No hay gobernador de Chiapas que no cumpla con su cuota de sangre indígena. Uno tras otro continúan la política de represión contra las comunidades que independientemente de su filiación política se resisten al despojo territorial y a una reubicación que únicamente favorece los proyectos empresariales de la región.
Como tantos otros crímenes de Estado, o que han contado con su complicidad, la masacre ocurrida en la comunidad indígena Viejo Velasco Suárez, en el municipio de Ocosingo, cumplió este 13 de noviembre un año más de impunidad. Hace exactamente tres años fueron asesinadas aquí cuatro personas y otras cuatro fueron desaparecidas, en medio de un operativo en el que participaron 300 uniformados portando armas de grueso calibre, quienes acompañaron en todo momento a un grupo de 40 personas vestidas de civil, provenientes de la comunidad Nueva Palestina.
En este tercer aniversario, para no olvidar y seguir exigiendo justicia, diversas organizaciones de derechos humanos recuerdan que la masacre se dio en un contexto de reivindicación del derecho al territorio (...) y de violaciones sistemáticas por el Estado mexicano, en cuanto a la implementación de políticas agrarias y ambientales que han generado procesos de despojo territorial, reubicación forzosa y amenazas de desalojo violento en la región, específicamente contra cuatro poblados: Viejo Velasco, Flor de Cacao, Ojo de Agua Tsotsil y San Jacinto Lacanjá, donde se cometieron diversas violaciones al derecho a la vida, a la integridad personal, a la personalidad jurídica, a la libertad personal y a la seguridad personal, así como a los derechos a la tierra, al territorio, al no desplazamiento forzoso, a la vivienda y a una vida digna, con actos como el asesinato, la desaparición forzada, el desplazamiento interno de 39 personas, el despojo territorial, la destrucción de viviendas, agresiones físicas y detenciones ilegales.
Organismos como el Centro de Derechos Humanos Fray Bartolomé de Las Casas y el Comité de Defensa de las Libertades Indígenas Xi´nich, entre otros, exigen alto a las causas que originan estos acontecimientos y al uso desproporcionado e indebido de la fuerza pública; realizar una investigación completa, imparcial, efectiva y pronta de los hechos ocurridos, efectuando un análisis genético que permita identificar los restos de los dos cuerpos encontrados el 6 de julio de 2007 y localizar, identificar y entregar a los familiares los restos mortales de las personas aún desaparecidas forzadamente; castigo a los responsables materiales e intelectuales de la masacre ocurrida en Viejo Velasco y cancelación inmediata de las órdenes de aprehensión aún vigentes, giradas en contra de sobrevivientes y familiares de las víctimas.
losylasdeabajo@yahoo.com.mx.
Como tantos otros crímenes de Estado, o que han contado con su complicidad, la masacre ocurrida en la comunidad indígena Viejo Velasco Suárez, en el municipio de Ocosingo, cumplió este 13 de noviembre un año más de impunidad. Hace exactamente tres años fueron asesinadas aquí cuatro personas y otras cuatro fueron desaparecidas, en medio de un operativo en el que participaron 300 uniformados portando armas de grueso calibre, quienes acompañaron en todo momento a un grupo de 40 personas vestidas de civil, provenientes de la comunidad Nueva Palestina.
En este tercer aniversario, para no olvidar y seguir exigiendo justicia, diversas organizaciones de derechos humanos recuerdan que la masacre se dio en un contexto de reivindicación del derecho al territorio (...) y de violaciones sistemáticas por el Estado mexicano, en cuanto a la implementación de políticas agrarias y ambientales que han generado procesos de despojo territorial, reubicación forzosa y amenazas de desalojo violento en la región, específicamente contra cuatro poblados: Viejo Velasco, Flor de Cacao, Ojo de Agua Tsotsil y San Jacinto Lacanjá, donde se cometieron diversas violaciones al derecho a la vida, a la integridad personal, a la personalidad jurídica, a la libertad personal y a la seguridad personal, así como a los derechos a la tierra, al territorio, al no desplazamiento forzoso, a la vivienda y a una vida digna, con actos como el asesinato, la desaparición forzada, el desplazamiento interno de 39 personas, el despojo territorial, la destrucción de viviendas, agresiones físicas y detenciones ilegales.
Organismos como el Centro de Derechos Humanos Fray Bartolomé de Las Casas y el Comité de Defensa de las Libertades Indígenas Xi´nich, entre otros, exigen alto a las causas que originan estos acontecimientos y al uso desproporcionado e indebido de la fuerza pública; realizar una investigación completa, imparcial, efectiva y pronta de los hechos ocurridos, efectuando un análisis genético que permita identificar los restos de los dos cuerpos encontrados el 6 de julio de 2007 y localizar, identificar y entregar a los familiares los restos mortales de las personas aún desaparecidas forzadamente; castigo a los responsables materiales e intelectuales de la masacre ocurrida en Viejo Velasco y cancelación inmediata de las órdenes de aprehensión aún vigentes, giradas en contra de sobrevivientes y familiares de las víctimas.
losylasdeabajo@yahoo.com.mx.
Para aquellos que aseguran que lo peor de la crisis ya pasó y que anuncian el fin de la recesión, las cifras más recientes del aparato gubernamental detallan que el desempleo en el país alcanza cotas nunca antes registradas; que existe una feroz competencia por la primera posición entre el número de trabajadores inscritos en el IMSS y entre los que laboran en el sector informal de la economía; que a lo largo del sexenio que a los mexicanos prometió vivir mejor se han incorporado 2 millones 395 mil 216 mil personas a la población económicamente activa y que de ese total 55 por ciento se vio obligado a engrosar el ejército de desempleados y 45 por ciento el de la informalidad.
Ese el desastroso balance que ayer presentó el Inegi por medio de su Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo con cifras al cierre del tercer trimestre de 2009, en la que detalla que de septiembre de 2008 a igual mes de 2009 un millón 15 mil mexicanos obligadamente ingresaron al desempleo abierto (para redondear 3 millones de personas en el ejército de reserva) y que 13.21 millones sobreviven en la informalidad, al tiempo que 4.1 millones adicionales se encuentran subocupados. Sumados los tres conceptos, 20 millones 310 mil mexicanos (equivalentes a 43.36 por ciento de la población económicamente activa y a 46.25 por ciento de la población ocupada) se encuentran en una delicada situación laboral y enfrentan un precario panorama a nivel de ingreso.
Lo anterior es una muestra contundente de que, en efecto, lo peor de la crisis ya pasó, y da sustento para celebrar el fin de la recesión, de acuerdo con el inquilino de Los Pinos y su excelente equipo económico, según su propia definición. Así, si se considera la estadística del Inegi (como promedio, la familia mexicana se compone de 4.3 integrantes) y se da por hecho que los citados 20.31 millones son jefes de familia, la precariedad descrita involucra a más de 87 millones de paisanos, o lo que es lo mismo a 82 por ciento de la población nacional, algo socialmente aterrador que, para colmo, no tiene registro ni provoca interés en las llamadas altas esferas gubernamentales.
