1/21/2009

Periodistas pal cafe.....






Astillero
Julio Hernández López Fax: 5605-2099
■ ¿Tiempos nuevos?
■ Cromática política
■ Primavera católica

Una euforia cosmética recorre Estados Unidos, esperanzado el imperio decadente en resurrecciones y mejorías a partir de cambios en la pigmentación corporal de quien ha llegado al punto más alto de la estructura formal cuyo asiento escenográfico está en la Casa Blanca. El entusiasmo mediático que provoca Obama es proporcionalmente inverso a las primeras reacciones que le ofrecen los nichos reales de poder: las bolsas de valores y los grandes capitales le saludan con pérdidas que constituyen medidas de apremio para que el Hombre del Momento apruebe paquetes económicos de ayuda a gusto de quienes medraron durante décadas al amparo de las teorías de la libertad de mercado que hoy esconden con premura entre las solicitudes de dinero público para solucionar crisis de capitales privados; otra bienvenida emponzoñada le fue preparada en Gaza, donde los barones de la guerra desplazaron hasta extremos de barbarie la política aliada de Estados Unidos e Israel para impedir que, al llegar a la silla ceremonial de mando, el presunto abanderado del cambio pudiera caer en las tentaciones de retroceder o modificar puntos esenciales.

El tamaño de la esperanza puede ser también el tamaño de la decepción. Obama será mejor presidente que Bush casi por imperativo de la naturaleza, pues sólo esforzándose con gran oficio le sería posible a una persona ilustrada y con sensibilidad política y social, como lo es el nuevo presidente de Estados Unidos, caer en los abismos humanos en los que se regocijó el gran criminal texano. Pero no son las buenas intenciones las que cambian por sí mismas las realidades estructurales, y mucho menos si son de la dimensión y complejidad que vive en este momento el imperio desfondado (aun cuando la formación intelectual es diametralmente opuesta entre Obama y Vicente Fox, es difícil no recordar las expectativas sin fundamento que generó entre masas mexicanas ávidas de cambios mágicos el merolico del Bajío que acabó hundido en la corrupción). El color de la esperanza es, irónicamente, negro, y no sólo por la piel del nuevo poderoso de la tierra, sino porque de la resolución de los graves problemas económicos y sociales de la nación hasta ahora globalmente rectora dependerá la eventual recuperación de los países que le son subordinados, México de manera destacada entre ellos. Prudencia y sensatez serán necesarios para acompañar y entender el difícil proceso que le espera a Obama, sabedores todos de que el poder real del imperio no está en sus figuras públicas ni en sus criaturas mediáticas (por cierto, el grado de complicidad o complacencia de Obama con el pasado inmediato podrá ser medido a partir de la respuesta que dé a la exigencia del relator especial de Naciones Unidas sobre casos de tortura, Manfred Nowak, quien desde Berlín ha dicho que “hay pruebas suficientes” de la comisión de esos abusos extremos en Guantánamo y que los responsables, que deben ser enjuiciados, son el propio Bush y quien fue su secretario de defensa, Donald Rumsfeld. Si el nuevo mandatario desea enterarse del alto costo adverso que conlleva el encubrimiento del antecesor puede preguntarle a Calderón respecto a Fox, esposa y familiares).

El Teatro de la República, en Querétaro, también puso en escena su nueva producción, el monólogo expansivo del cardenal Tarcisio Bertone, secretario de Estado del Vaticano que gracias a las indulgencias históricas del panismo gobernante lanzó un llamado a la evangelización de la cultura y abogó por la instalación de contenidos abiertamente católicos en las universidades mexicanas ni más ni menos que en el histórico escenario constituyente al que el propio funcionario extranjero llamó “lugar sagrado del laicismo”. La avanzada ideológica de las fuerzas vaticanas pronunció su nuevo Plan Educativo para México en terreno altamente propicio, pues el gobernador Francisco Garrido, el presidente del municipio de la capital, Manuel González Valle, y el obispo Mario de Gasperín han fortalecido el conservadurismo y la intolerancia. La conferencia del cardenal Bertone, sobre asuntos de educación y cultura, fue la primera acción práctica desprendida del Encuentro Mundial de Familias que recién concluyó y a la que se sumó y encomió el jefe formal del Estado mexicano. A la sesión católica de Querétaro fue convocada la República de las Universidades Privadas Católicas, la intelectualidad relacionada con esa visión del mundo, el Estado Mayor Obispal, monjas en traje de faena y políticos panistas. En respuesta a preguntas del público que fueron debidamente seleccionadas por el “periodista de la fe”, Jaime Septién, Bertone convocó a que se desate “una primavera de los laicos católicos”. Antes, el filósofo Rodrigo Guerra, al presentar al conferencista, había denunciado que los católicos sufren la “intolerancia de los tolerantes” y convocó a los presentes a un nuevo “protagonismo cristiano”. Todo bajo los nombres, escritos en letras de oro en los muros de honor, de los mexicanos que redactaron la Constitución vigente.

