7/28/2010

Los periodistas pal café.......


Julio Hernández López: Astillero
En el marco de la acelerada reducción de derechos y garantías a que han llevado la militarización del país y la instauración activa del poder del narcotráfico, el periodismo ha sido, de manera natural, una de las primeras víctimas. En la virtual abdicación institucional que vive el país, la gran mayoría de los periodistas, sobre todo los de a pie, y en especial los de entidades distintas del Distrito Federal, han sido sometidos, por la fuerza de las amenazas sabidamente cumplidas con crueldad ejemplar, a un ejercicio profesional diluido, superficial y necesariamente apegado a las limitadas versiones oficiales o, cuando mucho, a los genéricos indicios inocultables de los hechos que presencian o conocen y que estén relacionados con la criminalidad que se reconoce abiertamente como tal y con el entramado político y económico que da sustento y protección a las acciones de los narcotraficantes. Sabido es que muchos diarios y revistas han decidido no firmar los trabajos especiales sobre narcotráfico y que otros mantienen una reserva extrema en el tratamiento de esos temas.
La función periodística, que es de interés público, no ha sido protegida –como no lo ha sido el resto de la población y los oficios o profesiones– por los gobiernos federal y estatales, infiltrados y dominados como están muchos de estos aparatos por el poder del narcotráfico. El calderonismo ha demostrado su absoluto desdén por el daño al periodismo al mantener en la procuraduría federal de justicia a personajes grises y sin fuerza como fiscales especiales para atender las denuncias que algunos ingenuos se atrevieran a presentar en esas peligrosas coladeras informativas que por lo demás no sirven de nada. En la Comisión Nacional de Derechos Humanos se vive una situación parecida, aun cuando en términos generales hay más atención y seguimiento a los casos presentados, aunque finalmente los resultados sean también menores o nulos.
Precisamente ayer la CNDH ha expresado su absoluta indignación por el secuestro (levantones, les llaman a esas retenciones forzosas sin ánimo de pedir rescate) de cuatro reporteros que laboran para empresas periodísticas con sede en Gómez Palacio, Durango. El incendio político y social que vive esta entidad se inscribe, como en otros casos, en la ruta de las desavenencias electorales y partidistas, esta vez como producto del forcejeo entre el denso poder local, ejercido por el complaciente Ismael Hernández Deras, quien impuso a un propio como sucesor en el negocio regional, y el intento calderonista, a través de alianzas encabezadas por PAN y PRD, de instalar a un flamante ex priísta como alternativa gerencial. En la guerra de poderes que hoy se vive en Durango, la procuraduría federal ha develado que reos de una cárcel duranguense salían por las noches en vehículos y con armas oficiales a cumplir encargos como la masacre reciente en Torreón, Coahuila. Obviamente, las revelaciones del gobierno federal panista son usadas de inmediato por los dirigentes del partido blanco y azul para exigir la destitución del mandatario priísta que impuso localmente sucesor y pelea para impedir que una resolución del tribunal federal tumbe a su guardaespaldas político designado.
En esos explosivos batidillos político-delincuenciales (Durango, pero en realidad en todo el país), los periodistas han sido llevados a niveles cada vez más peligrosos de exposición y riesgo. Cubrir información pública, dar contexto a las notas, preguntar de más, incomodar o molestar a un declarante, publicar más allá de los límites sabidos, puede significar, en todo el país, la recepción de llamadas telefónicas amenazantes, la expresión directa de esos amagos, golpes, maltratos e insultos y, en casos extremos, el secuestro y el asesinato. Pero también comienza a usarse a los periodistas como rehenes o como obligadas cajas de resonancia. Así como en Ciudad Juárez apareció el nuevo grado de la guerra con el narcotráfico con el coche-bomba que se suma a otros actos de terrorismo, en Durango los reporteros podrían haber subido a otro escalón del horror. La agencia Efe, por ejemplo, difundió que “versiones periodísticas señalaron que los captores exigieron para liberar a los informadores que medios locales reprodujeran unos videos donde unos supuestos agentes federales confiesan que trabajaban para el cártel de las drogas de Los Zetas”. Periodismo rehén, pero no sólo en Durango (ayer mismo se informó que en Cuernavaca fue arrojada una bomba de humo contra la casa del director de un diario local). En todo el país, sobre todo entre quienes reportean directamente, se pasea el fantasma de la amenaza, la impunidad y la autocensura. La República del Miedo no tiene periodismo suficiente (las excepciones están a la vista) para informarse, discutir y analizar. Todos somos rehenes.
