12/13/2013

Manuel Gómez Morín, indigno de la medalla Belisario Domínguez




La entrega post mortem de la medalla Belisario Domínguez por el Senado de la República a Manuel Gómez Morín, a principios del pasado mes de noviembre, confirma el grado de proyanquismo y entreguismo que impera en las filas de los senadores. Si Belisario Domínguez defendió el patriotismo de Francisco I. Madero y combatió la dictadura de Victoriano Huerta, los legisladores actuales premian a un típico representante de los intereses de las compañías imperialistas, enemigo público de la nacionalización de la industria petrolera por el gobierno del general Lázaro Cárdenas, defensor del golpe de Estado de Francisco Franco en España y constructor, organizador y dirigente del peor partido de la historia reciente de México: el Partido Acción Nacional.

Contra la verdad histórica, Manuel Gómez Morín es caracterizado por algunos conocidos intelectuales y líderes de la izquierda electoral como un promotor y defensor de la democracia, la paz y el progreso, cuando su biografía política confirma que representó las posiciones e intereses del Grupo Monterrey, las grandes empresas, los monopolios petroleros extranjeros y la ultraderecha ideológica y política de México y otros países. En efecto, Manuel Gómez Morín fue un connotado enemigo de las reformas estructurales de la administración progresista de Lázaro Cárdenas en el periodo 1934-1940, asesor y abogado de compañías foráneas del oro negro, opositor de la reforma agraria y propagandista de las “bondades” del régimen franquista y otros representantes de gobiernos del gran capital, el imperialismo, los latifundistas y el alto clero. Para ilustrar esta realidad cabe remitirse a los hechos.

Considerar a Manuel Gómez Morín como personalidad avanzada es un contrasentido y una vulgar mentira. Este político derechista impulsó y concretó la fundación del PAN en septiembre de 1939, para oponerse de manera militante al gobierno nacionalista del divisionario michoacano que había decretado la expropiación de la industria petrolera, la reforma agraria y la nacionalización de los ferrocarriles, creado la Comisión Federal de Electricidad y el Instituto Politécnico Nacional, a la vez que había desarrollado la educación básica y facilitado la organización de los trabajadores asalariados, los campesinos y otros grupos sociales populares. El PAN fue la respuesta, desde la derecha, a este proceso.

La comunicadora Manú Dornbierer, apunta sobre la constitución del partido del criminal Felipe Calderón: “No pretendo en unas líneas transmitir la historia del PAN inicial que le tomó 900 páginas escribir a la apasionada panista Tere Gómez Mont, hermana del que fue secretario de Gobernación. Sólo hay que recopilar algunos datos elocuentes de ese partido: se creó en 1939, es decir poco después de la expropiación petrolera de 1938 y su famoso y maravilloso (Manuel) Gómez Morín era el clásico abogado corporativo que hoy podría llamarse simplemente ‘neoliberal’, agente de los intereses británicos de las recién expropiadas compañías, por lo que la liga entre la expropiación y la creación de PAN, así como el financiamiento para crear un partido de derecha a modo, no es nada difícil de imaginar”.

De acuerdo con Pablo Moctezuma Barragán: “A finales de 1921 [Gómez Morín] es enviado a Nueva York y negocia como representante del gobierno con los norteamericanos, se le hace responsable de la Agencia Financiera y negocia con los magnates financieros de EEUU y con los ‘big five’, que tenían el monopolio petrolero. En esa posición impulsó un acuerdo para que los monopolios norteamericanos siguieran como poseedores de propiedades petroleras, convirtiendo a la Constitución de 1917 en letra muerta. El pretexto era que tenían viejas concesiones, y que sólo quedarían bajo control nacional las ‘nuevas concesiones’.

“También comienza la renegociación de la deuda externa, que continuaría personalmente Adolfo De la Huerta, Secretario de Hacienda y que culmina el 14 de septiembre de 1922 con el convenio Lamont-De la Huerta, con un convenio sumamente desventajoso pues reconocen una deuda de 1,450 millones de pesos, que no correspondía a la realidad, recordemos que la deuda heredada por Porfirio Díaz era de 442 millones de pesos. Al año siguiente, con el Acuerdo de Bucareli de agosto de 1923 que significaron una completa claudicación del gobierno de Obregón frente a los intereses de Washington, ya que quería el reconocimiento oficial por parte de EEUU. El Acuerdo fue secreto y no pasó por el Congreso, exactamente igual a lo acontecido en 2005 con el ASPAN (Acuerdo [Alianza] para la Seguridad y la Prosperidad de América del Norte) que firmó el presidente panista Vicente Fox de espaldas al Congreso, y que entre otras cosas comprometía el petróleo y la seguridad mexicanos.

“En el Acuerdo de Bucareli, el gobierno se compromete a pagar las tierras expropiadas a los norteamericanos, acepta las reclamaciones por los hechos revolucionarios… y promete no aplicar retroactivamente el artículo 27 constitucional.

