11/27/2015

Los periodistas pal café. . .




En el catálogo básico de los personajes dedicados a la política está la conseja de que todo se puede hacer, menos el ridículo. Y esto han estado haciendo varios miembros del grupo que maneja al país desde Los Pinos, comenzando por el propio jefe de ellos desde los tiempos en que pasmado hubo de asumir que no podía referir los nombres de tres libros que hubieran marcado su vida.
Una cascada de desatinos del peñismo se ha producido a lo largo del trienio que está a punto de cumplirse, generando primero explicables profusiones de humor ácido, hasta llegar ahora a niveles altamente preocupantes por cuanto confirman de manera escandalosa, amarga, el abatimiento de niveles mínimos en cuanto al oficio político, el reinado de la improvisación, la impericia e incluso el cinismo.
Pocas veces los caricaturistas mexicanos críticos del poder han podido confirmar con tanta rapidez el cumplimiento de sus proféticos trazos: el verde Arturo Escobar resultó, como los moneros de distintos medios lo advertían de inmediato y sin concesiones, la antítesis exacta del cargo que de manera irresponsable y cómplice se le asignaba (por instrucciones del mando superior) en la Secretaría de Gobernación, una subsecretaría encargada de prevenir la comisión de delitos cuando justamente el mencionado Escobar, y su matriz delictiva, el cártel autodenominado Verde Ecologista, habían practicado a la vista de todos (y no solamente en los ofensivos promocionales en las salas de cine) toda suerte de maniobras infractoras de las leyes electorales para hacerse de fuerza política (la mayoría simple en San Lázaro) a entregar a la administración peñista que así premiaba a sus aliados, dándole una notable subsecretaría a alguien que ya estaba sujeto a investigaciones por sus presuntos actos delictivos (un pago en especie, tal cual se ha entregado el botín de la ecología a esos verdes mercantiles, tanto en la secretaría federal como en las delegaciones estatales y en secretarías estatales del ramo).
El golpe a Escobar, que lo es al Verde, es en el fondo una jugada de sacrificio. Te castigo, Arturo, y a los solidarios verdes que tantas pillerías hicieron para dar estabilidad al peñismo, para que lo entienden los demás opositores acusables de infracciones electorales, por ejemplo algún desenfrenado llamado Andrés Manuel. Sólo inmolando a los cercanos se podrá aspirar a un cierto grado de legitimidad para actuar contra los lejanos e incluso opositores. Para salvarse, el reino de las tarjetas Mónex y Soriana necesita echar a la hoguera a una verde pieza prescindible, acusada de mal manejo de tarjetas Platino. Remozar la fachada del edificio tan descascarado para luego anunciar otras medidas correctivas, concediendo incluso al PAN el presunto triunfo de dar curso judicial a las acusaciones contra Escobar, con lo cual el partido conservador (es decir, el de blanco y azul) podrá sumarse con más gusto a los platillos de la reforma electoral con dedicatoria antipeje que ya se cocinan en los fogones atizados con madera de pinos.
Cierto es que en primera lectura el mayor impacto va en contra del secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, quien cada vez parece menos presidenciable, tocado de muerte política desde la fuga de El Chapo y marginado en los cambios en el gabinete que fortalecieron al grupo de Luis Videgaray, con José Antonio Meade y Aurelio Nuño como jugadores inflados. Resulta grotesco que el presunto jefe de la operación política nacional no conociera los antecedentes de un personaje al que caricaturistas y algunos columnistas definieron desde un principio en su delictividad partidistamente congénita. O que, sabiendo esa tipificación negativa, lo hubiese aceptado como subsecretario y hubiera hecho una defensa de él que entonces y ahora lo colocaba en el ridículo, como a quien desde un nivel más alto hubiera decidido tal nombramiento. Pero el golpe, como se ha dicho líneas arriba, va más allá de los socios sacrificables: busca crear condiciones para posteriores sanciones electorales por parejo. Ya vendrán oportunidades de seguir premiando al Verde por sus servicios al régimen.
Es inevitable que el pasado afecte las pretensiones presentes y de futuro de la pareja de políticos integrada por Felipe Calderón y Margarita Zavala. Apelando a una especie de blanqueo de imagen con cargo al género, esa dupla, ese equipo, ese proyecto, ese saldo histórico, tratan de aparentar que los resultados del ejercicio 2006-2012 fueron tan aceptables que resulta natural aspirar a un segundo periodo de trabajo para que lo conduzca la otra parte de ese combo, la más presentable. Quienes mantienen memoria de lo que sucedió en ese sexenio funerario, corrupto y mezquino, de manera explicable impugnan el intento de sembrar una candidatura conyugal en 2018. No se puede tener la piel tan delgada (o jugar con hipocresía a tenerla, guareciéndose bajo la peregrina hipótesis de que criticar a una mujer política es faltarle al respeto al conjunto de las mujeres), cuando se han obtenido y se mantienen tantos privilegios con cargo al dinero público. Valdría preguntarse incluso si puede darse por separada la aspiración presidencial de la señora Zavala cuando su promotor abierto, en redes sociales y en declaraciones a medios, suele ser su esposo, el propio Calderón del cual la cónyuge debería deslindarse clara y tajantemente (no en lo personal, pues no se está en un litigio relacionado con una oficialía del registro civil, sino políticamente, en cuanto a definiciones profundas si se aspira a presidir un país).
Y, mientras los familiares de los 43 normalistas de Ayotzinapa se han instalado en plantón a la entrada de Los Pinos, en permanente recuerdo y reproche a la élite federal que sigue apostando al paso del tiempo y a la retórica insustancial, ¡hasta el próximo lunes, con Alfredo Castillo, ahora comisionado del deporte, necesitado de inventarse sus autodefensas frente al Comité Olímpico Mexicano, en la guerra por los millones de pesos siempre escamoteados a los verdaderos deportistas!
Twitter: @julioastillero, Facebook: Julio Astillero, fax: 5605-2099 • juliohdz@jornada.com.mx


