7/23/2016

Leticia Armijo Torres: Acordes de igualdad


   TRANSGRESORAS
Por: Lucía Lagunes Huerta*

Leticia Armijo Torres rompe el silencio para construir la ópera de la libertad 

 Los acordes del piano acarician la estancia. Las manos vuelan sobre las teclas blancas y negras, nos regala una muestra de su música, su pasión en la vida.



Con poco más de tres décadas de militancia feminista, Leticia Armijo Torres se ha dedicado a sacar del oscurantismo a las  mujeres en la música, ha ido poniendo nombres y rescatado sus obras. Sembrar el camino del derecho a estar en la música, a ser parte de esta historia de la cual poco se sabe de las creadoras musicales.

Asumida abiertamente feminista, Armijo está dispuesta a no dejar que el silencio borre los acordes, las partituras y las propuestas musicales de las mujeres.

Es desde ahí, desde la música, que ella construye los espacios para las mujeres, para que se apropien de los escenarios, tanto intérpretes y compositoras. Sigue las huellas de otras colegas que tampoco permiten que el olvido se lleve el aporte de las mujeres a la música.

Dialogar con ella es descubrir a muchas investigadoras y compositoras que no han tenido el reconocimiento merecido y que ella trae a la luz, para evitar que el olvido borre sus nombres.

La música la trae en la sangre, por partida doble, de madre y padre, de Sergio de Armijo de Alba y de Leticia Torres Contreras, de quienes aprendió el placer de la música. Entre más atrás se remonta encuentra la constante que hasta el día de hoy la acompaña: la música ha estado ahí, el sonido.

La organización de las mujeres también es parte de su historia. En el kínder dio sus primeros pasos al organizar el club de niñas en respuesta al club de Toby, y después lo llevó a la unidad habitacional Loma Hermosa, donde pasó sus primeros años.

Leticia Armijo Torres rompe el silencio para construir la ópera de la libertad.

-Lucía Lagunes Huerta (LLH): ¿Cómo nace Mujeres en la Música? ¿Por qué nace?

-Leticia Armijo Torres (LAT): Soy militante del movimiento feminista desde hace muchos años y recuerdo que en alguno de esos encuentros tuve contacto con una mujer que se llamaba Safueda, de Holanda, y me comentó “pues es que tú como música, debes de iniciar un movimiento de mujeres en la música”, que también existe en el ámbito europeo.

Durante mi carrera éramos nueve alumnas de composición y  cinco varones, cuando se hacían conciertos a quien invitaban al Palacio de Bellas Artes, a la sala Manuel M. Ponce para los conciertos de estudiantes, era a los hombres.

Yo decía, cuáles son las razones por las que las mujeres estamos ausentes del discurso de los conciertos y de la historia de la música.

Desde muy chica trabajé en el Centro Nacional de Investigación, de Documentación e Información Musical, Carlos Chávez, el Cenidim. Ahí empecé a darme cuenta de que había partituras de Alicia Urreta y de muchas compositoras citadas como la española María Teresa Prieto, y sin embargo, veía que en los libros de historia de la música no estaban documentadas.

Entonces me di a la tarea de además de terminar la carrera de composición con una vehemencia absoluta, documentar esa historia.


Leticia Armijo en entrevista con Cimacnoticias | CIMACFoto: César Martínez López

-LLH.- ¿Cómo fue la discriminación en tus tiempos estudiantiles?

-LAT.- En ese entonces los maestros decían en los pasillos que las mujeres solamente servían para cocinar, nosotras estábamos realmente ofendidas.

Me tocaron muchas escenas, por ejemplo yo quería componer un cuarteto  de cuerdas, igual que todos los compositores varones, y decían no, no, no, tú no, tú todavía no estás preparada. Nosotras siempre éramos como las menores de edad, las impreparadas.

Había una crítica entre pasillos que decía “es que a la obra de las mujeres les falta fuerza, es una obra inacabada que le falta fuerza”.

En esos años también tuve la fortuna de viajar y conocí a Rosario Marciano, quien era una investigadora especializada en música y mujeres, en el ámbito europeo. Ella me comentó, que de entrada, todos los hombres tratan siempre de discriminar a las mujeres poniéndole etiquetas de inferioridad a sus obras. Incluso desde el punto de vista de la teoría musical, cuando se habla de armonía, un acorde que es inacabado o que es imperfecto es femenino, pero una cadencia perfecta es una cadencia masculina.

