8/13/2013

Reforma energética: ¿Y qué dice la letra chiquita?


La iniciativa presentada por el presidente Enrique Peña Nieto deja muchas preguntas en el aire. Y es que en su redacción y presentación hay términos vagos e inconsistencias que hoy están bajo la lupa


"Es conveniente darle al país la oportunidad de contratar a otros operadores petroleros para campos convencionales y no convencionales” Enrique Peña Nieto Presidente de México

"El petróleo de fácil acceso se está acabando” IMCO, COMEXI y PAN

"Las compensaciones podían ser en efectivo o equivalentes a un porcentaje de los productos obtenidos”
Enrique Peña Nieto Presidente de México 

La propuesta busca eliminar del artículo 27 una restricción para contratos de extracción de petróleo
Anunció que cambiaría el régimen fiscal para que Pemex pague menos impuestos

"Hoy hace 75 años de la expropiación. El país exige la misma determinación y decisión de aquel entonces”
Enrique Peña Nieto Presidente de México

El presidente Enrique Peña Nieto se puso creativo.

Para dar la vuelta a las acusaciones de que una reforma energética devendría en privatización, inventó términos petroleros que no existen y planteó una meta de producción que ya estaba desde el año pasado en su Estrategia Nacional de Energía.

En su discurso habló de “contratos de utilidad compartida”, un término que no existe en la industria petrolera.

Pero el documento que envió al Senado propone realizar contratos de riesgo compartido con empresas privadas a las que se les pagaría en dinero, o con un porcentaje del barril extraído.

Sin tocar al sindicato ni con el pétalo de una mención, Peña Nieto no pronunció ni una sola vez la palabra corrupción y propuso cambios constitucionales que resaltan por lo ambiguos.

El jugo de ellos llegará hasta que se aprueben las leyes secundarias, donde se determinará qué tipo de contratos podría firmar el gobierno, y en qué forma pagaría por ellos.

Lo que sí dijo es que esta reforma toca también a las aguas someras, es decir, los proyectos convencionales que hoy trabaja Pemex por completo, sin intervención.

La iniciativa establece que “es conveniente darle al país la oportunidad de contratar a otros operadores petroleros para campos convencionales y no convencionales”.

Fuera de la jugada

Estos nuevos contratos sacan a Pemex de la jugada. Se firmarían por el ejecutivo federal con Pemex o con otros, sin que la paraestatal tenga privilegios. Participará en las licitaciones solo como otro competidor frente a otras empresas.

Entre los términos técnicos que usa para explicar sus cambios destaca que su gobierno busca privatizar toda la cadena de valor de la industria petrolera, con el argumento de que atrae inversión y tecnología.

La propuesta peñista busca, como se había publicado previo a su presentación, sacar del juego a Pemex y establecer contratos de exploración y explotación regulados desde el gobierno federal, aunque aún no se especifica por medio de cuál entidad ni mecanismo.

La propuesta del PRI en el gobierno federal podría dejar sin empleo a miles de trabajadores de las subsidiarias actuales de Pemex, que serían reconfiguradas en dos divisiones, llamadas Exploración y Producción y Transformación Industrial, para “evitar duplicidades”.

Todo ello basado en cifras de reservas que aumentarían la producción, pero no han sido certificadas por ningún organismo internacional.

Entre los foros previos a la presentación de esta propuesta de reforma, la comparativa siempre era la misma: con Brasil, Colombia y Noruega.

También el documento usa estos ejemplos como las guías sobre las que México debe enfocarse.

Reporte Indigo presenta un análisis del documento enviado al Senado, con los puntos básicos que ponen de relieve las dudas, las inconsistencias, las “casualidades”…

Reformar con frases 
Los siguientes párrafos se desprenden del análisis de Peniley Ramírez sobre lo presentado por Enrique Peña Nieto a través del gobierno federal. Las frases entrecomilladas son del presidente.

> Esa rectoría pasa a manos del gobierno federal y sale del ámbito directo de Pemex

> Las compensaciones, dice Peña aludiendo a Cárdenas, “podían ser en efectivo o equivalentes a un porcentaje de los productos obtenidos”

> “De seguir con la tendencia actual, México se convertiría en un país importador neto de hidrocarburos en tan solo algunos años”

> También el gobierno federal daría los permisos para refinar, transportar, almacenar y distribuir los hidrocarburos

> Del artículo 28 constitucional, que se refiere a los monopolios, eliminarían a la petroquímica básica como un área estratégica

> Pemex pagará menos impuestos y que “el remanente de ese pago de derechos podrá ser reinvertido en la empresa o una parte podrá ser transferida al presupuesto como si fuera un dividendo”

> Estas metas de producción ya estaban contenidas en la Estrategia Nacional de Energía
> La CFE “podrá competir por los grandes usuarios”

Artículo 25, sin cambios

El gobierno de Peña Nieto pretende mantener en la Carta Magna el precepto de que el Estado mantendrá su papel como rector de la industria petrolera.

Lo que sí sucederá es que esa rectoría pasa a manos del gobierno federal y sale del ámbito directo de Pemex.
Coincide con el IMCO, COMEXI y el PAN

El documento abunda en que el motivo de esta reforma es que la mayor inversión que han hecho en los últimos años para el descubrimiento de nuevos campos “no se ha traducido en mayor producción”.

Sobre esta base se suman los mismos argumentos que dieron ya el Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO), el Consejo Mexicano de Asuntos Internacionales (COMEXI) y el Partido Acción Nacional: “el petróleo de fácil acceso se está acabando”.

La propuesta vuelve a que los recursos prospectivos están en áreas “complejas y de difícil acceso”, por lo que “solo se pueden alcanzar con la concurrencia de diversas empresas petroleras”.

Van por los privados en shale

La exploración de shale gas y shale oil se ha utilizado por diversos expertos como un motivador de la aplicación de las medidas de la reforma energética

La propuesta también coincide con todos los actores que se han pronunciado por la reforma desde la derecha, cuando dicen que en el caso de shale gas y shale oil “los costos son considerablemente mayores y su producción requiere una mayor capacidad de ejecución”.

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