10/23/2014

Los periodistas pal café.. .




Mientras el palacio municipal de Iguala era incendiado y en varias ciudades del país y el extranjero se alistaban actos de protesta por la desaparición de 43 normalistas, el procurador federal de justicia, Jesús Murillo Karam, desarrollaba en el Distrito Federal una burocrática tentativa de evasión de la realidad, armado de una cansina narrativa procesal tan llena de detalles sabidos y previstos como carente de respuesta a la pregunta central que tantos ciudadanos mantienen: ¿dónde están los estudiantes?
Entre la ausencia de avances reales sobre el tema central, el marrullero Murillo Karam quiso asentar la tesis oficial de ‘‘la pareja solitaria’’ (homenaje al libretista de la obra Aburto y Lomas Taurinas, 1994, editorial Los Pinos), un encapsulamiento local del binomio política-crimen organizado que remitiría sólo a lo municipal, Iguala como coto único de alta corrupción, a la hora de investigar y castigar el horror de fosas, levantones, torturas y asesinatos, además del financiamiento de campañas electorales y el cobro de regalías cuando el candidato ya está en el poder. Empecinado en individualizar el expediente de la narcopolítica en el matrimonio formado por José Luis Abarca Velázquez y María de los Ángeles Pineda Villa, el marrullero priísta hidalguense dibujó con pinceles expertos un autorretrato (este tecleador estuvo a punto de escribir selfie o usie, para verse más nais) de la clase política de todo el país, durante varias décadas y en todos los niveles.
El entretejido elemental que Murillo puso sobre la mesa para tratar de inculpar focalizadamente a ‘‘la pareja solitaria’’ es una confesión global, una radiografía colectiva, una develación esclarecedora de los mecanismos de entendimiento entre los poderes económicos, en este caso el llamado crimen organizado (CO) y los políticos que en realidad también forman parte de éste. Dinero para campañas de candidatos que, llegados al poder, entregan parcelas administrativas y conceden franquicias para el saqueo del erario a cuenta de lo recibido. Sicarios al servicio de los figurines políticos para enfrentar y acallar a los críticos y opositores. Convicción de impunidad blindada, pues a fin de cuentas todo está ‘‘arreglado’’. De lo micro a lo macro. De las presidencias municipales a las gubernaturas y al plano federal, pasando por las cámaras legislativas, las estructuras del Poder Judicial, las mafias partidistas, los procuradores, las policías y las fuerzas armadas, con la jugosa complicidad de empresarios, alto clero y medios de comunicación ‘‘amigos’’ y una sociedad cívicamente adormecida hasta que llegan casos extremos como el de Iguala (de los rubros antes mencionados se habla en general, a sabiendas de que en todo hay excepciones).
El otro ingrediente destacado dentro del rollo murillista es la pretensión de llevar el tema de Iguala al casillero del narcotráfico. A los normalistas los ‘‘confundieron’’ los policías de Iguala, ayudados luego por los del vecino municipio, Cocula, y los altos jefes del bando gobernante, Guerreros Unidos. Pensaban que eran parte de sus adversarios asentados en Chilpancingo, Los Rojos. Por ello la saña. Esa especie ya ha sido esparcida por funcionarios federales que hablan en corto a periodistas para que éstos la difundan sin fuente oficial. El siguiente paso podría ser ir ‘‘encontrando’’ que los normalistas rurales eran financiados por uno de los bandos regionales del narcotráfico, Los Rojos, en una historia de entendimientos al estilo colombiano entre guerrillas y cárteles. Y todo podría ir quedando, conforme al guión oficial, en un mero ajuste de cuentas. Se matan entre ellos. Condición normalista colateral.
El estilo de predilección por lo legaloide y el aparente culto extremo por el estado de derecho y sus tiempos, fases y restricciones, fue detonado ayer mismo por una serie de preguntas que le planteó la reportera María Idalia Gómez, del portal Eje Central, particularmente la que pedía explicar por qué intervino tan tarde la PGR en la tragedia igualteca. ‘‘¿Es discurso o es pregunta?’’, apremió el impaciente procurador, que se había pasado largo rato soltando un discurso sobre hechos conocidos y urdimbres de las que los sucesores suelen desmarcarse sonoramente (La Paca como referente metodológico, por dar un ejemplo).
Aunque, en realidad, el ex gobernador de Hidalgo no tiene mucho de qué preocuparse, pues por arreglos entre EPN y la ‘‘oposición’’ será fiscal general de la República durante los nueve años próximos, autónomo e inamovible a tal grado que si a Los Pinos llegara un opositor tendría a Murillo Karam durante cinco años de ese sexenio como jefe máximo de la procuración federal de justicia. Por lo pronto, dejó evidencia pública del talante poco respetuoso hacia el ejercicio reporteril y la vocación autoritaria hacia un periodismo postrado, que sólo haga preguntas cómodas, circunscritas a los trazos que el funcionario desea, condicionadas incluso a un número establecido a sus pistolas por esos presuntos servidores públicos que en este caso deberían estar empeñosamente dispuestos a explicar e informar hasta el cansancio lo que los mexicanos demandan saber.
Otros asuntos daban muestra de la purulencia institucional, mientras ciudadanos marchaban y manifestaban por las calles su exigencia de verdad y justicia en el caso Ayotzinapa. Un personaje de apellido Plascencia, jefe de la plantilla de consumidores impunes de gran presupuesto público para hacer recomendaciones condicionadas por los poderes políticos, meras elaboraciones sin consecuencias prácticas, buscaba colocarse en ruta de ser designado otros años en la ubre de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos. Amado Yáñez era detenido para diversificar la atención pública y para permitir reposicionamientos grupales en el gran negocio de corrupción llamado Oceanografía. Y gendarmes, policías federales y marinos irrumpían en El Carrizalillo, Guerrero, al estilo de los peores momentos de represión de décadas anteriores, en busca de fosas y criminales involucrados en lo de Iguala (http://bit.ly/1wbK4N5) . ¡Hasta mañana!
Twitter: @julioastillero, Facebook: Julio Astillero, Fax: 5605-2099 • juliohdz@jornada.com.mx