De acuerdo con las cifras del Inegi, la tasa de desempleo abierto en el país reporta un incremento espeluznante a lo largo del calderonato: 72 por ciento del primero de diciembre de 2006 al 30 de septiembre de 2009, lapso en el que un millón 324 mil 154 mexicanos engrosaron las filas del desempleo, para redondear 3 millones al cierre del noveno mes del presente año.
Por el lado del ingreso, en los casi tres años de calderonato las cifras prácticamente no se han modificado: cuando se instaló en Los Pinos, el 3 por ciento de los ocupados obtenía hasta un salario mínimo; 20.3 por ciento más de uno y hasta 2 mini salarios; 21.7 por ciento más de 2 y hasta 3; 18 por ciento más de 3 y hasta 5. Agrupados representaban el 73 por ciento de la población ocupada. Sólo el 12 por ciento percibía más de 5 salarios mínimos, 9 por ciento no recibía ingresos y 6 por ciento no los especificó. Un trienio después, en septiembre de 2009, los porcentajes respectivos son las siguientes: 13.36, 22.23, 19.94, 17.38, 9.85, 8.79 y 8.45.
De septiembre de 2008 a igual mes de 2009 la población económicamente activa se incrementó en casi un millón 307 mil personas, de las que 78 por ciento se encuentran desocupadas. En ese mismo lapso, la tasa de desempleo abierto, según las cifras oficiales, pasó de 4.2 a 6.2 por ciento, un aumento cercano a 48 por ciento. Si lo anterior es indicativo de que lo peor de la crisis ya pasó y de que hay que celebrar por el fin de la recesión, entonces debemos creer que Felipe Calderón es el presidente del empleo y Javier Lozano Alarcón un excelente secretario del Trabajo.
Otros indicadores aportados por la citada encuesta del Inegi: durante el tercer trimestre de 2009 la población de 14 años y más disponible para producir bienes y servicios en el país fue de 46.8 millones, cuando un año antes había sido de 45.5 millones. Este incremento de un millón 307 mil personas es consecuencia tanto del crecimiento demográfico, como de las expectativas que tiene la población de participar o no en la actividad económica. Mientras que 62 de cada 100 hombres en estas edades son económicamente activos, en el caso de las mujeres 38 de cada 100 se encuentra en esta situación.
En cuanto a la población ocupada, el organismo señala una participación de 43.9 millones de personas (27.2 millones son hombres y 16.7 millones, mujeres), siendo superior en 291 mil en relación con la cifra del mismo trimestre de 2008 cuando se ubicó en 43.6 millones de personas. Más de la mitad de la población ocupada (52.8 por ciento) se concentra en las ciudades más grandes del país (de 100 mil habitantes en adelante); le siguen las localidades rurales (menores de 2 mil 500 habitantes) donde se agrupa 19.6 por ciento; los asentamientos que tienen entre 15 mil y menos de 100 mil habitantes (urbano medio) albergan 14.6 por ciento y 13 por ciento residen en localidades de 2 mil 500 a menos de 15 mil habitantes (urbano bajo).
Al considerar a la población ocupada en relación con el sector económico en el que labora, 6 millones de personas (13.6 por ciento del total) trabajan en el sector primario, 10.3 millones (23.6 por ciento) en el secundario o industrial y 27.3 millones (62.1 por ciento) en el terciario o de los servicios. El restante 0.7 por ciento no especificó su actividad económica. Si se observa a la población ocupada en función de la posición que tiene dentro de su trabajo, se tiene que casi dos terceras partes del total (65 por ciento), esto es, 28.6 millones de trabajadores, son subordinados y remunerados; 10.4 millones (23.7 por ciento) trabajan por su cuenta, sin emplear personal pagado; 3 millones (6.9 por ciento) son trabajadores que no reciben remuneración, y 1.9 millones (4.4 por ciento) propietarios de los bienes de producción, con trabajadores a su cargo.
De las anteriores categorías, los trabajadores por cuenta propia se incrementaron en 573 mil personas entre el tercer trimestre de 2008 e igual periodo de 2009, y los empleados que no perciben una remuneración por su trabajo se elevaron en 13 mil. Por su parte, los trabajadores subordinados y remunerados mostraron una disminución de 101 mil personas y los empleadores de 194 mil, durante el periodo en cuestión.
Las rebanadas del pastel
Resbalón tras resbalón, de nueva cuenta Felipe Calderón se les fue al pescuezo a los empresarios que rara vez pagan impuestos y que atoraron el paquete fiscal. Que ya no pierda el tiempo ni gaste saliva: en lugar de armar tangos y rasgarse las vestiduras, que envíe una iniciativa de ley para obligarlos a pagar lo que deben pagar.
cfvmexico_sa@hotmail.com • mexicosa@infinitum.com.mx
Ese el desastroso balance que ayer presentó el Inegi por medio de su Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo con cifras al cierre del tercer trimestre de 2009, en la que detalla que de septiembre de 2008 a igual mes de 2009 un millón 15 mil mexicanos obligadamente ingresaron al desempleo abierto (para redondear 3 millones de personas en el ejército de reserva) y que 13.21 millones sobreviven en la informalidad, al tiempo que 4.1 millones adicionales se encuentran subocupados. Sumados los tres conceptos, 20 millones 310 mil mexicanos (equivalentes a 43.36 por ciento de la población económicamente activa y a 46.25 por ciento de la población ocupada) se encuentran en una delicada situación laboral y enfrentan un precario panorama a nivel de ingreso.
Lo anterior es una muestra contundente de que, en efecto, lo peor de la crisis ya pasó, y da sustento para celebrar el fin de la recesión, de acuerdo con el inquilino de Los Pinos y su excelente equipo económico, según su propia definición. Así, si se considera la estadística del Inegi (como promedio, la familia mexicana se compone de 4.3 integrantes) y se da por hecho que los citados 20.31 millones son jefes de familia, la precariedad descrita involucra a más de 87 millones de paisanos, o lo que es lo mismo a 82 por ciento de la población nacional, algo socialmente aterrador que, para colmo, no tiene registro ni provoca interés en las llamadas altas esferas gubernamentales.
De acuerdo con las cifras del Inegi, la tasa de desempleo abierto en el país reporta un incremento espeluznante a lo largo del calderonato: 72 por ciento del primero de diciembre de 2006 al 30 de septiembre de 2009, lapso en el que un millón 324 mil 154 mexicanos engrosaron las filas del desempleo, para redondear 3 millones al cierre del noveno mes del presente año.
Por el lado del ingreso, en los casi tres años de calderonato las cifras prácticamente no se han modificado: cuando se instaló en Los Pinos, el 3 por ciento de los ocupados obtenía hasta un salario mínimo; 20.3 por ciento más de uno y hasta 2 mini salarios; 21.7 por ciento más de 2 y hasta 3; 18 por ciento más de 3 y hasta 5. Agrupados representaban el 73 por ciento de la población ocupada. Sólo el 12 por ciento percibía más de 5 salarios mínimos, 9 por ciento no recibía ingresos y 6 por ciento no los especificó. Un trienio después, en septiembre de 2009, los porcentajes respectivos son las siguientes: 13.36, 22.23, 19.94, 17.38, 9.85, 8.79 y 8.45.