“Este acuerdo fue una verdadera traición a México y a la Revolución, quienes protestaron por esa traición fueron reprimidos, el senador Field Jurado fue asesinado y varios diputados y senadores, fueron capturados. Obregón impone su política claudicante a sangre y fuego”.
Manuel Gómez Morín, intelectual y burócrata al servicio de las empresas petroleras imperialistas y otros consorcios del capital extranjero, creó un partido político para oponerse a las reformas que dieron culminación al ciclo de las revoluciones burguesas en México, un partido surgido en un marco profundamente reaccionario: triunfo de Francisco Franco en España, ofensiva japonesa en China, inicio de la Segunda Guerra Mundial y otros procesos derechistas, al mismo tiempo que en México el Partido de la Revolución Mexicana lanzaba como candidato presidencial a Manuel Ávila Camacho, era impulsada por la derecha la candidatura de masas de Juan Andrew Almazán, se celebraban grandes manifestaciones para exigir la reforma del Artículo 3º constitucional, la Ley Federal del Trabajo y el Estatuto Jurídico de los Trabajadores al Servicio de los Poderes de la Unión, eran divididos diversos sindicatos y se demandaba la ilegalización del Partido Comunista.

En una respuesta a Vasconcelos, del 18 de septiembre de 1939, el PAN señalaba: “El señor González Luna expresó las excelentes razones existentes para hacer imposible su candidatura, y fue entonces presentada una nueva moción, a fin de que, habiéndose resuelto que ‘Acción Nacional’ participe en la lucha electoral, y no siendo posible hacerlo con un candidato propio como el señor González Luna, ‘Acción Nacional’ no designara otro candidato, sino que se limitara a declarar que apoya la candidatura del Gral. Almazán, en vista de que hasta ahora es esa la candidatura que representa y ha logrado reunir a la mayoría de los que desean una renovación de México y el cambio de régimen que la Nación condena; que ‘Acción Nacional’ prestará ese apoyo, sólo en tanto la candidatura dicha coincida con ese anhelo de renovación y lo retirará tan pronto como deje de cumplir tal anhelo”.

En el Programa mínimo del PAN, de abril de 1940, se sostenía: “2.— Particularmente es preciso mantener las más cordiales e intensas relaciones políticas, económicas y culturales con todos los países hispánicos, y reanudarlas, desde luego, con España”.

Las posiciones actuales del partido blanquiazul son continuidad directa de las posiciones panistas de 1939 y los años siguientes. Como en otros casos, la derecha no presenta en forma clara el carácter privatizador y desnacionalizador de la reforma energética que han acordado en el Congreso de la Unión el Partido Revolucionario Institucional y el PAN. Por ello, Gustavo Madero, líder del partido ultraderechista, planteó: “No vamos a privatizar, no vamos a vender ni un tornillo de Pemex, ni una refinería, ni un pozo… La propiedad de los hidrocarburos seguirá siendo de la nación; Pemex seguirá siendo una empresa propiedad del Estado Mexicano.
Sin embargo, será una empresa que compita con empresas privadas y con asociaciones público-privadas en la exportación, exploración, producción, transportación, refinación y petroquímica mediante esquemas de concesión ”.

“ El modelo de la industria petrolera mexicana está agotado, es un modelo inviable e insostenible que necesita ser reformado de fondo para que vuelva a ser productivo (…) Aquí hay prejuicios, es el temor a abrir la mentalidad y reconocer que nuestro modelo no funciona, está agotado, y que otros países que estaban en peores condiciones que nosotros hoy nos llevan un avance sustancial”.

La entrega post mortem de la medalla Belisario Domínguez a Manuel Gómez Morín, significa en forma clara y precisa que México se está adentrando en una grave crisis histórica: la del abandono y repudio por parte de sus “estadistas” de las tradiciones patrióticas y progresistas que se construyeron en la Guerra de Independencia, la Reforma, la Revolución de 1910-1917 y las luchas ininterrumpidas por impedir ser integrados al país campeón en intervenciones militares, genocidios y crímenes de lesa humanidad: Estados Unidos. Panistas, priistas y sus socios de los partidos bonsái son los discípulos y contlapaches de Antonio López de Santa Ana. Constituyen, pues, la primera generación de gringos morenos nacidos al sur del río Bravo. Por ello premian a Gómez Morín.

Bibliohemerografía básica

Bernal Tavares, Luis Fernando, Los católicos y la política en México. Exposición histórica de los orígenes doctrinarios del PAN. 1865-1939, tesis, México, FFL UNAM, 2005.
El Partido Acción Nacional. Ensayos y testimonios, México, UIA, 1978.
Gómez Mont, María Teresa, Manuel Gómez Morin, 1915-1939. La raíz y la simiente de un proyecto nacional , México, FCE, 2013.
La Jornada.
Loeza, Soledad, El Partido Acción Nacional. La larga marcha, 1939-1994, México, FCE, 1999.
Moctezuma Barragán, Pablo, Los Orígenes del PAN, México, Editorial Ehecatl, 1997.
Pérez Monfort, Ricardo, Hispanismo y Falange. Los sueños imperiales de la derecha española y México, tesis, México, FFL UNAM, 1991.
Proceso.
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