-LLH.- ¿Cómo es que vas documentando la historia de las mujeres en la música?

-LAT.- Cuando terminé mi licenciatura hice la primera tesis de estudios musicales de género, dedicada a las compositoras María Granillo, Lilia Vázquez y Gloria Tapia que ya no vive.

Después hice una maestría y un doctorado en España, porque en la Universidad Autónoma de Madrid, había una especialista en estudios de género que se llama Carmen Cecilia Piñedo Gil; la tesis doctoral en musicología la hice sobre una compositora mexicana que es Graciela Agudelo.

Me di cuenta de que existe una musicología feminista que fue desarrollada por Susan McClaring, que es una representante de la musicología feminista, entonces se publicaron muchos libros más o menos en los años 70, y de las aportaciones al análisis musical del movimiento lésbico gay y de las feministas.

Existe la parte de la historia compensatoria, que rescata que al lado de los grandes compositores existían también grandes músicas, como Fanny Mendelssohn, quien quería estudiar música y no pudo porque su padre le dijo “tú no puedes tener la misma formación que tu hermano Félix”, teniendo el mismo talento.

El caso de Alma Mahler que llevó a su esposo sus canciones y él le dijo que no servían para nada y las guardo en un cajón; y un día él llegó con las canciones que (él) sacó del cajón, le pidió perdón y le dijo ¡discúlpame, estas son obras maravillosas!

Para las mujeres la música es un ornamento, mientras que para los hombres la música son los cimientos de una estructura.

Nosotras como musicólogas y compositoras podemos aportar a la estructura, realizar obras pero con un fundamento ideológico distinto, transformando también las estructuras y las mentalidades.

-LLH: ¿Cómo te impactó el descubrir a todas estas ancestras?

-LAT: Bueno, realmente me apasionó, porque además son obras bellísimas. Hemos tratado de hacer discos, el disco de música sinfónica mexicana de compositoras, justamente para visibilizar este trabajo a través de nuestra colección “Murmullo de Sirenas”, “Diarios sin Palabras”. Cuando se cumplieron los 200 años del nacimiento de Fanny Mendelssohn hicimos este disco conmemorativo y hemos tratado de hacer colecciones, por ejemplo la de Lili Boulanger. Lo que tratamos de hacer es recuperar las obras y hacer que se interpreten. En los últimos años, algunas orquestas empiezan a tocar obras de compositoras. Es un trabajo muy grande el que hay que hacer. Desgraciadamente no hay una conciencia en los conservatorios y en las escuelas de que la música mexicana tiene que ser un referente no nada más en lo de las compositoras, sino en la música tradicional de México.

-LLH: ¿Cómo es que llegas, por qué al movimiento feminista?

-LAT: Bueno, llego al movimiento feminista porque mi padre era comunista, venía de una familia de comunistas, de hecho era militante del Partido Comunista (PC), mis tíos incluso habían sido parte del PC cuando era clandestino. Me recuerdo haber hecho trabajo en las fábricas de Naucalpan y además en la clandestinidad.

-LLH: ¿Qué edad tenías?

-LAT: 16 (años). Más adelante, cuando estuvimos en el Partido recuerdo que en las reuniones de Chimalistac, un grupo de mujeres estábamos iniciando el movimiento feminista dentro del Partido, pero para los hombres el movimiento feminista era más bien la sección femenina, o sea no había una conciencia de feminismo.

Consideraban  que los homosexuales y las lesbianas eran la escoria del capitalismo, entonces yo dije no puedo entrar en un Partido en donde de entrada las mujeres no tenemos un lugar.

Entonces empecé a militar en el movimiento feminista, a través del Grupo Autónomo de Mujeres Lesbianas, y del Grupo Autónomo de Mujeres Universitarias (GAMU).

Hice un trabajo muy intenso, estuve 6 años, fuimos las iniciadoras de la primera campaña que se hizo en contra de la violación,  las chicas se reunían en mi casa, era un centro de efervescencia. Estoy hablando de 1980.

