1/13/2010


La resistencia se construye desde abajo

(Editorial del Periódico El zenzontle)

El Sindicato Mexicano de Electricistas está experimentando uno de los desafíos más complejos relevantes del pueblo organizado: resistir para sobrevivir, construir una fuerza unitaria para resistir, actuar con una visión clara de los objetivos y una decisión de perseverar hasta la victoria.

Esto le sucede a todo pueblo en lucha: no basta el reclamo, menos la simple denuncia de que se es una víctima del poder y los beneficiarios del mismo. Sea en Honduras o en México, se necesita lograr el acumulamiento de fuerza propia, preparada, decidida, animada y con una orientación y dirigencia capaz y legítima.

No nos toca juzgar cuánto de esto ha logrado el SME. Sus miembros y las organizaciones afines unidas en la acción en la Asamblea de la Resistencia Popular, deberán medir sus fuerza y decidir al respecto lo que hace falta hacer. Lo que sí puede afirmarse es que se vive una acumulación de fuerzas en caliente, tanto de electricistas, sindicatos, organizaciones populares afines y grupos sociales de apoyo (abogados, intelectuales, grupos de consumidores, familiares, miembros de los barrios, colonias y comunidades donde el SME o Luz y Fuerza es protagonista central y mucha más gente solidaria y atenta a este movimiento que defiende derechos laborales y sociales). Esto quiere decir que la lucha no el resultado un plan que haya previsto el golpe, sino que tiene la desventaja de contruirse después del ataque de Calderón y sus socios las empresas privadas que se beneficiarán con la privatización (abierta y solapada) del Luz y Fuerza, y en general el régimen de la oligarquía, el poder de unos cuántos que crece cuando despojan de derechos o destruyen las fuerzas que resisten al proyecto de ganancias extraordinarias para el capitalismo que nos agravia y desgobierna.

No es que las fuerzas obreras y populares estuvieran en cero, la marcha inicial y el mismo paro cívico convocados por el SME muestran que había un acumulado de fuerzas morales y efectivas que no sólo llenaba las calles, sino que tenía proyecto para resistir hasta vencer. Pero, ¿y las bases trabajadoras, qué capacidad de decisión tenían?, ¿quién preparaba el fondo de resistencia?, ¿cómo se pasó a forjar no sólo una brigada central sino miles de brigadas de electricistas y solidarios?, ¿cuándo las mujeres electricistas y las familiares de los trabajadores, comenzaron a actuar sin exclusiones, sin órdenes desde arriba, con plan…?

Y los dirigentes… ¿cómo rinden cuenta de sus planes? ¿Quién define las prioridades en las alianzas? Porque aliarse con todos los que se acerquen sirve cuando se sabe con quienes las alianzas son de fondo, de largo plazo, con mayor identidad. Los partidos y hasta la priísta Antorcha Campesina se manifestaron a su modo y conveniencia con los electricistas, los sindicatos de la UNT, no pudieron siquiera remover de su redil panista a la dirigencia del sindicato del seguro social y su persecución a la base trabajadora que marcha, se solidariza y comparte el movimiento de los esmeítas. López Obrador llama a Esparza a su mitin y los diputados «de izquierda» marchan con el SME, pero cada vez que hablan insisten en avanzar el carril pacificador y «parlamentario» que siguen. Ambos pensando y clavando su mirada en el 2012. Los olmos no dan peras.

¿Pero, acaso hemos construido otra alternativa quienes, por ejemplo en la Otra campaña y en movimientos sociales independientes de los partidos y el gobierno?

Este movimiento por lo menos puede lograr que marchemos juntos, golpeemos en el mismo sentido aunque no aceptemos estar unidos o articulados con los viejos líderes del oportunista e inútil grupo de dirigentes profesionales de todas las batallas hacia ninguna ruptura con el poder. Respetar las decisiones de las y los electricistas como protagonistas centrales de una lucha que puede, además de defender sus derechos construir la resistencia desde abajo, nos requiere activos como sucedió con muchos en la APPO o en la solidaridad con los campesinos opositores a la presa de La Parota en las brigadas, en los campamentos, en la explicación de que los errores de contacto ante el consumidor que seguramente tuvieron los trabajadores, no pueden dar la razón a los que desde arriba suben las tarifas, transan con las concesiones a empresas y gobiernos de no pagar lo debido y ahora de expulsar a 44 mil trabajadores activos y jubilados, sin la menor pena por los daños ocasionados. Sin grillas y con respeto podemos construir una resistencia popular contra el régimen, su gobierno y su proyecto de impunidad y saqueo.

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