7/14/2010

Alicia Bárcena, secretaria ejecutiva para AL de CEPAL

Igualdad y equidad, otros nombres de libertad y democracia

Por Miriam González, enviada

rasilia, Brasil 13 jul 10 (CIMAC).- La declaratoria, presentada aquí por el Foro de Organizaciones Feministas (FOF), en torno a la situación de las latinomericanas, se centra en el papel que los Estados deben jugar para lograr que los avances alcanzados en lo público, se proyecten en lo privado, y que los logros en el mercado laboral, se traduzcan en la esfera del cuidado, para hacer visible el nexo entre el trabajo remunerado y no remunerado.

En entrevista para Cimacnoticias, la Secretaria Ejecutiva de la Comisión Económica para América Latina (CEPAL), Alicia Bárcena calificó así la declaratoria de las FOF “¿Qué Estado, para qué igualdad?, respecto al avance de las mujeres en materia de igualdad de género.

En el primer día de actividades de la XI Conferencia Regional sobre la Mujer de América Latina y el Caribe, que concluirá el 16 de julio, la funcionaria subrayó que las mujeres somos una marcha constante, obstinada, e irreductible.

“Y estamos aquí “armándonos de los argumentos y las capacidades que nos permitan volver a nuestros países, convencidas de que la igualdad y la equidad de género, son los otros nombres de la libertad y la democracia”.

Creemos que centrar el trabajo de la XI Conferencia, en la división sexual del trabajo y la economía del cuidado, nos dará las herramientas necesarias para lograr la igualdad de género en la región.

Además de que el trabajo que hemos realizado, nos muestra que es necesario redistribuir, de forma justa, las responsabilidades del cuidado de los otros, de tal forma que exista una redistribución equitativa del trabajo y lo convierta en una tarea de responsabilidad social, no sólo de las mujeres.

Apostamos a una estrategia que cree una infraestructura de economía del cuidado que le libere tiempo a las mujeres, para participar en la esfera pública, invirtiendo en servicios como la creación de guarderías para niñas, niños y adultos mayores.

En ese sentido, la propuesta de este Consenso de Brasil gira en torno a romper la segmentación laboral, para que los países desarrollen políticas para sacar a las mujeres de los empleos mal remunerados, y en condiciones de vulnerabilidad, mayormente afectadas por la flexibilidad laboral, que las deja sin protección social.

Se trata, dijo, de romper con el “techo de cristal”, que impide que aquellas mujeres que llegan a empleos formales puedan ejercer posiciones de liderazgo. Y solo será posible la autonomía económica, en la medida que se asegure la redistribución del trabajo remunerado y no remunerado, ahondó Alicia Bárcena.

Por lo que en la XI Conferencia que hoy inició “podemos esperar un análisis del progreso y retroceso desde Beijing hasta Brasilia, analizando 15 años desde la Plataforma de acción de Beijing, 10 años de la Declaración de los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM) y 3 años desde la adopción del Consenso de Quito.

Dijo que dicho Consenso, hace tres años, marcó la ruta a los países de la región, en torno a la creación de políticas públicas, a favor de la igualdad de género y hoy a organismos internacionales, a los gobiernos y la sociedad civil, nos toca medir los avances al respecto.

En este contexto podemos señalar que en los últimos tres años, 14 países de la región, han incluido preguntas relativas al uso del tiempo, ya sea como módulos o encuestas específicas. Al menos 4 países han hecho esfuerzos concretos por medir el aporte, al Producto Interno Bruto (PIB), del trabajo doméstico no remunerado.

Sin embargo, uno de los frutos más importantes del Consenso de Quito, es el establecimiento del Observatorio de Igualdad de Género de América Latina y el Caribe, en 2010, dijo.

Inspirado en la experiencia de Colombia y México, su objetivo es ayudar a dar seguimiento, mediante la información estadística de los países de la región, sobre los avances en torno a la Plataforma de Acción de Beijing, los ODM, así como de las agendas regionales, alentando a los países a construir redes de intercambio de información, que contribuyan a mejorar y cumplir con los desafíos que se plantearon en el Consenso.

Además de la elaboración de un informe anual que proporcione un diagnóstico sobre las desigualdades entre mujeres y hombres en temas clave como: el trabajo remunerado y no remunerado, uso del tiempo y pobreza, acceso a la toma de decisiones y representación política, violencia de género y derechos sexuales y reproductivos.

Este observatorio ha sido replicado en Brasil, la República Bolivariana de Venezuela, Argentina, mientras que en el tema de la violencia contra las mujeres se han creado el de Perú y Panamá, así como el Observatorio del Consejo de Ministras de la Mujer de Centroamérica (COMMCA)


RETOS PARA LOGRA LA IGUALDAD

La funcionaria sostuvo que “uno de nuestros principales retos es que los Estados entiendan que su papel es insustituible en el logro de umbrales mínimos de bienestar, y que la igualdad de género, no resta impulso, ni recursos al dinamismo económico”.

En este proceso, el papel de las Organizaciones de la Sociedad Civil (OSC) es fundamental, ya que ellas van empujando a los Estados a cumplir con los acuerdos y tratados, y a visibilizar los avances y retrocesos, en torno a los compromisos que los Estados han signado a favor de la igualdad de género.

Por ejemplo, hoy por primera vez, en una Conferencia Regional sobre la Mujer, representantes de la sociedad civil se encuentran con nosotros y tendrán un espacio para poder incidir en la creación de este Consenso.

“Porque nuestro camino a la igualdad ha sido una marcha constante, una construcción diaria, una acumulación permanente de avances civilizatorios, que luego hacemos patrimonio de toda la sociedad”.

“Desde el derecho a votar, hasta el derecho a la autonomía de nuestros cuerpos, desde la paridad, y las leyes de cuotas, hasta renegociar las labores del cuidado, y comprender los mecanismos culturales que han facilitado la opresión de las mujeres”, puntualizó Alicia Bárcena.

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