1/16/2010

Los periodistas pal café....



Gloria Muñoz Ramírez: Los de Abajo
Los comuneros de las 14 comunidades que habitan los alrededores del lago de Zirahuén, en Michoacán, se preparan para una batalla más contra la carretera que amenaza la vida del lago y, por lo tanto, la de los pobladores purépechas que desde hace décadas salvaguardan su territorio.
Estos días transcurren, como en la mayor parte del país, bajo el frío y una pertinaz lluvia que no consigue opacar la belleza de este paraíso natural. El lago es el centro de la vida comunitaria de esta región que vive de la pesca, la agricultura y la artesanía, además de las bandas musicales, que suman 13.
En noviembre de 2008 los habitantes de Zirahuén se despertaron con la maquinaria pesada a la salida de la comunidad, rumbo a Copándaro. Llevaban meses sosteniendo reuniones con Arturo Ramírez, presidente municipal de Salvador Escalante, con el fin de evitar la construcción de una carretera sin haber sido consultados. El edil se había comprometido a no iniciar los trabajos hasta que se realizara un estudio de impacto ambiental. No cumplió e intentó sorprender a la comunidad.
Dos días después los pobladores montaron un plantón junto a la maquinaria para impedir que comenzara la construcción de una carretera de 12 kilómetros que bordearía el lago de 903 hectáreas. El fondo del asunto es que empresarios encabezados por Guillermo Arreola pretenden la construcción de más proyectos turísticos y huertos de aguacate.
Subsidios: reconsideración necesaria
El pasado jueves, el titular de la Secretaría de Finanzas del Gobierno del Distrito Federal (GDF), Mario Delgado, informó que para este año la administración citadina dejará de entregar el subsidio de 200 pesos anuales que otorgaba a los 550 mil beneficiarios del programa de Leche Industrializada Conasupo (Liconsa), si bien la ayuda había dejado de entregarse desde finales del año pasado en algunos puntos de esta capital.
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El Correo Ilustrado
Luz y Fuerza prevalece
Ante la trascendencia nacional del conflicto, es preciso destacar enfáticamente lo siguiente.
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Enrique Calderón: En torno a la remoción de Székely
A nueve meses de haber asumido el cargo como titular de Educación, la ineptitud de Alonso Lujambio, su falta de visión, de compromiso con la educación y sobre todo con el país han ido revelándose por igual en sus declaraciones como en las descalificaciones de quienes tienen una visión diferente a la suya; a ello se suman decisiones a cual más desafortunadas en el nombramiento de cuanto funcionario ha ido metiendo a su equipo de colaboradores. La remoción que hizo esta semana de Miguel Székely como subsecretario de Educación Media Superior para nombrar en su lugar a un elemento más de los personajes ligados a El Yunque habla por sí sola de la pobreza de sus objetivos y de sus limitaciones políticas.
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Francisco López Bárcenas: Ricardo Robles: el caminante y su camino
Ricardo Robles –El Ronco para los amigos–, fallecido el pasado 4 de enero, a finales del siglo XX le sucedió con los indígenas lo que a Bartolomé de las Casas hace quinientos años: se dio cuenta de que el trato que recibían negaba toda condición humana, lo que a su vez contradecía la doctrina religiosa en la que creía, y se puso a defenderlos. No por compasión o piedad, sino como una manera de ser congruente con su propia fe, pero sobre todo con él mismo. Toda su vida fue ejemplo de eso, pero hay casos muy específicos que lo muestran. Tal vez el más relevante para él mismo haya sido vivir entre los tarahumaras –rarámuris– como uno más. Porque eso era. Se emocionaba cuando contaba la ceremonia en que lo adoptaron y trataba de corresponder a ese honor en cada uno de sus actos.
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Arturo Alcalde Justinian: Reforma laboral para cancelar la libertad sindical
El gobierno federal anunció que en febrero próximo se presentará la iniciativa de reforma a la Ley Federal del Trabajo. No se ve fácil este intento; sin embargo, de concretarse podría ponerse en práctica la táctica llevada a cabo para modificar las leyes del Seguro Social y del ISSSTE: en unos cuantos días se impusieron los cambios sin dar oportunidad a su discusión en el seno del Congreso y menos aún en la sociedad. De ahí la importancia de conocer y reflexionar sobre los puntos centrales del anteproyecto dado a conocer por la Secretaría del Trabajo y Previsión Social (STPS).
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Con el propósito de llevar a cabo una reforma constitucional a la ley de amparo, las comisiones unidas de Puntos Constitucionales y Estudios Legislativos del Senado aprobaron a finales del año pasado un dictamen con proyecto de decreto, que de ser aprobado por el Congreso en el próximo periodo de sesiones, y posteriormente por la mayoría de las legislaturas locales –como lo esperamos–, incrementaría los niveles de exigibilidad jurídica de los derechos humanos en el país. Con ello se estaría por fin respondiendo al Diagnóstico sobre la Situación de los Derechos Humanos en México, entregado por la Alta Comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos al gobierno federal desde diciembre de 2003, en el que se recomienda establecer mecanismos para que el juicio de amparo permita la protección del interés jurídico en un sentido más amplio que el establecido por la ley vigente y extender los supuestos en que las colectividades puedan acudir a este medio de defensa.
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Marcos Roitman Rosenmann: Haití: es necesario torcer la mala suerte
Tras la dictadura de los Duvalier (1957-1986), Haití, el país mas empobrecido de América Latina, daba un giro de 180 grados a su historia reciente. La lucha por la democracia impedía perpetuarse en el poder a la saga familiar. El hijo pródigo de Papa Doc, François Duvalier, Jean Claude, apodado Baby Doc, veía frustrada su intención de ser presidente vitalicio. Dos años después de coronarse debía abandonar Haití rumbo a Francia en 1987.
Las luchas democráticas lograban un éxito sin precedentes. Los años de ocupación norteamericana (1915-1934) dejaron un triste legado. La Guardia de Haití, y un cuerpo de élite, los tonton macoutes. Era el tiempo de enfrentarse a ellos. El regreso de exiliados, trabajadores cualificados, profesionales e intelectuales, transformaba la cara de un país asolado por el hambre, el terror y la miseria. El miedo a los tonton macoutes se perdía lentamente. Afloraba la ilusión, había que torcer la suerte. Tras un intento de restauración totalitaria, que da la victoria a Leslie Manigat en 1988, las fuerzas democráticas conseguirán un triunfo histórico dos años mas tarde. El 16 de diciembre de 1990, ganará las presidenciales el padre Jean Bertrand Aristide, sacerdote con un carisma sin parangón, militante de la Teología de la Liberación. Su triunfo era un proyecto de dignidad democrática. El pueblo haitiano nunca ha sido invitado a sentarse en la mesa, ha permanecido años debajo de ella, es necesario que se levante, se siente y participe. Solos somos débiles, juntos somos fuertes, muy juntos somos una avalancha sentenciaría.