Astillas
Apuntes sobre la reapertura mediática del caso Diego: 1) La fotografía publicada ayer en primera plana de la mayoría de los diarios editados en la capital del país sólo da prueba de vida al 23 de mayo, fecha de la revista que muestra en la imagen. Que los familiares del secuestrado confirmen por sí mismos que el queretano está vivo es otra historia, pero la foto, en sí, en estricto sentido periodístico, no da testimonio de ello a esta fecha. Y, 2) No hay ninguna demostración de que fotografías, carta y comunicado hayan sido difundidos realmente por los secuestradores. El reportero Alfredo Méndez mencionó ayer en La Jornada que en la PGR le dijeron que Antonio Lozano Gracia había entregado a Arturo Chávez Chávez el original de la carta entre el 15 y el 19 de junio. La PGR se constituye así en una posibilidad de filtración, con intenciones políticas distintas a las de los plagiarios… Fichan a más de medio millón de niños en Sonora: el gobernador Guillermo Padrés anunció que organiza una base amplia de huellas para cualquier investigación o delito; nos van a proporcionar su peso y estatura, así vamos a poder monitorear a lo largo de su vida el problema sobre obesidad infantil para tener claro su crecimiento ...¡Hasta mañana!
Fax: 5605-2099 •
juliohdz@jornada.com.mx

Alfredo Jalife-Rahme: Bajo la Lupa
Este otoño, que será candente en geofinanzas y en geopolítica (el Medio Oriente está que arde, como acabamos de corroborar en nuestro reciente recorrido durante un mes por Grecia, Líbano y Turquía), los grandes actores se preparan a la inevitabilidad de la segunda ola de la crisis multidimensional de la globalización financierista, como Bajo la Lupa había adelantado con bastante antelación.

Carlos Fernández-Vega: México SA
Más tardó el Legislativo en tomar la decisión y el Banco de México en ponerla en práctica, que esta última institución en reconocer el limitado alcance de reducir o cancelar comisiones bancarias, de acuerdo con el anuncio del pasado lunes (hecho público por el propio organismo). Ayer en este espacio comentamos que de nada sirve quitar una comisión, si de inmediato los bancos habilitan y cobran 10 más, porque no existe legislación que se los impida; me quitas cinco, invento cincuenta y hazle como quieras. Si la autodenominada autoridad apela a la calidad ética de los banqueros, entonces, de plano, está frita.
Pues bien, todo indica que el organismo a cargo del doctor catarrito no está muy identificado con eso de obligar a los barones del dinero a que reduzcan o cancelen comisiones, pero en esta ocasión se vio en la penosa necesidad de proceder por mandato del Legislativo, lo que no quiere decir que no reivindiquen públicamente a los banqueros, como ayer mismo lo hizo el director de Relaciones Externas del Banco de México, Federico Rubli: no hay quién ni qué los impida a crear nuevos cargos, comisiones, cuotas, intereses y/o conexos; las entidades bancarias están en libertad de fijar lo que cobran, de tal suerte que si se eliminan algunos cobros, como por arte de magia surge una decena adicional.
Años lleva esa supuesta autoridad (Guillermo Ortiz, en la silla principal del Banco de México, fue uno de los más activos en este sentido, con nulos resultados) exhortando a los banqueros a que reduzcan su margen financiero, que se aplaquen en eso de las comisiones y conexos, y el efecto esperado ha sido exactamente el inverso: comisiones sobre comisiones, intereses sobre intereses, cobros sobre cobros. Lo comentamos recientemente: tanto se repite la historia, tantos son los discursos y exhortos” acumulados, que la conclusión lógica es que nadie, absolutamente nadie de los que (se supone) toman las decisiones en el país tiene la más remota intención de poner fin al asalto cotidiano de que son víctimas los usuarios del sistema bancario que opera en México. Año tras año crecen las utilidades bancarias por margen financiero –la diferencia entre lo que cobran a los crédito habientes y lo que pagan a los ahorradores–, y la única reacción, tanto de las autoridades reguladoras como de los representantes populares, es una andanada de discursos conciliatorios, peticiones, súplicas y llamados de atención a los barones del dinero, quienes ni siquiera se dan por aludidos.
