2/26/2013

Los periodistas pal cafe....

Solamente en un país sumido en la tragicomedia política es posible que se dé un pomposo banderazo de salida a una presunta reforma educativa cuyos dos principales participantes se acusan mutuamente de ser ignorantes de la materia que los congrega y les confronta. Primero fue el sindicato magisterial el que deploró la ignorancia del secretario de educación pública, Emilio Chuayffet, a quien echó en cara no entender a plenitud los asuntos bajo su responsabilidad y desconocer la esencia del sistema educativo. Ayer, en respuesta y teniendo como testigo y sostén al propio Enrique Peña Nieto, el secretario Chuayffet devolvió la acusación y la enriqueció con pretensiones de profundidad retórica, pues dijo que contra la mencionada reforma se producen rumores falsos por la ignorancia cuando no por la mala fe y que hay quienes izan por intereses particulares las banderas de la confusión.
El choque entre dinosaurios no sólo proviene de unos insólitos aires renovadores del peñismo, que están por ser demostrados, sino de reyertas grupales cuyas facturas están siendo trasladadas al ámbito reformador. Chuayffet sostiene una añeja confrontación con la cacica del profesorado nacional, Elba Esther Gordillo, sobre todo a partir del episodio de la cámara de diputados en la que la entonces secretaria general del PRI apoyó las intenciones foxistas de ampliar la tasa del IVA (ironías de la historia, lo que ahora promueve como panacea ese priísmo entonces opositor) y entró en confrontación con Roberto Madrazo y con el directivo camaral que ahora fue puesto al frente de la SEP, justamente para enviar a Gordillo una inequívoca señal de guerra. El propio Peña empujó o permitió una ruptura en tiempos electorales que llevó por su lado al Partido Nueva Alianza, bautizado en esta columna como Panal, y por otro al PRI, a un divorcio apenas disimulado cuyas consecuencias sigue pagando la mencionada profesora.
Y, sin embargo, se proclama como histórico y muy noble lo que en el fondo es un pataleo entre practicantes de los mismos vicios (Gordillo le dijo a Adela Micha, en una interesante y reveladora entrevista televisada http://goo.gl/EauLF que había entrado al poder sindical por el excusado, pero que saldría por la puerta grande). Gordillo ya no resultó funcional a los planes de rediseño político que cumple Enrique Peña Nieto y hoy se vive un forcejeo disfrazado de buenas intenciones. La profesora resiste y amaga con morir como guerrera (ya lo dijo en su famoso epitafio adelantado), pero tampoco parece dispuesta a comer lumbre, lo que alienta las versiones de que hay una suerte de pleito arreglado o una especie de transición sin dolor, en la que Gordillo cumpliría su ciclo de poder.
A Gordillo, Carlos Salinas la impuso como lideresa en su primera presidencia (1988-1994), desplazando sin consideraciones a Carlos Jonguitud Barrios, y hoy el neosalinismo la hace a un lado, en busca de un liderazgo más afin a los nuevos planes, que entre otras cosas incluyen la cesión de buena parte del negocio educativo a intereses particulares entre los que destaca Televisa, el consorcio que significativamente no está en guerra de pantallas contra el peñismo, a causa de la otra reforma venidera, la de las telecomunicaciones, porque las pérdidas en el negocio declinante de la televisión abierta le serán compensadas en otras áreas, entre ellas la de la telefonía (en un intercambio de novedades con Carlos Slim, quien a su vez entrará a esa televisión abierta), y la de la educación al ritmo de Mexicanos Primero, el instrumento de golpeteo de esos empresarios contra la escuela pública a la que caracterizaron mediante el documental De panzazo para posicionarse como presuntos salvadores corporativos rumbo a la privatización educativa.
El júbilo del priísmo y de Peña Nieto ante su primera reforma importante fue parcialmente compartido por quien funge como aliado explícito desde el flanco panista, Gustavo Madero. Designado primer presidente rotativo del Pacto por México, el chihuahuense alabó lo logrado en cuanto a propuestas educativas, pero advirtió que los logros en general son menores a lo previsto. Encarrerado, exigió a las diversas fuerzas públicas que no permitan el naufragio de la segunda reforma en agenda, la de las telecomunicaciones. Según eso, hay intereses particulares poderosos que pretenden colocarse por encima del interés nacional.