Astillas

Jesús Ortega asegura que Andrés Manuel López Obrador votará por el PRD el próximo julio. Las palabras del Chucho Mayor parecieran sugerir que se ha llegado a un acuerdo en el partido del sol azteca para que en su interior se resuelva la lucha por candidaturas a diputados federales, con lo que los partidos Convergencia y del Trabajo no recibirían el flujo electoral derivado del ex aspirante presidencial. El jaloneo por las postulaciones está en su mero apogeo y todo hace suponer que el tabasqueño repartirá su influencia política entre la casa original, pintada de negro y amarillo descascarados, y sus nuevos aliados electorales que también piden pruebas de amor en las urnas... Y, mientras el IFE y el tribunal electoral federal siguen en sus pleitos de cúpula, dedicados a la contemplación de sus mundos de miniatura, sin darse cuenta de que forman parte del museo político de la inutilidad y que su credibilidad cae constantemente, ¡hasta mañana, en esta columna de color!
México SA
Carlos Fernández-Vega
cfvmexico_sa@hotmail.commexicosa@infinitum.com.mx
■ Sombría bienvenida de los mercados a Obama
■ Disminuye la actividad industrial y aumenta el desempleo

Mientras el nuevo presidente estadunidense ofrecía “esperanza en lugar del miedo”, los barones de la especulación financiera procedieron exactamente en sentido contrario: por “temores económicos”, dicen algunos; porque “Obama no dio luz sobre el nuevo programa de rescate” al mundillo financiero, dicen otros, pero el hecho es que ayer los mercados bursátiles de nueva cuenta se derrumbaron, en un camino muy andado en el que ya no queda mucho qué perder.

No recibieron alegres al nuevo gobierno, porque el miedo avasalla a los especuladores, luego que dedicaron su mejor esfuerzo a destrozar el casino por ellos mismos construido. No, ahora exigen más “rescate” para salir del hoyo, que sea el dinero de los contribuyentes el que los salve del abismo y puedan seguir atracando. Son los mismos a los que el propio Barack Obama responsabilizó, a la par de a la endeble administración gubernamental, de la “muy debilitada” economía estadunidense, lo que ha repercutido a lo largo y ancho del planeta. Y todavía quieren “rescate”.

Largo día el de ayer en Washington: celebración, discursos, esperanza, carros alegóricos, sonrisas y mucha fiesta por el arribo del primer afroamericano a la Casa Blanca. Qué bueno que festejaron, pero deberán estar preparados para la cruda realidad del día siguiente, que no es otro que el de la continuidad de una crisis feroz que llevará un buen rato superar. Viva la fiesta, pero a los hechos, y sólo a ellos, se remiten millones de ciudadanos.

Si bien el mensaje de Obama fue para los estadunidenses, con uno que otro recado allende sus fronteras, ciertas conceptos del nuevo inquilino de la Casa Blanca parecen confeccionado a la medida de la clase política mexicana: “en este día queremos proclamar el fin de los reclamos mezquinos y las falsas promesas que por mucho tiempo han estrangulado a nuestra política… La crisis nos debe recordar que si no hay un ojo vigilante, el mercado puede salirse de control, y una nación no sólo puede prosperar en favor de los más prósperos… La gente ha perdido hogares, empleos, negocios… Estos son los indicadores de la crisis, (…), pero no menos profunda es la falta de confianza... Este día nos reunimos porque hemos decidido optar por la esperanza sobre el miedo”.

Pero el miedo también contagió a los especuladores de otras latitudes. La Bolsa Mexicana de Valores, por ejemplo, que se desplomó con sus enormes empresas virtuales, que ahora valen centavos cuando hasta antes del “catarrito” se hinchaban de pesos. Su principal indicador cayó 5.79 por ciento, uno de los mayores descensos de los últimos meses. También quieren más “rescate”, que fluyan más recursos públicos para tapar los excesos y barbaridades cometidas, a fin de seguir por el mismo camino.

A los usureros de Citigroup-Banamex y BBVA-Bancomer nada bien les fue ayer en el casino mexicano, y sus papeles –antes llamados acciones– se desplomaron 25.78 y 25.14 por ciento, respectivamente, de tal suerte que para salir del hoyo no sólo exigen más “rescate”, sino que redoblarán el atraco cotidiano cometido en contra de su clientela, mientras que a sus trabajadores les duplicarán la de por sí abultada factura que en términos salariales y contractuales regularmente les cargan.

