7/30/2016

El mundo se encamina hacia un histórico liderazgo de mujeres


Madrid, 27 jul. 16. AmecoPress/LaPlata.- Si Hillary Clinton ganara las elecciones de noviembre, el mundo asistiría a un hecho histórico y completamente novedoso. Se convertiría en la primera mujer que llegue a la Presidencia de Estados Unidos, pero formaría parte, además, de un trío de mujeres (de entre 60 y 68 años) que gobernarían simultáneamente las tres principales potencias del mundo occidental: Alemania, Gran Bretaña y Estados Unidos.

Pero podría ocurrir algo más: si la argentina Susana Malcorra (o alguna otra candidata) se convirtiera en secretaria general de Naciones Unidas, no sólo las tres potencias más fuertes sino también los organismos político y financiero más poderosos del mundo (la ONU y el FMI) quedarían en manos de mujeres.
No se puede hablar de la mujer en la política y en el poder como fenómenos nuevos. Hasta el año pasado, en Argentina, Brasil y Chile había Presidentas mujeres, y cada una había accedido al cargo por el voto popular. No eran las únicas en el mundo ni tampoco fueron los primeros casos. Ya en la década del `60 del siglo pasado Golda Meir e Indira Gandhi ocuparon los cargos de Primeras Ministras en sus respectivos países (Israel e India). En la década del `80, Corazón Aquino gana las elecciones presidenciales en Filipinas. Lo que podría ocurrir, sin embargo, es que -por los próximos años- el máximo poder mundial se concentre en una mesa de mujeres. Sería, en todo caso, la consolidación de un cambio social y cultural que ya ha tenido varios hitos importantes.

El nuevo escenario

“¿Todo esto es una coincidencia? ¿O que el techo de cristal del bloqueo femenino en el poder finalmente se quebró?”, se preguntaba recientemente el diario británico The Guardian. La mayoría de los países no han tenido a una mujer como líder. De acuerdo a la ONU, hasta agosto de 2015 las mujeres en el mundo representaban sólo el 22% de los parlamentarios. Hasta esa fecha, 11 mujeres eran jefas de Estado y 10 eran líderes de gobierno. Sólo en Cuba, Suecia o Ruanda, las cifras de mujeres parlamentarias están cerca del 50%. Ni EE UU, China, Japón, Italia o España han tenido mujeres al mando. No obstante, este panorama parece estar redefiniéndose.
En Reino Unido, Theresa May -la segunda mujer en estar a la cabeza del gobierno de ese país después Margaret Thatcher-, tendrá que codearse con sus vecinas, la ministra principal de Escocia, Nicola Sturgeon, y la primera ministra de Irlanda del Norte, Arlene Foster, y deberá gestionar la compleja salida del país de la Unión Europea.
En los 70 años de vida de la ONU, nunca una mujer ha sido secretaria general. Pero eso podría cambiar. Helen Clark es una de las favoritas para convertirse en la sucesora de Ban Ki-moon. Primera ministra de Nueva Zelanda por tres períodos (1999-2008), Clark dirige desde 2009 el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD). Y si no es ella, en la lista también aparece la actual directora de la Unesco, la búlgara Irina Bokova, además de la cancillera argentina Susana Malcorra, también en carrera entre los 12 candidatos para sumir la secretaría general.
Otra líder fuerte a nivel mundial es la directora del FMI, la francesa Christine Lagarde (60), primera mujer en acceder a ese cargo. Abogada de profesión y madre de dos hijos, fue previamente la primera ministra de Economía y Finanzas de un país miembro del Grupo de los Siete países más industrializados (del mundo G7).

La oportunidad

De acuerdo al diario The Washington Post, una investigación sobre liderazgo femenino determinó que las mujeres tienen su oportunidad cuando existe un período de crisis, tal como ocurrió en Reino Unido con el Brexit. De hecho, Thatcher asumió en 1979 tras una crisis económica y del laborismo.
“Luego de que sus primeros ministros murieran o dejaran el cargo por enfermedad, los Partidos Laboristas de Israel y Noruega pusieron por primera vez a mujeres al mando: Golda Meir en 1969 y Gro Harlem Brundtland en 1981”, destacó el Post.
Según Diana O’Brien, profesora de la Universidad de Indiana y que ha estudiado el interés de las mujeres en política, éstas son elegidas para liderar cuando existe un “alto riesgo de desastre o fracaso organizacional”.
Karen Beckwith, experta de la competencia de género en liderazgos de partido de la Universidad Case Western Reserve, asegura en un estudio que es más probable que las mujeres se conviertan en líderes de sus partidos cuando un jefe “hombre es removido por un escándalo o una derrota electoral, o las condiciones son tan inciertas que los aspirantes masculinos más prominentes se niegan a ser candidatos”. Como sea, parece ser la hora de la mujer.
Foto: Laplata.com.

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