3/13/2010

Mujeres del Sindicato Mexicano de Electricistas



Seguimos en la lucha por el empleo que nos arrebataron a la mala

Por Guadalupe Cruz Jaimes

México, DF, 12 mar 10 (CIMAC).- A más de 100 años de la lucha que dieron las trabajadoras de la industria textil en Nueva York para conseguir mejoras laborales, motivo por el que se conmemora el 8 de marzo como Día Internacional de la Mujer, actualmente las trabajadoras en México siguen sufriendo iguales violaciones a sus garantías como son: el derecho a la huelga, y al trabajo digno.

Así lo señalaron mujeres representantes del Sindicato Mexicano de Electricistas (SME) y de las secciones 65, 17 y 201 del Sindicato Nacional de Trabajadores Mineros Metalúrgicos y Similares de la República Mexicana (SNTMMSRM), durante el foro Trabajadoras en resistencia, convocado ayer por el Partido Obrero Socialista (POS).

De acuerdo con Carmen Vargas, trabajadora de Luz y Fuerza del Centro (LyFC), del área de contraloría, la política del gobierno federal, encabezado por Felipe Calderón Hinojosa, va en contra de los derechos de las y los trabajadores del país.

Muestra de ello, dijo, es el decreto presidencial de extinción de LyFC, que emitió Calderón Hinojosa, el pasado 11 de octubre, con el cual dejó sin empleo a cerca de 4 mil mujeres y 40 mil hombres electricistas, de los que 18 mil continúan en resistencia a fin de que se les devuelva su fuente de trabajo.

“Vamos con la frente en alto, luchando por el empleo que este gobierno nos arrebató a la mala”, manifestó Carmen, quien desde el cierre de la empresa colabora en el comedor del SME, donde diariamente trabajadoras de LyFC preparan alimentos para alrededor de 600 personas.

La “Smeita” refirió que con el apoyo económico y en especie de organizaciones sindicales y campesinas han logrado mantenerse en resistencia, la cual, puntualizó, no es sólo por las y los electricistas sino “para que el pueblo no aguante más bajezas”.

Al igual que el SME, la resistencia de los mineros de las secciones 65 en Cananea, Sonora, 17 en Taxco, Guerrero, y 201 en Sombrerete, Zacatecas, tras dos años y siete meses de huelga, se debe a la certeza de que “nuestra lucha es justa, esta huelga es legal”.

Cabe recordar que más de mil mineros de estas secciones permanecen en huelga desde el 30 de julio de 2007, fecha en que izaron las banderas rojinegras en sus centros de trabajo para exigirle a Grupo México, empresa concesionaria de las minas, la mejora de las condiciones de seguridad e higiene y una revisión contractual.

“Hemos resistido porque peleamos por la seguridad e higiene en las minas, para que no ocurra otro Pasta de Conchos, para que no se mueran nuestros maridos por salir a trabajar”, expresó Ana Sánchez, esposa de un minero de la sección 17 del SNTMMSRM.

Ana es vicepresidenta del Frente nacional de mujeres en lucha por la dignidad de los trabajadores de México, formada por las esposas de mineros de las tres secciones en huelga, el pasado 2 de febrero.

La guerrerense manifestó que con el movimiento de resistencia “las esposas de los mineros, de un momento a otro, pasamos de ser amas de casa a estar físicamente en esta lucha”.

Mientras que en sus hogares continúan con la tareas de “estirar” los recursos con los que el Sindicato Minero apoya a las familias en huelga. Su resistencia también es visible en las calles de su comunidad, donde difunden información y se unen a las movilizaciones.

La denuncia de las violaciones a los derechos laborales, cometidas por el gobierno federal en contubernio con Grupo México, como el fallo que el pasado 11 de febrero dictó el Segundo Tribunal Colegiado en materia laboral que da por terminada la relación de trabajo entre la empresa Minera México y los más de mil mineros de Cananea, han sido escuchadas a lo largo del país e incluso en el extranjero, en voz de las sonorenses, mencionó Rosa Guayante, esposa de un minero de la sección 65.

Guayante, presidenta del Frente nacional de mujeres en lucha por la dignidad de los trabajadores de México, lamentó que “este gobierno antisindicalista” desconozca el derecho a la huelga y al trabajo.

Sin embargo, pese a la adversidad, dijo, “yo le digo a mi esposo que él no se va a liquidar” porque la lucha es por un contrato colectivo de trabajo “digno”, por el cual pelearon sus padres, abuelos, y “ahora nos toca defenderlo, porque es la única herencia que les podemos dejar a nuestros hijos”.

Mujeres, el 56 por ciento de las 170 mil personas ocupadas en el sector

Viven trabajadoras de la maquila efectos de la recesión

Por Guadalupe Cruz Jaimes

México, DF, 12 mar 10 (CIMAC).- A diferencia de crisis económicas anteriores en México, a más de un año de recesión, la industria maquiladora de Tijuana no ha logrado recuperar los cerca de 40 mil empleos que se perdieron, de finales de 2008 a la fecha. Esta situación deterioró “todavía más” las condiciones laborales de alrededor de 170 mil personas ocupadas en este sector, de las cuales 56 por ciento son mujeres.