La otra orgullosa trasnacional mexicana Cemex mantiene su picada, y sus papeles ayer perdieron 12.05 por ciento adicional, mientras otro de los barones autóctonos, Alberto Bailleres, vio cómo el precio de Peñoles se hundía 12.17 por ciento adicional. Mientras Carlos Slim invierte en empresas editoriales de Estados Unidos, aquí sus títulos cayeron (Telecom, 11.47 por ciento; America Móvil, 5.17; Telmex, 5.82). A Televisa no le fue tan mal: “sólo” se depreció 3.53 por ciento, en tanto que a uno de sus accionistas, Germán Larrea, reportó una caída de 5.86 por ciento en otra de sus propiedades, el Grupo México. Así, nuestro barones marca Forbes ya no aplauden aquellas sesudas frases relativas a los “grandes calados”, la “solidez” y la “fortaleza” de una economía a la que hipotéticamente nada le pasaría. Mucho menos celebran las ocurrencias del autor de dichas frases (por ejemplo, esa de “la crisis es externa”).

Parece que sólo entienden cuando la realidad también les pega a ellos, pero si de miedo y especulación se trata allí nuestra zarandeada moneda, cuyo tipo de cambio frente al igualmente vapuleado dólar estadunidense sigue escalando posiciones históricas, toda vez que “un grupo de empresas nacionales” acelera sus “operaciones especulativas” para “obtener utilidades”, como lo ha dicho el diáfano secretario de Hacienda. El “deslizamiento” o “ajuste” ya representa 40 por ciento de devaluación.

Y como si fuera novedad, el Inegi reporta que en el onceavo mes de 2008 la producción industrial en el país se fue para abajo. Lejos de ser un descubrimiento, la estadística del propio Instituto revela que con la citada suman siete las caídas al hilo que registra tal producción. Desde mayo pasado los indicadores han sido negativos, y de enero a noviembre del año anterior el registro da cuenta de ocho caídas.

La información del Inegi detalla que la producción industrial en México disminuyó en términos reales 5.4 por ciento a tasa anual en el penúltimo mes de 2008, como consecuencia de los descensos en tres de sus cuatro sectores: las industrias manufactureras se redujeron 6.2 por ciento anual, derivado de la menor producción en la mayoría de las actividades que las integran, destacando las caídas de equipos de transporte, computación, comunicación, medición, y de otros equipos, componentes y accesorios electrónicos; productos a bases de minerales no metálicos; productos metálicos, e industrias metálicas básicas; la Construcción cayó 5.1 por ciento, debido principalmente a la menor construcción de obras de edificación; la actividad minera decreció 4.2 por ciento, asociada básicamente a la reducción de la producción petrolera de 4.8 por ciento; el sector de la electricidad, agua y suministro de gas por ductos al consumidor final se mantuvo sin cambio. Cifras desestacionalizadas indican que la actividad industrial presentó una caída de 0.92 por ciento en noviembre pasado con relación a la del mes inmediato anterior, y de 0.4 por ciento de enero-noviembre de 2008, en comparación con el mismo periodo de 2007.

Pues bien, la actividad minera acumula 25 meses consecutivos a la baja; la industria de la construcción 4 meses al hilo (en 6 de los 11 meses de 2008 con información) y las industrias manufactureras: 4 meses continuos (en cinco de 11 meses). Obviamente la crisis no se anunció en octubre.

Las rebanadas del pastel

Habrá que hacer de tripas corazón, porque hoy el mismo Inegi divulga los indicadores de ocupación y empleo correspondientes a diciembre de 2008 y el balance anual en este delicado tema. Si se recuerda que de octubre al último mes del año pasado se cancelaron 435 mil puestos de trabajo en el sector formal, ¿adivinen cómo vienen las cifras para el “presidente del empleo”?

Ciudad Perdida
Miguel Ángel Velázquez
ciudadangel@hotmail.com
■ Comenzó a carburar la maquinaria azul
■ Uso clientelar de recursos del erario

Y ahora, tiempo de cochinero o algo más, porque cuando desde el poder se arma la porqueriza, el calificativo debe ser a su tamaño.

Acción Nacional aprendió la lección, y sabe que sólo mediante trampas, es decir, nada más por el camino del fraude, puede continuar en el poder. Le quedó claro desde 2006.
Por eso, en esta capital, han montado un circo digno del peor de los priístas, es decir, digno de ellos, con todos sus temores y todos sus complejos.

Torpes –sus prácticas corruptas siempre son obvias–, ponen en marcha programas sólo explicables mediante el discurso del engaño, y protegidos por la impunidad que les brinda el poder. La ley ni les importa ni les preocupa. La población sólo es una masa manipulable y al mejor postor, algo que ellos pueden comprar, algo a lo que pueden engañar sin sufrir mayores consecuencias.

