6/06/2022

La socialdemocracia electoralista destruyó las luchas de la izquierda en sindicatos, calles, escuelas



Pedro Echeverría V.

1. En las décadas de los sesenta y setenta en la izquierda nunca nos interesó proceso electoral alguno. El PRI, desde su fundación en 1929, siempre se quedó con el 98 por ciento de los gobiernos, regalándoles un dos por ciento de los cargos al PAN, PPS, PARM, que eran sus partidos subsidiados Por nuestra parte, en México habían unas 100 organizaciones partidarias –de diferente tamaño e influencia por el número de sus militantes: de cien a mil- que nos autocalificábamos de marxistas, leninistas, trotskistas, maoístas, espartacos, guevaristas. Sin embargo, a partir de 1977 el gobierno del PRI tuvo la necesidad de abrir su política ofreciendo a los partidos no radicalizados de izquierda: PCM, PPS, PST, PMT, así como a partidos derechistas, su integración a la política electoral ofreciéndoles subsidios, diputaciones, senadurías, espacios en medios de información, pago de locales, vehículos, viajes. Los partidos oportunistas enloquecieron y en unas horas firmaron acuerdos.

2. En México, igual que en la mayoría de los países del mundo –como parte del sistema de explotación capitalista- se manifestaban mil y una ideas que buscaban conservarlo como tal o cambiarlo. A través de los siglos han dominado en el mundo las ideas conservadoras, militaristas y clericales representadas siempre por las clases dominantes que han concentrado todo el poder económico, político e ideológico en sus manos; pero frente a ellas han surgido de manera natural las ideas liberadoras que han proclamado los cambios. Las ideas no han sido creadas por una “mente revolucionaria” sino que han sido productos de las diferentes condiciones de vida de las clases sociales y de sus luchas por defenderse. Por eso Marx, que no inventó, sino descubrió en la historia la lucha de clases, pudo proclamar que ésta es el motor de la historia, que los enfrentamientos entre explotadores y explotados, entre grandes propietarios y los que nada tienen, son el motor de los cambios sociales.

3. Los poderosos capitalistas y sus seguidores han tratado de negar la existencia de las clases sociales y de la lucha de clases diciendo que es un invento de Marx, de los comunistas y de aquellos que “protestan y nunca están de acuerdo con nada”. Y buscan probarnos que los ricos tienen dinero por lo mucho que sus abuelos, padres y ellos mismos han trabajado y porque dios así lo quiso, y los pobres no tienen dinero porque han sido muy flojos y despilfarradores, además que al no tener nada, serán fácilmente admitidos en “el reino de dios”. ¿Cuál es la realidad mexicana? a) 70 millones de pobres y 40 millones de miserables, 35 millones de clases medias (baja, media y alta) y unas cuantas familias multimillonarias de grandes empresarios y políticos (Slim, Larrea, Azcárraga, Salinas Pliego, Salinas de Gortari, “los poderes fácticos”) que determinan –mediante acuerdos con el imperio e inversionistas extranjeros- el rumbo económico y político del país.

4. Debe recordarse que desde el triunfo de la revolución mexicana (1910-17), el país fue dominado por varios grupos políticos (maderistas, porfiristas, carrancistas, obregonistas, callistas, cardenistas) que en cada período fueron imponiendo una sola visión de país capitalista aunque con diferentes estrategias, sean estas populistas, semifascistas o seudosocialistas. Basta leer a Guillermo Bonfil en su México Profundo para comprender cómo desde “el descubrimiento y la conquista de América” el modelo de producción capitalista comenzó su imparable penetración en el continente. La propaganda oficial suele presentarnos como personajes del pueblo revolucionario a los Madero, Carranza, Obregón, Calles y demás gobernantes a partir de algunas características, cuando en realidad cada uno de ellos –esencialmente- sólo han modernizado y eficientado una mayor explotación capitalista. México desde hace 100 años ha registrado enormes transformaciones, pero el capitalismo sólo ha beneficiado a minorías.

5. México, que pasó de 15 millones de habitantes en 1910, a 35 millones 50 años después y en 2022 cuenta con alrededor de 130 millones; se ubica entre los 10 o 12 países más grandes, poblados y con alta producción en el mundo; sin embargo su posición política “siendo una potencia mundial”, no ha sabido aprovecharla en propio beneficio porque sus gobiernos –sobre todo a partir de que se impuso el neoliberalismo en 1982- decidieron subordinarse en un 100 por ciento a las políticas de los EEUU. De aquel papel de apoyo a las luchas de los pueblos, a los luchadores sociales y de protección a los exiliados políticos de España, Cuba, Argentina, Chile, Nicaragua, El Salvador, nuestro “nacionalista o antiimperialista” país fue convertido en un simple patio trasero de las políticas yanquis. Por ello es urgente discutir, analizar, aclarar, la estrategia política ante las diferentes posiciones que hoy están en pugna y están participando.

