8/17/2017

Los periodistas pal café. . .



Este viernes arranca en Morena el levantamiento de encuestas caseras que permitirá, a la semana siguiente, declarar un ganador de entre los tres participantes autorizados por el consejo estatal de Ciudad de México para contender por la candidatura a gobernar esta demarcación: Claudia Sheinbaum, Ricardo Monreal y Martí Batres.
El interés se ha centrado en Sheinbaum y Monreal porque, más allá de la contienda interna, y luego la externa, por el gobierno de la caja de resonancia política del país, ellos encarnan dos modelos de trabajo y relaciones políticas hasta ahora contrapunteados sin generar escándalo, de tal manera que la victoria de uno de esos modelos tendrá trascendencia en el futuro general del joven partido y en los relevos directivos que habrán de llegar.
El proceso capitalino habría transcurrido como ha sucedido en casi todos los casos de designaciones internas de candidatos, en otras entidades federativas. Siempre se ha privilegiado la búsqueda del consenso, que en la realidad interna de este partido acaba siendo consenso de uno, es decir, de una persona en la cúspide de la organización. Enviados o delegados del centro del país suelen conseguir en los estados, por gestiones, presiones o imposición, que determinada persona recorra la ruta diseñada para luego formalizar su candidatura.
En Ciudad de México, aunque Andrés Manuel López Obrador buscó que hubiera consenso, no lo consiguió, particularmente por la postura del zacatecano Monreal, lo que llevó a desempolvar el método de una segunda fase, la de la encuesta (se supone que sin los cuchareos, siempre denunciados cuando son otros los que recurren a este método demoscópico).
Como jefe delegacional en Cuauhtémoc, Monreal decidió mantener canales abiertos de comunicación con el jefe de Gobierno, Miguel Ángel Mancera, bajo el argumento de que no podría conseguir recursos y apoyos, ni mantener gobernabilidad en esa muy difícil delegación, si se peleaba con el gobernador de Ciudad de México, por más que éste fuera perredista y que la línea para los jefes delegacionales morenos fuera la de restringir los entendimientos políticos con el citado Mancera. Además, Monreal ha sostenido relación con segmentos del PRD y de otros partidos, incluso para cerrar negociaciones importantes para Morena, como el apoyo del PT a Delfina Gómez en el estado de México.
Sheinbaum representa el polo de quienes se han apegado a la línea de reducir los puntos de contacto con Mancera, llegando al rechazo político. La jefa delegacional de Tlalpan fue secretaria del medio ambiente con López Obrador como jefe de Gobierno del entonces Distrito Federal y tuvo a su cargo proyectos tan importantes como la construcción del segundo piso y el Metrobús. Se le considera sumamente apegada a la figura de AMLO y, en ese sentido, su precandidatura ha sido apoyada por el primer círculo del tabasqueño, incluyendo a quien en los hechos es una especie de poderoso comisionado para Ciudad de México, Andrés Manuel López Beltrán, llamado Andy.
Hasta ahora, las posibilidades de ruptura han sido sistemáticamente negadas por los participantes. Aunque faltan precisar los detalles correspondientes a los delicados puntos del levantamiento, procesamiento y validación de dichas encuestas. Hasta ahora, Morena ha evitado en su seno la repetición de la recurrente historia de las divisiones e incluso impugnaciones jurídicas que han caracterizado a las elecciones perredistas.
Todo hace suponer que Sheinbaum es la candidata deseada por el máximo nivel directivo de Morena. Ella, o Monreal, ambos con sus claroscuros, serían candidatos muy fuertes de Morena para gobernar la capital del país. En realidad, es tal el posicionamiento positivo de este partido, fincado en el declive del PRD y en el mal gobierno de Mancera, que cualquiera de los tres podría ganar en la elección del año entrante. Batres aparece con menos probabilidades de triunfo en la contienda interna en razón de la polarización, por razones cupulares, entre los jefes de Tlalpan y Cuauhtémoc, pero no por falta de méritos o base política (recuérdese que ha sido secretario de Desarrollo Social en el gobierno capitalino y actualmente preside el comité local de Morena).
Lo grave sería que el zacatecano no quedara conforme con el método y la operación de las encuestas, si la triunfadora oficial fuera Claudia. Del otro lado del encordado boxístico están Mancera, quien realmente no tiene un candidato fuerte para su propio relevo, y la tentación del frente opositor, PRD-PAN, que podría ceder la postulación capitalina a alguien de eso llamado izquierda, para quedarse con la candidatura presidencial.