En los últimos días se han logrado constancias contundentes del trabajo sucio del panismo en la ciudad de México. Su accionar ha dejado ese olor fétido que caracteriza su paso por el trayecto electoral, y fija, desde ya, las condiciones de la elección que este año nos tendrá a todos bastante preocupados.

El domingo pasado, en pleno barrio de Tepito –corazón del DF–, donde la calidad de los servicios urbanos es de lo mejor, seguramente por que pertenece a lo que conocemos como el Centro, donde se ubican la mayor parte de los edificios que albergan a la alta y media burocracia que administra todo el país, se inició un programa de la Secretaría de Desarrollo Social federal que supone dotar de algo así como 750 pesos a las personas de más escasos recursos.

El programa pertenece a un proyecto que daría apoyo a los pobladores de las zonas marginadas del país, a las más marginadas, sentencia el espíritu de esa labor, y Tepito, dice el calderonismo, está en ese rango, el de los más marginados, el de los menos beneficiados por los servicios urbanos. No se puede negar que en ese lugar hay pobreza, una pobreza que debería avergonzar a cualquier gobernante, pero considerar al barrio como a alguna de las poblaciones de la montaña de Guerrero, o de lo que queda de las selvas chiapanecas; ponerlo junto a los pueblos oaxaqueños más que un despropósito parece otra de las muchas porquerías a las que se atreven los azules desde la impunidad que da el poder.

Y no sólo eso. También quedó al descubierto cómo un grupo de altos funcionarios del panismo en el DF se halla incrustado en la nómina de la Secretaría de la Reforma Agraria –cualquier cosa que eso signifique–, como técnicos a los que se les otorgan recursos para el supuesto apoyo a grupos que algo tienen que ver con el campo, lo malo es que esos grupos, al parecer, no existen, cuando menos no hay datos oficiales que corroboren su existencia, lo cual indica que los funcionarios panistas o se quedan con el dinero –por ahí de 7 millones de pesos– o los tratarán de usar en la elección que vienen.

En cualquiera de los dos casos el poder azul ha callado. Si bien en la SRA se ha dicho que los funcionarios panistas ya están fuera de la nómina, del dinero repartido a quien-sabe-quién, no se sabe nada, y en la Secretaría de Desarrollo Social no se ha podido explicar con claridad qué hacían su promotores en las calles de Tepito.

Así las cosas, la porqueriza azul ya empezó a trabajar, y si no es desde las instancias de gobierno desde donde se le pare, ya es hora de que la ciudadanía tome cartas en el asunto y en las urnas cobre los agravios que ese partido, o cualquier otro, trate de ejecutar en su contra. No se vale.

De pasadita

¿Se acuerda usted de aquella priísta furibunda que se ha hecho pasar desde hace un buen rato como ciudadana sin interés partidista para sobrevivir a costa de las instancias de los organismos ciudadanos? Sí, María Elena Pérez-Jaen. Pues bien, hay quien dice estar seguro de haberla visto, no hace mucho, por la India haciendo gala de uso de recursos. ¿Será?


Arnoldo Kraus
Aborto 2009

La nueva embestida seudocientífica contra la ciencia de muchos legisladores, particularmente del PAN, ya no sólo es contra ella. Ahora incluyen a la Suprema Corte de Justicia de la Nación. En 2008, después de arduas discusiones, la Corte decidió despenalizar el aborto en el Distrito Federal. El acto, se concluyó, sólo se llevaría a cabo antes de las 12 semanas de embarazo, tiempo en el que la corteza cerebral empieza a madurar, y se podría efectuar en los hospitales que pertenecen al gobierno y que cuentan con servicios ad hoc. La decisión estipulaba que los médicos que no estuviesen de acuerdo con el procedimiento quedarían eximidos de efectuarlo. La resolución de la Suprema Corte se fundamentó en los argumentos científicos acerca del inicio de la actividad cerebral y en los derechos reproductivos de las mujeres.

Entre varios hechos, la despenalización del aborto en la ciudad de México fue un ejercicio donde el diálogo y la razón fueron marcos de referencia. Son tres las lecciones fundamentales: las razones científicas privaron sobre argumentos no científicos, la Suprema Corte sólo se pronunció después de largos debates públicos en un ejercicio (casi) inédito y, por último, la opinión de las mujeres se tradujo en respeto a su autonomía. La suma de esos tres factores coloca, en el rubro del aborto, a la ciudad de México en el universo que considera que las personas tienen derecho a decidir sobre sí mismos.

El tiempo, ese brutal y sordo censor, le ha dado la razón a quienes apoyaron la propuesta y al fallo de la Suprema Corte. Desde abril de 2008 se han efectuado aproximadamente 15 mil procedimientos. Sólo una joven de 16 años ha muerto y no se han reportado complicaciones “serias” asociadas al legrado. Huelga decir que el número de complicaciones y fallecimientos asociadas a abortos efectuados en condiciones insalubres es aterrador.