De septiembre de 2008 a igual mes de 2009 la población económicamente activa se incrementó en casi un millón 307 mil personas, de las que 78 por ciento se encuentran desocupadas. En ese mismo lapso, la tasa de desempleo abierto, según las cifras oficiales, pasó de 4.2 a 6.2 por ciento, un aumento cercano a 48 por ciento. Si lo anterior es indicativo de que lo peor de la crisis ya pasó y de que hay que celebrar por el fin de la recesión, entonces debemos creer que Felipe Calderón es el presidente del empleo y Javier Lozano Alarcón un excelente secretario del Trabajo.
Otros indicadores aportados por la citada encuesta del Inegi: durante el tercer trimestre de 2009 la población de 14 años y más disponible para producir bienes y servicios en el país fue de 46.8 millones, cuando un año antes había sido de 45.5 millones. Este incremento de un millón 307 mil personas es consecuencia tanto del crecimiento demográfico, como de las expectativas que tiene la población de participar o no en la actividad económica. Mientras que 62 de cada 100 hombres en estas edades son económicamente activos, en el caso de las mujeres 38 de cada 100 se encuentra en esta situación.
En cuanto a la población ocupada, el organismo señala una participación de 43.9 millones de personas (27.2 millones son hombres y 16.7 millones, mujeres), siendo superior en 291 mil en relación con la cifra del mismo trimestre de 2008 cuando se ubicó en 43.6 millones de personas. Más de la mitad de la población ocupada (52.8 por ciento) se concentra en las ciudades más grandes del país (de 100 mil habitantes en adelante); le siguen las localidades rurales (menores de 2 mil 500 habitantes) donde se agrupa 19.6 por ciento; los asentamientos que tienen entre 15 mil y menos de 100 mil habitantes (urbano medio) albergan 14.6 por ciento y 13 por ciento residen en localidades de 2 mil 500 a menos de 15 mil habitantes (urbano bajo).
Al considerar a la población ocupada en relación con el sector económico en el que labora, 6 millones de personas (13.6 por ciento del total) trabajan en el sector primario, 10.3 millones (23.6 por ciento) en el secundario o industrial y 27.3 millones (62.1 por ciento) en el terciario o de los servicios. El restante 0.7 por ciento no especificó su actividad económica. Si se observa a la población ocupada en función de la posición que tiene dentro de su trabajo, se tiene que casi dos terceras partes del total (65 por ciento), esto es, 28.6 millones de trabajadores, son subordinados y remunerados; 10.4 millones (23.7 por ciento) trabajan por su cuenta, sin emplear personal pagado; 3 millones (6.9 por ciento) son trabajadores que no reciben remuneración, y 1.9 millones (4.4 por ciento) propietarios de los bienes de producción, con trabajadores a su cargo.
De las anteriores categorías, los trabajadores por cuenta propia se incrementaron en 573 mil personas entre el tercer trimestre de 2008 e igual periodo de 2009, y los empleados que no perciben una remuneración por su trabajo se elevaron en 13 mil. Por su parte, los trabajadores subordinados y remunerados mostraron una disminución de 101 mil personas y los empleadores de 194 mil, durante el periodo en cuestión.
Las rebanadas del pastel
Resbalón tras resbalón, de nueva cuenta Felipe Calderón se les fue al pescuezo a los empresarios que rara vez pagan impuestos y que atoraron el paquete fiscal. Que ya no pierda el tiempo ni gaste saliva: en lugar de armar tangos y rasgarse las vestiduras, que envíe una iniciativa de ley para obligarlos a pagar lo que deben pagar.
cfvmexico_sa@hotmail.com • mexicosa@infinitum.com.mx
El 97 por ciento de los 2 mil 156 participantes de nuestra encuesta de esta semana opina que los nuevos impuestos harán más ricos a los políticos, menos de un punto porcentual piensa que se aplicarán para el bienestar colectivo y 3 por ciento se abstuvo.
Metodología
Hasta ayer había sido contestado 86 por ciento de los 2 mil 500 cuestionarios que enviamos por correo electrónico. Un número importante de encuestados acompañó su voto con una opinión. Enseguida reproducimos algunos fragmentos. Los textos originales pueden leerse en el foro.
Opiniones
Buena parte de los impuestos sólo servirá para seguir sosteniendo el nivel de vida de la alta burocracia, sus dietas, bonos, aguinaldos, asesores, viajes todo pagado y una larga lista de etcéteras. Yo propondría que todo esto lo pagaran de su salario y con ello se lograría ahorrar dinero y reorientarlo a rubros donde realmente se necesita, por ejemplo, la salud y la educación.
Eloy Ramírez García/París
Yo veo que en mi estado y, particularmente, en mi ciudad Tijuana, desde que está el PAN en el poder todos los gobernadores y presidentes municipales han salido ricos. De tener una casita en Fovissste o Infonavit ahora tienen casa en Estados Unidos o propiedades y negocios que no podrían poseer sólo con el sueldo, que por cierto es bastante.
María Dolores Galaz Ambriz/Tijuana
Metodología
Hasta ayer había sido contestado 86 por ciento de los 2 mil 500 cuestionarios que enviamos por correo electrónico. Un número importante de encuestados acompañó su voto con una opinión. Enseguida reproducimos algunos fragmentos. Los textos originales pueden leerse en el foro.
Opiniones
Buena parte de los impuestos sólo servirá para seguir sosteniendo el nivel de vida de la alta burocracia, sus dietas, bonos, aguinaldos, asesores, viajes todo pagado y una larga lista de etcéteras. Yo propondría que todo esto lo pagaran de su salario y con ello se lograría ahorrar dinero y reorientarlo a rubros donde realmente se necesita, por ejemplo, la salud y la educación.
Eloy Ramírez García/París
Yo veo que en mi estado y, particularmente, en mi ciudad Tijuana, desde que está el PAN en el poder todos los gobernadores y presidentes municipales han salido ricos. De tener una casita en Fovissste o Infonavit ahora tienen casa en Estados Unidos o propiedades y negocios que no podrían poseer sólo con el sueldo, que por cierto es bastante.
María Dolores Galaz Ambriz/Tijuana
Me pregunto en qué términos hablan los electricistas a sus hijos –niños y adolescentes–, acerca de su trance laboral, ya que seguramente está alterando la vida cotidiana de sus familias.
Parece una muy buena oportunidad para interesarlos en la realidad de su país, en temas vivos de civismo, de ciencias sociales, de historia no oficial. Incluso, es una buena oportunidad para que los menores sepan cómo funcionan los medios de comunicación y sus relaciones con el poder.
Ojala que también los maestros aprovechen la realidad para analizarla en sus salones de clase. Porque si algo urge en educación es la enseñanza y la comprensión de valores éticos. Sin embargo, los valores éticos se aprenden en contextos reales, en situaciones vivas, en observancia de modelos de conducta y no simplemente en el discurso.
