La
Habana, 11 dic. 13. AmecoPress/SEMlac.- El uso oportunista de la
perspectiva de género como tema de moda, "políticamente correcto" o
para obtener financiamiento internacional es uno de los desafíos del
feminismo cubano actual, expuesto a prejuicios por desconocimiento,
según activistas de esta ideología en la isla caribeña.
"El
feminismo se vuelve incómodo y se mira con recelo cuando toma partido y
asume el ejercicio de una ética y postura política que, desde el
diálogo pero sin concesiones, apuesta por un cambio estructural y de
sentidos", expuso la periodista Lirians Gordillo Piña en uno de los
paneles del 9no Taller Internacional Mujeres del Siglo XXI, promovido
por la Cátedra de la Mujer de la Universidad de La Habana del 25 al 28
de noviembre.
La
comunicadora reconoció que "los temas de género" se incorporan
paulatinamente en las agendas mediáticas, ocupan investigaciones,
forman parte de las estrategias institucionales y estimulan la creación
de proyectos y grupos de trabajo.
"Sin embargo, las puertas que se abren a la perspectiva de género se entrecierran al feminismo", refirió.
Para su colega
Helen Hernández Hormilla, declararse feminista en Cuba supone muchas
veces un acto transgresor, pues redunda en sospecha, ironía, burla o
marginación.
"Se fue
perdiendo la herencia feminista al negar su aporte a la emancipación
real de las cubanas y creció el estereotipo que la hace corresponder
solo con sus vertientes más radicales", explicó la comunicadora en su
ponencia "Arte de mujer o feminista, los desafíos del término".
Al revisar
entrevistas a creadoras cubanas de las artes plásticas, la literatura,
el cine y la música, la periodista encontró un énfasis recurrente en
negar el feminismo, aun si las obras revelan acuerdo con las demandas
que este movimiento propone.
Hernández
Hormilla calificó la defensa de esta causa como una elección personal y
consciente. No obstante, difundir mejor sus propuestas "es una
necesidad y un derecho, para que todos y todas podamos decidir en
libertad los beneficios que reportaría la asunción de estas luchas o,
al menos, respetar a quienes las elevan", opinó.
Como comienzo,
abogó por dejar de camuflar tras la categoría género un pensamiento
feminista y defenderlo con coherencia ante cualquier auditorio.
Sin negar "el
desarrollo de redes cooperativas, el diálogo franco y la negociación
inteligente", Gordillo Piña también advirtió ciertos peligros cuando se
habla de género opacando su esencia transformadora y política.
Uno de ellos
radica en utilizar la lucha por la igualdad de oportunidades y
relaciones entre mujeres y hombres sin verdadero convencimiento, sobre
todo cuando se suman a campañas antimachistas líderes de opinión que,
antes o después de participar en dichas iniciativas, reproducen
comportamientos y estereotipos discriminatorios.
Rescatar la
memoria histórica; reconocer, apoyar y asumir a quienes integran la
causa por la igualdad entre los géneros; mantener la fe y participar
más fueron algunas de las propuestas "a sí misma" que lanzó la joven
investigadora.
Además, apostó
por "formar un movimiento que hoy no existe", pese a la aspiración de
crear una red de feministas cubanas reiterada en encuentros recientes.
Entre las
debilidades para acrecentar el impacto del feminismo cubano, Gordillo
advirtió la desmovilización de las mujeres en la lucha por lograr
reivindicaciones propias, la insuficiente participación e
involucramiento en acciones de otros ámbitos y la profesionalización
del activismo.
"La ética
marcaría la diferencia entre la profesión que se asume, también, como
una expresión más del activismo y el activismo que se convierte en
espacio de realización profesional", defendió.
No obstante,
refirió fortalezas como el protagonismo de las cubanas y su presencia
en todos los espacios de la vida pública; la existencia de cierta
conciencia de género en ellas, pese a que no se asuman feministas y la
existencia de una organización de alcance nacional como la Federación
de Mujeres Cubanas (FMC), entre otras.
Desde el
público, la socióloga Magela Romero pidió crear una agenda común entre
todas las organizaciones, personas y proyectos que trabajan en Cuba
para revertir la desigualdad entre mujeres y hombres.
Pese a la
diversidad de acciones realizadas con este propósito, existe poca
cohesión entre ellas, apuntó la especialista en temas como la violencia
machista.
La
investigadora Yohanka Valdés añadió la urgencia de trascender los
marcos del activismo académico e intelectual para llegar a las
comunidades, en tanto la crítica literaria Zaida Capote Cruz pidió
cuidar el uso del lenguaje sexista y la excesiva retórica cuando se
tratan temas de género.
A reescribir
la historia para reivindicar la lucha de las mujeres invitó la
escritora Daisy Rubiera, quien además acentuó los aportes del feminismo
afrodescendiente, opacado por la mirada elitista de ciertas
investigaciones sobre el tema.
Para Gordillo
Piña, la articulación de un movimiento feminista en Cuba significaría
también la concreción de demandas para resolver los principales
problemas sociales que aquejan a la población del país.
Foto: Archivo AmecoPress
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