A pesar de la bondad de los números anteriores, a pesar de que se sabe que prohibir el aborto no disminuye la frecuencia de éstos, y a pesar de que no hay argumentos suficientes, sobre todo de índole religiosa que convenzan a quien entiende y sabe que su aborto es válido, la respuesta contra la despenalización del aborto en la ciudad de México no se ha hecho esperar. Son dos los escenarios.

Recientemente algunos legisladores panistas propusieron modificar el artículo primero de la Constitución al cual pretenden agregar la frase “desde el momento de su concepción”. De acuerdo con su propuesta, el artículo diría: “En los Estados Unidos Mexicanos todo individuo, desde el momento de su concepción, gozará de las garantías que otorga esta Constitución, las cuales no podrán restringirse ni suspenderse, sino en los casos y en las condiciones que ella misma establece”.

Como parte del mismo tejido, en algunos estados, diputados y congresos estatales, auspiciados por los gobernadores del PAN y del PRI han impulsado una serie de reformas a sus constituciones para proteger la vida desde el momento de la concepción, sin tener en cuenta ni la opinión ni los derechos reproductivos de las mujeres. Esas maniobras e intentos de enmiendas son claramente una medida para contrarrestar la popularidad de la aprobación de la despenalización del aborto en el Distrito Federal.

En Sonora, Baja California y Morelos las iniciativas a favor de que “la vida se inicia desde el momento de la concepción” ya han sido aprobadas. Cuando se habla de salud las iniciativas rebasan el papel. Es absurdo pensar que las mujeres bajo la égida y el yugo de los gobiernos señalados no aborten. Lo harán cuando consideren que es necesario efectuarlo, independientemente de las condiciones de insalubridad. Esos actos, sin duda, agravarán los problemas de salud pública y de justicia social, lacras suficientemente irrespirables como para profundizarlas aún más.

Morelos como ejemplo. La reforma constitucional fue aprobada por la mayoría de municipios y publicada en diciembre en el periódico oficial Tierra y Libertad. Hasta ahora, ni la Comisión Nacional de Derechos Humanos ni el procurador general de la República ni el presidente estatal de Derechos Humanos de Morelos han emitido su opinión. Esa actitud es contraria a los derechos humanos de las mujeres.

La lectura de lo que sucede en los tres estados alarma. Alarma por la morbilidad y la mortalidad que sobrevendrá asociada a abortos “clandestinos”, por la posible epidemia fomentada por el PRIPAN en contra de la despenalización del aborto y por el silencio de los responsables por bregar por los derechos humanos, en este caso, de las mujeres embarazadas.

Factor insoslayable es el uso del poder autoritario. Una vez más, siembran con sus acciones, los estados, y con su silencio, la CNDH, discordia y sustrato para la confrontación entre las sinrazones de su poder autoritario contra las razones de los librepensadores.
Bernardo Barranco V.
Las implicaciones religiosas de Barack Obama

Los elementos religiosos en la toma de posesión de Barack Obama forman parte de la cultura política estadunidense. El hecho de que antes de su toma de posesión fuera a orar a la iglesia de Saint Johns y que haya jurado en la misma Biblia utilizada por Abraham Lincoln no representa una violación a la dimensión laica del Estado ni una afrenta a las demás denominaciones cristianas ni a las otras religiones. Porque el fundamento de la sociedad estadunidense está constituido por diversas iglesias libres, para las cuales tiene un valor estructural precisamente no ser Iglesia del Estado ni un Estado confesional. Es decir, existe en la base de la sociedad una clara separación entre Estado y las iglesias, reclamada por la misma religión; una separación motivada y estructurada en la que el Estado no es más que un espacio libre para las diversas comunidades religiosas.

Barack Obama es heredero de una tradición de políticos y líderes religiosos negros como Jesse Jackson y Martin Luther King, quienes tejieron en su actuar social y político los valores religiosos. Dicha imbricación se percibe en los discursos, gestos e impostación que va más allá del orador convencional; Obama posee tan extraordinario carisma que toca las fronteras del predicador religioso. Durante su campaña, a menudo habló, de manera elocuente, acerca de la importancia de la religión en la vida pública.

Obama tiene una trayectoria religiosa peculiar, poco convencional. Sus padres son religiosamente parcos: madre cristiana de tradición metodista y bautista, y padre keniano de cultura musulmana, pero ateo. El hoy presidente creció en diferentes partes del mundo con muchas influencias culturales y espirituales, sin religión en particular. Hace 20 años se convirtió al cristianismo en la iglesia Trinity United Church, sur de Chicago, que reivindica la negritud, afiliada a la Iglesia Unida de Cristo de corte pentecostal, caracterizada por audaces posiciones liberales en torno a homosexuales, mujeres, indigentes y pobres.