Lamentablemente, los tiempos políticos que corren irradian un malestar ético que llena de pesimismo a las familias y los niños lo perciben. Resulta sumamente difícil hoy en día transmitir a los niños el valor de la honestidad, del cumplimiento del deber y la importancia de un espíritu colectivo, sin el cual será imposible ir adelante.
La mayoría de los jóvenes carecen de interés en los asuntos políticos y colectivos, viven al día, porque no ven horizontes hacia adónde avanzar. Y tienen razón, no estamos avanzando como sociedad en ningún sentido.
Muestra de ello es encontrar que en un artículo publicado en 1998, Pablo Latapí reflexionaba ya del mismo modo que lo haría hoy: El tiempo presente no es precisamente favorable para formar valores en las nuevas generaciones. Es el actual, para los jóvenes, tiempo de miedo, de incertidumbre y desesperanza. Ni ricos ni pobres tienen ilusiones; los primeros porque su vida se les da ya hecha; los segundos porque saben que no podrán hacerla. Pero particularmente los pobres, que son la inmensa mayoría, viven una amargura anticipada, un sentimiento de derrota y humillación ante un futuro que saben cerrado. Y sin orgullo es imposible formar valores.
Por eso es importante que los electricistas hoy, y con ellos todos los trabajadores, no se dejen pisotear ni se vendan al interés individual por encima del colectivo. Los padres y los educadores no debemos darnos por vencidos en la ardua tarea de dar a nuestros hijos un país digno de vivir en él, así como modelos de conducta social y política a seguir. Lástima no poder hoy día hablarles bien del presidente de su país.
Sin embargo, el mismo Latapí, nos estimula al final del citado artículo: Educar en un entorno de desaliento supone creer con fe ciega que cada nueva generación trae su propio destino y los recursos para cumplirlo. Ojalá tenga razón.
derechosinfancia89@gmail.com
Parece una muy buena oportunidad para interesarlos en la realidad de su país, en temas vivos de civismo, de ciencias sociales, de historia no oficial. Incluso, es una buena oportunidad para que los menores sepan cómo funcionan los medios de comunicación y sus relaciones con el poder.
Ojala que también los maestros aprovechen la realidad para analizarla en sus salones de clase. Porque si algo urge en educación es la enseñanza y la comprensión de valores éticos. Sin embargo, los valores éticos se aprenden en contextos reales, en situaciones vivas, en observancia de modelos de conducta y no simplemente en el discurso.
Lamentablemente, los tiempos políticos que corren irradian un malestar ético que llena de pesimismo a las familias y los niños lo perciben. Resulta sumamente difícil hoy en día transmitir a los niños el valor de la honestidad, del cumplimiento del deber y la importancia de un espíritu colectivo, sin el cual será imposible ir adelante.
La mayoría de los jóvenes carecen de interés en los asuntos políticos y colectivos, viven al día, porque no ven horizontes hacia adónde avanzar. Y tienen razón, no estamos avanzando como sociedad en ningún sentido.
Muestra de ello es encontrar que en un artículo publicado en 1998, Pablo Latapí reflexionaba ya del mismo modo que lo haría hoy: El tiempo presente no es precisamente favorable para formar valores en las nuevas generaciones. Es el actual, para los jóvenes, tiempo de miedo, de incertidumbre y desesperanza. Ni ricos ni pobres tienen ilusiones; los primeros porque su vida se les da ya hecha; los segundos porque saben que no podrán hacerla. Pero particularmente los pobres, que son la inmensa mayoría, viven una amargura anticipada, un sentimiento de derrota y humillación ante un futuro que saben cerrado. Y sin orgullo es imposible formar valores.
Por eso es importante que los electricistas hoy, y con ellos todos los trabajadores, no se dejen pisotear ni se vendan al interés individual por encima del colectivo. Los padres y los educadores no debemos darnos por vencidos en la ardua tarea de dar a nuestros hijos un país digno de vivir en él, así como modelos de conducta social y política a seguir. Lástima no poder hoy día hablarles bien del presidente de su país.
Sin embargo, el mismo Latapí, nos estimula al final del citado artículo: Educar en un entorno de desaliento supone creer con fe ciega que cada nueva generación trae su propio destino y los recursos para cumplirlo. Ojalá tenga razón.
derechosinfancia89@gmail.com
Bienvenido a Woodstock (Taking Woodstock), la cinta más reciente del realizador taiwanés Ang Lee (La tormenta de hielo, El tigre y el dragón), explora a partir del libro autobiográfico homónimo de Elliot Tiber, la aventura de un hombre muy ligado al surgimiento simbólico de una generación entera. En lugar de recrear panorámicamente el desarrollo del festival concentra su atención en la personalidad de Elliot, hombre radicado en Manhattan, de profesión decorador de interiores, que para rescatar a sus padres de la quiebra se traslada al cercano pueblo de Bethel, para rentar el motel familiar desvencijado al joven productor Michael Lang (Jonathan Groft) y negociando también la utilización de un inmenso terreno donde tiene lugar en agosto de 1969 el máximo festival de rock de la historia, con la asistencia de medio millón de hijos de la contracultura.
Ang Lee rinde así un tributo inusual al acto capturado en Woodstock (1970), el estupendo documental de Michael Wadleigh que incluye la preparación del festival y momentos musicales de antología. Lo que propone ahora es una mirada intimista al acto, desde la perspectiva de Elliot Tiber (Demetri Martin), con las peripecias de organización y el impacto que el festival y su multitud entusiasta tuvieron en su vida privada y en la de sus padres, emigrados judíos rusos. Con anterioridad, Lee había explorado historias de familias, conflictos culturales y atisbos a un despertar sexual en Comer, beber y amar y en El banquete de bodas. Esta vez el festival es el catalizador de una liberación personal y de una crisis doméstica. Un magnífico telón de fondo para una historia muy ordinaria que el guionista James Schamus presenta con múltiples cabos sueltos y personajes sin mayor complejidad dramática. El personaje central es gay, o descubre en el festival su homosexualidad, pero el hecho apenas tiene trascendencia en la trama. Sorprende la ausencia de intensidad dramática en el director de Secreto en la montaña (Brokeback mountain), o la ingenuidad de ese inefable viaje en ácido, muy en deuda con la estética pop del musical A través del universo, de Julie Taymor. Los personajes que pueblan el Woodstock de Ang Lee pretenden ser emblemáticos y terminan siendo caricaturas, son tan insustanciales como la metáfora marítima que remplaza a las multitudes, o los ecos de una música que jamás prende porque se juzgó innecesario incluirla de modo significativo. Al elegir tomar la parte por el todo, se ofrece un festival musical sin música. Para algunos esto es toda una revelación; para muchos otros un mal viaje. Algo se desprende de la investigación que hizo el director de los hechos: en el festival habría participado sólo un porcentaje ínfimo de hippies verdaderos; el resto, la inmensa mayoría, habrían sido jóvenes navegando entre el convencionalismo moral y la protesta pacifista, jóvenes como el propio Ang Lee o Elliot Tiber. De ahí la opción por una película de corte intimista.
