados en la Dirección Federal de Seguridad (Cerrada de Morelia número 8, colonia Roma) y en muchos otros lugares clandestinos igualmente ilegales... ¿Y esos otros?
Esos otros son 557 personas, de 24 estados y del Distrito Federal. En el Senado hay representantes de todas las entidades federativas, algunos de ellos fueron gobernadores en el tiempo en que la megalomanía y la ilegalidad echeverrista se prodigaban por todo el territorio nacional, y se antojaba difícil para los gobernadores contravenir las órdenes obtusas del ensoberbecido titular del Poder Ejecutivo federal.
Recuerdo haber visto en alguna de las 39 ocasiones en las que me acerqué a él con el reclamo de justicia para mi hijo a algún general temblar como hoja tierna de alamillo al estentóreo llamado de “¡General!” hecho por “el señor”, que así llamaban todos al entonces presidente, al que nadie osaba contradecir, ni siquiera con el mandato constitucional en las manos... ¡Pobre México!
Desde este espacio hago un llamado a todos los senadores y a las senadoras de la República no sólo como representantes de sus estados, sino como madres (que algunas lo son) para que, junto a nosotras, hagan el reclamo de justicia para nuestros hijos. Fueron secuestrados en un periodo comprendido entre 1969 y 2002. Nos faltan nueve en Baja California; 11 en Chiapas; 10 en Chihuahua; cuatro en Coahuila; dos en Colima; uno en Durango; 317 en Guerrero; siete en Hidalgo; 22 en Jalisco; 11 en el estado de México; nueve en Michoacán; siete en Morelos; uno en Nayarit; siete en Nuevo León; siete en Oaxaca; siete en Puebla; uno en Querétaro; uno en San Luis Potosí; 42 en Sinaloa; uno en Tabasco; tres en Tamaulipas; tres en Veracruz; y 63 en el Distrito Federal.
No es justo y no se lo deseamos a nadie, pero sí reclamamos y preguntamos con énfasis: ¿y los otros?
Dirigente del comité ¡Eureka!
Miguel Carbonell
La Universidad de todos
Cuando parece que el país se viene abajo, abundan las malas noticias y los políticos hacen más el ridículo que nunca, conviene valorar y repetir las (pocas) buenas noticias que de pronto nos llegan. La mejor de los últimos meses, la que más eco ha tenido a nivel internacional, es la concesión del Premio Príncipe de Asturias a la UNAM. Es un hecho de la mayor relevancia para la Universidad, pero también para todo el país, pues ésta se mantiene gracias a los recursos que aportan millones de mexicanos. Por eso el premio otorgado a la UNAM es para todos, un reconocimiento al esfuerzo, a la pasión, a la entrega y a la inteligencia de muchas generaciones de mexicanos.
Son interminables los elogios que se podrían dedicar a la UNAM. Las palabras no alcanzan para agradecerle lo mucho que le debemos todos los que hemos atravesado sus aulas. Quizá sea mejor y más objetivo dar cuenta de algunos datos públicos, pero que quizá no hayan llegado a amplios sectores de la opinión pública. Veamos.
La UNAM atiende a más de 305 mil estudiantes, de los cuales casi 24 mil son de posgrado. Tiene una planta de 35 mil académicos (profesores e investigadores), entre ellos más de 11 mil de tiempo completo. Imparte 83 carreras que se desdoblan en más de 153 planes de estudio.
El 86% de los posgrados forma parte del Padrón Nacional de Posgrados de Calidad, en el que se reúnen los mejores estudios superiores del país. En 2008 la UNAM generó más de 17 mil titulados de licenciatura y más de 6 mil graduados de posgrado (especialidades, maestrías o doctorados). Ese mismo año más de 88 mil personas recibieron una beca de la institución, y más de 2 millones acudieron a las 7 mil 700 actividades culturales y artísticas organizadas.