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Estamos a un escaso mes de Navidad. Es el tiempo de los aguinaldos. Cada senador (y son 128) recibe 234 mil 330 pesos de gratificación, suma que está incluida en su ingreso anual de 2 millones 729 mil pesos. Es un sueldito modesto, si se compara con el de un ministro de la Suprema Corte de Justicia. Ellos se embolsan cada año 6 millones 760 mil pesos. Es mucha gente tanto en la Corte como en el Senado: deberían eliminarse las plazas de los plurinominales, pero son las que más pelean los jerarcas de los partidos porque les permiten llegar a la Cámara sin hacer campaña ni enfrentarse a algún candidato popular (o menos impopular). Un dato para Ripley: cada senador cuesta a los contribuyentes cada año 31 millones 400 mil pesos. Ese dato se obtiene de dividir el presupuesto de la Cámara entre el número de senadores. Pero el pastel no se reparte igual. No se embolsa lo mismo el jefe priísta mayor, Emilio Gamboa Patrón, que uno de los legisladores de tercera fila.
Un desastre
Son 36 las empresas del sector petróleo y gas de Estados Unidos que han iniciado el proceso que establece el capítulo 11 de la ley de quiebras de ese país. Entre las más recientes se cuentan Escalara Resources, RAAM Global Energy y Miller Energy Resources, de acuerdo con la consultora Haynes and Boone Energy Practice Group. Tienen dos denominadores en común: son compañías que fueron atraídas por el éxito inicial del fracking y están resultando víctimas de la caída de los precios. Sus pérdidas representan alrededor de 13 mil millones de dólares… hasta hoy. Pero serán mayores al finalizar el año. Lo inaudito es que la perspectiva no mejora. Pese a los tambores bélicos que se escuchan en el mundo a partir de la masacre de París, los precios no se dispararon como en otras situaciones del pasado, incluso menos graves. Lo que sucede es que el mercado está inundado de hidrocarburos, hasta utilizan los barcos como bodega. En estas circunstancias no debería sorprendernos que el buró internacional Moody’s haya bajado de calificación el crédito de Pemex. Está muy endeudada. Para algunos este suceso marca un punto de inflexión. De aquí en adelante veremos agudizarse los malos tiempos de la empresa que le fue confiada a Emilio Lozoya.
@VoxPopuli


