7/15/2010

La columna de Lydia Cacho



Plan B | Lydia Cacho

Tomemos las calles de México

Lo primero que pregunta un turista al llegar a México es: ¿y hasta qué hora es seguro caminar por aquí? En algunos estados simplemente antes de viajar preguntan si es seguro salir del hotel. La gente de fuera no es la única que pregunta si los espacios públicos siguen siendo aptos para el disfrute y la tranquilidad.

Difícilmente hablamos de los efectos secundarios de la violencia como la que estamos viviendo, en la que poco a poco normalizamos el horror y el dolor ajeno. Uno de esos efectos es justamente el abandono, tanto físico como emocional, de los espacios públicos, las plazas, las calles, los zócalos. Salimos a caminar por necesidad o por rebelión ante asuntos de interés público, pero difícilmente ocupamos masivamente los espacios vitales para rescatar nuestro derecho a la tranquilidad, a la salud y al bienestar, ya no desde el enojo, sino desde la armonía. Un experimento se llevará a cabo en las siguientes semanas en nuestro país y comenzará en la ciudad de México, para eventualmente dar la vuelta a toda la república.

La reconocida documentalista Natalia Gil nos convoca a un proyecto de manejo del miedo con clases de yoga masivas en el zócalo de la capital del país. Y no es un proyecto menor. En Nueva York, en Toronto y en Barcelona se ha demostrado que las clases de yoga masivas, gratuitas, en espacios públicos tienen un efecto directo en la salud individual y colectiva, en la energía social, en rescatar esa sensación de que el país y sus calles también nos pertenecen para el gozo, para la tranquilidad, para la convivencia entre el silencio y la paz. Digamos que se trata de un rescate no discursivo de la armonía. Así como se instauraron las tardes de danzón en varios estados de México hace décadas, ahora tendremos mañanas de yoga.

Hacer yoga mejora la condición física, aporta flexibilidad (no solamente muscular, sino también emocional) relajación mental y disciplina. Además, está claro que fomenta la autoobservación, baja la ansiedad y mejora la salud. En Nueva York este proyecto convocó a más de diez mil personas y sus efectos sociales fueron notables.

Es por eso que Natalia reunió a un grupo de maestros de yoga, y por seis domingos de las 8 a las 10 de la mañana convocarán a tanta gente como sea posible para hacer yoga guiada por las y los mejores profesores de México como Ana Desvignes, Amado Cavazos, Marcos Jassan, Pablo Quiroga y Andrea Borbolla. La convocatoria es para mujeres y hombres de todas las edades, los niños y niñas aprenderán también. Basta vestir ropa ligera y cómoda, llevar un tapete de yoga, una colchoneta o toalla grande y cada cual su botella de agua. Nos vemos el domingo en el Zócalo y después en el resto del país. Para seguirlo en Twitter busque @NamasteMX.

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