6. La izquierda real existe en México como ideología por lo menos desde mediados del siglo XIX cuando desde Europa (escribe por ejemplo García Cantú) militantes anarquistas y socialistas llegaron con ideas del utopismo, del anarquismo colectivista y del comunismo. Abundantes historias relatan la formación entre los trabajadores y artesanos de cientos de centros de socorro, de apoyo mutuo, de mutualistas, luego de cooperativas y más tarde –en el siglo XX- de sindicatos. Desde entonces la izquierda real luchó contra la presencia del capitalismo de libre competencia impulsado por el liberalismo decimonónico, así como contra los latifundios y la concentración de la riqueza en pocas manos. La izquierda –sobre todo el anarquismo de Flores Magón- luchó contra los gobiernos capitalistas del porfiriato, el maderismo, el carrancismo y todas las formas de obregonismo y callismo. Incluso fue muy crítico ante el cardenismo y sus reformas autocalificadas de socialistas.

7. En 2022 la izquierda mexicana no solo es débil, sino casi ha desaparecido. Aunque en 1919 fue fundado el Partido Comunista de México por consigna de la Internacional de Lenin, y aunque en la historia de esa organización hay registros de algunas luchas heroicas, puede demostrarse que el PCM en sus cerca de setenta años de vida no representó peligro alguno para la burguesía y su partido (PNR-PRM-PRI) que gobernó cómodamente por lo menos hasta 1988. Después de las luchas sociales de los trabajadores, campesinos, estudiantes, profesores y médicos de 1956-66, del 1968 estudiantil y de los setenta de huelgas obreras, así como el desplome electoral, la clase dominante aprendió de manera eficaz que había que abrir el congreso o el “parlamento” a “nuevos partidos de izquierda y derecha” aplicándoles proporcionalidad a los votos logrados después de campañas subsidiadas por parte de Estado con dinero y en los medios de información. Así la burguesía dio el paso definitivo para destruir a la izquierda real.

8. A partir de 1977, con la integración de los socialdemócratas y la izquierda oportunista al juego electoral organizado, legislado y reglamentado por la burguesía, las luchas izquierdistas dentro de los sindicatos y los pequeños partidos de izquierda sufrieron una enorme conversión. La discusión sobre teorías revolucionarias, fue sepultada por la desesperada búsqueda de cargos y subsidios económicos de partidos, así como registros de partidos y candidatos. Existió un amplio movimiento (electricistas, maestros, mineros, campesinos, oaxaqueños, guerrerenses) que se defendieron ante la terrible represión del Estado; también pequeños núcleos movimientistas que con las luchas en la calles se solidarizaron con los movimientos; pero la parte más importante de lo que fue “la izquierda” está en los partidos políticos oficializados que llevan décadas “arreglando el país” con los mismo métodos de los grandes partidos de la burguesía (PRI-PAN) y parece que vendrán otros 50 en el circo parlamentario.

9. Las luchas de los electricistas, mineros, profesores, campesinos –aunque siempre muy justas y urgentes de solucionar- han desaparecido; se esperan ilusamente las soluciones al arribo de otro presidente de la República. ¿Se debe acaso al absoluto predominio del régimen presidencialista, a la carencia de organizaciones independientes fuertes y a que los partidos políticos son exclusivamente electoreros? Quizá esa es la realidad mexicana –la dependencia a las decisiones del “señor presidente”- de las “buenas intenciones de quienes lleguen al poder” –dada toda una larga experiencia histórica- para que las cosas cambien. Por ejemplo más de 44 mil electricistas fueron echados a la calle en octubre de 2009 por Calderón; miles de mineros luchan por sus derechos y contra la represión, cientos de miles de maestros batallan contra su liderazgo corrupto y una buena educación, así como decenas de miles de campesinos luchan por créditos e inversiones en el campo.

10. En tanto las organizaciones independientes carecen de medios económicos para realizar su propaganda con el fin de difundir sus demandas como movimiento, así como de apoyos de los medios de información, los partidos, el IFE, el TRIFE y todo los aparatos que organizan los procesos electorales reciben presupuesto multimillonario del gobierno federal, de los gobiernos de los estados, los empresarios y los medios de información. Las diferencias de ingreso entre la lucha social y la lucha electoral son absolutamente extremas; a tal grado que los obreros y campesinos deben llevar en sus manos pequeños volantes para lograr que los ciudadanos les depositen una moneda en su bote recolector. Esta enorme diferencia fue creada a propósito por la propia burguesía que ha sabido elegir a sus amigos y enemigos. Por eso los medios de información no se cansan de lanzar calumnias contra las luchas sociales y de llamar a votar por el poder. (6/VI/22)


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