Aunque durante su campaña enfatizó su adhesión cristiana, tuvo que sortear fuertes adversidades sembradas por sus oponentes en torno a su supuesta religiosidad islámica, todavía la revista Newsweek registró en una encuesta que 12 por ciento de los votantes creían incorrectamente que era musulmán. También enfrentó los supuestos vínculos e influencia del radical y “extremista” pastor Jeremiah Wright, quien realiza encendidos discursos contra la mayoría blanca estadunidense.

La estrategia de Barack Obama en campaña fue la moderación: ofreció reducir el número de abortos y favorecer a la familia y en encendidos posicionamientos se manifestó contra la violencia, la guerra, la pobreza, el desempleo, los indigentes, el alto nivel de divorcios, problemas que asoció con la falta de valores morales y religiosos.

Estos mensajes, dirigidos al conservadurismo religioso, no bastaron: le tiene desconfianza, y seguramente añorará las iniciativas que Bush encabezó desde 2004 para volver a penalizar la práctica del aborto y prohibir las uniones gay. Pese a todo, en campaña mostró mayor soltura ante temas religiosos que su oponente John McCain, de tal suerte que fue arrebatando paulatinamente la tradicional bandera de los republicanos por abordar de manera exclusiva los temas religiosos. Durante su campaña, pidió reiterativamente a evangélicos y creyentes neoconservadores que antepusieran su fe sobre prejuicios y preferencias políticas, solicitándoles una oportunidad.

En torno a la dimensión política de la religión marca distancia con respecto a las posturas propuestas por Bush: no sólo hay que proteger al Estado del confesionalismo, sino que se debe proteger a las iglesias de la injerencia del Estado. Obama sentenció: “Mi criterio general es que si una congregación o una iglesia o una sinagoga o una mezquita o un templo quiere brindar servicios sociales y acceder a fondos gubernamentales, deben ser capaces de estructurarlo de modo que toda la gente pueda acceder a esos servicios, y de un modo en que no veamos el dinero del gobierno usado para hacer proselitismo.
Ésta, por cierto, es una visión basada no sólo en la preocupación de que el aparato del Estado sea capturado por alguna fe religiosa en particular, sino también porque quiero a la Iglesia protegida del Estado. Y no creo que logremos promover la increíble riqueza de nuestra vida religiosa y de nuestras instituciones religiosas cuando el gobierno empieza a estar profundamente enredado en sus asuntos. Ésta es parte de la razón por la cual ustedes, los europeos, no tienen una gama tan rica de instituciones religiosas y de fe viva. Parte de esto se debe a que tradicionalmente la Iglesia era una extensión del Estado. Y también existe una menor experimentación, menos vitalidad, menos respuestas a los anhelos de la gente. Se ha convertido en una institución rígida que ya no sirve a las necesidades de las gentes. La libertad de religión en este país, creo, es precisamente lo que hace a la religión tan vital” (Beliefnet.com, 30/01/08).

Con todo y sus buenos oficios, Obama no será un presidente cómodo para el Vaticano ni para la propia Iglesia católica estadunidense. Sin duda la jerarquía católica extrañará el conservadurismo del presidente saliente en temas como la defensa de la familia, el aborto, la anticoncepción, el rechazo a nuevas formas de pareja.

El Vaticano mira con cierto recelo las posiciones liberales y los antecedentes político-religiosos del nuevo mandatario. Existen reservas y desconfianza hacia un político inclinado a las causas que chocarán con la ortodoxia católica como son la defensa de las minorías laicas, el acceso al aborto y la inversión en investigaciones biogenética. Veremos cómo se desarrolla su relación en el plano internacional.

■ Clasifica en reserva la cifra de averiguaciones contra García Luna y el expediente de Osiel Cárdenas
Rechaza la SEP informar sobre el sueldo de Elba Esther Gordillo; “dato personal”
■ También queda resguardada la información del fideicomiso creado para Líneas Aéreas Azteca
Elizabeth Velasco C.

Mientras la Secretaría de Educación Pública (SEP) se negó a entregar información sobre el sueldo que percibe la dirigente del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE), Elba Esther Gordillo Morales, a pesar de tratarse de recursos públicos, la Procuraduría General de la República (PGR) clasificó como reservas tanto el número de averiguaciones previas abiertas contra Genaro García Luna, titular de la Secretaría de Seguridad Pública (SSP) federal, desde 1990 a la fecha, como el contenido de los expedientes.

