9/11/2016

Visiones de mujeres

41 Festival Internacional de Cine de Toronto

Leonardo García Tsao

Foto
El actor Leonardo DiCaprio a su llegada a la premier del documental ambientalista Before the Flood, en el segundo día del encuentro fílmico en Toronto

Toronto. El primer par de días del TIFF se ha llevado a cabo bajo un calor veraniego, atípico para estas fechas. Lo cual, para los locales, ha añadido un sabor festivo al asunto. (Por alguna razón se ha agregado un desodorante a la bolsa de obsequios del festival. ¿Le habrán querido decir algo a los periodistas europeos?).
Tres películas realizadas por sendas cineastas han ofrecido visiones muy diferentes de la condición femenina actual. La primera, la israelita Sufat chol (Tormenta de arena), de Elite Zexer, se sitúa en una comunidad beduina donde son amplias las evidencias de que la mujer es una ciudadana de segunda clase.
La narrativa se centra en Layla (Lamis Ammar), adolescente con una tensa relación con su madre Jamila (Ruba Blal-Asfour), quien debe supervisar la segunda boda de su ex marido con otra mujer más joven. La principal fuente de tensión, sin embargo, es que Layla ha ocultado la existencia de un novio. Le tocará al padre conseguirle a su hija un marido formal, un hombre que ni conoce.
Premiada en el festival de Sundance, esta opera prima deja ver a un talento en ciernes, que sabe poner en escena su pesimista retrato de una situación milenaria. Muy elocuente es la imagen final de una hermana menor de Layla, atestiguando lo que será su propio destino, mientras estruja los barrotes de una ventana.
El otro ejemplo hace ver a Sufat chol como un dechado de optimismo. Dirigido por la búlgara Ralitza Petrova, también debutante, Bezbog (Sin dios) es un austero drama sobre Gana (Irena Ivanova), trabajadora social que atiende a ancianos en sus hogares. A los que sufren algún tipo de demencia les despoja de su credencial de identidad, para ser mal usado en el mercado negro. El único alivio de la protagonista es participar en un coro dirigido por uno de sus pacientes.
Lo que Petrova pinta es un mundo permeado de corrupción, donde los que no tranzan no avanzan, mientras los no privilegiados se hunden en la desesperanza. (Ciertamente el Departamento de Turismo de Bulgaria no participó en el financiamiento de la película. A partir de sus imágenes resulta difícil concebir un lugar más triste y desolador en la faz de la Tierra).
No extraña que el jurado presidido por Arturo Ripstein en el reciente festival de Locarno la haya premiado con el Leopardo de Oro y la distinción a la mejor actriz para Ivanova. Nuevamente el cine de Europa del Este, como ha ocurrido con Rumania, describe la realidad del poscomunismo como un proceso de descomposición social.
Por su parte, la directora Kelly Reichardt –quizá la más talentosa dentro del cine independiente estadunidense– ha adaptado en Certain Women tres relatos de la escritora Maile Meloy, para contar correspondientes historias, ligadas de alguna manera casual, en las cuales la mujer tiene el papel principal. La estrategia de Reichardt es de desdramatizar situaciones que guardan el potencial de terminar en tragedias, pero las evita con un tono medio. Apoyada en actores probados –Laura Dern, Jared Harris, Michelle Williams (la favorita de la directora) y sí, hasta Kristen Stewart, la película se desenvuelve con la naturalidad de la vida misma, bajo un carácter agridulce.
Algo nada característico del festival es que, desde el primer día, no funciona la escalera eléctrica del múltiplex Scotiabank, donde se realizan la mayoría de las proyecciones de prensa e industria. Entonces la única manera de subir una distancia equivalente a cuatro pisos es mediante una imposible escalinata. Quizás el festival tiene la intención de eliminar con un infarto a los acreditados que pasamos de cierta edad, para cederles nuestro lugar a los jóvenes millennials.
Twitter: @walyder

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