Como telón de fondo, más importante de lo que a primera vista parece, está el futuro de Morena, es decir, el tipo de liderazgo que sucederá a López Obrador, ya sea porque éste arribe a la silla presidencial o porque no la haya alcanzado y llegue el momento de dar paso a nuevas corrientes y figuras en el partido mencionado.
Ayer iniciaron las negociaciones para acomodar lo que quede del Tratado de Libre Comercio de América del Norte a las necesidades políticas y económicas de Donald Trump, quien sigue teniendo en el gobierno federal de México un aliado inerme para que, a costillas de éste, el habitante de la Casa Blanca trate de resarcirse de las derrotas políticas que por otros lados le infligen.
Reunión de amigos, hoy, en la Procuraduría General de la República: Raúl Cervantes Andrade (a quien Peña Nieto quiso hacer ministro de la Corte, terminó colocándolo en la PGR y ahora intenta dejarlo nueve años más, a título de fiscal independiente) recibe a Emilio Lozoya Austin (miembro del equipo de campaña de EPN, como el propio anfitrión Cervantes). El rencuentro se debe a la necesidad mediática de Emilio de presumir que ya fue a la PGR, pues su abogado, Javier Coello Trejo, gulp, insistió en que la procuraduría recibiera a Lozoya, como si con ello se demostrara inocencia en el caso Odebrecht y los sobornos que un ex directivo dijo se entregaron a cuentas designadas por el entonces director de Pemex. ¡Hasta mañana!
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Otra vez, igual que hace 23 años, el tema de los paisanos, de los trabajadores migrantes que son la principal fuente de divisas del país, ha sido excluido de la agenda de las negociaciones del Tratado de Libre Comercio. En cambio, los representantes mexicanos defenderán a la industria automotriz –que es extranjera– frente a los embates del presidente Trump. Su obsesión es el déficit comercial y el responsable del desbalance es el sector automotriz. Más claro: si no hubiera exportaciones de automóviles hacia Estados Unidos desaparecería el déficit que obsesiona a Trump. La salida de Estados Unidos del tratado no dejaría ilesa su economía. Encarecerían los productos que hasta ahora se producen en México. Más que en el dream team local, deberíamos cifrar nuestras esperanzas en los representantes canadienses. La defensa que hagan de sus intereses podría beneficiar por extensión a México. Arrancaron las negociaciones. Trump dijo: primero América; Trudeau expresó: “primero Canadá…”, pero no se ha escuchado a nadie que diga: primero México.
El ministro Telcel
Nos enseñaba el maestro Jesús Reyes Heroles en su clase de derecho constitucional de la Facultad de Derecho de la UNAM (Jesús el mayor, no sale sobrando decirlo), que la soberanía nacional reside esencial y originariamente en el pueblo y que el pueblo ejerce su soberanía por medio de los poderes de la Unión (Ejecutivo, Legislativo y Judicial). La Constitución establece en su artículo 73 las facultades exclusivas del Congreso. En la fracción XVII precisa que está facultadopara dictar leyes sobre vías generales de comunicación, tecnologías de la información y la comunicación, radiodifusión, telecomunicaciones, incluida la banda ancha e Internet, postas y correos, y sobre el uso y aprovechamiento de las aguas de jurisdicción federal. Pero tal vez debería agregar: excepto cuando se trata del señor Carlos Slim y la tarifa cero. La Suprema Corte votó en favor del proyecto del ministro Telcel, Javier Laynez, el cual considera que a pesar de la amplitud de sus facultades, el Congreso no tiene permitido legislar en materia de tarifas. Por tanto, procede que el acaudalado empresario cobre por el uso de su red a sus competidores, matando la tarifa cero. Eso las obligará a subir precios y el golpe lo repercutirán a sus clientes. En otras palabras, los ministros hicieron más rico a Slim… para que se recupere de la caída hasta el lugar número seis entre los millonarios del mundo.
Huevos de color
México es el principal consumidor de huevos en el mundo. Sin embargo, sólo hay de dos colores: los blancos y los rojos. Tal vez esta idea pudiera hacerlos menos aburridos. La compañía nigeriana de alimentos Funtuna and Bottling está produciendo de varios colores. El mérito no es de las gallinas. Los huevos son rociados con colorante, lo que, además, los mantiene frescos durante más tiempo, con una vida útil de hasta cinco semanas, según la empresa. Tolulola Olumide, su directora ejecutiva, dice que la principal razón por la que el color se usa en realidad es para conservarlos, cerrar todos los poros y ayudar a prolongar su vida útil. La compañía espera aumentar el consumo de los nigerianos, muy bajo, alrededor de 80 huevos por persona cada año. Aquí de algún modo nos adelantamos. Cuando se habla de personajes como Lozoya, Duarte, Borge, no falta quien exclame: qué huevos tan azules.



