El Consejo Nacional
de Ciencia y Tecnología, próximamente Conahcyt, por la inclusión de las
humanidades en el título de la institución, se encuentra hoy en un
proceso de transformación que no gusta a muchos. Cuenta ya por desgracia
con una larga lista de críticas que han recibido, tanto la directora
general recién nombrada, la doctora María Elena Álvarez-Buylla Roces,
como sus propuestas de restructuración.
No obstante, y más allá de
filias y fobias, vale la pena revisar detenidamente el proyecto de restructuración del consejo, con el objeto de sopesar las implicaciones a futuro y el beneficio a la sociedad que pueden tener estos cambios.
Entre algunas de las propuestas más sobresalientes está el incluir
las humanidades en los ejes transversales de la institución. Lo cual
permitirá, particularmente en los planes nacionales estratégicos, una
visión holística. Éstos serán una herramienta para, partiendo de los
grandes problemas nacionales, articular capacidades científicas,
tecnológicas y humanísticas que se enfoquen en dar soluciones a temas
como violencia, inseguridad, soberanía alimentaria y agua, entre otros.
Estos rubros requieren, para su traducción en políticas públicas y
procesos de investigación, necesariamente de una visión social y de
derechos humanos. Es un avance importante, asimismo, enfocar la ciencia
en la propuesta de soberanía científica. Este concepto apuesta por
lograr la independencia tecnológica y por redefinir la relación entre
ciencias, humanidades y el sector productivo.
Lo que por décadas se redujo a transferencias directas de recursos y
productos, beneficiando únicamente a intereses privados. Hoy implica
desarrollar un vínculo más sano entre la ciencia pública, producida en
las universidades y en los centros de investigación nacionales y el
desarrollo económico y social del país.
Por otro lado, las diferentes propuestas que orientan a la ciencia
hacia el bienestar de la sociedad son también pieza clave en la
consolidación de una sociedad más democrática.
Entre los rubros en los que se planea enfocar recursos del Conahcyt,
están la promoción de industrias limpias y la generación de energías
renovables; el desarrollo urbano sustentable; la promoción de proyectos
para mejorar mecanismos de prevención y reacción ante desastres
naturales, así como investigaciones en materia de racismo y
discriminación, y propuestas con enfoque preventivo, sistémico y social
en materia de salud.
Entre muchas otras iniciativas que marcan un claro sentido
humanístico y social de la institución, están también la innovación en
sistemas agroecológicos y proyectos de ciencia ciudadana y comunitaria
en materia de alimentación.
Un factor que demuestra más dicha perspectiva en el nuevo proyecto
del Conahcyt es el énfasis que se le está dando a la búsqueda de la
apropiación social de la ciencia y la comunicación científica.
Valorándose, por un lado, el diálogo de saberes con las comunidades
indígenas y campesinas y planteando, por otro, iniciativas de
articulación comunitaria y con organizaciones de la sociedad civil, en
trabajo con infancias y juventudes en el ámbito escolar, y en proyectos
de intersección entre artes-ciencia-humanidades y tecnologías, para la
visualización de problemáticas sociales.
La concatenación de todas estas medidas, propuestas por la nueva
directora del Conahcyt, coadyuvarán a la promoción del derecho humano a
gozar de los beneficios del progreso científico y sus aplicaciones. El
cual, según la Experta Independiente de Naciones Unidas en el campo de
los derechos culturales, exige tomar medidas para garantizar a todas las
personas, especialmente a los grupos marginados, el acceso a disfrutar
de dichos beneficios; que su aplicación esté dirigida a propiciar una
vida digna para todos, y que exista la información necesaria para que la
sociedad participe en las áreas de investigación y desarrollo y en la
toma de decisiones.
No obvio decir que algunas de las críticas hechas a la reciente
iniciativa de Ley de Humanidades, Ciencias y Tecnologías son
importantes, como las relacionadas con el supuesto nivel de
centralización de las decisiones en la Dirección del Conahcyt. Éstas aún
podrán ser discutidas y, de ser el caso, ser incluidas, pues en el
Congreso ya se ha anunciado una convocatoria a foros para discutir dicha
propuesta a partir del 6 de marzo.
Lo discutido en esos foros será también utilizado para consolidar un
eje transversal en materia de ciencia, tecnología e innovación en el
Plan Nacional de Desarrollo 2018-2024. Durante este proceso, será
importante retomar otros esfuerzos en materia de ciencia, innovación y
tecnología, como el convocado por la Universidad Nacional Autónoma de
México en 2018 bajo el título de Hacia la consolidación y desarrollo de políticas públicas en ciencia, tecnología e innovación,
y exhortar a la comunidad científica a ser partícipe de las
discusiones, en un diálogo respetuoso, propositivo, riguroso, profundo y
constructivo, como al que ha invitado la misma titular del Conahcyt.
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