7/06/2013

“La violación a las compañeras delante de sus compañeros eran desafíos de macho a macho”


Sofía D’Andrea es una sobreviviente de la última dictadura militar que volcó esa experiencia, su enorme sensibilidad y su saber de periodista especializada en género en el apoyo a la cobertura de los recientes juicios de lesa humanidad en Mendoza. En esta nota habla de cuál era la mirada que la dictadura tenía sobre el género y cómo la discriminación se plasmó en formas específicas de tortura y abusos sexuales según los destinatarios fueran mujeres o varones.
Por Sandra Chaher
COMUNICAR IGUALDAD- Sofía D’Andrea es periodista y está especializada en temas de género. Entre 1974 y 1975 estuvo detenida en la cárcel Buen Pastor, de Jujuy –donde en ese momento vivía-, por el gobierno de Isabel Martínez de Perón. En el ’75 fue derivada a Coordinación Federal, en la Ciudad de Buenos Aires, y allí se le dio la opción de irse a Perú, donde se exilió con sus hijas.
Desde hace unos años vive en Mendoza, donde participó –como integrante de los organismos de derechos humanos de la provincia- del proyecto de extensión universitaria Mauricio López, una propuesta periodística de cobertura de los juicios por delitos de lesa humanidad que se llevaron adelante en esa provincia y que fue reflejada día a día en el blog Juicios por Delitos de Lesa Humanidad Mendoza.
-¿Cómo evaluás desde tu propia experiencia de detenida y de periodista especializada en género el vínculo entre dictadura y género, particularmentedest1sofia la violencia sexual durante las detenciones y desapariciones de personas?
-Tendríamos que verlo en dos niveles. Por un lado cómo desde el poder se reforzó el esquema patriarcal, el conservadurismo ultracatólico. La iglesia nos ve a las mujeres como madres, en el servicio a los demás, refuerza permanentemente el rol reproductivo y procreador de mujeres e invisibiliza el ser autónomo, con vida propia, que no depende de su capacidad procreativa para ser. La dictadura reforzó muchísimo esta mirada. Recordá que cuando interpelaba a las mujeres en un spot famoso, les decía: “¿Usted sabe que está haciendo su hijo?” Y el tema de la familia alrededor de eso, reducir a los sujetos a lo privado. Y a la vez reforzar los valores de la institución militar, donde la subordinación y la sumisión son fundamentales.
-¿Cómo se reprodujo esta mirada de la dictadura en los ámbitos de encierro?
-El tema de la jerarquía y la obediencia era clave en el encierro. Y había que sumarle, en el caso de las mujeres, la condición de género. Esto de que estas mujeres que estábamos ahí habíamos transgredido todo lo posible nuestro rol dentro de la familia, nos despegamos de nuestro rol de madres, estábamos dispuestas s incursionar en lo público y político y con ideas que transforman la sociedad. La institución militar es negadora, toda idea que transforme el estatus quo es rechazada. Son esencialmente conservadores. Y nosotras veníamos a romper, tal vez mucho más que los varones. El trato con los varones era de humillación y sometimiento, pero de igual a igual. Te das cuenta en el vocabulario; durante las torturas les decían “A ver cómo te aguantás si sos macho”. Pero nosotras éramos tremendamente despreciadas, no éramos iguales.
dest2sofia-¿Este desprecio se plasmó en la violencia sexual?
-La violación a las compañeras delante de sus compañeros eran desafíos de macho a macho. En los juicios de Mendoza recuerdo un caso en este sentido: una compañera a la que violaban con su compañero al lado. Cuando declaró, él dijo que sentía que le estaban meando el territorio, que era un mensaje para él, no pensaba en el sufrimiento de ella. Una mirada super machista de su parte, no se estaba poniendo en el lugar de la otra que fue violada. Pero por otra parte, los varones sufrieron vejaciones, violaciones concretas, pero con objetos. Un compañero me contó que los militares mientras los violaban les decían “O salís muerto o salís puto”. La penetración tiene desde la cabeza de mis compañeros el valor de “Te estoy poseyendo, te estoy haciendo mujer”. Sentían que eran tratados como mujeres. Y sobre la penetración, a algunos con resabios homofóbicos, les produce mucha vergüenza contar. Dicen solamente “milicos hijos de puta”. En los juicios hablaron tres, pero fue el fruto de haberlos preparado mucho tiempo con otras compañeras feministas. También hablaron dos mujeres sobre la violencia sexual y hay muchas otras que dicen eufemismos como que “el abuso era permanente” porque no quieren contar.
-¿A las mujeres se las culpabilizaba durante las torturas?
-Si para los varones el argumento era que ibas a dejar de ser macho, en el caso de las mujeres era picotear sobre “¡Qué barbaridad! ¿No pensás en tu padre, tu madre, tus hijos?” Y esta culpa la ponían siempre en relación a un varón de la familia o a la familia en general.
-¿La violación operaba como castigo?
-Claro, era también el castigo por la insubordinación.
-¿Cómo observaste la tarea de la justicia en relación a visibilizar la especificidad de la violencia sexual y la discriminación de género?
-Siempre la Fiscalía y los querellantes indagan en más detalles que los jueces. Pero a todos les cuesta hablar, incluso sienten que el silencio sería una señal de respeto porque  el tema mella la dignidad de las mujeres.
-¿Cómo creés que deberían ser estos espacios de interrogación? dest3sofia
-Creo que se debería hacer un protocolo para estos interrogatorios, que ni bien una persona dice a mí me abusaron, ya se la interrogara de acuerdo a un protocolo. Yo fui detenida en Jujuy y estuve en Coordinación Federal, pero las compañeras que estuvieron en el circuito de Mendoza me dijeron que muchas mujeres que atestiguaron en los juicios de mi provincia habían sido violadas y sin embargo no dijeron nada en sus testimonios. Decían “Ay, prefiero no acordarme”. Estamos haciendo un video de ex presas de Mendoza y nos reunimos sólo mujeres a charlar para prepararlo. En esos encuentros surgió la condición de madre de muchas de ellas -si les habían sacado a los hijos, si estaban embarazadas cuando las detuvieron-, pero de ataques sexuales no salió nada.
-Es muy difícil volver a relatarlo.
-Es terrible, ahí te das cuenta cómo te reviven los juicios. El que atestigua no recuerda, revive. Y lloran y lloran. Los varones también lloran y lloran, aunque no hablen de abuso sexual, porque ¿quién no presenció la muerte de un compañero al lado? Entonces para el video que estamos armando, estamos pensando en tomar el audio de los juicios, para no volver a pedir testimonios. Compañeras que relataron las violaciones en los juicios, como Silvia Ontivero y Rosa Gomez, ya no quieren hablar más, no quieren quedar estigmatizadas en esa situación que vivieron. Sí comparten la idea de que esto se sepa, entonces aceptan que otras contemos la historia de ellas en forma colectiva.

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