10/25/2016

¿Fin del TLCAN?



Ana María Aragonés
La Jornada 
El Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) está siendo considerado responsable de los problemas económicos de Estados Unidos por parte de personajes como Donald Trump y Bernie Sanders. Ambos concuerdan en que la superación de los problemas concitados por este tratado contra los trabajadores pasa por su cancelación o bien por su renegociación. Bernie Sanders extiende su crítica sosteniendo que también ha afectado a los trabajadores mexicanos y no produjo el supuesto beneficio para México. ¿Cómo explicar que desde perspectivas tan contradictorias se hagan cuestionamientos al TLC?
Donald Trump es un multimillonario que no puede considerarse un empresario con conciencia social. Se le cuestiona por ser el único candidato presidencial que no ha publicado su declaración de impuestos desde 1970, lo que pone en serias dudas su situación fiscal. Suspicacia que se refuerza al afirmar que él ha hecho un uso inteligente de los vacíos de la ley. Por tanto, no está muy preocupado por la posible afectación que la falta de cotizaciones provoca en los programas de beneficio social que se otorga a los trabajadores más vulnerables. Se señala que ha utilizado a trabajadores indocumentados en la construcción de la llamada Torre Trump, y cuando éstos se quejaron porque se les había pagado menos, su respuesta fue si te quejas serás deportado (Univisión). No sólo su discurso antinmigrante cae por tierra, pues contrata a indocumentados, a los que considera violadores, criminales, narcos, etcétera. sino que es posible cuestionar su preocupación por el bienestar de los trabajadores. Parecería más bien una estrategia para concitar voluntades de los votantes y aprovechar el enorme descontento de los trabajadores que han visto efectivamente disminuir en forma dramática sus condiciones de vida, de empleos dignos, en un marco de profunda desigualdad económica y social a partir de la flexibilidad y desregulación laboral. Claro que no cuestiona al sistema capitalista que bajo el modelo neoliberal y según la organización Oxfam ha permitido que el uno por ciento más rico de la población del mundo posea tanta riqueza como el resto de los habitantes del planeta. Dentro de este uno por ciento se encuentra el multimillonario Donald Trump, candidato republicano a la presidencia de Estados Unidos.
Estrategia electoral o no, lo interesante de rescatar es la crítica al TLCAN, uno de los proyectos estrella de la dominación estadunidense.
Por su parte, Bernie Sanders quien es considerado por algunos como socialista, y que al declararse admirador de la economía, la política y la sociedad danesa se ha reforzado la idea de que se trata de un personaje con una tendencia socialdemócrata, aunque sus propuestas son más parecidas a las del llamado Estado de Bienestar, critica prácticamente todos los acuerdos comerciales firmados por Estados Unidos. En cuanto al TLCAN señala que ha sido nefasto, pues se han perdido unos 800 mil empleos que han impactado con especial fuerza el Midwest. Sostiene que los salarios de los trabajadores se han estancado, lo que ha impedido elevar la calidad de vida de la población. Y ha criticado acremente a Hillary Clinton por ser una defensora a ultranza de los acuerdos comerciales. Lo curioso es que todas estas críticas parecen presionar a la candidata demócrata, pues recientemente ha aceptado que habría que renegociar aquellas partes que afectan negativamente a Estados Unidos y se mantiene más cautelosa en relación con el TPP.
¿Se trata también de una estrategia electoral y si llega a la Casa Blanca cambiará su discurso? Puede ser, pero lo que hay que destacar nuevamente es la crítica al modelo.
Habría que recordar que el TLCAN se inserta en la estrategia de Washington para consolidar su dominio económico, político y militar en el continente americano, y México se subordinó a las condiciones impuestas por Estados Unidos, con resultados muy desfavorables para el país. Un campo mexicano expuesto a una devastadora competencia, que ha perdido autosuficiencia y seguridad alimentaria al importar los productos de la dieta básica de los mexicanos; que ha favorecido la industria maquiladora por encima de una industria nacional, forma idónea para desarrollar al país, y cuyos controles salariales favorecen al capital trasnacional y debilitan el mercado interno. Todo lo cual ha mantenido en la pobreza a más de 50 por ciento de la población en el país. Los desplazamientos de trabajadores, sobre todo de migrantes indocumentados se multiplicaron en forma y cantidades necesarias para las exigencias de la economía de Estados Unidos. Y lo más grave es que se perdió la oportunidad de un acuerdo migratorio que hubiera impedido las tragedias fronterizas y la enorme vulnerabilidad de estos trabajadores. La debilidad de los negociadores mexicanos o su falta de interés por los migrantes impidieron exigir el mismo trato dado a Canadá, país exento de los trámites consulares para la obtención de la visa y conformar un mercado laboral entre ambos países con mínimas restricciones consulares (M.A. Jiménez).
El hecho de que se esté cuestionando al TLCAN en Estados Unidos podría auspiciar un cambio de timón en la estrategia de dominio. Momento clave para que en México se realice una profunda discusión nacional, no sólo sobre dicho tratado sino sobre el modelo que nos ha mantenido en el subdesarrollo para evitar la imposición de un proyecto que nos vuelva a subordinar.

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