Silvia Ribeiro*: Cambio climático: fracasos y parteaguas
La reunión de Naciones Unidas sobre cambio climático que se realizó en Copenhague en diciembre 2009 fue, como anunciaron titulares de todo el mundo, un fracaso. Pero también un parteaguas en muchos sentidos. Me parece útil acercarnos más al contenido de ambas cosas.
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Lo único que nos faltaba a los pobres mexicanos era padecer este gélido invierno. No fue suficiente con vivir en 2009 ventarrones y ramalazos de todo tipo, ahora iniciamos el año con este clima que nos cala hasta los huesos y nos congela el alma.
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Porfirio Muñoz Ledo
La nueva cristiada
Decía un clásico francés que la laicidad del Estado es “una idea sencilla, una historia larga y una realidad complicada”. Es nada menos la frontera entre el ámbito de las creencias personales y la garantía de las libertades públicas. Es la plataforma sobre la que se ha erigido la modernidad, la evolución de la ciencia y el señorío del hombre ante su destino.
Ciertamente, la era posmoderna ha implicado la ruptura de certidumbres históricas y equilibrios alcanzados, junto con el regreso de fantasmas que creíamos enterrados. Así como el cambio climático recuerda los deshielos de hace milenios, la guerra desatada por la jerarquía católica parece convocar la furia inquisitorial incubada en los dogmas de la Edad Media.
Ratzinger cree que ha llegado el fin de una época de cambios para abrir un cambio de época. Mientras las autoridades públicas no aciertan a imaginar siquiera una nueva gobernanza mundial, las huestes clericales penetran los vacíos políticos generados por la crisis global. Una cruzada contemporánea: la otra cara del terrorismo musulmán.
A diferencia de su antecesor, para quien el “eje del mal” moraba en los estados socialistas, este Papa socava los fundamentos del Estado democrático occidental. No ignora que el “leviatán” se construyó para detener el poder terrenal de la Iglesia y que la expansión de los derechos civiles ha sido el antídoto posible contra la prepotencia del dogma y la desigualdad inherente a las sociedades jerárquicas.
En México, la batalla adopta gesticulaciones desafiantes que rememoran la “cristiada”. Exhibe además la alianza seminal del clero con el partido de la derecha y la inverosímil docilidad del otrora partido revolucionario, que vende una vez su primogenitura por un plato de votos. Es una campaña explícita contra las izquierdas.
Entre nosotros, como en todo el planeta, las guerras religiosas han sido las más cruentas. De ellas surge en el siglo XIX lo que hemos conocido como República Mexicana. La rebeldía eclesiástica contra la Constitución de 1917 fue apagada al fin mediante el acuerdo y el modus vivendi de 1929 selló la paz social y el predominio de las reglas no escritas sobre la ley.
Torres Bodet narra en Años contra el tiempo las delicadas negociaciones en 1945 que condujeron a la revisión del artículo tercero, en reemplazo de la “educación socialista”. Tal fue el cimiento de la “unidad nacional” y la definición constitucional vigente de nuestra democracia, sus principios y el carácter laico del Estado. Sin duda, un pacto histórico.
Ese acuerdo fue revisado por Carlos Salinas en aras de su legitimación política. Se reconoció a las iglesias personalidad jurídica y se establecieron relaciones con el Vaticano. Se mantuvo sin embargo la separación entre la Iglesia y el Estado, así como prohibiciones esenciales a los ministros de los cultos: no asociarse políticamente ni hacer críticas a las leyes y al gobierno.
Las bravatas del episcopado son violatorias de ese acuerdo y de la Constitución misma. Prueban que la clerecía no asumió el carácter —a la vez consensual y obligatorio— de esas reformas, sino las estimó como una victoria más en el camino de una estrategia hegemónica. Más exitosa mientras mayor sea la debilidad de las instituciones públicas.
Norberto Rivera llama a la “desobediencia civil” y a subvertir el orden jurídico: “No se puede obedecer primero a las leyes de los hombres que a Dios, porque Él es la ley suprema”. Sandoval invita a “prepararse para una guerra” y advierte éstas “duran cuatro, cinco o 10 años”. Sería menester reaccionar con energía legal ante semejantes afrentas.
La primera de las reformas políticas es el rescate de la laicidad del Estado: la adopción del capítulo consensuado sobre derechos humanos en la Constitución y la devolución al César de sus poderes por el pleno ejercicio de la soberanía popular.
Diputado federal (PT)

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