Se inició el show teleciano impuesto por Donald Trump (oficialmente primera ronda de negociaciones para la modernización del Tratado de Libre Comercio de América del Norte, TLCAN), y para el caso mexicano la pregunta es la misma desde el principio, es decir, desde que el salvaje de la Casa Blanca anunció su decisión de desintegrar el mecanismo trilateral: ¿con qué fichas jugarán Enrique Peña Nieto y sus aprendices?
Estados Unidos tiene agenda propia y la impondrá sin importar las consecuencias para las otras dos naciones (de hecho agradecería el rechazo de ambas, pues facilitaría la ruptura), porque de lo contrario cancela su participación; igual Canadá, que entre sus condiciones está la de no desaparecer el capítulo 19 del propio mecanismo trilateral (relativo a la revisión y solución de controversias), aunque se muestra más flexible; ¿y México? Al primer no se le desploma 80 por ciento de su comercio exterior; a la primera negativa pierde la posibilidad de importar para poder exportar; al primer rechazo huye el grueso de la inversión extranjera directa (es decir, la gringa), etcétera. Entonces, ¿con qué negociará? ¿Con buena voluntad y la certidumbre de ser socios y amigos?
Desde 1994 el gobierno mexicano –como le llaman– puso todos los huevos en la misma canasta y con el correr de los años los vecinos del norte los han quebrado uno a uno… con la sonriente cuan decidida colaboración de los presuntamente encargados de cuidar el interés de nuestro país, quienes abrieron las piernas… perdón, las puertas de par en par: diplomacia, política migratoria, república maquiladora, seguridad energética (para Estados Unidos), política económica, cancerberos de la frontera con Centroamérica, creciente competitividad (léase política de salarios miserables), etcétera.
Lo anterior, desde luego, como parte de la teleciana novela rosa gubernamental, que el secretario de Economía, Ildefonso Guajardo, resumió ayer con una bella frase: desde su entrada en vigor el TLCAN ha sido más que un acuerdo comercial (porque) nos permitió vernos como una región. Entonces, estamos aquí una vez más, como lo hicimos en 1991, cara a cara; dispuestos a renovar nuestra alianza norteamericana. Ya, ¿pero los gringos han tratado a los mexicanos como sus pares, con igualdad y respeto?
Mientras gringos y canadienses ponen los puntos sobre las íes, hacen públicas sus respectivas agendas y delimitan sus rangos de tolerancia, los representantes de México –así les llaman– se dedican a la oratoria: desde la perspectiva de México, para ver hacia el futuro, debemos considerar las siguientes prioridades en el proceso de negociación: fortalecer la competitividad de América del Norte; avanzar hacia un comercio regional más inclusivo y responsable; aprovechar las ventajas de la economía del siglo XXI, para que podamos abrazar la innovación y no detenerla, así como promover la certeza para el comercio y las inversiones en América del Norte. Por parte de México, estoy aquí para, una vez más, ofrecer la disposición de mi país para trabajar de manera seria y constructiva, para ayudar a llevar al TLCAN al siglo XXI y, aún más importante, para construir sobre los éxitos del TLCAN original, una América del Norte más próspera (Guajardo dixit).
