10/01/2012

Disputa Zedillo-Salinas, telón de fondo del Peñismo (Segunda Parte)



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Segunda parte del reportaje publicado en . Consulta la primera parte aquí.
La Disputa entre Ex Presidentes

El recelo entre Salinas y Zedillo no es nuevo, pero se ha recrudecido en vísperas de la integración del equipo y del proyecto de gobierno de Enrique Peña Nieto, quien contó con el apoyo de ambos ex mandatarios, pero sólo se deslindó públicamente del primero.

“Carlos Salinas no está detrás de mí. En esto he sido muy enfático: no lo está ni es mi asesor ni colabora con tu servidor. Insisto: la única relación es de respeto y cordialidad, tal como la tengo con todos los ex presidentes de México y la procuro”, afirmó Peña Nieto a Carlos Loret de Mola, el 4 de marzo del 2011.

La misma declaración la repitió en varias ocasiones como mantra durante la campaña electoral del 2012, mientras que tanto Salinas como Zedillo le manifestaron su apoyo al ex gobernador del Estado de México.

En enero de este año, durante el encuentro con directivos de bancos y representantes de compañías españolas de energía en el Foro de Davos, Suiza, Ernesto Zedillo expresó su apoyo al ex gobernador mexiquense, según declaró Luis Videgaray.

Salinas ha sido el más insistente en atacar a su sucesor, Ernesto Zedillo, a quien claramente ha acusado de ser el responsable de la crisis económica desatada en diciembre de 1994 y de encabezar el grupo de “los neoliberales”.

En su obra La Década Perdida 1995-2006, Salinas acusa a Zedillo de desviarse del proyecto original de su gobierno (1988-1994) y en su más reciente libro ¿Qué Hacer? La Alternativa Ciudadana, le atribuye a su sucesor una alianza con el “neopopulismo autoritario” encabezado por Andrés Manuel López Obrador.

Este es el diagnóstico de Carlos Salinas en los primeros párrafos de su capítulo 6, “Neoliberales y Populistas: el Tiempo Perdido”:

“Para entender las condiciones actuales del entorno nacional, conviene que los ciudadanos organizados conozcan la crónica de los desvíos y abusos ocurridos en el país entre 1995 y 2006, años conocidos como ‘la década perdida’ y desde los que el neoliberalismo (Zedillo y Fox) y el neopopulismo autoritario (López Obrador) han dominado el panorama nacional.

“En el trienio 1995-1998 la política nacional sufrió un viraje de consecuencias funestas. Ahora, cuando inicia la segunda década del siglo XXI, la nación enfrenta las graves consecuencias de las políticas neoliberales de Ernesto Zedillo y Vicente Fox, así como los desastrosos resultados del neopopulismo autoritario que en la Ciudad de México encabezó Andrés Manuel López Obrador. Combinados, neoliberalismo y neopopulismo, frenaron el proceso de modernización del país”.

En la página 107 del mismo libro, Salinas construyó el complot perfecto, citando un artículo del periodista Pablo Hiriart: “la alianza táctica Zedillo-López Obrador”. Diez páginas después, lanza contra el primero el auténtico ataque: el 16 de septiembre de 2011, los deudos y víctimas de la matanza de Acteal acusaron a Ernesto Zedillo por “crímenes contra la humanidad” en corte de Estados Unidos.

Salinas demostró no sólo tener información privilegiada sino anticiparse al escándalo que meses después generó la demanda en contra de Zedillo interpuesta por seis hombres y cuatro mujeres, presuntos sobrevivientes de la masacre ocurrida en diciembre de 1997, representados por el despacho de abogados Rafferty Kobert Tenenholtz Bounds & Hess, con sede en Miami, Florida.

Durante prácticamente un año, Zedillo mantuvo silencio y evitó hacer declaraciones públicas. En paralelo, sus abogados le solicitaron a la Secretaría de Relaciones Exteriores de México y al Departamento de Estado norteamericano la inmunidad para el ex presidente mexicano a la Corte federal en New Haven, Connecticut. Desde noviembre de 2011, la cancillería mexicana inició el trámite de solicitud a favor de Zedillo.

El gobierno de Estados Unidos le otorgó la inmunidad el viernes 7 de septiembre, prácticamente un año después que Salinas y el periódico La Razón revelaran esta demanda civil contra Zedillo que incluía el pago de una indemnización por 50 millones de dólares.

Los abogados de Zedillo solicitaron desde enero de 2012 la opinión del gobierno norteamericano sobre la inmunidad, argumentando que esa demanda sólo buscaba “difamar” a su cliente y que el ex mandatario mexicano gozaba del derecho de inmunidad para soberanos extranjeros, establecido en Estados Unidos desde 1976.
El 10 de septiembre, Zedillo rompió el silencio y calificó como “falsa y calumniosa” la querella en su contra y advirtió que “responderé en consecuencia ante las autoridades pertinentes”.