En el inventario no sólo aparecen el Banco de México, Secretaría de Hacienda, Comisión Nacional Bancaria y de Valores, sino el Senado de la República, la Cámara de Diputados y demás autoridades y representantes populares que siempre se dan por satisfechos por el esfuerzo realizado para contener la voracidad bancaria, toda vez que acumulan un voluminoso historial de discursos, estudios, iniciativas truncas, exhortos, pronunciamientos, propuestas, llamados de atención, puntos de acuerdo y conexos, todos ellos con la atenta súplica a los banqueros para que, si son tan gentiles, bajen tasas de interés y comisiones, y que por favorcito dejen de exprimirla.
Y los barones como quien oye llover, porque precisamente ese es el jugoso negocio del oligopolizado sistema bancario que opera en el país, dedicado a especular con recursos de terceros y expoliar a su clientela, obviamente con la complacencia (léase complicidad) gubernamental. En este contexto, no son resultado de un acto de magia los 507 mil millones de pesos que en la última década estos supuestos intermediarios financieros se han echado al bolsillo por cobro de comisiones y tarifas (intereses aparte). Entonces, más de medio billón de pesos bien valen la pena de oír la lluvia y pasarse por el arco del triunfo el rosario de exhortos, llamados de atención y conexos de la nada esforzada autoridad.
¿Tirar al caño un negocio de esas proporciones, por el simple hecho de que es tan grande y cínico el atraco que hasta los legisladores de repente brincan, así sea en el discurso? Ni pensarlo. Para dar una idea de qué se trata, el estadunidense Citigroup y el español BBVA obtienen en México entre 30 y 35 por ciento de sus utilidades netas globales; es decir, en un solo país –este paraíso– captan de 30 a 35 centavos de cada peso de utilidad neta en su red mundial de sucursales, y eso sólo es posible en un lugar donde el autodenominado gobierno no sólo lo permite y estimula, sino que encubre todo tipo de pillerías, incluyendo las que lesionan al erario, como en el caso de Metrofinanciera.
Lo mejor del caso es que ese mismo sistema bancario cobra a su clientela todo tipo de intereses, comisiones, tarifas y conexos como gigante, pero paga como enano a sus ahorradores. Como se apunta líneas arriba, en una década se embolsó 507 mil millones de pesos por los conceptos referidos, pero a la hora de promover la captación de recursos hace como que estimula a los ahorradores, porque por cada peso que cargó a su clientela en el periodo referido, regresó a los ahorradores (en promedio) 20 centavos (cinco tantos menos), o si se prefiere al revés: por cada peso que pagó a los ahorradores, cobro 5 pesos en comisiones y tarifas. Eso es un descarado atraco, pero se dan casos (como los recientemente autorizados bancos chatarra Coppel y Wal-Mart) en los que la citada relación es de cada peso cobrado por comisiones y conexos, a cambio los ahorradores reciben de 2 a 4 centavos por peso, o si se prefiere de cada peso pagado se llevan entre 23 y 46 pesos por comisiones.
Es tan generoso el negocio y tan grande la complicidad gubernamental, que tan sólo en el primer trienio del calderonato los bancos que operan en el país se embolsaron cerca de 200 mil millones de pesos (más de 70 por ciento para Citigroup-Banamex y BBVA-Bancomer) por concepto de comisiones y tarifas cobradas a la clientela. En la primera mitad del sexenio de Fox, por el concepto referido, engulleron 108 mil millones, casi la mitad de lo acumulado entre 2007 y 2009, crisis incluida. Cierto es que ha crecido el número de víctimas, perdón de clientes, pero de la misma forma se ha incrementado el saqueo y la complicidad gubernamental.
Como se ve, el problema de la banca que opera en el país no se circunscribe a unas cuantas comisiones que se borran un día para que al siguiente aparezcan muchas más.
