Hace algunas semanas comenté en este mismo espacio que a Josefina Vázquez Mota la teníamos que considerar como el Plan B del grupo oligárquico en nuestro país. Que eso es así ha quedado demostrado al formalizarse la candidatura de Josefina a la presidencia por Acción Nacional.
El reducido grupo de potentados bajo el actual modelo económico ha construido de tiempo atrás la candidatura de Peña Nieto, sin embargo, y puesto que no hay una sola diferencia de fondo entre el ex-gobernador mexiquense y Vázquez Mota, la panista podría sin ningún problema ser la opción de la élite si el priista sigue propinándose descalabros a sí mismo al mostrar su vacuidad.
Desde hace tres décadas tanto el PRI como el PAN son partidos controlados por los promotores del dogma neoliberal, que en los hechos actúan como primos-hermanos, por lo que las diferencias entre ambos partidos reside tan sólo en la competencia entre ambos por ver quien se queda con el privilegio de administrar el saqueo y la explotación de las mayorías.
Josefina Vázquez Mota es una mujer que se identifica plenamente, y de principio a fin, con ese dogma neoliberal, y para las élites puede ser verdaderamente muy atractivo intentar venderle a la población exactamente las mismas políticas fracasadas de los últimos sexenios, a través de una propaganda basada en la retórica de género que ofrezca a los votantes la falsa ilusión de que las cosas pueden cambiar a favor de todos si es una mujer la que presida el país.
Pero las nociones económicas, políticas y sociales que defiende cada persona no distinguen de genero, que Josefina sea mujer, no significa que vaya actuar distinto a Salinas, Zedillo, Fox o Calderón en materia económica ni que vaya a defender una agenda a favor de las mujeres. Hay que tener perfectamente claro que hay mujeres en el bando de los poderosos, como también las hay en el bando de las causas más justas, y en éste caso, Josefina pertenece al primero de los bandos.
Vázquez Mota no es ajena al rotundo fiasco panista, ni puede desvincularse del foxismo y el calderonismo cuando fue parte activa e integrante de ambas administraciones; en la de Fox como Secretaria de Desarrollo Social y de Educación en la de Calderón, además de ser la Coordinadora de campaña de éste último, siendo la encargada de la terrible e inmoral campaña negra contra el candidato de la izquierda en 2006.
Por eso y más, es adecuado concluir que Vázquez Mota puede convertirse en la opción de las élites de intentar hacernos aceptar la misma política podrida de las últimas tres décadas, encubierta bajo el aroma de mujer.
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