Eso y nada es lo mismo, porque el representante comercial estadunidense, Robert Lighthizer, advirtió, de entrada, que el TLCAN ha fallado a muchos estadunidenses y necesita mejoras importantes, no sólo un mero ajuste ni la actualización de un par de capítulos; el tratado ha generado a mi país un enorme déficit comercial, el cierre de empresas y la pérdida de 700 mil empleos. No podemos ignorar los enormes déficits comerciales y el presidente Trump ha sido claro: no está interesado en un ajuste de pocas provisiones y la actualización de un par de capítulos, sentimos que el TLCAN ha fallado a muchos estadunidenses y necesita mejoras importantes”.
Sin duda, la advertencia de Lighthizer es más sólida y creíble que el discurso marca Miguel Ángel Cornejo de Ildefonso Guajardo, lo cual sería lo de menos de no saber que el primero actuará en consecuencia, mientras el segundo está dedicado a lanzar flores de saliva a los amigos y socios sin tener la menor idea de cómo actuar en caso de emergencia, y ésta comenzó con la llegada del salvaje marca KKK a la Casa Blanca. Desde el inicio mismo del tratado trilateral el gobierno mexicano jugó el papel de mayordomo –por decirlo amablemente– de Estados Unidos, y ahora supone que todo lo resolverá con emotivos discursos.
Cuando en enero pasado el salvaje KKK se instaló en la Casa Blanca y confirmó su intención de pulverizar el TLCAN, el secretario Ildefonso Guajardo se envolvió en la bandera tricolor y dijo que ni un paso atrás en materia teleciana. Pero del no nos moverán cómodamente pasó al no se trata de mirar al pasado sino al futuro, mientras otro aprendiz, Luis Videgaray, se aventó la puntada –en abril– de afirmar que ante las circunstancias inéditas en la relación México-Estados Unidos, y llegado el caso, el gobierno (peñanietista) está dispuesto a revisar todos y cada uno de los tratados internacionales, empezando por el ominoso tratado de Guadalupe Hidalgo de 1848 (aquel por medio del cual a nuestro país le robaron más de la mitad de su territorio tras la invasión gringa).
Y por esa fecha el ex ministro del (d) año blofeaba: no vamos a aceptar cualquier renegociación; siempre existe la posibilidad de abandonar el Tratado de Libre Comercio de América del Norte ante condiciones desfavorables para el país, mientras Ildefonso Guajardo aseguraba que México romperá pláticas del TLCAN si Estados Unidos grava productos. En el momento en que digan vamos a fijar un arancel de 20 por ciento a los autos, me levanto de la mesa.
Qué valientes, pero llegó la hora de la verdad, y es de esperar que el dúo dinámico procederá como sólo está acostumbrado a hacerlo: a todo dirá que sí, acatará y se inclinará. Nada más, nada menos.