-LLH: Pero no dejaste el activismo

-LAT: Fui una activista impresionante; ahora este activismo lo llevé a la música, al mismo tiempo yo quería hacerlo en la academia, desde una compositora consolidada. Recuerdo que existe un libro de la mujer mexicana en la música, que es el primer libro que se escribió sobre la historia de las mujeres en la música, desde el periodo prehispánico hasta los años 30, de Esperanza Pulido,  quien fue una pianista investigadora de 1900, vivió hasta 1990.

Esta mujer escribió en la introducción unas palabras que a mí me llamaron mucho la atención porque la conclusión a la que ella llega es que no existían compositoras y que realmente no tenían la preparación: “espero que existan mujeres que tengan la vocación, no la vocación, sino la voluntad de terminar una carrera de compositoras, que se pueda llamar como tal”.

Después me di cuenta que esa afirmación no era cierta, que sí existían compositoras  sólidas. El primer cuarteto que se hizo en México lo hizo Guadalupe Olmedo, sí existían compositoras, lo que hacía falta era la investigación.

-LLH: ¿Cómo te nace la pasión por la música?

-LAT: Desde los 4 años tocaba la guitarra, entonces me pusieron un maestro y yo seguí la música toda la vida; tocaba de oído la guitarra, el acordeón, lo que me pusieran de frente yo lo tocaba.

Los domingos cuando había fiestas, ellos (mis padres), tenían amigos que tocaban la guitarra y cantaban y yo me acuerdo ser la niña desvelada a la que le hablaban siempre para que tocara la guitarra y el acordeón y enseñara todo lo que sabía hacer musicalmente, y como mis tíos hacían voces y tocaban la guitarra yo me la pasaba muy bien. Ahí aprendí mucho de lo que es la música tradicional, porque también mis abuelas cantaban.

"Fui una activista impresionante; ahora este activismo lo llevé a la música, al mismo tiempo yo quería hacerlo en la academia, desde una compositora consolidada" | CIMACFoto: César Martínez López

-LLH: ¿Cómo fue cuando tú descubres o te das cuenta que te gustan las otras niñas?

-LAT: En realidad es que yo me di cuenta muy tarde de que yo sentía como mucha admiración por las niñas, pero yo no pensaba que tuviera una preferencia sexual distinta, hasta que en la adolescencia sí me enamoré de mi mejor amiga y entonces dije, aquí esto ya está muy extraño.

Yo pensaba  que estaba enferma, que psicológicamente yo tenía un mal, que mi papá era malo, finalmente me sirvió mucho el movimiento lésbico. Recuerdo haber visto un cartel hecho con puntillismo, de Yan María, y fui a una de esas reuniones y bueno, me di cuenta que estas posibilidades existían, que había la posibilidad de pensar políticamente diferente, de amar a otra mujer, y que no estaba enferma psicológicamente. Fue para mí la liberación.

-LLH: ¿Hoy cómo miras el movimiento?

-LAT: ¿Cómo miro ahora al movimiento feminista? Me da mucho gusto verlas en la cámara de diputados. Nunca nos imaginamos que iban a estar aprobando las leyes que aprobó Marcela Lagarde por ejemplo, ver a María Rojo, a Amalia García ganado su diputación,  o ver a Patria Jiménez siendo la primera  diputada lesbiana. A mí me da mucho orgullo ver a las mujeres feministas que se fueron a los estados en Chiapas, a Yolanda con todas las mujeres que han organizado a las comunidades, y yo siento que hay un movimiento feminista con madurez.

-LLH: Si nos pensamos en cómo empezaría tu biografía ¿cuál sería la frase con que la iniciarías?

-LAT: ¡¡Uy eso es difícil ¿verdad?! pero lo primero que evocaría es el sonido. Lo primero que hice cuando nací fue escuchar y desde el sonido, desde esa sonoridad empecé a percibir el universo.
Esa magia de poder tocar sin que exista, cuando tú entiendes que puedes tocar esa energía invisible, es como si tuvieras el mundo en tus manos.

Twitter: @lagunes28

*Periodista y feminista, directora general de CIMAC.
CIMACFoto: César Martínez López
Cimacnoticias | Ciudad de México.- 

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