Foto
La verdad oficial durante el sexenio de Felipe Calderón fue que la violencia no afectaba negativamente el desarrollo económico. Así lo expresaron en más de una ocasión su último secretario de Hacienda, Ernesto Cordero, y otros funcionarios de primer nivel. Los dos primeros años de Peña Nieto fueron dedicados a gestionar las reformas estructurales, tomando como punto de partida el Pacto por México. Se engolosinaron con la bienvenida que les dio la prensa internacional. En cuestión de semanas se ha trastocado la imagen. La chamusquina de edificios públicos, tiendas y vehículos en Guerrero y estado de México ha alcanzado al Mexican moment. Ahora resuta patética la portada de la revista Time con el título Saving México. La revista británica The Economist dice en su edición más reciente que las atrocidades de Iguala y Tlatlaya ponen en evidencia que ‘‘México está lejos de ser un país de leyes” y, sin embargo, son tan necesarias como las reformas. Estos hechos son ‘‘suficientemente serios para cambiar el rumbo del gobierno de Peña Nieto’’. Pero ¿está dispuesto a tomar otro rumbo? La protección al gobernador Ángel Aguirre parece indicar lo contrario. Por su lado, el diario USA Today, el de mayor circulación en Estados Unidos, opina que la desaparición de los 43 normalistas en Iguala es un ‘‘recordatorio alarmante de que la violencia delictiva persiste en México pese a la insistencia de Peña Nieto de que la situación está mejorando’’. Tal vez fuera del país hubo quienes creyeron en las cifras y las gráficas que mostraban la mejoría, pero internamente pocos lo admitieron. The New York Times escribe en su primera plana del domingo, bajo el título ‘‘México encuentra muchos cadáveres, pero no a los estudiantes perdidos’’, que si de algo ha servido la búsqueda de los desaparecidos es para ‘‘confirmar que la crisis del crimen organizado en México, donde se sabe que fueron asesinados decenas de miles en la guerra contra las drogas de años recientes, podría ser peor de lo que han admitido las autoridades’’. ¿Y está dispuesto Peña Nieto a llamar a cuentas a Felipe Calderón? No hay indicios de que eso pueda llegar a suceder. The Washington Post, a su vez, dice: ‘‘A nadie debe sorprender que ninguno de los 28 cadáveres en las fosas fuera de los normalistas’’, pues es conocido que la sierra de Iguala es un ‘‘basurero humano’’. El diario concluye que esto ‘‘ha destrozado la campaña de relaciones públicas de Enrique Peña Nieto al desviar la atención internacional hacia los fracasos en materia de seguridad’’. Para el Washington Post, se ha pasado del Mexican moment al M exican murder.
Amado Yáñez, descuatificado
De repente le cambió la suerte al ex Señor de los Gallos, Amado Yáñez. El principal accionista de Oceanografía fue consignado por los cargos de lavado de dinero y defraudación fiscal, que son delitos graves, por lo que no alcanza libertad bajo fianza, de acuerdo con la PGR. El empresario fue detenido el lunes por la tarde al salir de un restaurante en la ciudad de México, con base en una orden de localización y presentación de la Agencia de Investigación Criminal, y fue puesto a disposición de la Seido para declarar en relación con tres averiguaciones previas. El pasado 23 de marzo, Yáñez se había presentado voluntariamente a declarar ante el Ministerio Público por el fraude a Banamex y fue arraigado en su casa de Acapulco, donde convaleció de una intervención quirúrgica. Se le dictó auto de formal prisión, pero pudo seguir el proceso en libertad, porque estaba acusado de un delito que calificaron de no grave. La Procuraduría General de la República confirmó que además se le investiga en Estados Unidos por incumplir la ley estadunidense del secreto bancario, operaciones irregulares y lavado de dinero del narcotráfico. Más lo que se acumule… Yáñez tiene una gran oportunidad: denunciar a los personajes políticos que le pusieron la escalera para que ascendiera a la cima… y ahora lo están dejando hundirse en la sima.
Coca-Cola crece a pesar del impuesto
Coca-Cola Femsa, la mayor embotelladora del mundo, dio a conocer que sus ingresos aumentaron 11.4 por ciento y sus utilidades netas crecieron 13.2 en el tercer trimestre de este año. Coca-Cola tuvo éxito con la estrategia de colocar nombres propios en las latas y otros envases del refresco, además de lanzar la marca Coca-Cola Life, endulzada con una mezcla de azúcar natural y stevia. Entre julio y septiembre de este año, la compañía ingresó 41 mil 781 millones de pesos, esto representa 11.4 por ciento más comparado con el mismo periodo de 2013. En otras palabras, la adicción a la Coca-cola pudo más que el aumento de precio derivado del impuesto. ¿Será necesario pensar en otro? Este es el momento. La ley de ingresos se hornea en el Congreso.