La zanahoria de los cambios posibles fue usada por los estrategas (con el oaxaqueño José Murat como eje) para conformar lo que acabó siendo la llave maestra de Peña Nieto para instalarse en el poder sin ruido ni protestas (otra parte de ese silenciamiento fue la asignación de cuotas gubernamentales estatales a opositores y aliados electorales, según el caso). Las directivas formales del PAN y el PRD fueron sentadas bajo el mando político de Peña Nieto, en ceremonias públicas, con la promesa (y excusa, para los opositores firmantes) de que la voluntad política reformista del mexiquense no podría llevar sus planes adelante si no contaba con el apoyo de esos dos partidos. Por lo pronto, el perredismo dominado por los chuchos y el panismo usufructuado por Madero y otros adversarios de Felipe Calderón le concedieron a Peña Nieto inmejorables escenarios de rapidísima legitimación. Y avanzaron sobre la primera reforma, la educativa, que es una forma de reajuste de tuercas desde el poder, tanto a la maquinaria sindical educativa, con una Elba Esther aún poderosa pero disponible para un sacrificio incruento, y con el gerente sindical de los petroleros, Carlos Romero Deschamps, en lista de espera de la jubilación política por causas de salud y de empeoramiento de su imagen pública, por causas tanto personales como de sus hijos escandalosamente derrochadores.
La siguiente parte del libreto está por definirse. El duopolio televisivo se resiste a ciertos cambios pero aceptaría fórmulas compensatorias. A fin de cuentas, esa pareja mediática contribuyó sustancialmente a la procreación del político que hoy desea botar el álbum fotográfico familiar y hacer como que construye otra historia. ¡Hasta mañana!
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Otra manera de ver al Pacto por México es como un escenario donde el nuevo gobierno y los tres partidos principales, así como los monopolios y las grandes corporaciones empresariales, están negociando una redistribución del poder y los recursos del país. Suena muy crudo, pero así es. Es lógico que al llegar un nuevo equipo a la Presidencia de la República no seguirán las cosas igual; respetarán algunos compromisos del gobierno saliente, pero impondrán sus propios intereses. Si le damos vuelo a la imaginación podríamos sospechar que incluso habrá cambios en áreas de negocios no contabilizados legalmente. Mientras esto sucede, y se está tardando, el país sigue en una espiral nada halagüeña. Continúan huyendo los capitales hacia el extranjero; sólo llegan los golondrinos, y también están nerviosos. Cifras oficiales muestran que los empresarios mexicanos invirtieron fuera de México durante el año pasado 25 mil 596 millones de dólares, mientras que la inversión directa de extranjeros en empresas localizadas en México fue de 12 mil 659 millones, según el Banco de México.
El oro del Banco de México
Invertir en oro consiste en adquirirlo ya sea en metal, como lingotes, o monedas. O indirectamente, por ejemplo: certificados de depósitos de oro, o fondos de inversión especializados; incluso comprar acciones de empresas mineras. La idea de invertir es comprar cuando su valor esté a la baja y venderlo cuando esté al alza. El Banco de México tomó una decisión acertada cuando adquirió un volumen importante. ¿Pero dónde está el oro? Se supone que son 100 toneladas, equivalentes a 4 mil 543 millones de dólares, adquiridas en 2011. La Auditoría Superior de la Federación comprobó que el Banco Central no ha realizado inspecciones físicas a su tesoro para tener la certeza de su resguardo físico; únicamente dispone de documentos. El oro está depositado en un banco de Inglaterra y Agustín Carstens le tiene una confianza absoluta. Con todo, la Auditoría considera que se debe realizar una inspección física para verificar y validar la integridad de los lingotes. La confianza mató al gato, dicen por ahí.
El Ferrari árabe
¿De veras el Ferrari Enzo que maneja por las calles de Miami José Carlos Romero Durán, el hijo del senador petrolero Carlos Romero Deschamps, es el deportivo más caro del mundo? Su precio es de poco menos de 2 millones de dólares, unos 25 millones de pesos. Nop. Todavía hay uno más caro, el llamado Ferrari árabe. Se trata del modelo W, fabricado por Motors Lykan Hypersport, presentado en el Salón Internacional de Qatar. Es un prototipo de una empresa libanesa cuyo presidente es Ralph Debbas. Se construirán siete unidades al año, con un precio de 2.4 millones de ¡euros! cada una, alrededor de 40 millones de pesos. Si alguien conoce al junior, avísenle para que su papi le compre el Ferrari árabe; es muy naco que traiga uno más barato.