carlos.bonfil@gmail.com
Ang Lee rinde así un tributo inusual al acto capturado en Woodstock (1970), el estupendo documental de Michael Wadleigh que incluye la preparación del festival y momentos musicales de antología. Lo que propone ahora es una mirada intimista al acto, desde la perspectiva de Elliot Tiber (Demetri Martin), con las peripecias de organización y el impacto que el festival y su multitud entusiasta tuvieron en su vida privada y en la de sus padres, emigrados judíos rusos. Con anterioridad, Lee había explorado historias de familias, conflictos culturales y atisbos a un despertar sexual en Comer, beber y amar y en El banquete de bodas. Esta vez el festival es el catalizador de una liberación personal y de una crisis doméstica. Un magnífico telón de fondo para una historia muy ordinaria que el guionista James Schamus presenta con múltiples cabos sueltos y personajes sin mayor complejidad dramática. El personaje central es gay, o descubre en el festival su homosexualidad, pero el hecho apenas tiene trascendencia en la trama. Sorprende la ausencia de intensidad dramática en el director de Secreto en la montaña (Brokeback mountain), o la ingenuidad de ese inefable viaje en ácido, muy en deuda con la estética pop del musical A través del universo, de Julie Taymor. Los personajes que pueblan el Woodstock de Ang Lee pretenden ser emblemáticos y terminan siendo caricaturas, son tan insustanciales como la metáfora marítima que remplaza a las multitudes, o los ecos de una música que jamás prende porque se juzgó innecesario incluirla de modo significativo. Al elegir tomar la parte por el todo, se ofrece un festival musical sin música. Para algunos esto es toda una revelación; para muchos otros un mal viaje. Algo se desprende de la investigación que hizo el director de los hechos: en el festival habría participado sólo un porcentaje ínfimo de hippies verdaderos; el resto, la inmensa mayoría, habrían sido jóvenes navegando entre el convencionalismo moral y la protesta pacifista, jóvenes como el propio Ang Lee o Elliot Tiber. De ahí la opción por una película de corte intimista.
carlos.bonfil@gmail.com
Presupuesto: recortes improcedentes
A las recientes alzas impositivas al consumo y al salario, impulsadas por el gobierno federal y avaladas por diputados y senadores de la camarilla bipartidista en el poder, se suma ahora la pretensión de restringir el gasto público en sectores de suma importancia para el país, como son el educativo y el cultural: el proyecto de Presupuesto de Egresos para el ejercicio fiscal 2010, cuya discusión será retomada hoy en San Lázaro, plantea un recorte de 3.73 por ciento en términos reales para la educación pública en todos sus niveles, así como una reducción de miles de millones de pesos al presupuesto destinado a la cultura, que implicará que ese rubro disponga, para el año entrante, de fondos menores en 25 por ciento respecto de 2009.
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El Correo Ilustrado
Declaraciones confirman desprecio por la educación
Los grasientos millones de jóvenes marginados de la educación media superior y superior deberían reconocer –al igual que lo reconoció el titular de la SEP, Alfonso Lujambio– la valentía y sinceridad de la presidenta de la Comisión de Educación en el Senado, María Teresa Ortuño, pues sus dichos demuestran el profundo desprecio que, legisladores y gobernantes del PAN, tienen por ellos y por la educación pública. Así, sabedores de ser grasa de cañón, tendrán justificación para engrosar las filas de la delincuencia o de la revuelta que, los ojos ciegos de los poderosos, no ven.
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La Red Nacional de Organismos Civiles de Derechos Humanos Todos los Derechos para Todas y Todos (Red TDT), integrada por 68 organizaciones en toda la República, emitió el pasado martes un pronunciamiento sobre la situación de las garantías individuales de las y los trabajadores de Luz y Fuerza del Centro y del Sindicato Mexicano de Electricistas (SME). En él afirma que el decreto de extinción de la empresa pública es un acto de simulación jurídica, cuya verdadera naturaleza es la de ser parte de una campaña antisindical.
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La detención de José Manuel Chema Hernández Martínez y la de Roselio de la Cruz González, ambos dirigentes de la Organización Campesina Emiliano Zapata, en el estado de Chiapas; el asesinato de Miguel Ángel Pérez Casales, representante de la comunidad náhuatl de Santa Catarina, Tepoztlán, y miembro del Consejo de Pueblos de Morelos; la persecución judicial contra dirigentes y miembros de la policía comunitaria y Radio Ñomndaa, en el estado de Guerrero; las agresiones contra el municipio autónomo de San Juan Copala, Oaxaca, con la pretensión de asesinar a sus autoridades, son algunos de los signos de que las autonomías indígenas se encuentran bajo asedio estatal. No es que antes no lo hayan estado, lo que sucede es que ahora la represión es más cruenta, ya no considera opositores políticos a quienes participan en ellas, sino enemigos y, como tales, no busca convencerlos o controlarlos, sino eliminarlos.
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Con independencia del nuevo patrón para la cría industrial de animales (Granjas Carroll) que pudo haber detonado la emergencia y las ganancias de las firmas farmacéuticas, es claro que la baja capacidad de respuesta de la red sanitaria calderonista reposa en cuatro determinantes de las reformas al Sistema Nacional de Salud, emprendidas por Soberón, De la Fuente (Narro) y Frenk.
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Después del “fin de la historia”. ¿Cómo leer, a 20 años de lejanía, la caída del Muro de Berlín, el colapso súbito e inesperado de la ilusión de una utopía (la que comenzó con la Revolución de Octubre) y la catástrofe de la pesadilla que le siguió (el estalinismo)? Si quisiéramos condensar en una frase la experiencia de la generación que marca (o enmarca) la distancia que va de 1989 al derrumbe financiero de 2008, habría tal vez que coincidir con la definición de Tony Judt: los años que se llevó la langosta.
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Pareció ser un rayo en el cielo azul aquel espectáculo sensacional en que se transformó lo que debería haber sido un show mediático más del Consenso de Washington, una nueva cumbre de la Organización Mundial de Comercio (OMC) en una de las ciudades símbolo de la posmodernidad: Seattle.
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Las elites políticas y económicas se mueven como pollos con la cabeza cortada. Se agitan, revolotean, pero sin rumbo ni propósitos. Desprecian la negociación y los acuerdos porque están convencidas que un derrota total de sus contrincantes es factible y deseable.
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La sociedad mexicana se polariza cada vez más en dos clases sociales muy bien diferenciadas; una mucho más reducida que la otra, que detenta los grandes ingresos y que es propietaria de empresas industriales, empresas de servicios, banca, tierras, medios de comunicación y todo lo que significa el poder del dinero y del control de la información. La otra clase es la de los marginados, que escasamente tienen para sobrevivir, que visten mal, comen mal, se educan mal y tienen que trabajar arduamente, a veces fuera de la ley y otras veces fuera del país, para medio pasarla.