Asimismo, clasificó el expediente del líder del cártel del Golfo, Osiel Cárdenas Guillén. Por su lado, el Banco Nacional de Obras y Servicios Públicos (Banobras) también decidió resguardar por 12 años la información sobre un fideicomiso creado a instancias del gobierno federal por la empresa Líneas Aéreas Azteca.

Dichos casos, junto con otros 50, se evaluarán hoy en la sesión pública del Instituto Federal de Acceso a la Información Pública (IFAI). En el primero, la SEP arguyó que el sueldo de la lideresa magisterial es un “dato personal”, clasificación que no existe en la Ley Federal de Transparencia y Acceso a la Información Pública (LFTAIP). Ésta establece que todo recurso del erario, independientemente de la figura que asuma (sueldo, fideicomiso, presupuesto, etcétera), tiene carácter público.

Por otra parte, para negar el acceso a las averiguaciones, o tan sólo dar a conocer el número de las indagatorias que se abrieron contra García Luna, la PGR aludió a los artículos 13, 14 y 15 de la LFTAIP que avalan, entre otros aspectos, el tiempo de máxima reserva: 12 años.

También alude a los argumentos presentados por el comisionado presidente del IFAI, Alonso Lujambio, al participar en la resolución de los recursos 187/07, 487/07 y 488/07. Según Lujambio, “el nombre de una persona asociado con la existencia o inexistencia de averiguaciones previas en trámite en relación con ella (sic), constituye información confidencial, pues permite conocer datos personales de dicha persona que inciden en su intimidad”. Con ese sustento, se ampara la clasificación en el artículo 18 de la LFTAIP.

Por último, la PGR se amparó en el artículo 16 del Código Federal de Procedimientos Penales, recientemente reformado por el Congreso de la Unión, que causó en diciembre pasado que el IFAI se manifestara en contra al señalar que es el “primer gran retroceso” en la materia, porque niega el acceso a las averiguaciones, incluso las concluidas.
Ese artículo da acceso a las pesquisas sólo al inculpado, su defensor y la víctima u ofendido y su representante legal. Y advierte que el servidor público que quebrante la reserva será sometido a un procedimiento de responsabilidad administrativa. La PGR usó argumentos parecidos para el caso de Osiel Cárdenas, aunque puso a disposición del solicitante los boletines de prensa que ha emitido sobre el tema.

Del fideicomiso para Líneas Aéreas Azteca, Banobras alegó que la Ley de Instituciones de Crédito prohíbe “dar noticia de cualquier operación o servicio a persona distinta al titular o su representante legal”, y de violar lo establecido, podría incurrir en “responsabilidad civil e incluso penal”.


Mauricio Merino
El poder laico

El presidente Obama juró su investidura sobre la Biblia, tras la oración de un ministro religioso. Pero no podría emplear la religión para dirimir asuntos de gobierno, para hacer política, ni mucho menos para discriminar o excluir a quienes no comparten su credo personal.

En aquel país, el sentido de la laicidad es respetado: cada quien tiene sus creencias, pero la política acepta e incorpora a todas. En México, en cambio, la religión no está siendo ajena a la búsqueda de medios de poder. No hay espíritu laico, sino militante.

Decir que el activismo religioso que hemos visto en estos días en nuestro país no es ajeno a los tiempos electorales que ya corren es decir una obviedad. De ahí que preocupe tanto ver al presidente Calderón metido en esos lances. Por supuesto que es lícito buscar alianzas, pero hacerlo a costa de la laicidad que ha de guardar el jefe del Estado es inaceptable.

Fue un organismo de su gobierno el que editó las tesis de Pedro Salazar sobre La laicidad: antídoto contra la discriminación (Conapred, 2007). Su autor nos recuerda que la laicidad ha evolucionado desde la Ilustración de la mano con la tolerancia y que no supone solamente la aceptación del otro, sino su incorporación activa en el derecho y en el discurso; el respeto a la creencia ajena y la distancia inequívoca entre la religión y la política.

Nadie sensato le pediría al Presidente que se vuelva ateo. Por el contrario, una de las virtudes del Estado laico consiste en que cada uno puede abrazar su propia fe, sin distinguirse ni separarse de los demás.

La laicidad no equivale a la militancia antirreligiosa, ni a una suerte de religión civil de descreídos. Significa lisa y llanamente el predominio de la igualdad jurídica y del respeto activo hacia las diferencias. Y, en consecuencia, del rechazo a cualquier forma de discriminación.

En su intervención en el Encuentro Mundial de las Familias, convocado por la Iglesia católica, hubo un cálculo político. El Presidente buscó reforzar sus señas de identidad católica con los millones de electores potenciales que profesan esa religión, pensando quizá en trasladarle simpatías a su partido.