Fundada en agosto de 1937 por el gobierno del general Lázaro Cárdenas, la Comisión Federal de Electricidad (CFE) ha sido una de las instituciones que más han aportado al desarrollo del país y es, en el presente, la mayor empresa eléctrica de América Latina. En los 80 años transcurridos desde entonces, la entidad (en combinación, hasta octubre de 2009, con la Compañía Mexicana de Luz y Fuerza) logró elevar la cobertura eléctrica de 50 a 98 por ciento de la población y fue un pilar del proceso de industrialización experimentado por el país durante buena parte del siglo pasado.

Exigen liberación de detenidos en Chiapa de Corzo
A los gobiernos federal, estatal de Chiapas y municipal de Chiapa de Corzo.

Esta semana se inició la visita al país del congresista Sander Martin Levin, miembro de la Cámara de Representantes estadunidense, así como de varios colaboradores, con el propósito de revisar y discutir con el gobierno mexicano la falta de respeto a los derechos laborales y humanos en nuestro territorio, demandar el cumplimiento de la libertad de asociación, investigar la política de salarios y los sistemas de contratación colectiva, así como poner bases justas para que se modifique o se cancele el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), firmado hace 23 años por los tres países miembros: Canadá, Estados Unidos y México.

La industria de los medios de difusión de Estados Unidos se está moviendo entre contradicciones de la política interior estadunidenses y de la política internacional sin cumplir la función de informar con la verdad a su público, evidenciando su descomposición e inoperancia. Un dato verificable es que en menos de un año el esquema informativo de estos medios ha acumulado dos derrotas. La primera se produjo con el triunfo de Donald Trump a la presidencia de Estados Unidos, y la segunda con la votación masiva de los venezolanos que sufragaron en las urnas para elegir a la Asamblea Nacional Constituyente el pasado 30 de julio.

A la publicación de estas líneas habré intervenido en una mesa sobre el tema de la participación ciudadana organizado por la Comisión Estatal Electoral de Nuevo León, una de las pocas instancias preocupadas por hacer de temas que interesan a la comunidad debates permanentes.

¿Qué significa en la práctica un gobierno de coalición? En primer lugar quiere decir que para ese tipo de gobierno cada partido interesado tiene que ceder algo de su naturaleza (¿ideología?) para llegar a acuerdos consensuados. ¿Tales negociaciones deben hacerse antes de las elecciones o después de éstas? Si se hacen antes, el programa de gobierno que resulte será la propuesta a la ciudadanía, sea de un frente o sea de una coalición. Si se hacen después significa que los acuerdos logrados se harán de espaldas a la ciudadanía y que lo que se acuerde será entre las cúpulas partidarias. Este segundo escenario es, obviamente, menos democrático que el primero.

La negociación anticipada del azúcar, considerada el prólogo de la renegociación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) que ayer inició sintetiza una cadena de errores del gobierno mexicano, que lo colocan en una posición de gran debilidad. La larga disputa por el azúcar se convirtió en una moneda de cambio de la actual administración, sacrificable para salvar la renegociación total y en un botón de muestra de cómo serán las negociaciones entre la superpotencia y el gobierno débil y sin consensos de nuestro país.

La “guerra al narco” desatada por Bush/Calderon desde la Iniciativa Mérida (2008) es en realidad un vasto operativo de intimidación, de terrorismo de Estado como su par el Plan Colombia, dirigido a distintos grupos sociales al ritmo y objetivos de los programas de ajuste estructural PAE bajo directriz del FMI en lo macroeconómico y el Banco Mundial/BID por rama, con líneas de crédito centradas en la contención salarial, la desregulación y privatización de empresas, servicios públicos y de los recursos naturales no renovables (minerales, petróleo, gas) y renovables. Los PAE concitan arreglos de clase, grandes negocios lícitos o ilícitos. De ahí viene el sistemático despojo y saqueo de los principales ejes de acumulación (sector energía), con la privatización de bancos y empresas como estación de paso a su extranjerización.

Estados Unidos ha lanzado una feroz guerra no convencional contra los gobiernos revolucionarios y progresistas, y los movimientos populares de nuestra América. Añeja en la doctrina militar del Pentágono y también conocida como guerra de cuarta generación, se ha nutrido y desarrollado con recientes experiencias como las revoluciones de colores y la primavera árabe. El blanco principal del ataque es la Venezuela bolivariana, contra la que el imperio y los gobernantes de la región que le sirven, desatan su furia y frustración.

La cantatrice chauve, obra del escritor de origen rumano Eugène Ionesco, cumple 60 años de representación ininterrumpida en el teatro parisiense de La Huchette. Después de The Mousetrap de Agatha Christie, escenificada en Londres, es la pieza más representada en el mundo desde 1952.

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