En el marco de la llamada Cumbre de América del Norte, celebrada en febrero pasado en Toluca, los presidentes Enrique Peña Nieto y Barack Obama, más el primer ministro Stephen Harper, tímidamente conmemoraron dos décadas del Tratado de Libre Comercio entre México, Canadá y Estados Unidos, y de forma poco convincente señalaron que tal mecanismo funciona bien, pero debe ir más allá.
Prometido por Carlos Salinas de Gortari como la panacea económico-social y la llave de entrada de México al primer mundo, a dos décadas de distancia el TLCAN lejos de facilitar a México la política comercial tolerante y subsidiaria que ha desplegado Estados Unidos en China y Asia del este, ha sido más bien un instrumento jurídico severo, que no ha dejado ningún resquicio al desigual subdesarrollo del país, por lo que el tiempo de no crecer y de justificar el no conseguirlo se ha terminado; es de esperarse que lo aprendido en estos 20 años del tratado y 30 años de una política económica con crecimiento insuficiente, sirvan de experiencia para que México implemente una estrategia económica integral que logre un desarrollo compartido y sustentable.
El Instituto para el Desarrollo Industrial y el Crecimiento Económico (IDIC), con la colaboración del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM, editó el libro TLCAN, 20 años: ¿celebración, desencanto o replanteamiento?, en el que advierte que el tratado “siempre ha sido un mensaje geopolítico al mundo global a pesar de la voluntad o el déficit de intención de sus países miembros. Frente a la ambigüedad de Canadá, la prepotencia de Estados Unidos o la adhesión dogmática de México, ha sido una respuesta al avance de la integración europea, a la desintegración de la Unión Soviética, a la apertura de China, al protagonismo asiático, etcétera. Los únicos que en no pocas ocasiones no lo han interpretado así son los propios países firmantes, que muchas veces lo han confundido con un acuerdo comercial ‘bilateral’ (Canadá); un instrumento ventajoso de dominio económico y comercial (Estados Unidos), o una alternativa de desarrollo económico en un momento de definición histórica (México)”.
Los siguientes pasajes forman parte del citado libro, cuyo coordinador académico es el vicepresidente del IDIC, Arturo Oropeza García. Va, pues: a dos décadas de distancia, en la que ha transitado el recambio de dos siglos e inaugurado un nuevo milenio, la región norteamericana contempla pasivamente el desmantelamiento de la hegemonía occidental frente al liderazgo vitalista de Asia del este encabezada por China, a la cual no le faltan ideas políticas, económicas o sociales en el empeño de recuperar pasados éxitos, en los que India y China fueron líderes del desarrollo de la comunidad mundial hasta el siglo XVIII. Este pequeño paréntesis de dominio occidental en lo económico, de poco más de dos siglos, aparece seriamente amenazado ante la pérdida de ritmo y de rumbo de Estados Unidos y de Occidente.