Así lo informó a Cimacnoticias, Carmen Valadez Pérez, del Centro de información para trabajadoras y trabajadores de la maquila, en Tijuana, al término del seminario internacional “La economía feminista como un derecho”, convocado por organizaciones defensoras de derechos humanos y sindicales, en la Ciudad de México.

En entrevista, la socióloga, también integrante del Colectivo Feminista Binacional, señaló que en la “maquila” los despidos masivos son comunes, “siempre subía y bajaba, pero ahorita no se han podido recuperar aproximadamente 40 mil empleos”.

En consecuencia, las fábricas, en su mayoría dedicadas a la industria eléctrica, abaratan los costos de producción. “Despiden a la gente, argumentando que la empresa está en quiebra, y vuelven a contratar a otras personas o a las mismas, pero con salarios más bajos y sin prestaciones sociales”.

Con esta prácticas, las cerca de 700 maquiladoras de Tijuana, rompen la relación de trabajo y con ello, las trabajadoras pierden los derechos que conlleva una mayor antigüedad: salarios más altos, seguridad social, y a una pensión para la vejez, para empezar de cero, después de hasta 20 años de trabajo, explicó Carmen Valadez.

Las fábricas, ubicadas en 10 parques maquiladores, amenazan a su personal con irse a Asía, pero en realidad sólo cambian de parque maquilador, dejando a cientos de personas desempleadas, “a ellas no les conviene irse a trabajar lejos de sus casas porque el transporte en Tijuana es muy caro”.

Cada maquiladora emplea entre 2 y 6 mil trabajadoras y trabajadores, la mayoría bajo condiciones que ponen en riesgo su integridad física y mental.

Hasta hace 4 ó 5 años Tijuana era considerada la capital de la televisión porque la mayoría fabricaba estos aparatos, pero de manera reciente la industria médica creció considerablemente. “Hay muchas maquilas de computadoras o microchips que se utilizan en ese ramo, algunas limpian catetes y aparatos médicos”.

Al tiempo, se han desarrollado las industrias automotriz, del plástico, óptica, y textil en menor medida, el capital predominante es alemán y norteamericano. Todas generan altos niveles de contaminación y enfermedades en las y los trabajadores, pues carecen de la protección suficiente.

Debido a una “dramática” reducción de los cuidados de la salud, así como de las medidas de seguridad e higiene, la salud de las trabajadoras, quienes en promedio tienen 24 años de edad, está en riesgo constante.

Un ejemplo, es la industria óptica en la cual las y los trabajadores están en contacto con el químico compuesto KOH, con el que se elaboran las micas para los lentes, y que sin la protección adecuada puede “deshacer la piel”.

“Trabajan ‘a cielo abierto’ sin guantes resistentes, sin lentes, si acaso les dan un mandil, vendas para cubrirse los dedos, guantes de tela que se les rompen en ‘un dos por tres’ y se los proporcionan cada mes”, describió la activista.

Mientras que con el uso del plomo, el cual se utiliza en la industria eléctrica, las trabajadoras sufren trastornos durante su menstruación, y si están embarazadas corren el riesgo de padecer sus hijas o hijos corren el riesgo de sufrir enfermedades congénitas, como espina bifida o nacen sin cerebro.

Los derivados de la gasolina, que utilizan en la industria del plástico, también afectan la salud reproductiva de las mujeres, “provocan abortos, y los bebés que se logran nacen con malformaciones, en general, disminuye la fertilidad de mujeres y hombres”, refirió Carmen Valadez, quien durante los últimos 20 años se ha dedicado a defender los derechos de las y los trabajadores de la maquila, en Tijuana.

En tanto, las personas que laboran en la industria textil, “se pinchan constantemente, padecen enfermedades respiratorias por la cantidad de pelusa que respiran diariamente”, refirió.

DISCRIMINACIÓN DE GÉNERO

Las trabajadoras son contratadas en los puestos más bajos, “la mayoría está en la línea de producción”, mientras que los empleos más especializados son destinados para los hombres. Y en consecuencia, ellas tienen menores ingresos.

La mayoría de las trabajadoras laboran de 10 a 14 horas al día y ganan en promedio de 600 a 800 pesos semanales. Mientras que quienes tienen el cargo de técnicos perciben más de mil pesos a la semana.

Un “porcentaje importante” de trabajadoras de la maquila son migrantes originarias de Michoacán, Jalisco, Veracruz y Chiapas. Cabe mencionar que las mujeres chiapanecas son a quienes contratan en las fábricas más alejadas de la ciudad y con menores prestaciones.

Además del maltrato que en general sufren las y los empleados de este sector, con frecuencia ellas padecen acoso sexual por parte de sus superiores y de sus compañeros, quienes las descalifican e insultan, “sin que nada pase, no hay un sindicato que las defienda”.

Lo mismo ocurre con las mujeres que a los 35 años de edad son despedidas, después de 10 ó más años de trabajo. Y es que si se organizan para protestar o con sólo manifestar sus inconformidades de manera individual, además de ser despidas son “boletinadas” entre las fabricas de la región.


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