Pero al hacerlo, no sólo olvidó que preside un Estado en el que la ley electoral prohíbe expresamente la apelación a los credos religiosos para ganar votos, sino que avaló la fuerza de la jerarquía católica que, sin ambages, ha declarado su intención de influir cada vez más, y más directamente, en la vida política de México. Es decir, de romper la laicidad.

Esa jerarquía está formada por personas con muchas ambiciones y una larga historia de conflictos con el poder político, que en los últimos meses ha demostrado ser capaz de aceptar recursos públicos para sus propios fines, como sucedió en Jalisco; de hacer la vista gorda frente a los casos de pederastia que se han documentado; de llamar públicamente a enfrentar las decisiones del Poder Legislativo; de proclamar su derecho a integrar partidos; o de declarar inexistentes matrimonios válidos por razones de poder, como en el caso de los Fox, mientras divulga su rechazo a la reconstrucción de familias en segundas nupcias.

Usar la religión para hacer política produce discriminación, intolerancia y polarización. Y nada de eso debería ser promovido desde la jefatura del Estado, y mucho menos en un año que promete ya ser muy difícil.

Que cada quien defienda a su propio Dios y que conserve su derecho a declararlo en público. Pero hacer política con argumentos y alianzas religiosas es, por el contrario, sellar un pacto con el diablo.
Profesor investigador del CIDE

Lorenzo Córdova Vianello
Defender el Estado laico
No la presencia, sino la intervención del presidente Calderón en el sexto Encuentro Mundial de las Familias el pasado 14 de enero es, por decir lo menos, irresponsable y contradictoria con la investidura política que ostenta. Al menos lo es en el contexto del Estado laico que establece nuestra Constitución.

Como privado él tiene el derecho de profesar y practicar la creencia religiosa que quiera al amparo de la libertad que a todos nos reconoce el artículo 24 de la Carta Magna. Como Presidente, es decir, como el titular de un órgano de Estado que no supone una representación partidista o de fe alguna, está obligado constitucionalmente a ciertas responsabilidades elementales. Ello no quiere decir que no pueda asistir a eventos de corte abiertamente religioso como el aludido, ni siquiera que no pueda inaugurarlos, como lo hizo (aunque un mínimo de sensatez política habría sugerido no hacer ninguna de esas dos cosas), pero sí que en su discurso debe mantener, en todo caso, el tono neutro en cuanto a cuestiones religiosas que le impone el haber asumido una responsabilidad pública de primer nivel y haber jurado respetar y hacer cumplir una Constitución laica (y subrayar el adjetivo no es menor).

El sermón que pronunció el Presidente de la República en nombre del pueblo de México al darle la bienvenida a nuestro país (una tierra ahora expropiada por santos, vírgenes y órdenes religiosas de nomenclaturas francamente medievales) a la alta jerarquía católica y a la grey que confluyó en ese evento es simple y sencillamente ofensivo para quienes en ejercicio de la misma libertad religiosa no comulgamos con sus creencias (o simplemente no creemos en nada).

No debemos olvidar que el Estado laico, es decir, aquella forma de organización política que parte de no asumir como propia una religión, que tampoco persigue a religión alguna y que, por lo tanto, se funda en el principio de tolerancia religiosa (que quiere decir respeto y consideración de igual dignidad a todas las creencias), es la premisa de una forma de gobierno democrática.

Y es que la democracia no puede existir ahí donde no existe un respeto a la diversidad política, ideológica y religiosa que caracteriza a las sociedades modernas (incluida, aunque le pese a algunos, la nuestra). Sólo a partir de ese respeto es concebible la interacción pacífica y respetuosa de quienes piensan y creen en algo distinto. Y eso es posible sólo en un contexto en el que haya logrado cuajar la que es, sin duda, la conquista civilizatoria más importante de la modernidad: la separación neta y tajante entre religión y política, entre la Iglesia y el Estado. Esa que Calderón diluyó de cuajo la semana pasada.

El Presidente, insisto en ello, tiene el derecho de sostener en su fuero interno los valores que considere mejores o convenientes, pero nunca —como lo hizo— el de afirmarlos, en su papel de jefe de Estado, como un postulado absoluto, como la Verdad (con mayúscula), porque entonces está olvidando el carácter democrático de su encargo y se convierte en el cruzado de una fe que, por muy mayoritaria que sea, no deja de ser una visión parcial y excluyente del mundo y sus problemas.

Exigir al Presidente que respete la Constitución y que mantenga en su fuero privado sus creencias religiosas no es baladí, menos aún en un contexto en el que la Iglesia católica ha públicamente desatado una agresiva ofensiva por suprimir el carácter laico de la educación y la separación entre religión y política que sanciona nuestra Carta Magna. Lo que está en juego es, ni más ni menos, el futuro del Estado democrático que por definición es, guste o no, precisamente aconfesional.

Investigador y profesor en la UNAM

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