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Con su libro Caín, que empieza a circular en México, el escritor lusitano José Saramago ha desatado polémica por su manera de abordar el Antiguo Testamento, luego de presentarlo en su patria, Portugal, y después en España. Con autorización del sello Alfaguara ofrecemos a los lectores de La Jornada un pasaje de esa obra
Cuando el señor, también conocido como dios, se dio cuenta de que a adán y eva, perfectos en todo lo que se mostraba a la vista, no les salía ni una palabra de la boca ni emitían un simple sonido, por primario que fuera, no tuvo otro remedio que irritarse consigo mismo, ya que no había nadie más en el jardín del edén a quien responsabilizar de la gravísima falta, mientras que los otros animales, producto todos ellos, así como los dos humanos, del hágase divino, unos a través de mugidos y rugidos, otros con gruñidos, graznidos, silbos y cacareos, disfrutaban ya de voz propia.
Cuando el señor, también conocido como dios, se dio cuenta de que a adán y eva, perfectos en todo lo que se mostraba a la vista, no les salía ni una palabra de la boca ni emitían un simple sonido, por primario que fuera, no tuvo otro remedio que irritarse consigo mismo, ya que no había nadie más en el jardín del edén a quien responsabilizar de la gravísima falta, mientras que los otros animales, producto todos ellos, así como los dos humanos, del hágase divino, unos a través de mugidos y rugidos, otros con gruñidos, graznidos, silbos y cacareos, disfrutaban ya de voz propia.
Puebla, Pue. Concluyó hace unos días en esta ciudad el festival Discantus, que en su denominación oficial deja bien clara su loable intención: Escenarios de la nueva música. No deja de ser estimulante encontrar en el interior del país nuevos espacios para la discusión, promoción y divulgación de la música contemporánea.
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María Teresa Priego
Red Nacional de Refugios
La Red Nacional de Refugios, creada para albergar a mujeres en situación de violencia y a sus hijos, cumple 10 años. Desde 2005 la dirige la feminista Margarita Guillé Tamayo, y es cofundadora la periodista y activista Lydia Cacho, directora del CIAM de Cancún. Y todo lo que sabemos, luchas, libros, denuncias valientes de Lydia, se admira y se celebra, y las compañeras de la red han ejercido su talento. El “sueño compartido” de que los refugios existan, escribió Margarita. Una mujer muy inteligente “La Guillé”, especializada en el tema, rotunda y suave. Tenaz y negociadora. No es una combinación de atributos fácil de encontrar. Ha sido luminosa y eficaz. Sumar fuerzas en esos objetivos comunes en los que las mujeres de muy distintas posturas políticas nos encontramos.
La red editó un libro-memoria del trabajo de esta década, de sus necesidades e inspiraciones. Las constantes limitaciones de recursos. El miedo. La sanación. La reincidencia. Vuelta a la lucha. El horizonte de la libertad posible. Testimonios de las mujeres albergadas. El largo aprendizaje de quienes la sostienen. ¿Qué modelos de acogida y apoyo aplicar? ¿Cómo? ¿Qué formación se necesita para ser capaces de contener a seres humanos en situación de emergencia? Ofrecerles seguridad. Física y emocional. Confianza. El viaje a Ítaca.
¿Cómo conseguir donativos? Para alimentos, cobijas, ropita para los niños, medicinas. ¿Cómo se trabaja cotidianamente para que una mujer que fue sometida y lastimada, y con tanta certeza de su propia imaginaria culpabilidad, tenga la fuerza de decirse: “Te puedes salvar. No te ‘mereces’ estos gritos, este dolor, estos golpes. Ningún ser humano se ‘merece’ ser maltratado. No. Ni tus hijos ni tú. Nunca más”? El tránsito interior. ¿Y el futuro? ¿Salir del albergue con sus hijas/os? ¿Hacia dónde? La solidaridad de unas mujeres con otras. Así nacieron y así han funcionado esos hogares comunitarios. Un largo camino de denuncia de la agresión y de apoyo a las víctimas, realizado por decenas de grupos distintos: visibilizar la violencia doméstica. Intrafamiliar.
“Lo que sucede hacia dentro del hogar es privado y la vida privada no es de la incumbencia del Estado”. Los límites son muy delicados. Pero ¿verdad que no cuando una mujer es estrellada contra la pared frente a sus hijos? ¿Cuando una persona mayor es encerrada y dejada por días sin alimentos? ¿Cuando un/a niña/o es abusado sexualmente? “¿Para qué llamó a la policía si el señor es su marido?”, Frase tristemente célebre que escucharon miles de mujeres durante décadas.
El avance ha sido enorme respecto de las dificultades de los inicios; cada vez más las instituciones se comprometen con el apoyo a la lucha contra la violencia. Falta mucho por hacer y por cambiar. Sí. Pero esos miles de compañeras/os lo lograron: la violencia existe, se reconoce, se nombra. México ha firmado los tratados internacionales que lo comprometen “a sancionar, prevenir y erradicar toda forma de violencia contra la mujer”.
El prólogo de la escritora Ángeles Mastretta al libro-memoria 10 años de la Red Nacional de Refugios es un poema: “Ese lugar escondido,/ Ese espacio secreto/ alcanzable sólo cuando la vida/ se enfila hacia un escenario tan imprevisto/ como escalofriante/ …una mujer acosada y en peligro/ sacia la necesidad de sentirse segura,/ de ver a los suyos felizmente vivos./ Es el lugar de un nuevo principio,/ la estación de llegada/ para sentirse ella misma… Es el espacio único,/ en el que se interrumpen las batallas domésticas/ y se inicia la otra batalla/ …la vida digna sin violencia”. El refugio como zona de tránsito entre la cárcel emocional, el sometimiento y el trabajo de análisis y reconstrucción interior, la posibilidad de imaginarse un futuro. Distinto.
Los “personajes” del poema son tres: la mujer dañada y amenazada, las mujeres que están y han estado al frente de los refugios, y “Nosotros”. ¿Quiénes? “Los otros somos nosotros./ Y por eso te digo, gracias por asociarme al proyecto,/ por sentirme cerca/ y dejarme tocar por la urgencia de fervor y compasión/ que tiene nuestra sociedad”.
La red organiza este mes, con el Inmujeres y la SER, el segundo Encuentro Interamericano de Refugios y Especialistas en Violencia Contra las Mujeres, abierto al público, 9 y 10 de noviembre. Algunos temas: “Condicionantes estructurales de las agresiones y la violencia en las relaciones mujer/hombre”, “Violencia de género y seguridad ciudadana”, Programas y políticas públicas para personas egresadas de refugios”, “Experiencias con hombres agresores”, “Violencia hacia grupos específicos”, “Autoprotección para mujeres en riesgo (agresores digitales, trata y pornografía infantil)”, “Intervención a mujeres víctimas de violencia desde la cosmovisión indígena (atención de la violencia de género en comunidades indígenas desde una perspectiva intercultural, prevención de la trata y violencia de género en mujeres indígenas, redes de detección, apoyo y referencia de casos en zonas indígenas)”.