Uno de los temas sensibles respecto a la evaluación del TLCAN en México fue que en la visión económica de futuro del tratado se dibujaron grandes expectativas, dignas de un verdadero modelo de desarrollo o de una estrategia de Estado, y no de un limitado acuerdo de comercio. En su origen se le vendió como un acuerdo de creación de empleos, mejoras salariales, reducción de migración, motor de crecimiento económico, agente reductor de las brechas económicas existentes con Estados Unidos y Canadá, etcétera, y lamentablemente para todos, tanto para los impulsores como para aquellos que lo han cuestionado, los resultados que todos hubieran deseado no se han logrado.
Un crecimiento magro en el periodo y la acumulación de déficit en materia económica y social, cuestionan y ponen en tela de juicio los resultados positivos obtenidos en materia de crecimiento comercial y de la llegada de más inversión extranjera (IED). Como un triunfo pírrico catalogan las fuentes críticas del tratado que las exportaciones a Estados Unidos y Canadá hayan aumentado en ocho y seis veces, respectivamente, y que la IED haya pasado de 1.3 a 2.6 por ciento del PIB en el mismo periodo, si bien la expectativa integral que se ofreció con base en la implementación del tratado no se ha cumplido.
Después de 20 años, el crecimiento se encuentra por debajo del promedio de la mayoría de los países de América Latina (2.4 anual), donde su PIB per cápita subió menos que el incremento económico (1.2) y peor aún por trabajador (0.7). En cuanto al acercamiento y cierre de brecha con Estados Unidos –otro tema relevante del discurso de salida del TLCAN–, el PIB por trabajador de México en 1993 representaba el 35 por ciento de un trabajador estadunidense, y a 2012 esta brecha se amplió a 30 por ciento.
En el tema de migración, otra de las ofertas a resolver vía TLCAN, durante la primera década del siglo XXI un promedio anual de 600 mil mexicanos se arriesgaron por una nueva oportunidad laboral en Estados Unidos, lo cual generó de 6.6 millones de inmigrantes de 2000 a 2010, o sea, 5.8 por ciento de la población del país.
El salario de 2012 fue casi idéntico al obtenido por un obrero o empleado mexicano 30 años atrás. De 1992 a 2012, el sensible renglón de pobreza patrimonial se mantuvo lastimosamente igual (51 por ciento), del mismo modo que el de capacidades (29) y de pobreza alimentaria (19). En materia de generación de empleos, hoy se reconoce una informalidad de casi 60 por ciento de la población económicamente activa, lo cual completa una realidad económica y social altamente preocupante del país.
Los resultados económicos y sociales que hoy México presenta, a 20 años del tratado, son muy inferiores a los obtenidos por otros países en desarrollo ubicados en Asia, Latinoamérica o Europa del este, lo cual desdora el que las exportaciones se hayan incrementado geométricamente para un número reducido de empresas (50 empresas acaparan 50 por ciento de ellas).
A nivel regional, más allá del mensaje geopolítico hacia el exterior, el TLCAN ha sido fundamentalmente una herramienta de negociación jurídica comercial para los tres países y no un esquema de integración. Canadá, desde un inicio, ha luchado por apartarse del tratado; Estados Unidos mantiene su proverbial desprecio a su relación vecinal con el sur, y México cada día más alejado del primer mundo.
Las rebanadas del pastel
A Raúl Plascencia, el premio la cara más dura que una piedra, por su intención de relegirse al frente de la Comisión Nacional de Derechos Humanos.

