La lujosa calle Bahnhofstrasse, ubicada en el corazón de
Zurich, Suiza y conocida internacionalmente por ser una de las avenidas
comerciales más exclusivas del mundo, fue escenario la semana pasada de
una osada campaña titulada “Who is perfect? Come closer (¿Quién es
perfecto? Acércate), en donde el cuerpo “discapacitado” fue el
principal protagonista.
Con motivo del Día Internacional de las Personas con
Discapacidad, -3 de diciembre-, el grupo suizo pro derechos de los
discapacitados Pro Infirmis reemplazaron en las vitrinas de cinco
almacenes de ropa de Bahnhofstrasse a los convencionales maniquíes por
otros con escoliosis, miembros faltantes y columnas vertebrales
deformes, siguiendo los patrones de cinco activistas de la
discapacidad: Miss Handicap 2010, Jasmine Rechsteiner; el locutor de
radio y crítico de cine Alex Oberholzer; el atleta Urs Kolly; la
bloguera Nadja Schmid y el actor Erwin Aljukić.
Sorpresa, desconcierto, extrañeza produjeron los
disímbolos maniquíes en los cientos de transeúntes que posaban su
mirada en las vitrinas. Al ser el cuerpo humano un sitio de inscripción
de poder, puede a su vez convertirse en una de las más idóneas
herramientas para perturbar el status quo, y provocar dudas,
reflexiones en torno a los cuerpos y en especial a aquellos cuerpos que
se salen de la norma.
En la actualidad con el culto a la juventud y a la
perfección de los cuerpos, acciones como las emprendidas por Pro
Infirmis en que se visibilizan otros tipos de cuerpos que no son los
normativos, los aceptados socialmente, permiten que nos cuestionemos
¿cuál es el parámetro de la perfección de los cuerpos?, ¿esos cuerpos
diferentes/”discapacitados” no tendrían su propia valía?
Oficialmente se afirma que las personas
“discapacitadas” son miembros enteros de la sociedad y que su dignidad
y valores no se ven mermados por su conformación física pero al mismo
tiempo se les confina a la marginalidad al dejarlos en muchas de las
ocasiones fuera de los ámbitos laborales, con dificultades para
participar de la vida colectiva por lo complicado en su desplazamiento
y por las deficientes estructuras urbanas que no se adaptan a sus
necesidades.
Por otro lado se habla de “discapacitado” como si en
su esencia estuviera el ser “discapacitado”, más que el tener una
“discapacidad”, lo que lleva a que se le estigmatice en la sociedad.
Si la corporalidad humana es entendida no como mera
biología sino, por el contrario, como “fenómeno social y cultural,
materia simbólica, objeto de representaciones y de imaginarios”, como
señalase el sociólogo David Le Breton, acaso ¿podrían ser este tipo de
acciones de visibilización de cuerpos distintos a la norma, posibles
mecanismos para que se rompiera con el mito de la perfección de los
cuerpos?
Ante la sostenida estigmatización de la “discapacidad”
en nuestra sociedad por escaparse de los llamados patrones de la
normalidad en las sociedades occidentales y ser una identidad que
recuerda la fragilidad de la condición humana, es fundamental que se
evidencien sana y públicamente estos cuerpos con el fin de que sean
alejados de la esfera de la marginalidad.
“Es agradable verse así porque generalmente no te puedes
ver en el espejo”, señala una de las chicas participantes al ver su
maniquí en talla real en el video que Alain Gsponer grabó para
visibilizar y generar una reflexión sobre los distintos cuerpos.
Cuanto más visibles es la llamada discapacidad atrae aún
más las miradas y comentarios, la curiosidad. Es de esta manera que en
el video producido por Gsponer donde se captura tanto el proceso de
moldear los maniquíes como las reacciones de los peatones y de los
mismos modelos ante los pulidos maniquíes en exhibición, se puede
lograr un cambio de paradigma con el fin de que las “discapacidades”
desaparezcan y veamos ante nosotr@s otros tipos de cuerpos tan válidos
como cualquier otro.
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