Una gasolinería en la Ciudad de México. Foto: Benjamin Flores
Una gasolinería en la Ciudad de México. Foto: Benjamin Flores
No sólo eso, el efecto será más fuerte y por sí sólo podría disparar la inflación por arriba de la meta propuesta del Banco de México, que es de 3% (+// un punto porcentual). Es decir, arriba de 4%.
Este martes, el dólar cerró la jornada en los 21.05 pesos en sucursales bancarias, mientras que a nivel interbancario cada billete verde se ofertó en 20.76 unidades, es decir, 0.56% más caro que el cierre del pasado lunes, de acuerdo con información del Banco de México (Banxico).
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Según la SHCP, los nuevos precios dependerán de tres componentes: los precios de referencia internacional del combustible; los costos de transportación, internación, flete y distribución de Pemex, y por último otros conceptos como impuestos (que no fueron modificados) y el margen comercial para estaciones de servicio.
A partir de enero y hasta el 3 de febrero el precio por litro de la gasolina Magna será de 15.99 pesos, equivalente a un incremento de 14.2%. El precio de la Premium incrementará 20.1% a 17.79 pesos, y el precio del diésel subirá 16.5%, a 17.05 pesos por litro.
Escenario gris en la economía
En este escenario, debido a que los precios del petróleo podrían subir a niveles de 60 dólares por barril el próximo año, se estima que el precio de la gasolina pueda incrementarse hasta 30%, impactando directamente en un aumento de la inflación general de 1.28%, considerando únicamente los precios de gasolinas, advirtió Gabriela Siller, directora de análisis económico-financiero del Banco Base.
Aún más, adelantó que en este contexto se espera que la inflación toque un máximo de 5% a mediados de 2017, y que luego regrese para terminar el año cerca de 4.3%, como consecuencia de una demanda agregada deprimida.
“Hay que recordar que también existen otros factores que generan presiones inflacionarias, como la depreciación del peso mexicano que, entre el mínimo y el máximo del año, fue de 25.44%; el incremento al salario mínimo de 3.9% aplicable a partir de enero, así como aumentos a las tarifas eléctricas, como ha ocurrido durante la segunda mitad de 2016”, explicó.
El Banco Base también precisó que debido a que la gasolina es un insumo, el incremento en su precio también afectará los precios de otros bienes finales.
En su último Anuncio de Política Monetaria, en el que por cierto aumentó la tasa de interés en 50 puntos base, para dejarla en 5.75%, se dejó en claro que la inflación “registrará aumentos adicionales”.
De hecho, la previsión del banco central considera el efecto de los cambios en precios relativos de las mercancías, respecto de los correspondientes a los servicios derivados de la depreciación del tipo de cambio real, así como el efecto temporal que, sobre el crecimiento de los precios, tendrán el incremento anunciado para el salario mínimo a partir de enero y la liberalización gradual de los precios de las gasolinas.
Ese es el panorama que pinta el Banxico, mientras que el titular de Hacienda, José Antonio Meade, señaló que los nuevos ajustes en el precio de las gasolinas no deben “asustar” a los consumidores.
Sin embargo, para la especialista Gabriela Siller la situación se complica porque para 2017 se espera una desaceleración de la economía mexicana, la cual sólo crecerá entre 1.2 y 1.5%.
Asimismo, “es probable que el tipo de cambio alcance nuevos máximos históricos ante las posibles medidas proteccionistas que planea implementar la administración de Trump.
Por su parte, se espera que la inflación se mantenga por arriba del objetivo de Banco de México y su rango de oscilación máximo de 4%. Esto hace que el panorama para 2017 sea difícil sin llegar a ser desastroso, aunque será el más complicado para la administración de Peña Nieto”.