3/12/2013

Nuevo o viejo PRI?



José Antonio Crespo

Los cambios realizados por el PRI en su XXI Asamblea, suscita al menos las siguientes reflexiones: 

1) El PRI formaliza en sus estatutos el liderazgo nato del presidente, al permitirle encabezar la Comisión Política Permanente, y ser miembro del Consejo Político Nacional. Con lo que convierte en reglas escritas lo que antes eran reglas no escritas, cuando el presidente era el fiel de la balanza, el árbitro supremo en las decisiones importantes del partido. Eso se empezó a desdibujar con Ernesto Zedillo (aunque no por completo) y se perdió por definición con la alternancia en el año 2000. Entonces el PRI tuvo que construir —con gran dificultad— una gobernabilidad de tipo horizontal, lo que se tradujo en fisuras, confrontaciones y choques que lo pusieron al borde de la ruptura y lo llevó a ocupar el tercer lugar en la elección de 2006. Ahora regresa voluntariamente al esquema de gobernabilidad vertical con el que nació, ostentando al presidente como columna vertebral que le facilita la toma de decisiones con menores costos internos y externos. Evidentemente, los priístas prefieren la eficacia interna y la disciplina, si eso les ayuda a reconquistar o preservar el poder. Queda la duda, expresada atendiblemente por el PRD, de si es compatible que el Ejecutivo Federal —como investidura, no como individuo— pueda combinar constitucionalmente la representación nacional que ostenta con un cargo directivo en un organismo de representación parcial; su partido. Habrá que verlo.

2) Por lo mismo, regresó la disciplina partidaria que se relajó en exceso en los doce años en la oposición. Enrique Peña Nieto, siendo aún candidato, explicaba que si el PRI no había aprobado las reformas que ahora propone (IVA, apertura petrolera), fue porque al no haber un presidente priísta, no había manera de disciplinar a la corriente nacionalista-revolucionaria dentro del partido. La aprobación por aclamación de tales cambios en los estatutos sugiere que tenía razón Peña. Seguramente el poder y la respetabilidad adquiridos por Peña tras el “Elbazo” ayudó a esa empresa disciplinaria.

3) Por otro lado, el cambio respecto del IVA y la apertura petrolera refleja el retorno de los tecnócratas al poder. Llegaron con Miguel de la Madrid, se consolidaron con Salinas de Gortari y continuaron con Ernesto Zedillo. Al perder el poder, fueron remplazados en el partido por los antiguos políticos que retomaron en sus estatutos los principios del nacionalismo-revolucionario, en materia de IVA y petróleo. Muchos tecnócratas se fueron del partido, algunos, otros se marginaron voluntariamente y otros más siguieron en activo. Esos cambios los ha registrado Roderic Camp, especialista en élites políticas mexicanas.

Si bien Peña Nieto no responde al perfil clásico del tecnócrata (es abogado, aunque de universidad privada, una diferencia importante respecto de la clase priísta tradicional), además de rodearse de varios políticos de la vieja guardia (Murillo Karam, Osorio Chong, Emilio Chuayffet, Pedro Joaquín Coldwell), llega con una visión neoliberal de la política económica, junto con Luis Videgaray, quien presenta un claro perfil tecnocrático. De ahí también la remoción de los candados que les dificultaba a los tecnócratas asumir candidaturas a cargos de elección popular (y la posibilidad de que quienes hayan abandonado el partido, puedan regresar). Los tecnócratas, hay que recordarlo, acompañaron la apertura económica con apertura política, hasta llegar a la plena competitividad electoral que preparó el terreno de la alternancia.

4) Todo ello no es en sí mismo ni necesariamente incompatible con la democratización del país, ante la pluralidad vigente y los nuevos equilibrios políticos. La democracia del régimen político puede coexistir con un buen grado de verticalidad y oligarquía dentro de los partidos (lo que es hasta cierto punto inevitable). Pero que el retorno del PRI a su viejo esquema de gobernabilidad vertical afecte o no la democracia mexicana, depende esencialmente de la forma en que Peña utilice el poder presidencial recién recuperado, tanto dentro como fuera de su partido.

cres5501@hotmail.com
Investigador del CIDE.

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