El triste personaje que en el discurso prometió a los mexicanos, entre tantas otras cosas, no endeudar a sus familias, procedió exactamente en sentido contrario, y en los hechos no sólo incrementó la deuda pública hasta niveles verdaderamente peligrosos, sino que lo hizo para (¡sorpresa!) pagar intereses de la deuda, de tal suerte que de cada peso de endeudamiento contratado durante su sexenio casi 70 centavos se destinaron a tal fin.
Espléndido balance, en especial cuando se recuerda que en los dorados tiempos de la campaña electoral 2006 el candidato panista al hueso mayor y su aparato propagandístico aseguraban que “hay formas de que México avance sin deudas… ¡Felipe Calderón te dirá cómo!” Nunca lo dijo, desde luego, pero lo que sí hizo, ya como inquilino de Los Pinos, fue incrementar la deuda pública en la friolera de 117 por ciento, al pasar de 2.22 billones de pesos en diciembre de 2006 a 5.07 billones al cierre de 2011, sin incluir los pasivos avalados por el gobierno federal, que a esa fecha sumaban 602 mil 248 millones de pesos (incluye el rescate carretero).
Con el susodicho en la residencia oficial, la deuda pública creció a un ritmo anual promedio de casi 17 por ciento, mientras la economía lo hizo con una tasa anual promedio de 1.5 por ciento (hasta 2011). Así, el saldo del débito avanzó a un ritmo más de diez veces superior al de la economía, y la Auditoría Superior de la Federación documentó por qué 69 por ciento de la nueva deuda contratada se destinó a pagar los intereses de la propia deuda pública, lo que resulta extraño al recordar que tanto Carlos Salinas de Gortari (en 1990) como Vicente Fox (en 2004) decretaron que el de la deuda pública es un problema superado.
La propia Auditoría Superior de la Federación también documentó que sólo en 2011 el gobierno federal destinó un total de 240 mil 537.6 millones de pesos para cubrir el costo financiero de la deuda, equivalente a 73.5 por ciento de los recursos que obtuvo por endeudamiento neto de 327 mil 302.3 millones de pesos, lo que significa que los recursos que se obtienen de la deuda se aplican al pago de los intereses y no para amortización de capital, por lo que la deuda continúa en aumento.
Ese mismo año, detalla la ASF, el déficit presupuestario del gobierno federal (362 mil 122.2 millones de pesos) se cubrió con el endeudamiento neto (327 mil 302.3 millones) y parte de los ingresos ordinarios excedentes del sector público presupuestario, que ascendieron a 215 mil 738.5 millones. Así, el endeudamiento se destinó al pago de los intereses de la deuda, con lo que se desvió a fines totalmente distintos a los establecidos por la ley, que no son otros que la ejecución de obras que directamente produzcan un incremento en los ingresos públicos, y fomenten el crecimiento y el desarrollo económico y social del país.
Y la ASF no deja dudas: el artículo 73, fracción VIII, de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos establece que ningún empréstito podrá celebrarse sino para la ejecución de obras que directamente produzcan un incremento en los ingresos públicos, salvo los que se realicen con propósitos de regulación monetaria, las operaciones de conversión y los que se contraten durante alguna emergencia declarada por el presidente de la República en los términos del artículo 29.
