3/25/2011

Entrevista a Catherine Deneuve: “No sé si algún día alcanzaremos la igualdad total”

Entrevista a Catherine Deneuve, que se pasa al vodevil en 'Potiche', sátira disparatada sobre la emancipación de la mujer y la lucha de clases

CARLOS PRIETO Madrid 19/03/2011 08:00 Actualizado: 19/03/2011 11:33


Catherine Deneuve fumando un cigarro, ayer, en un hotel de Madrid.-

Catherine Deneuve fumando un cigarro, ayer, en un hotel de Madrid.-Graciela del Río

Conjunto imaginario de palabras favoritas de los bebés franceses: 1) Mamá y papá. 2) Petit Suisse y croissant. 3) Catherine y Deneuve. En efecto, todo indica que los infantes galos aprenden a decir Deneuveantes incluso que Voltaire o Robespierre. Así, cuando llegan a adultos, ya tienen la lección bien aprendida: por aclamación popular, la imagen de Catherine Deneuve (París, 1943) fue usada para representar a Marianne, el símbolo nacional de la República, entre 1985 y 1989. Y las plazas de los pueblos de Francia se llenaron de estatuas de Marianne con la cara de Catherine. ¡Libertad, igualdad, fraternidad... y Catherine Deneuve!

Eso por un lado. Por el otro, Deneuve se ha hecho un hueco en el imaginario europeo colectivo a base de interpretar papeles de alto voltaje dramático a las órdenes de conocidos perversos como Buñuel o Polanski. Resumiendo: poca broma con esta mujer.

«El mito de Catherine Deneuve no es de mi incumbencia»

Por todo ello, uno no puede más que rendirse a los encantos de una película como Potiche, de François Ozon, que osa arrancar su trama con Catherine Deneuve, la musa del cine de autor atormentado, el icono de la República francesa, ¡luciendo un chándal! ¡Herejía! ¡Herejía! Y ese es sólo el principio de un vodevil que satiriza las relaciones entre capitalismo, feminismo y lucha de clases, pero también le busca las cosquillas al mito de sus dos protagonistas: Catherine Deneuve y Gérard Depardieu.

"Yo no interpreté el papel pensando que también estaba satirizando mi imagen. Las parodias en segundo grado son peligrosas. En todo caso, eso es cosa del director", contó Deneuve sobre un filme que se estrena el viernes. ¿Qué piensa entonces del mito de Catherine Deneuve? "No es de mi incumbencia", señaló la actriz, sentada en la terraza del Hotel Santo Mauro. Deneuve, que está de excelente humor, luce uñas magenta, bebe café y fuma cigarrillos largos y ultrafinos (durante la rueda de prensa había montado un pequeño quilombo al encender un pitillo. Cuando le dijeron que podían multar al hotel, respondió que la pagaría ella. "Todo esto me parece excesivo", dijo antes de apagar el cigarrillo).

Potiche adapta un clásico del teatro de boulevard escrito por Barillet y Grédy en 1977. Cuenta, en clave de farsa, las tribulaciones de un matrimonio burgués de provincias, dueño de una fábrica de paraguas, que se enfrenta a una insurrección. O cuando la lucha de clases se mezcla con la farsa sexual: mientras la fábrica arde, él se lo monta con su secretaria, y ella, hastiada de su rol de mujer florero, ¡se lía con el alcalde comunista del pueblo! (Depardieu, para más señas). En efecto, el acabose.

«El machismo sigue siendo una práctica habitual en el mundo laboral»

"No hay que olvidar que es una comedia. No se trata de un filme social. Pero dice cosas sobre las relaciones entre hombres y mujeres. Es una obra de los años setenta. La situación ha cambiado desde entonces, pero el machismo sigue siendo habitual en el mundo laboral. Ahora hay más igualdad, sí, pero no sé si algún día alcanzaremos la igualdad total", exclamó una actriz que, en 1971, protagonizó una campaña del Movimiento de Liberación Femenino que dio mucho que hablar: 343 mujeres firmaron un manifiesto en la prensa en la que reconocían públicamente haber abortado. Incluidas Simone de Beuavoir, Marguerite Duras y la propia Deneuve.

Arrugas sí, gracias

Un año antes había rodado Tristana con Buñuel. Lo recuerda así: "Buñuel estaba muy contento de volver a rodar en España tras Viridiana. Tenía buen humor, aunque era un hombre de otra época. Nuestra relación era buena, pero no estrecha. Se relacionaba mejor con Fernando Rey o Rabal, de hombre a hombre".

La actriz cumplirá 70 años en 2013. No le gusta sentir cómo "pierde energía", pero envejecer no le provoca "ningún conflicto" grave. "No es algo que me obsesione. Afortunadamente, estar rodeada de amigos me ha hecho superar las etapas de mi vida sin grandes traumas", dice. Las arrugas no quitan el sueño a Deneuve, que ve remitir la plaga del botox: "Los directores comienzan a cansarse de los actores que no pueden mover ni la frente ni las cejas. Pero no sólo los actores recurren a la cirugía estética. Lo hace mucha gente, incluidos los políticos". ¿Berlusconi? "Es una pena que la cirugía no sea el único aspecto ridículo en él", afirma.

Y tras la pulla, la aclaración final: "Marianne es un símbolo de la República, no un mito. Si me hubieran pedido utilizar mi imagen para representar a una figura de la realeza no hubiera aceptado". Está claro: Robespierre y Deneuve, dos iconos franceses.

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