11/27/2012

Adiós al panismo fallido


Alberto Aziz Nassif

Con el fin de esta administración no sólo termina el sexenio de Felipe Calderón, sino el periodo de gobiernos panistas. En estos 12 años se puso a prueba una alternancia que resultó fallida en las expectativas que se pusieron en juego y en los resultados obtenidos. La transición mexicana ha tenido enormes problemas para pasar de la competencia política a la construcción de una república democrática. ¿Qué pasó con las principales apuestas políticas de este gobierno que termina el próximo viernes 30 de noviembre?

Desde el inicio Calderón tomo posesión en medio de una crisis de legitimidad por el resultado electoral; prácticamente a la fuerza hizo una protesta en la Cámara de Diputados, entró y salió por una puerta trasera. Más allá del recuerdo de ese 1 de diciembre de 2006, quedó la confrontación como signo del sexenio. A los pocos días Calderón se embarcó en una aventura que marcó su gobierno: declaró la “guerra” a los cárteles de la droga y empezó los operativos militares, sacó a las Fuerzas Armadas de los cuarteles y se inició una pesadilla que ha sido cotidiana para una parte considerable del país. Muertes que ya acumulan más de 70 mil personas, miles de desaparecidos y víctimas, múltiples fosas clandestinas y cadáveres anónimos, una violación grave a los derechos humanos y, al final, el saldo de un país más violento, inseguro y cruel.

Se pueden marcar dos grandes etapas en el sexenio divididas por las elecciones intermedias. En los primeros dos años se hicieron algunas reformas que expresaron la coalición de intereses que soportaba al gobierno (reforma del ISSSTE, reforma electoral, reforma energética light y reforma fiscal puntual, con el IETU). En 2009 el país fue azotado por las siete plagas, la crisis económica internacional mandó la caída del PIB hacia el sótano en más de 6%, la sequía prolongada complicó la vida de los agricultores y ganaderos, el crimen organizado mostró su ferocidad y mientras más operativos había la destrucción de la paz social era más contundente, las reservas petroleras mostraron signos decrecientes y para rematar llegó el virus de la gripe A-H1N1 que literalmente paralizó al país. Al paso de este laberinto de obstáculos y amenazas llegaron las elecciones intermedias y la historia se volvió a repetir como en 2003, el PAN perdió los comicios y el PRI se recuperó. En ese proceso surgió el movimiento que promovió el voto en blanco, como una forma de rechazo a la política partidista.

Después de la derrota electoral Calderón hizo un nuevo corte de caja y propuso un decálogo de cambios para el país. En el mensaje que dio con motivo de su Tercer Informe propuso tres temas sociales: frenar el crecimiento de la pobreza, la cobertura universal de salud y una educación de calidad; también señaló cuatro temas de economía, finanzas y competitividad, es decir, una mayor recaudación fiscal, reformas en energía, telecomunicaciones y relaciones laborales; además, planteó un cambio en la regulación pública, profundizar la lucha contra el crimen organizado y hacer una reforma política.

La segunda parte del sexenio se puede evaluar por el grado de cumplimiento de este decálogo. En la parte social no hay buenas noticias, la pobreza volvió a crecer, la calidad educativa quedó como un pendiente y la cobertura universal no llegó, a pesar de la fuerte incorporación al Seguro Popular. En la parte económica no se lograron las metas de competitividad y convergencia, el sector de las telecomunicaciones sigue instalado en la concentración y los monopolios crecen. La economía no crece, el empleo formal es cada vez más precario y la informalidad se desparrama. Con la reforma laboral que se acaba de aprobar se logró una mayor flexibilidad, pero quedó restringida la democracia sindical. En la lucha contra el crimen, una política que marcará al sexenio, los resultados son terribles, pero no sólo en muertes, sino, como dice la Comisión Nacional de Derechos Humanos, en los casos de tortura que aumentaron en 500%. La otra cifra roja es el asesinato de periodistas, como una grave amenaza a la libertad de expresión. La violencia se incrementó a niveles inimaginables hace unos años y el balance es negativo en términos de resultados y de opinión pública. La propuesta de reforma política de Calderón terminó en cambios acotados e insuficientes.

El PAN perdió las elecciones presidenciales y se fue al tercer lugar, y ahora este gobierno deja una pesada herencia al país, un Estado más desorganizado, con más violencia y pobreza. Terminan dos sexenios de alternancia que crearon expectativas de cambio y produjeron una transición fallida.

 @AzizNassif
Investigador del CIESAS


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