Al 31 de diciembre de 2011, apunta la ASF, la deuda pública bruta del sector público federal representó 35.3 por ciento del producto interno bruto (casi 13 puntos porcentuales más que al inicio del sexenio), que sumados a la deuda contingente de la Comisión Federal de Electricidad (más de 478 mil millones de pesos) y al pasivo del IPAB (heredero del Fobaproa) por 794 mil 307 millones, tal deuda alcanzó un monto total de 6 billones 348 mil millones, equivalente a 44 por ciento del PIB.
Y en el análisis no podía faltar Petróleos Mexicanos. Documenta la ASF que la deuda pública interna y externa de Pemex pasó de 363 mil 561.6 millones de pesos de diciembre de 2006 a 743 mil 25.4 millones en el mismo mes de 2011, o lo que es lo mismo, un crecimiento de 104 por ciento en el sexenio de quien, en campaña, prometió que México avanzaría sin deuda. Lo mismo para la empresa de clase mundial, la Comisión Federal de Electricidad: el saldo de su endeudamiento pasó de casi 330 mil millones de pesos en diciembre de 2006, a cerca de 478 mil millones en igual mes de 2011, es decir, un incremento de 45 por ciento.
Sobre el rescate bancario que implementó el gobierno de Zedillo en 1995, la ASF señala que el comportamiento de la deuda del IPAB (heredero del Fobaproa) muestra que en la medida en que la economía ha ido creciendo, la deuda del IPAB ha ido perdiendo importancia relativa, ya que de 2006 a 2011 la deuda disminuyó 2.9 por ciento real a valores constantes de 2011; sin embargo, el pago del principal continúa sin amortizarse; en 2006 la deuda neta del IPAB ascendía a 714 mil 541 millones de pesos, lo que representaba 6.9 por ciento del PIB de ese año, mientras para 2011 ascendía a 794 mil 307 millones y representaba 5.5 por ciento del PIB.
Lo anterior quiere decir que a pesar de la millonada que año tras año se destina a tapar el tremendo boquete heredado por el Fobaproa, este débito se ha reducido a razón anual de 0.0875 por ciento, de tal suerte que a ese ritmo faltan otros mil 127 años para que el “rescate bancario se pague en su totalidad. Entonces, ¡ánimo, mexicanos pagadores!, que para eso sirven las generaciones futuras.
Y para redondear el panorama, allí está la llamada deuda subnacional (estados y municipios), que bien a bien nadie sabe a cuánto asciende, porque todos los días brotan adeudos no relacionados, créditos de última hora que no se documentaron, pero destinados al año de Hidalgo, y demás gracias de los señores gobernadores y los presidentes municipales. Sin embargo, para efectos oficiales la Auditoría Superior de la Federación reconoce un saldo de 390 mil 777.5 millones de pesos al cierre de diciembre de 2011, o lo que es lo mismo, 144 por ciento de incremento respecto al último mes de 2006, más lo que se acumule en la semana.
Las rebanadas del pastel
Si se suman todos los adeudos y se consideran los aún no reconocidos, los mexicanos pueden presumir orgullosamente de que quien sabía cómo hacer las cosas sin endeudarse heredó un terrorífico saldo cercano a los 7 billones de pesos… de deuda pública, cerca de 50 por ciento del PIB. Entonces, ¡cuidado! generosos señores de Harvard, porque si lo dejan, a quien dieron refugio político también les reventará financieramente su universidad.