Un tiroteo ocurrido ayer en las inmediaciones del Parlamento de Canadá, en Ottawa, dejó como saldo dos muertos y varios heridos, y disparó las alertas en el centro político y financiero de esa nación norteamericana. De acuerdo con informes preliminares de fuentes oficiales, el autor de los disparos es un ciudadano canadiense de nombre Michael Zehaf-Bibeau, convertido al islam en 2013.

Exigen parar represión hacia las luchas sociales
Los académicos del Centro de Investigaciones Interdisciplinarias en Ciencias y Humanidades (CEIICH) de la UNAM expresamos nuestra mayor indignación y firme rechazo al crimen de Estado que tuvo lugar en Iguala el 26 de septiembre pasado, en el que se perdió la vida de seis personas y desaparecieron 43 estudiantes normalistas de Ayotzinapa, sin que a la fecha se conozca su paradero. Exigimos la aparición con vida de los 43 alumnos y el castigo a todos los responsables materiales e intelectuales de este trágico suceso.

Ha pasado casi un mes de la matanza de Iguala y aún no sabemos qué y por qué ocurrieron los hechos. Para vergüenza del estado de derecho, los 43 estudiantes secuestrados por la policía municipal y luego entregados a las bandas delincuenciales que dominan y asuelan esa región no aparecen y las investigaciones tampoco arrojan luz sobre su posible paradero. La ineptitud de las instituciones federales y estatales para dar con las víctimas es desmoralizante, pues subraya la crisis no resuelta que afecta tanto a la sociedad como al régimen. Todas las soluciones políticas están destinadas al fracaso mientras no se informe con veracidad sobre el destino de los normalistas. Es increíble que a estas alturas existan dudas acerca de si los 28 cadáveres hallados en las primeras fosas pertenecen o no a los jóvenes detenidos por la policía municipal, cuando al principio la autoridad dijo que su localización se debía a la confesión de varios miembros de Guerreros Unidos que los llevaron a ese lugar. Luego, sin mediar una verdadera explicación, se rechazó esa versión sin que la autoridad informara a quién pertenecían los cuerpos calcinados. Mientras, con toda razón, la comunidad de Ayotzinapa insistió en su consigna: Vivos se los llevaron, vivos los queremos.

Ahora que los politécnicos discuten sobre el tema, quizá les resulte interesante la experiencia de la UNAM que resumo a continuación.

El Pacto por México con el que se inauguró el gobierno del presidente Peña Nieto fue recibido con gran optimismo, sobre todo por la prensa internacional que, atarantada como es cuando se trata de inversiones en países pobres, empezó a hablar con alboroto del momento mexicano (por ejemplo, cinco años antes la revista The Economist había celebrado el despegue brasileño casi histéricamente). Entre los nuevos funcionarios se instaló una atmósfera de autosatisfacción que se apoderó de la imaginación de los corresponsales extranjeros. Unos y otros se felicitaban por el talento político que había logrado sentar a la mesa de negociación a opositores rejegos, para concluir acuerdos sobre temas que durante más de 12 años habían sido motivo de desacuerdo entre los partidos políticos.

Una tensión constante y creciente, punteada por episodios exacerbados que han llegado al borde del enfrentamiento bélico directo, ha sido la muy preocupante característica de una de las relaciones bilaterales de mayor importancia en el actual panorama internacional: la sino-japonesa. Por lo menos los últimos 24 meses –que casi coinciden con el arranque de los nuevos liderazgos de Shinzo Abe, quien asumió por segunda ocasión en diciembre de 2012 la jefatura del gobierno en Tokio, y de Xi Jinping, que un mes antes había sido ungido como secretario general del Partido Comunista en Pekín– han estado marcados por este prolongado y complejo desencuentro de dos grandes vecinos. Por encima de una historia jalonada por las agresiones japonesas, el entendimiento entre ambos es ahora esencial para, por una parte, aliviar tensiones y enfrentamientos directos que pueden salirse de control con facilidad y, por otra, dotar de viabilidad a cualquier esquema de cooperación subregional en el Asia nororiental y, más ampliamente, en el amplio semicírculo del Pacífico asiático.

Cuba está realizando una aportación mayor de personal sanitario al combate del ébola en Sierra Leona, Liberia y Guinea Conakry –los tres países invadidos por la epidemia– que ningún otro Estado en el mundo. El complejo mediático que usualmente dispara sin pausa mentiras y calumnias contra la isla no ha tenido más alternativa que reconocerlo puesto que es imposible ocultar un hecho de tan extraordinaria relevancia relacionado con el enfrentamiento a una enfermedad que se ha vuelto noticia de primera plana y que si no es frenada a tiempo puede convertirse en una pandemia global, como alertó Raúl Castro.

El panorama que se observa es extremadamente complicado. Los terribles sucesos de Ayotzinapa dan cuenta clara de la colusión entre policías y la delincuencia organizada. No son hechos que se circunscriben a una u otra entidad, sino que afectan al país entero en todos sus ámbitos. La prensa internacional ha reconocido que el gobierno federal ha sido incapaz de resolver el problema de la seguridad. El escenario montado para convencer que este gobierno logró en un año lo que las anteriores cuatro administraciones federales no pudieron, se ha desmoronado.

Leer ha sido una de mis actividades favoritas, quizá la preferida.



No hay comentarios.:

Publicar un comentario