Aunque mucha gente piensa que la UNAM es una universidad del DF, tiene presencia en 24 entidades federativas, así como en EU, Canadá y España. En la zona metropolitana de la ciudad de México tiene seis campus y 17 escuelas.
Proporciona al país servicios tan importantes como el Sismológico Nacional, el Observatorio Astronómico Nacional, el Jardín Botánico, la Biblioteca y la Hemeroteca nacionales, el Mareográfico Nacional o el Monitoreo del Volcán Popocatépetl. Tiene 139 bibliotecas, 3 mil 500 aulas, 2 mil edificios, 2 mil 700 laboratorios, 54 mil computadoras conectadas a la Red-UNAM. Su capacidad de supercómputo permite realizar 7 mil 266 millones de operaciones aritméticas por segundo.
Esos son los datos duros. Lo más difícil de hacer es transmitir el orgullo y la emoción que sentimos miles de mexicanos (quizá millones) cuando vimos al rector José Narro recoger el Premio Príncipe de Asturias en el Teatro Campoamor de Oviedo. En su magnífico discurso el rector convocó a revisar los valores que les transmitimos a los jóvenes en el siglo XXI. Habló del carácter de bien público y social de la educación, de su concepción como derecho fundamental que representa “uno de los mayores avances éticos de la historia”. No encuentro un modo más ejemplar de transmitir valores positivos a los jóvenes que mostrarles todo lo que se hace día tras día, de manera infatigable, en nuestra Universidad. Ahí trabajan los verdaderos héroes de nuestro país. Por sus pasillos han caminado y caminan nuestras mejores inteligencias: hombres y mujeres entregados a la causa de la educación, que creen en México y en sus jóvenes, que generan conocimiento científico y perfilan las mejores soluciones a los grandes problemas nacionales. Ellos deben ser una inspiración nacional y no los payasos que medran en nuestras cámaras legislativas o en nuestros aparatos administrativos.
El príncipe Felipe de Borbón se refirió en su discurso a lo mucho que hizo la UNAM por los exiliados españoles que huyeron de su país por las persecuciones del franquismo. Tal gesto de hospitalidad, alentado por ese gran estadista que fue Lázaro Cárdenas, nunca debe ser olvidado.
Tenemos muchas razones para festejar un premio bien merecido, bien ganado, un premio para todo México y para la más grande de sus universidades. No olvidemos que, en medio de tantas tormentas, también nos pasan cosas buenas, de las que nos podemos sentir orgullosos.
www.miguelcarbonell.com
Investigador del IIJ-UNAM
Ricardo Rocha
Detrás de la Noticia
Sin padre… ni madre
Ahora resulta que nadie fue responsable del monstruoso engendro de la Ley de Ingresos: ni el gobierno calderonista porque no es exactamente lo que propuso; ni el PAN porque tuvo que aceptar la nueva propuesta; ni el PRI porque no fue lo que ellos hubieran querido.
Mentirosos, mentirosos: el gobierno quería tapar a como diera lugar el boquete de 370 mil millones de crisis, pero también de ineficiencia; tramposamente quiso disfrazarlo de un impuesto por la pobreza, de lo que ahora no se acuerda; el PAN ya no es un partido, es una extensión de Los Pinos; y sus legisladores —salvo tibias excepciones— son correveidiles del Presidente; los del PRI son cómplices de la Presidencia cuando les conviene y adversarios a modo también cuando les conviene. Así, pactaron tras bambalinas una Ley de Ingresos que le permitiera librar el trance al calderonismo y que a la vez le diera cuantiosos recursos al priísmo, particularmente a sus gobernadores, que han aprovechado como nadie los vacíos de poder ocasionados por la falta de un auténtico liderazgo nacional.