“En México, se estima que la tercera parte de las mujeres ha sufrido maltrato físico por parte de sus esposos o compañeros; si incluimos el sicológico (insultos y amenazas) esta proporción sube aún más. De las mujeres atendidas por actos de violencia en los hospitales y clínicas de la ciudad de México entre 1989 y 1994, 78% había sido golpeada por su pareja, o algún familiar”, Marina Castañeda, en El machismo invisible. Y luego… esa frase de una de las mujeres egresadas de un refugio de la red: “Me siento libre como mariposa, en todos los sentidos me siento libre”. Y la realidad, la red, el poema de Ángeles nos remiten a una pregunta ineludible: ¿y nosotros? “Los otros”. ¿Qué vamos a hacer?
(Quisiera continuar con el tema en el blog de los martes, Un tranvía llamado deseo. Hasta ese día. Mientras tanto dejo estos datos: http://www.rednacionalderefugios.org.mx/; http://www.inmujeres.gob.mx/; Emergencia en el Inmujeres: 01800 911 25 11; Red Nacional de Refugios: 01800 822 44 60.)
Escritora
La red editó un libro-memoria del trabajo de esta década, de sus necesidades e inspiraciones. Las constantes limitaciones de recursos. El miedo. La sanación. La reincidencia. Vuelta a la lucha. El horizonte de la libertad posible. Testimonios de las mujeres albergadas. El largo aprendizaje de quienes la sostienen. ¿Qué modelos de acogida y apoyo aplicar? ¿Cómo? ¿Qué formación se necesita para ser capaces de contener a seres humanos en situación de emergencia? Ofrecerles seguridad. Física y emocional. Confianza. El viaje a Ítaca.
¿Cómo conseguir donativos? Para alimentos, cobijas, ropita para los niños, medicinas. ¿Cómo se trabaja cotidianamente para que una mujer que fue sometida y lastimada, y con tanta certeza de su propia imaginaria culpabilidad, tenga la fuerza de decirse: “Te puedes salvar. No te ‘mereces’ estos gritos, este dolor, estos golpes. Ningún ser humano se ‘merece’ ser maltratado. No. Ni tus hijos ni tú. Nunca más”? El tránsito interior. ¿Y el futuro? ¿Salir del albergue con sus hijas/os? ¿Hacia dónde? La solidaridad de unas mujeres con otras. Así nacieron y así han funcionado esos hogares comunitarios. Un largo camino de denuncia de la agresión y de apoyo a las víctimas, realizado por decenas de grupos distintos: visibilizar la violencia doméstica. Intrafamiliar.
“Lo que sucede hacia dentro del hogar es privado y la vida privada no es de la incumbencia del Estado”. Los límites son muy delicados. Pero ¿verdad que no cuando una mujer es estrellada contra la pared frente a sus hijos? ¿Cuando una persona mayor es encerrada y dejada por días sin alimentos? ¿Cuando un/a niña/o es abusado sexualmente? “¿Para qué llamó a la policía si el señor es su marido?”, Frase tristemente célebre que escucharon miles de mujeres durante décadas.
El avance ha sido enorme respecto de las dificultades de los inicios; cada vez más las instituciones se comprometen con el apoyo a la lucha contra la violencia. Falta mucho por hacer y por cambiar. Sí. Pero esos miles de compañeras/os lo lograron: la violencia existe, se reconoce, se nombra. México ha firmado los tratados internacionales que lo comprometen “a sancionar, prevenir y erradicar toda forma de violencia contra la mujer”.
El prólogo de la escritora Ángeles Mastretta al libro-memoria 10 años de la Red Nacional de Refugios es un poema: “Ese lugar escondido,/ Ese espacio secreto/ alcanzable sólo cuando la vida/ se enfila hacia un escenario tan imprevisto/ como escalofriante/ …una mujer acosada y en peligro/ sacia la necesidad de sentirse segura,/ de ver a los suyos felizmente vivos./ Es el lugar de un nuevo principio,/ la estación de llegada/ para sentirse ella misma… Es el espacio único,/ en el que se interrumpen las batallas domésticas/ y se inicia la otra batalla/ …la vida digna sin violencia”. El refugio como zona de tránsito entre la cárcel emocional, el sometimiento y el trabajo de análisis y reconstrucción interior, la posibilidad de imaginarse un futuro. Distinto.
Los “personajes” del poema son tres: la mujer dañada y amenazada, las mujeres que están y han estado al frente de los refugios, y “Nosotros”. ¿Quiénes? “Los otros somos nosotros./ Y por eso te digo, gracias por asociarme al proyecto,/ por sentirme cerca/ y dejarme tocar por la urgencia de fervor y compasión/ que tiene nuestra sociedad”.
La red organiza este mes, con el Inmujeres y la SER, el segundo Encuentro Interamericano de Refugios y Especialistas en Violencia Contra las Mujeres, abierto al público, 9 y 10 de noviembre. Algunos temas: “Condicionantes estructurales de las agresiones y la violencia en las relaciones mujer/hombre”, “Violencia de género y seguridad ciudadana”, Programas y políticas públicas para personas egresadas de refugios”, “Experiencias con hombres agresores”, “Violencia hacia grupos específicos”, “Autoprotección para mujeres en riesgo (agresores digitales, trata y pornografía infantil)”, “Intervención a mujeres víctimas de violencia desde la cosmovisión indígena (atención de la violencia de género en comunidades indígenas desde una perspectiva intercultural, prevención de la trata y violencia de género en mujeres indígenas, redes de detección, apoyo y referencia de casos en zonas indígenas)”.
“En México, se estima que la tercera parte de las mujeres ha sufrido maltrato físico por parte de sus esposos o compañeros; si incluimos el sicológico (insultos y amenazas) esta proporción sube aún más. De las mujeres atendidas por actos de violencia en los hospitales y clínicas de la ciudad de México entre 1989 y 1994, 78% había sido golpeada por su pareja, o algún familiar”, Marina Castañeda, en El machismo invisible. Y luego… esa frase de una de las mujeres egresadas de un refugio de la red: “Me siento libre como mariposa, en todos los sentidos me siento libre”. Y la realidad, la red, el poema de Ángeles nos remiten a una pregunta ineludible: ¿y nosotros? “Los otros”. ¿Qué vamos a hacer?
(Quisiera continuar con el tema en el blog de los martes, Un tranvía llamado deseo. Hasta ese día. Mientras tanto dejo estos datos: http://www.rednacionalderefugios.org.mx/; http://www.inmujeres.gob.mx/; Emergencia en el Inmujeres: 01800 911 25 11; Red Nacional de Refugios: 01800 822 44 60.)
Escritora
Porfirio Muñoz Ledo
Lamento por el Estado
El vigésimo aniversario de la caída del muro de Berlín y la instalación del modelo internacional unipolar han sido marco de reflexiones más nostálgicas que gozosas. Se añora el vigor del empuje social que pudo cambiar la historia del mundo y se lamenta el extravío de los objetivos y responsabilidades del Estado.
Eric Hobsbawm subraya que también debemos conmemorar “el fin del periodo de dominación del liberalismo económico angloestadounidense”. Las categorías cerradas de “capitalismo” y “socialismo” han fracasado. “La diferencia crucial —añade— entre los sistemas económicos no son sus estructuras, sino sus prioridades sociales y morales”.