Las rebanadas del pastel
¡Sorpresa!: con el anuncio público del pasado domingo, ahora el miedo de la clase política ya no se apellida Peña Nieto, sino López Obrador.
cfvmexico_sa@hotmail.commexicosa@infinitum.com.mx

Antonio Malacara: Jazz
Paulo Moura murió la noche del 12 de julio. En tres días hubiera cumplido 78 años, pero el cáncer no entiende de esto y no le dio más tiempo. Con él, con su aliento, con su clarinete transparente y su sax alto, se cierra una de las más grandes páginas de la música brasileña; y mira que en Brasil se han escrito muchas de las más grandes páginas de música universal.

El Correo Ilustrado
Deslinde de Felipe Edgardo Canseco Ruiz
El día de ayer se publicaron en El Universal, en la columna del periodista José Cárdenas, los diversos rumores que sobre el posible secuestro del ex senador Diego Fernández de Cevallos circulan en los pasillos de la Secretaría de Gobernación. En La Jornada el periodista Alfredo Méndez retoma una de las varias versiones o hipótesis que se filtran de la Procuraduría General de la República.
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Las aguas de esta primavera parecen descobijar un pico donde las contradicciones se encaraman unas sobre otras. Por un lado se estrechan, hasta la ineficacia completa, las posibilidades de acción y conducción del gobierno federal, muy venido a menos. Lo lastra, además, un conjunto de otros muchos malos gobiernos en los estados fincados en cacicazgos torpes y cínicos. Las expectativas de ir hacia un desarrollo equitativo caen al fondo de la desesperanza colectiva. La promoción de una justicia expedita se aleja a punta de balazos y rampante corrupción de todo el aparato que debía promoverla. El ansiado bienestar para las mayorías se estrella frente a una economía estancada y un modelo de acumulación desmesurado que la desequilibra.
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José Steinsleger: Opinión y matriz de opinión
Militares, políticos y sacerdotes se identifican con la vocación de servir. Una definición que, hoy por hoy, causaría no pocas dudas. Médicos, abogados, maestros y periodistas también responden a vocación similar. Aunque éstas son profesiones que a más de servir, se ven obligadas a interpretar.
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Carlos Martínez García: Cosas veredes, Juárez
Juárez sigue ganando batallas, incluso lo reconocen quienes siempre lo han denostado. El liberalismo de Benito Juárez ha tenido oposición férrea tanto en el momento que resquebrajó definitivamente el control social y político de la Iglesia católica, como en nuestros días por parte de los herederos ideológicos de un pensamiento que reniega de la pluralización cultural de la sociedad mexicana.
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Alejandro Nadal: La oportunidad perdida de Obama
La administración Obama proclama a los cuatro vientos que la economía estadunidense se recupera y que pronto regresarán los tiempos felices. La inversión aumentará, el desempleo se reducirá y las cuentas públicas nuevamente encontrarán su punto de equilibrio. Desgraciadamente, los datos no permiten confirmar estas predicciones felices. Y mientras tanto, el tiempo corre.
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Josefina Vázquez Mota*: La SB 1070: ley indigna y vergonzosa
La ley SB 1070 constituye un claro retroceso. Las siglas SB 1070 se han convertido en sinónimo de intolerancia, de xenofobia, de marcada discriminación racial. Implica la construcción de nuevos muros, aumentar las distancias entre dos naciones vecinas que tienen una historia, un presente y un futuro de profundos vínculos, implica destruir puentes. Es sin duda una ley que lastima no sólo a todos los mexicanos, sino que lastima la dignidad humana.
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Durante años abrí los libros con los sobresaltos y la avidez de quien cruza el umbral de un lugar al mismo tiempo prometedor y vedado. Si la lectura de sus páginas no me revelaba un secreto era porque yo no había sabido descubrirlo –me repetía al no encontrar los signos esperados. Lo escrito me ofrece una tentación y una iniciación. La escritura, ésa que impone su dictado al presunto autor, posee un poder a la vez temible y oculto que tiene paralelos con el de la memoria de los hombres y las cosas, minerales, agua, luz, el mismo silencio. Nada extraño que ciertos escritos sobrevivan a su creador y subsistan al paso de los siglos. De ahí, la censura con que el otro poder, el efímero, el del miedo, se empeña en combatir escritos que considera peligrosos y que, sin duda, los son para él.
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