2/07/2012

Candidatura blanquiazul


José Antonio Crespo

Pese a las dudas introducidas por el equipo de Ernesto Cordero sobre la precisión de las encuestas que pronosticaban un amplio triunfo de Josefina Vázquez Mota, éste se confirmó. Decían que no tomaban en cuenta los liderazgos y operadores locales que inciden sobre los militantes, o que los panistas tienen la cultura de no externar su intención de voto. Más probable es que confiaran en que el operativo oficial, del cual hubo varios indicios, alcanzaría para impedir el triunfo de Josefina en primera vuelta, y después para dar el triunfo a Cordero en la segunda vuelta. Por eso mismo desde el gobierno se intentó impulsar una “consulta indicativa” que nos mostraría que Cordero no estaba tan abajo como lo señalaban las encuestas, de modo que su eventual triunfo no resultara inverosímil. El operativo no logró su propósito, pero sí ubicar a Cordero en segundo lugar, muy por encima de Santiago Creel (que no disponía de aparato alguno ni respaldos oficiales, y a quien los panistas no le dieron la segunda oportunidad que pidió, al haber desperdiciado la de oro que tuvo en la Secretaría de Gobernación). Se decía también que Felipe Calderón no es Fox, que sí conocía a su partido y tendría la disposición de forzar la máquina a favor de Cordero. Pues lo intentó, pero aunque el PAN no es un partido impoluto en sus elecciones primarias (como lo pretenden los panistas) tampoco responde mayoritariamente a la línea oficial, como sí ocurría en el PRI cuando era gobierno. Por eso, quienes sostuvieron que Cordero sería el candidato panista por ser el favorito de Calderón, no conocen al PAN suficientemente. Tenemos ya dos precedentes que llevan a concluir que los panistas descontentos e inconformes aprovechan las elecciones internas para pasarle la factura al presidente en turno, votando por un precandidato distinto al oficial. Y tanto en 2006 como ahora los descontentos fueron mayoría.

Es probable que Josefina se consolide en el segundo lugar en que ahora la sitúan las encuestas, pero en su contra pesa ser la candidata de la continuidad, tras dos gobiernos fallidos de su partido, de la cual ella formó parte importante. Parte del discurso de Josefina es anatemizar al PRI a partir de sus viejos vicios, que desde luego no ha superado. Pero al mencionar la corrupción, el fraude y la impunidad como prácticas vigentes del PRI, no cabe sino preguntar qué hizo el PAN en estos doce años. ¿Combatió la corrupción? No, le entró a ella. ¿Puso fin a la impunidad? No, dejó sueltos a todos los priistas y no priistas que incurrieron en corrupción y abuso de poder. El discurso de Josefina en ese sentido estaba bien para el 2000; hoy resulta inverosímil.

Por otro lado, según también las encuestas, la mayoría de ciudadanos quieren una nueva alternancia, que pudo haberse expresado a favor de Marcelo Ebrard. Pero no resulta particularmente atractiva con Andrés Manuel López Obrador, quien tendrá que inventar algo más que su nuevo discurso político, al que llevó al polo opuesto de la estridencia, cayendo en la cursilería y el empalago. Consulta Mitofsky ha encontrado que el voto útil tiende a favorecer a Peña Nieto, sea quien sea su rival más cercano. Los obradoristas no quieren que haya continuidad del PAN; sienten más cercano al PRI y varios (32%) estarían dispuestos a votar por Peña para impedir un nuevo triunfo panista. Y a la inversa, si bien un buen número de panistas hubiera votado útil por Ebrard (de haber sido la alternativa frente a Peña Nieto), prefieren el retorno del PRI antes de tener como presidente a López Obrador (49% frente al 1%, respectivamente). Es decir, Peña podrá beneficiarse de un monto de voto útil que hoy no registran las encuestas, sea quien sea quien le dispute el triunfo. Así pues, Josefina tendrá que cambiar la dinámica que venía siguiendo; si evadió la confrontación en los “debates” (que no fueron tales), ahora tendrá que buscarla en tanto que Peña la evadirá. Si no presentó propuestas claras, ahora tendrá que definirlas, y se verá qué tanto se distancia de Calderón y qué tanto ofrece proyectos distintos a los de Peña Nieto.

MUESTRARIO

Murió Luis Javier Garrido, importante ideólogo de la izquierda, en particular la que sustenta posiciones más radicales (aunque dentro de la institucionalidad). Su estudio sobre el PRI fue esencial para comprenderlo desde una perspectiva no oficial. Aunque no compartía la mayor parte de sus posiciones, siempre me pareció respetable su congruencia ideológica y el valor de expresar exactamente lo que pensaba.

cres5501@hotmail.com
Investigador del CIDE.

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