La reciente crisis ha puesto en evidencia la necesidad de “combinar el lucro con el bienestar de la gente”. O como decíamos en los tiempos combativos de la socialdemocracia: hacer más público lo público y más privado lo privado. Legitimar el interés particular por la prevalencia del interés general.
A este vuelco ideológico no podían faltar nuestros mayores empresarios. Carlos Slim —exaltado ahora por Forbes como potencia mundial— redescubre la Constitución, que en su artículo 25 establece la rectoría del Estado, en olvido del 28 que proscribe los monopolios. Rescata inclusive la fuente original del 27: la supeditación de la propiedad privada a los intereses de la nación.
Su alegato: “Nuestros gobiernos han confundido instrumentos con objetivos”. Denuncia que reiteradamente hemos hecho respecto del codicioso fervor por los tratados de libre comercio y el fundamentalismo que nos rinde frente a los parámetros macroeconómicos. Patología dieciochesca: el culto por el corsé y el abandono del cuerpo.
Todavía más: “Desde la crisis de la deuda externa en 1982 el crecimiento del ingreso por habitante ha sido prácticamente nulo”. “En vez de elaborar planes de desarrollo hemos vivido con ajustes económicos que nos han impuesto desde fuera el Banco Mundial y el FMI”. Bienvenido al diagnóstico de la izquierda mexicana.
El Consenso de Washington ha ganado un nuevo adversario y los programas asistenciales una dura condena. “Hay que incorporar a la modernidad a los más pobres”. En el centro del discurso, como en la prédica calderonista de campaña: el empleo, que requiere “inversión y actividad productiva”.
No basta reconocer las ventajas de la capilaridad social o afirmar que “todo país avanzado dispone de una gran clase media y una gran infraestructura física”. Ni siquiera abogar por el desarrollo de capital humano, educación y nutrición. Ello exige un régimen fiscal progresivo y un salario en ascenso, que genere mercado interno y comprima la economía informal.
Requiere ejercicio efectivo de soberanía sobre nuestras decisiones estratégicas y “el uso de todos los instrumentos bajo la rectoría del Estado”. ¿Cuál Estado? ¿Uno desmedrado por la ilegitimidad e ignorancia de sus titulares, el cáncer de la corrupción, el secuestro de sus determinaciones y el poder avasallante de las fuerzas ilegales y los señores de la comunicación y del dinero?
Más que una “sana obsesión” —como la llama Eduardo Huchim—, la reforma de los poderes públicos y la reafirmación de los derechos fundamentales son condición de todo proyecto nacional valedero. Acuden al cencerro actores políticos varios en busca de reformas de conveniencia y candilejas de ocasión. Claman por lo que ellos mismos han saboteado.
México demanda un nuevo pacto social —y si pudiésemos— refundacional, antes que su desintegración se torne irreversible. La crisis sistémica nos alcanzó y las falsas escapatorias se agotaron. Entre los propósitos planteados por la comisión para la conmemoración del 1910 figura “la revisión cuidadosa y la discusión democrática de nuestra Constitución, a fin de elaborar una nueva Ley Suprema”.
¿Cómo procesar una convocatoria de tal magnitud sin convocante? ¿Cómo reconstruir el Estado en ausencia de gobierno? Los días que vienen el pueblo comenzará a resolver ese dilema en las conciencias y en las calles.
Diputado federal (PT)
Eric Hobsbawm subraya que también debemos conmemorar “el fin del periodo de dominación del liberalismo económico angloestadounidense”. Las categorías cerradas de “capitalismo” y “socialismo” han fracasado. “La diferencia crucial —añade— entre los sistemas económicos no son sus estructuras, sino sus prioridades sociales y morales”.
La reciente crisis ha puesto en evidencia la necesidad de “combinar el lucro con el bienestar de la gente”. O como decíamos en los tiempos combativos de la socialdemocracia: hacer más público lo público y más privado lo privado. Legitimar el interés particular por la prevalencia del interés general.
A este vuelco ideológico no podían faltar nuestros mayores empresarios. Carlos Slim —exaltado ahora por Forbes como potencia mundial— redescubre la Constitución, que en su artículo 25 establece la rectoría del Estado, en olvido del 28 que proscribe los monopolios. Rescata inclusive la fuente original del 27: la supeditación de la propiedad privada a los intereses de la nación.
Su alegato: “Nuestros gobiernos han confundido instrumentos con objetivos”. Denuncia que reiteradamente hemos hecho respecto del codicioso fervor por los tratados de libre comercio y el fundamentalismo que nos rinde frente a los parámetros macroeconómicos. Patología dieciochesca: el culto por el corsé y el abandono del cuerpo.
Todavía más: “Desde la crisis de la deuda externa en 1982 el crecimiento del ingreso por habitante ha sido prácticamente nulo”. “En vez de elaborar planes de desarrollo hemos vivido con ajustes económicos que nos han impuesto desde fuera el Banco Mundial y el FMI”. Bienvenido al diagnóstico de la izquierda mexicana.
El Consenso de Washington ha ganado un nuevo adversario y los programas asistenciales una dura condena. “Hay que incorporar a la modernidad a los más pobres”. En el centro del discurso, como en la prédica calderonista de campaña: el empleo, que requiere “inversión y actividad productiva”.
No basta reconocer las ventajas de la capilaridad social o afirmar que “todo país avanzado dispone de una gran clase media y una gran infraestructura física”. Ni siquiera abogar por el desarrollo de capital humano, educación y nutrición. Ello exige un régimen fiscal progresivo y un salario en ascenso, que genere mercado interno y comprima la economía informal.
Requiere ejercicio efectivo de soberanía sobre nuestras decisiones estratégicas y “el uso de todos los instrumentos bajo la rectoría del Estado”. ¿Cuál Estado? ¿Uno desmedrado por la ilegitimidad e ignorancia de sus titulares, el cáncer de la corrupción, el secuestro de sus determinaciones y el poder avasallante de las fuerzas ilegales y los señores de la comunicación y del dinero?
Más que una “sana obsesión” —como la llama Eduardo Huchim—, la reforma de los poderes públicos y la reafirmación de los derechos fundamentales son condición de todo proyecto nacional valedero. Acuden al cencerro actores políticos varios en busca de reformas de conveniencia y candilejas de ocasión. Claman por lo que ellos mismos han saboteado.
México demanda un nuevo pacto social —y si pudiésemos— refundacional, antes que su desintegración se torne irreversible. La crisis sistémica nos alcanzó y las falsas escapatorias se agotaron. Entre los propósitos planteados por la comisión para la conmemoración del 1910 figura “la revisión cuidadosa y la discusión democrática de nuestra Constitución, a fin de elaborar una nueva Ley Suprema”.
¿Cómo procesar una convocatoria de tal magnitud sin convocante? ¿Cómo reconstruir el Estado en ausencia de gobierno? Los días que vienen el pueblo comenzará a resolver ese dilema en las conciencias y en las calles.
Diputado federal (PT)
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