8/14/2013

Iniciativa de ley Lázaro Cárdenas del Río



Javier Jiménez Espriú
La iniciativa de reforma energética presentada por el Ejecutivo debía, según la fuente inspiradora de la misma, llamarse Iniciativa de ley Lázaro Cárdenas del Río. Resulta, para sorpresa de todos, que el general Cárdenas, así de visionario, dejó marcadas en su sagradas escrituras las líneas modernizadoras de la industria petrolera de México, para que un día un mesías sexenal, interpretando adecuadamente el pensamiento nacionalista del viejo presidente salvara a la industria y a la patria en beneficio de los mexicanos.
Si eso nos hubieran dicho desde el principio, si no nos hubieran acusado de dogmáticos y de falso nacionalismo cuando invocábamos la figura del señor general y la gesta soberana de 1938, que llamaban tabús con los que había que acabar para romper las amarras con un pasado ya pasado; si nos hubieran advertido que eran, ni más ni menos, la letra y el espíritu de la expropiación petrolera lo que guiaba los propósitos del gobierno para su reforma energética y que lo que se preparaba era tan sólo la forma de hacer válidos los postulados de soberanía y dignidad que acompañaron la expropiación, ante las amenazas de quienes quieren apoderarse de nuestro petróleo, jamás hubiéramos pensado que de lo que se trataba era de entregar el petróleo de México a los ricos de aquí y de allá y seguramente la hubiéramos apoyado a ojos cerrados.
Pero, basta de ironías, que esto es muy serio y los mexicanos no somos estúpidos; vemos con claridad que la letra y el espíritu de lo que se ha presentado como iniciativa, no tiene nada que ver con Cárdenas y su gesta patriótica y es, por el contrario, la antítesis de lo que fue aquello.
Resulta, por tanto, indignante, poco ético, una manipulación burda, salir ahora con una enorme patraña, vulgar y obvia, queriendo confundir a quienes saben del patriotismo del general Cárdenas, endilgándole la paternidad de su reforma.
Don Lázaro vio con enorme entusiasmo, porque fue consultado en su momento, la inclusión en el artículo 27 constitucional de la prohibición de los contratos de riesgo. Lo sé de fuente directa, en conversaciones personales que tuve con mi suegro, el ingeniero Pascual Gutiérrez Roldán, quien era en 1960, cuando esto tuvo lugar, director general de Petróleos Mexicanos.
El presidente Cárdenas no habría aceptado nunca, tampoco luego de la expropiación que tanto costó al pueblo de México, que se entregara a la iniciativa privada nacional y extranjera y seguramente más extranjera que nacional, la corriente hacia abajo que se inicia en la refinación, como ahora se pretende.
Son las múltiples referencias al presidente Lázaro Cárdenas, a los fundamentos cardenistas, al espíritu de las reformas cardenistas, a las ideas fundamentales del presidente Lázaro Cárdenas, al modelo cardenista, al marco jurídico promovido por el presidente Lázaro Cárdenas del Río, a la historia de las reformas cardenistas, que plagan la iniciativa presentada, un engaño más en la cadena interminable de falacias con las que se trata de que el pueblo se trague la píldora.
Se trata de un acto de temor a hablar con la verdad de lo que se persigue y que lleva a abrazarse a lo que tanto se criticó en todos los discursos de los corifeos incondicionales: A los mitos y los dogmas del pasado, como los llamaban despectivamente para descalificar.
Engaño igual a los que se presentan como carnada para pescar voluntades, como la creación millonaria de empleos, la disminución del precio de los combustibles, aumento del ingreso per cápita, etcétera, que hoy nadie puede refutar, como nadie puede confirmar.
Ya hablaremos de las otras falacias. Hoy valga sólo manifestar el enorme malestar de constatar a qué se está dispuesto con tal de salirse con la suya: el compartir –¿entre quienes?– la renta petrolera y los negocios de largo plazo de la industria de los hidrocarburos.
¡Ah, y me refiero a todos: los convencionales y los no convencionales!, que todos son hidrocarburos, recursos no renovables, pertenecientes a la Nación.
Twitter: @jimenezespriu

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