Los cambios en los productos que se utilizaron en el hogar mexicano, se acentuaron inmediatamente después del periodo revolucionario. En 1918 el cocinero español Alejandro Pardo, quien influyó en el sector femenino de la clase media urbana, publicó la tercera edición de Los treinta menús del mes.
En una de las primeras páginas, la ferretería El Fénix anunciaba toda clase de artículos para el hogar, entre otras cosas completo surtido de baterías de cocina y para comedor. Asegura que dejará complacida a la señora de la casa. Además, el propio Pardo ofrece a la venta un horno de su invención.
Con ese último anuncio, Pardo se convierte en el antecedente de los muchos que aparecerán en las decenas de recetarios de Josefina Velázquez de León, quien aprovechará este vehículo para ofrecer los moldes, adornos para pastel, ingredientes y otras muchas mercancías que estaban a la venta en su propia academia.



De acuerdo con un informe del Banco de México, referido a la balanza de pagos del año pasado, la inversión de capitales mexicanos en otros países duplicó la realizada por extranjeros en el nuestro. Según el documento, la primera de esas cifras fue de casi 25 mil 600 millones de dólares (110 por ciento superior al monto correspondiente a 2011), en tanto la inversión directa del exterior en territorio nacional fue de 12 mil 659 millones. Adicionalmente, 4 mil 839 millones de dólares fueron colocados en bancos fuera del país y otros 6 mil 850 millones de dólares de divisas salieron bajo el rubro de otros.

Normalistas rechazan la reforma educativa
Integrantes de la generación 1950-1955 (Artículo Tercero) de la Escuela Nacional de Maestros, así como de otras generaciones, rechazamos la contrarreforma recientemente impuesta por el Congreso de la Unión y promulgada ayer por Enrique Peña Nieto, la cual no sólo vulnera las leyes que consagran la estabilidad en el empleo de los maestros, sino también abre la puerta a una gestión privatizadora de las escuelas, contraviniendo así, por medio de un artículo transitorio, la fracción cuarta del artículo tercero, que ordena: Toda la educación que el Estado imparta será gratuita.

Se antoja ofrecer una numeralia de conflictos que involucran a pueblos indígenas para mostrar los patrones del Estado frente a ellos; ni siquiera podemos marcar que en relación con ellos, pues la esquizofrenia es tal que sus caminos no se cruzan. Tres casos en curso nos ilustran.

La frase emblemática de la campaña de Bill Clinton, es la economía, estúpido, se forjó en un contexto en el que George Bush padre había alcanzado un récord de popularidad histórica (90 por ciento), derivado de sus éxitos –frente los estadunidenses– de política exterior que, según esto, lo hacían imbatible: el fin de la guerra fría y sus triunfos en el golfo Pérsico.

Diva Hadamira Gastélum es senadora plurinominal por Sinaloa. Ha sido legisladora local en una ocasión, dos veces diputada federal, presidenta municipal de Guasave y durante muchos años directora del DIF en ese municipio, donde comenzó su carrera política. Es, además, según confesó públicamente el pasado 20 de febrero, presidenta del club de fans de Emilio Chuayffet.

Estamos en la víspera de la consumación de un acontecimiento de la más lamentable notoriedad: la privatización del PRI.

El primero de febrero un grupo de jóvenes agredió a trabajadores y prendió fuego a la dirección del plantel Naucalpan del Colegio de Ciencias y Humanidades (CCH), ubicado en el estado de México. Días más tarde, otro grupo, o el mismo, causó destrozos en las oficinas generales del CCH, localizadas en Ciudad Universitaria y las mantuvo ocupadas varios días. Los videos, que pueden consultarse en YouTube, muestran un alto grado de violencia y resentimiento. Rostros cubiertos, varas, piedras, gasolina, mesas, sillas, cristales rotos...

El libro Rescate de San Agustín, de Carlos Martínez Assad, publicado por la Dirección General de Patrimonio Universitario de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) fue presentado en el Palacio de Minería en sesión presidida por el rector José Narro. Un hervidero de personas asisten a la feria y eso estimula. Ojalá supere la característica de espectáculo y acerque a la lectura.



Vi el artículo que firman Elena Poniatowska y Jesusa Rodríguez: Atentado criminal contra el ex convento de La Merced (La Jornada, 14 de febrero de 2013) y después el de Mónica Mateos-Vega, sobre el convento de La Merced, al día siguiente, 15 de febrero, en mi mismo periódico. El día 15, teníamos una junta con varias personas para otro propósito, ahí participaba el doctor Sergio Raúl Arroyo, director del INAH. Yo mencioné el problema del por qué cubrir el patio de La Merced. Arroyo nos dijo que las obras estaban detenidas –eso entendí.
La ciudad de México cambió durante el periodo de la Colonia, debido al deterioro normal, los terremotos, ideas de novedades, la fragilidad del terreno y las inundaciones. Son pocos los edificios del siglo XVII, casi todos son del XVIII. Uno de ellos es el claustro de la Orden de La Merced, y además es el más hermoso, que deja en desventaja a otros. En América éste es uno de los más bellos.

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