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El pasado 30 de abril de 2015, prácticamente a hurtadillas y sin
que se hiciera aviso público y difundido del asunto, el PRD en
complicidad con el PRI y sus partidos compinches (PVEM-PANAL)
declararon, a través de un acuerdo, la extinción de las Comisiones
Especiales, mismas que tenían la finalidad de dar puntual seguimiento y
realizar algunas acciones, respecto a temas relevantes de la vida
política nacional. Dichos partidos fueron los únicos que firmaron tal
acuerdo.
Entre estas comisiones se encontraban la Comisión Especial para dar
seguimiento puntual y exhaustivo a las acciones que han emprendido las
autoridades competentes en relación a los feminicidios registrados en
México; la de Lucha contra la trata de personas; la de seguimiento a la
problemática generada por el derrame de diversas sustancias en el Río
Sonora y la de Seguimiento a las investigaciones relacionadas con los
hechos las Comisiones la comisión que se instalóen la Cámara de
Diputados para dar seguimiento a las investigaciones relacionadas con
los hechos ocurridos en septiembre pasado en Iguala Guerrero, a alumnos
de la Escuela Normal Rural de Ayotzinapa “Raúl Isidro Burgos”.
Quisiera referirme de manera particular a esta última comisión, en la
que participécomo integrante y ante la cual realicédiversas gestiones
para que se estableciera un plan de trabajo integral que permitiera que
las investigaciones fueran lo más completas posibles. Después de
solicitar licencia a mi cargo de diputado federal entróen el espacio de
Movimiento Ciudadano en la Comisión la diputada Zuleyma Huidobro quien
perseveróen esos propósitos y se enfrentóa la resistencia del PRI- PRD.
La desaparición de dicha comisión en el último día del periodo
ordinario responde, evidentemente, a que era un tema incómodo,
particularmente para el PRI y el PRD, por lo que al seno de la Junta de
Coordinación Política se pactóque fuera sepultada.
Es relevante mencionar que esta comisión no contaba con presupuesto
alguno, por lo que en el supuesto “recorte” para ahorrar gastos, la
extinción de la misma no se encontraba justificada.
A propuesta mía, dentro del plan de trabajo se incorporóla necesidad
de reunirnos con las familias, estudiantes y organizaciones que las
acompañaban, a fin de tener un acercamiento directo con las víctimas y
ponernos a su disposición, incluso se presionópara que una comisión
–designada por ellos- participara en las sesiones de la comisión. Estas
reuniones nunca se concretaron.
Lo que sí se concretó y en múltiples ocasiones, fue la simulación de
acudir a instancias oficiales a recibir información que sirvióal PAN,
que presidía la comisión, y al PRI-PRD-PVEM-PANAL que fingían interés,
para simular acciones que en el fondo terminarían minimizando y
ahogando.
Durante el primer informe, que fue aprobado con la firma inconforme
del PRI y el PVEM, se informóque existían inconsistencias entre las
versiones oficiales, la de los estudiantes y la de los peritos del
Equipo Argentino de Antropología Forense. Después de ese informe, las
cosas cambiaron de manera radical.
La Comisión pasó de tener una asistencia de 7 diputadas y diputados,
al abandono paulatino de los representantes del PRI, del Partido Verde,
del PRD y de Nueva Alianza. El ausentismo era evidente en las reuniones
de trabajo, incluida la que se sostuvo con los expertos de la Comisión
Interamericana de Derechos Humanos.
De tal manera se ponen en evidencia las complicidades que existen en
los tres niveles de gobierno, en donde nadie habla de Iguala en relación
con el PRD, ni recuerda que Cocula, presunto destino final de los
estudiantes, es un municipio gobernado por el PRI.
Ahora, Carlos Navarrete se desgarra las vestiduras atacando a los
partidos progresistas en Guerrero, afirmando que somos nosotros quienes
hacemos juego al PRI, olvidando que hemos sido nosotros quienes en la
Cámara dimos la batalla a favor de los intereses del pueblo y en contra
de los intereses de las cúpulas partidistas, en especial del partido en
el gobierno y sus aliados.
Para el PRI- PRD el tema de Iguala-Ayotzinapa es un tema que hay que
esconder, en el sol azteca los chuchos responsables del ascenso de José
Luis Abarca no quieren que se hable más del temas de los 43
desaparecidos.
La gravedad de la extinción de las comisiones va más alládel simple
hecho de que no se permitiera ni siquiera que la comisión de
Iguala-Ayotzinapa rindiera su informe final, o que pudiera cumplir con
todo su plan de trabajo. Lo que se dice, a gritos pero de manera
hipócrita y silente, es que los asuntos más relevantes del país no son
de relevancia para el Legislativo Federal, que el dolor y sufrimiento de
43 familias y de miles de víctimas más no es importante, que todo puede
ser pasado por alto, mientras se beneficie a unos cuantos que se niegan
a ver la realidad: el país síestáen llamas.
México sigue siendo un país que simula cumplir los derechos humanos,
pues si bien es cierto que existen grandes avances, la mayoría de ellos
ha sido impulsado por las organizaciones de la sociedad civil, que no
han dejado de evidenciar las grandes omisiones del Estado, y la gran
insensibilidad y desinterés que demuestra siempre ante estos temas.
Estamos distantes del ideal de la homologación de los derechos
humanos en México a los estándares internacionales, pero seguimos muy
cerca de la corrupción y la simulación de los partidos de antaño que
venden promesas vanas en tiempos electorales, pero que hunden en el
olvido y en los carpetazos prácticos los temas más relevantes del país.
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