En este proceso en el que jamás hubo ni visiones ni argumentos de Estado todo fue la compraventa y el dando y dando. Por eso quedó un adefesio impresentable. Del debate sólo quedará el recuerdo de las actuaciones histriónicas y a veces histéricas de los actores de cuarta en que se han convertido diputados y senadores por igual. Si acaso, para el anecdotario de la picaresca política, los dimes, los diretes y las acusaciones de mariconería de una señora del PAN. Total, un lamentable Halloween tlahuica combinado con los bastardos de Quentin Tarantino.
Así que por qué habríamos de creerles cuando ahora, como sintetiza la de ocho de ayer en EL UNIVERSAL: “Llaman a debatir, ya, reforma fiscal”. ¿Tiene alguno de estos actorcetes patéticos un mínimo de credibilidad como para plantear una iniciativa confiable e incluyente?
Insisto: por qué habríamos de creerles si ahora que tuvieron la oportunidad no hicieron absolutamente nada. Y que no salgan con el cuento de que no había tiempo suficiente para algo tan profundo. Todos fuimos testigos del desperdicio miserable de semanas enteras de grillas baratas que pudieron haber dedicado a construir lo que ahora llaman una política fiscal de largo plazo.
Además vuelven a quedarse cortos y miopes. Porque este país no sólo está quebrado económicamente. La quiebra es también moral y social. Así que, con todo y su importancia, una reforma hacendaria sería insuficiente. Hay que arreglar la casa desde los cimientos: todo pasa por una auténtica reforma del Estado, una gran revolución educativa y la construcción de un nuevo modelo económico que le dé viabilidad a la nación en los años que vendrán.
México está ya tan colapsado en todos sentidos que necesita refundarse. Replantear su presente de cara al futuro. Nada más y nada menos. Lo más grave de todo es que no se ve quién pueda hacer esta convocatoria.
Lydia Cacho
Plan B
¿Políticos asesinos?
No, ni este país, ni usted, ni yo nos merecemos la estrategia implantada por el grupo de élite del municipio más rico de México: Monterrey. Reunieron fondos para la creación de grupos paramilitares cuya misión sería comenzar una “limpieza social de criminales”; trajeron a dos expertos en seguimiento de inteligencia, contraespionaje y tortura que fueron contratados formalmente. Uno de ellos es un chiíta especialista en entrenar francotiradores, otro un ex agente del Mossad israelí.
Bajo las narices del presidente Calderón han imitado las mismas estrategias que la derecha recalcitrante implantó en Colombia y por las cuales la sociedad, y paradójicamente, las mismas élites siguen pagando caro.
Esto no es un juego de niños, el alcalde Maurico Fernández Garza ha declarado que él es la ley e irá más allá de sus facultades para combatir al crimen organizado. Esta brabuconería es el detonante de una fascinación por hacer de la violencia y el asesinato un instrumento de Estado.
Es comprensible la desesperación de una parte de la sociedad ante el ambiente de inestabilidad social y terror causado por la guerra antinarco; pero resulta éticamente inaceptable que los políticos y empresarios utilicen recursos públicos y privados para hacer justicia como si este país fuera un circo romano. No lo somos. Somos una patria adolorida por el derramamiento de sangre, por la corrupción endémica del sistema político, pero también somos un país lleno de posibilidades, con millones de personas buenas y honestas capaces de dar la vida para generar un cambio social.
La perversidad de estos grupos que han creado comandos ilícitos debe ser evidenciada; nutren la ira de la sociedad argumentando la necesidad de justicia. Pero la justicia no se alcanza desde la ilegalidad, sino con procesos sociales que transforman a las personas y a las instituciones: muchos de ellos ya han comenzado a tomar forma, serán lentos pero darán frutos.
El peligro aumenta para toda la sociedad en la medida en que el corazón de México entre en guerra contra sí mismo ¿quién es el tribunal y cómo eligen a los culpables? Celebrar la muerte no sólo nos lleva a una fiesta de sangre, sino a la erradicación de la pequeña simiente de estado de derecho al que millones le hemos apostado durante décadas de movimientos de derechos humanos.

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