6/06/2016

Ser Morena en tiempos de fraude



John M. Ackerman
La Jornada
Las elecciones de este domingo 5 de junio fueron las más sucias que ha tenido México desde hace mucho tiempo. Se desplegó una estrategia general en todo el país para defraudar la voluntad popular y cerrar el paso al partido Morena. Frente al miedo de que el movimiento de Andrés Manuel López Obrador utilizara sus victorias locales para apuntalar su candidatura presidencial hacia 2018, el sistema no escatimó esfuerzo alguno para manipular los resultados electorales.
La Procuradura General de la República, Arely Gómez, ha declarado que la jornada electoral de ayer transcurrió con normalidad y los consejeros del Instituto Nacional Electoral (INE) minimizan los pocos incidentes aislados que tuvieron lugar. El chiste se cuenta solo.
Quienes formamos parte del observatorio ciudadano #NiUnFraudeMás recibimos una verdadera avalancha de denuncias ciudadanas. Nos consta que hubo un operativo masivo de compra, coacción y acarreo del voto en todo el país. Decenas, quizás cientos, de miles de votos se vendían desde 50 hasta mil pesos cada uno.
En la Ciudad de México, miles de taxis y microbuses, regulares e irregulares, se movilizaron para participar en la actividad delincuencial de llevar y traer votantes a las casillas al servicio del Partido de la Revolución Democrática (PRD). En todo el país, se pedía a los votantes que enviaran fotos digitales de sus votos tomados con el celular para poder cobrar su recompensa. También hubo múltiples denuncias de boletas electorales apócrifas, perdidas y robadas.
Recordemos que el artículo 7 de la Ley General en Materia de Delitos Electorales castiga con hasta tres años de cárcel a quien organice la reunión o el transporte de votantes el día de la jornada electoral, con la finalidad de influir en el sentido del voto. También impone la misma sanción a quien solicite votos por paga, promesa de dinero u otra contraprestación o solicite u ordene evidencia del sentido de su voto.
Ayer quedó claro que PRI, PAN y PRD se han convertido en unos grupos más del crimen organizado. En lugar de convencer a los ciudadanos por medio de propuestas, la principal función de estos partidos caducos es organizar la comisión de delitos el día de las elecciones.
La situación se torna aún más preocupante cuando uno se pregunta con respecto al origen de la ingente cantidad de dinero gastado para comprar tantos votos. Una parte evidentemente viene directamente de las arcas gubernamentales, tal y como ha sido revelado por los reportajes en la prensa nacional sobre la distribución de tinacos y otros bienes por funcionarios gubernamentales. Pero la otra parte, sin duda, vendría tanto de la corrupción personal de los servidores públicos como directamente del narcotráfico, tal y como la ha documentado Carmen Aristegui en sus investigaciones sobre las tarjetas Monex.
Ello explica la agresiva respuesta de los operadores partidistas cuando son sorprendidos cometiendo delitos. Ayer varios periodistas, activistas y políticos de oposición fueron brutalmente golpeados y agredidos por operadores del PRI y el PRD. Frente a la caída estrepitosa de la legitimidad y la credibilidad de la clase política, el narcogobierno se aferra al poder por medio de la violencia más brutal.
También se desplegó una campaña ilegal de calumnias y guerra sucia contra el partido Morena. En Veracruz se enviaron miles de mensajes y grabaciones a celulares particulares con el fin de generar miedo entre los votantes con respecto a posible violencia el día de la elección. En la Ciudad de México, hubo constantes llamadas apócrifas supuestamente de parte de López Obrador a altas horas de la noche. Asimismo, las calles amanecieron el domingo tapizadas con mantas, folletos y calcomanías llenos de calumnias contra Morena. Recordemos que el hacker colombiano Andrés Supúlveda recientemente confesó su participación en este tipo de prácticas en México de parte del PRI en las elecciones de 2012.
Sin embargo, a pesar de la sistemática violación de la ley y la comisión generalizada de delitos electorales en todo el país, ayer cientos de miles de ciudadanos pusieron la frente en alto y enviaron un contundente mensaje de Ya basta al PRIANRD y la mafia del poder.
A diferencia del año pasado, ya no hubo llamados ni al boicot electoral ni a la anulación del voto. La situación tan extrema en que se encuentra el país ha acercado las posiciones de los diversos actores sociales y políticos que buscan lograr un cambio en el país. Cada día queda más claro que no existe contradicción alguna entre la lucha en las calles y la lucha en las casillas. Por ejemplo, la alianza histórica entre los maestros de la CNTE y Morena rompe con cuatro lustros de sectarismos y oportunismos que han obstaculizado el avance político del país.
El nuevo partido ciudadano hoy se coloca en una impresionante curva de crecimiento que lo convierte en el instituto político con mayores probabilidades de ganar la Presidencia de la República en 2018. A partir de hoy, todas las baterías del Estado, la clase política, los medios de comunicación, la oligarquía nacional y el capital financiero internacional se dirigirán con toda saña contra López Obrador.
La buena noticia es que los ciudadanos tenemos apenas suficiente tiempo, dos años, para organizarnos a lo largo y ancho del país para construir una sólida red de defensa de la soberanía popular y para promoción de un voto digno y de protesta en 2018.
Twitter: @JohnMAckerman

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