“Las acusaciones de la demanda no son sólo falsas sino calumniosas. Es por eso que estoy contento de que la estrategia de (el abogado) Jonathan (Freiman) para hacer que esta calumniosa demanda esté progresando”, afirmó en un mensaje publicado en el diario Yale Daily News, de la universidad donde Zedillo dirige el Centro de Estudios para la Globalización.

Las reacciones en contra de la decisión de otorgarle inmunidad a Zedillo fueron diversas, pero destacaron las críticas del obispo de Saltillo, Raúl Vera López, quien fue obispo coadjutor en San Cristóbal de las Casas durante la masacre de 45 indígenas el 22 de diciembre de 1997, las del Centro de Derechos Humanos Fray Bartolomé de las Casas, y las del ex ombudsman capitalino Emilio Alvarez Icaza.

Vera López, quien antes había sugerido que detrás de la demanda podría estar la influencia de Carlos Salinas de Gortari, afirmó el 10 de septiembre que la inmunidad era “terrible” porque Zedillo “se libra de la justicia por el poder político, no por el lado de la justicia o porque se le absolvió”.

El Centro de Derechos Humanos Fray Bartolomé de las Casas afirmó que concederle inmunidad a Zedillo “implica violaciones al derecho internacional de los derechos humanos y tendrá como resultado, proteger y encubrir a responsables de crímenes de lesa humanidad”. El mismo centro se deslindó también de la demanda interpuesta, aclarando que ni ellos ni los integrantes de la organización Las Abejas, víctimas de los enfrentamientos ocurridos en diciembre de 1997, utilizarían la masacre para fines políticos o económicos.

Alvarez Icaza, en su condición de recién electo secretario de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos de la OEA recordó que la tendencia en todo el mundo en materia de violaciones o crímenes de lesa humanidad es investigar a los mandatarios.

Las Redes de Zedillo

La poderosa red de relaciones construidas por Carlos Salinas antes, durante y después de su sexenio, sólo es comparable con la presencia de Ernesto Zedillo en multitud de organizaciones internacionales, pero también en medios de comunicación mexicanos y extranjeros.

Zedillo es director del Centro para el Estudio de la Globalización, en Yale, consejero asesor en la Iniciativa para el Diálogo Político (IPD) de la Universidad de Columbia, asesor del Instituto Internacional de Economía, becario visitante del Centro para el Estudio del Gobierno Global, miembro del Club Madrid y del Consejo Interacción.

Además, participa en decena de consorcios industriales y financieros como consejero. En 2011 se integró a Citigroup, fue consejero de Union Pacific, la trasnacional que se quedó con las concesiones de Ferromex, y también ha aparecido desde 2000 en los consejos de administración de trasnacionales como Procter & Gamble, compañía que comercializa unas 300 marcas de productos en 140 países; Alcoa, empresa estadounidense con maquiladoras en la frontera México-Estados Unidos; Electronic Data Systems (ESD), fundada por el multimillonario Ross Perot; Coca Cola Company y Daimler Chrysler, empresas en las que ha aparecido como asesor.

Zedillo también mantiene presencia e influencia en consorcios mediáticos, de manera más eficaz, pero menos visible que Salinas de Gortari. El 27 de noviembre de 2010 se incorporó como uno de los siete nuevos consejeros independientes de Grupo Prisa, el mayor consorcio editorial y de medios de comunicación en España, propietario de la cadena de televisión de paga Digital Plus, y socio de Televisa en Radiópolis.

Los multimillonarios Bill y Melinda Gates impulsaron a Ernesto Zedillo como consejero para el Programa de Desarrollo Global de la fundación que lleva el nombre del creador de Microsoft. Gates posee desde el 2010 el 5 por ciento de las acciones de Grupo Televisa, a través del fondo de inversiones Cascade Investments.

Las redes de Zedillo se extiende, por supuesto, hasta Televisa. Desde 1997, año de la muerte de Emilio Azcárraga Milmo, El Tigre, Zedillo como presidente apoyó al heredero Emilio Azcárraga Jean para que quedara como director y presidente de la empresa de medios más importantes. No sólo eso. La operación de saneamiento financiero y bursátil de Televisa se realizó con el aval zedillista. Algunos personajes importantes de este proceso trabajaron en su administración. Por ejemplo, Salvi Folch Viadero, actual vicepresidente corporativo de Administración y Finanzas del grupo, fue vicepresidente de Supervisión Bursátil de la Comisión Nacional Bancaria y de Valores. Desde esa posición, apoyó a la recomposición accionaria de Televisa para que Azcárraga Jean se quedara con más del 50 por ciento.

Algunos de sus excolaboradores estuvieron en el gobierno de Felipe Calderón como Luis Téllez, ex secretario de Comunicaciones y Transportes y actual presidente de la Bolsa Mexicana de Valores, y Javier Lozano, ex secretario del Trabajo que ahora presidirá la Comisión de Comunicaciones y Transportes en el Senado de la República.

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