La Jornada
La creciente confluencia entre la lucha magisterial y el nuevo
partido ciudadano, Morena, promete ser la semilla de una irrupción
histórica con suficiente potencial para romper las cadenas de represión,
corrupción e impunidad que han caracterizado el sistema político
mexicano desde la creación del Partido Revolucionario Institucional
(PRI) en 1946.
Tal como hemos insistido desde hace años, la
transición democráticano fue tal, sino que ha sido solamente un nuevo ropaje para las formas de control político de siempre.
A pesar de las turbulencias causadas por las votaciones masivas para
la oposición durante las elecciones presidenciales de 1988 y 2006,
aquellas olas de descontento social no lograron desestabilizar el
sistema de institucionalidad autoritaria. La
alternanciade 2000 tampoco modificó los mecanismos de dominación. Lo ocurrido durante las últimas elecciones en Veracruz, Quintana Roo y Oaxaca, con alternancias que entregan el poder a tres de los representantes más fieles del viejo PRI –Miguel Ángel Yunes, Carlos Joaquín y Alejandro Murat– confirma el agotamiento de la esperanza de esta modalidad de cambio político.
Pero hoy nos encontramos inmersos en una nueva coyuntura política.
La cerrazón del régimen ha llegado a extremos intolerables. Durante
la madrugada del domingo, 12 de junio, el gobierno represor de Enrique
Peña Nieto detuvo en la oscuridad y con lujo de violencia al máximo
dirigente sindical de la sección 22 de Oaxaca de la Coordinadora de
Trabajadores de la Educación (CNTE), Rubén Núñez Ginés. El primero fue
apresado en la Ciudad de México después de haber participado en una
reunión del Consejo Político Nacional de la CNTE.
Los familiares que lo acompañaban relatan que numerosos agentes
fuertemente armados vestidos de civil descendieron de una media decena
de camionetas blindadas para golpear y someter al maestro armado
solamente con su lápiz. Los agentes, que no mostraron identificaciones
ni orden de aprensión alguna, llevaron el profesor oaxaqueño al
aeropuerto capitalino de donde fue trasladado a un penal de máxima
seguridad en Hermosillo, Sonora. Un operativo similar había ocurrido
unas horas antes en Juchitán, Oaxaca, para también detener
arbitrariamente al maestro zapoteco Francisco Villalobos, quien funge
como secretario de organización de la misma sección sindical.
En respuesta a estas detenciones se han movilizado masivamente no
solamente los maestros, sino el pueblo oaxaqueño en su conjunto. En el
Istmo, en Salina Cruz, Juchitán y Tehuantepec, los pueblos indígenas del
sur se han levantado contra el gobierno despótico, cerrando vialidades y
replegando a policías y soldados. Exigen la libertad inmediata de los
maestros presos (suman ya 13 integrantes de la sección 22 ahora en la
cárcel), así como la suspensión de la
reforma educativa, cuyo único fin es despedir a los maestros más críticos y experimentados.
De manera complementaria, el pasado viernes la sociedad civil
capitalina también salió masivamente a las calles en una marcha
histórica, absolutamente pacífica, en solidaridad con el magisterio
nacional. La respuesta de Miguel Ángel Mancera y Patricia Mercado fue
mandar miles de policías antimotines para cerrar el paso e intimidar a
los casi 20 mil ciudadanos manifestantes, en abierta violación a la
Constitución.
En contraste, Andrés Manuel López Obrador se ha comprometido
públicamente y de manera irrestricta con la causa de los maestros. En su
asamblea informativa el mismo día de la detención de Núñez, recordó a
los asistentes que desde su inicio Morena se ha definido como un partido
en movimiento, o un movimiento-partido, cuyo objetivo principal no
sería ganar elecciones sino transformar el país. López Obrador señaló
que frente a las acciones
de corte fascistadel
grupo de rufianesque malgobiernan el país, había nombrado una comisión especial para apoyar con la liberación de los presos políticos y que llamaba a una gran movilización nacional en apoyo al magisterio este domingo, 26 de junio en la Ciudad de México.
Todos los ciudadanos preocupados por el país, independientemente de
sus orientaciones ideológicas, deberían sumarse a esta importante
convocatoria.
El sexenio de Peña Nieto está resultando ser una anomalía histórica.
Típicamente los sexenios siguen un ciclo de vida más o menos predecible.
Durante los primeros dos años el presidente afianza su poder y lanza
grandes iniciativas. Durante el segundo tercio se deja asentado el
legado histórico. Y durante los últimos dos años se acomodan las fuerzas
internas y se signan pactos de impunidad con la que sería la nueva
camarilla de poder.
Pero el actual ocupante de Los Pinos jamás pudo afianzar su poder durante los primeros dos años y sus
grandes iniciativashan resultado ser fracasos monumentales. Asimismo, la irrupción de Ayotzinapa estropeó su
legado históricodurante el segundo tercio de su mandato. Y ahora la enorme torpeza, ineptitud y división entre los operadores políticos del régimen (Beltrones, Nuño, Videgaray y Chong) ha abierto de par en par la puerta para una histórica renovación política en 2018 que rompa por la primera vez en la historia reciente con el tradicional pacto de impunidad sucesoria.
Twitter: @JohnMAckerman
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