Antonio Gershenson
El aumento a las reservas petroleras en Pemex en 2015 es el peor de la historia: no se restituyó nada. Los descubrimientos apenas compensaron lo consumido en el año.
Nos enteramos originalmente por un artículo del 2 de junio en El Financiero,
que cita el informe anual de reservas de Pemex de 2015, que por lo
visto ya existe. Pero no aparece en ningún documento oficial; el informe
de reservas de 2014 no apareció en los documentos oficiales hasta
septiembre de 2015. Tal vez hasta entonces hayan pensado publicarlo
oficialmente.
Creo que los lectores de este diario tienen derecho a conocer esa información ya: trataré de transmitirla y analizarla.
La reducción efectiva de las reservas probadas es de 9.6 años de
producción en 2014 a 8.1 años en 2015. Con el nivel actual de
producción, esas reservas durarían ocho años.
El costo promedio de producción de Pemex subió 14.4 por ciento en
2015, al pasar de 8.22 a 9.40 dólares el barril de petróleo crudo
equivalente, de acuerdo con el reporte anual de 2015 de la petrolera.
Funcionarios de Pemex explicarían que
dicho incremento se debe principalmente a los nuevos impuestos y derechos aprobados bajo el nuevo régimen fiscal de Pemex, que entró en vigor en 2015.
Hubo fuertes reducciones también en el presupuesto de las refinerías.
Creo que todo esto no había pasado en México, especialmente ese
crimen contra las reservas. Parece como si quisieran mostrar que ellos
son los peores que ha habido.
Ya hemos visto que quienes operan Pemex descuidan y dejan que caiga
la producción, pero lo que tiene efectos a plazos más largos lo tratan
todavía peor, y ese es el caso de las reservas. Las reservas de hoy
están estrechamente ligadas a la producción del mañana, así que ya
sabemos lo que viene. Quieren entregar lo más posible a las
trasnacionales, diciendo que ellos sí van a producir más.
Ya hemos dicho que cuando se ha hecho esa traición al país entregando áreas estratégicas, el efecto ha sido el contrario.
En Burgos, entregados en 2004 no sólo yacimientos, sino terreno y
todo, para la producción de gas, a siete empresas extranjeras, ésta ha
bajado de mil 515 mmpcd (millones de pies cúbicos por día, unidad de
Estados Unidos y no el sistema métrico decimal que nos enseñaron desde
la escuela como sistema oficial mexicano) en 2009 a 993 mmpcd en el
primer trimestre de 2016, 34 por ciento de rebaja.
En Veracruz, donde la entrega fue a multimillonarios en
general, también para gas natural, la producción cayó de 956 mmpcd en
2007 a 328 mmpcd, una reducción de 59 por ciento, en el mismo trimestre.
Chicontepec, también entregado a trasnacionales –carísimo, pero de
producción baja y luego más baja–, redujo la producción de crudo de 75
mil barriles diarios en enero de 2013 a 41 mil barriles diarios en el
mismo trimestre. Su producción por pozo cayó de 40 barriles diarios en
2008 a 20 barriles diarios en 2014. En el sureste hay pozos de los que
se obtienen miles de barriles diarios, sin tanta publicidad como
hicieron a Chicontepec.
Ese es el
gloriosopapel que han jugado en México las trasnacionales, a las que ahora quieren hacer nuevas entregas, supuestamente para combatir el desplome que ahora ellos están provocando.
Algo positivo debemos decir. Es necesario levantar la producción de
crudo y gas, empezado por el consumo interno. Técnicamente es posible;
los que estorban y se enriquecen son la barrera.
Es necesario recuperar lo que ya se hizo: levantar refinerías,
petroquímica, y en general con aprovechamiento en gran escala del
petróleo y el gas.
Hay que respetar empleos y salarios, y mejorarlos.
Se deben atender y renovar las instalaciones existentes: las unidades
de extracción de petróleo y gas, las refinerías, en general los medios
de transformación.
Los movimientos en favor de estos avances deben unirse con los de campesinos, estudiantes y otros sectores populares.
Me extraña que de este desastre no le hayan echado la culpa a China,
como acostumbran, a lo mejor porque allá sí tienen pena de muerte para
la corrupción en grande.
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