Publicado en coedición por la UAM-I y Biblioteca Nueva, de Madrid, lo que le augura una circulación internacional, el nuevo libro de Arturo Guillén (AG), destacado economista mexicano y uno de los pocos que analizan sistemáticamente la crisis económica mundial, recupera y actualiza capítulos de libros antes publicados y añade varios capítulos enteramente nuevos, brindando así al lector un panorama muy amplio, actualizado e integral de la crisis actual y de las teorías para explicarla. No conozco mejor material, ni en México ni en otros países, para obtener una visión holística de la crisis capitalista actual. El libro se lee con facilidad. AG escribe muy bien y con gran claridad. En el Prólogo, lo primero que llama la atención y que hace pensar que no estamos ante el trabajo de un economista economicista, sino de uno consciente de las limitaciones de las disciplinas en general y, sobre todo, de la economía en particular, es que concibe la crisis actual del capitalismo global no sólo como crisis económico-financiera, sino como indisolublemente vinculada con las crisis energética, ecológica y alimentaria y que las cuatro crisis se retroalimentan entre sí. Observa, aunque no lo elabora, que la sincronía de las cuatro crisis “pareciera señalar los límites del capitalismo y la necesidad de rebasarlo como única alternativa para salvar a la humanidad y a la naturaleza”. El objeto de estudio del libro es, sin embargo, sólo la crisis económico-financiera.



uejose el hombre más famoso de México (porque ahora todos, en todo momento y en todas partes hablan de él) que como parte de la reforma energética del gobierno peñanietista, aprobada por el Congreso, se decidió que las empresas particulares que extraigan petróleo, nacionales o extranjeras, pagarán un impuesto de 6 mil pesos mensuales por kilómetro cuadrado (equivalente a 100 hectáreas), de tal suerte que no sólo se van a llevar 65 por ciento del petróleo que extraigan como ganancia, sino que no pagarán realmente impuestos.
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En la nota publicada ayer por La Jornada se destaca que el famoso Andrés Manuel López Obrador precisó que en cinco campos petroleros que acaban de entregar en Tabasco, de 98 kilómetros cuadrados, los usufructuarios pagarán 7 millones 600 mil pesos al año, aunado a que los gobiernos municipales y del estado renuncian a cobrar cualquier tipo de contribuciones a dichas empresas. Paga más de impuesto un agricultor, un ganadero; paga más de impuesto un pequeño comerciante que lo que van a pagar las empresas extranjeras que se van a llevar el petróleo.
Así se hacen los negocios en la modernidad, responderán en la gerencia de Los Pinos, aunque en los hechos lo que denuncia el famoso constituye otro de los grandes atracos a la nación para favorecer al capital, que se suma a tantos otros cometidos a lo largo de 33 años de gobierno neoliberal (uno solo, con seis caretas distintas).
Todo indica que para el negocio (privado) petrolero se tomó como base otro despojo descomunal a la nación, que es el de las concesiones mineras –acaparadas por los barones mexicanos marca Forbes y, fundamentalmente, por las trasnacionales canadienses–, por las que se pagan derechos aún menores de lo que el gobierno cobrará, si en realidad lo hace, a quienes obtengan modernizadas tajadas petroleras.
El gobierno mexicano es de los pocos en el mundo que no obtienen un centavo por regalías sobre explotación minera y que, con el apoyo del Congreso cobra, por decirlo así, derechos verdaderamente ridículos por las jugosas concesiones y asignaciones en este sector.
El citado famoso denuncia que por cada kilómetro cuadrado que obtengan, las petroleras privadas pagarían 6 mil pesos mensuales, lo cual es irrisorio dado el tamaño del jugoso negocio entregado. Pero en el caso de la minería resulta aún peor, pues por cada kilómetro cuadrado el barón beneficiado pagaría mil 182 pesos anuales por derechos en el primer bienio de vigencia de la concesión.
Dicho monto se incrementaría a mil 766 pesos anuales en el segundo bienio de la concesión, y treparía a 3 mil 652 pesos en el tercero, a 7 mil 346 pesos en el cuarto y a 14 mil 688 pesos en el quinto. A partir del décimo año de la concesión, ya con el multimillonario negocio a todo lo que da, el pago de derechos aumentaría a 25 mil 848 pesos por hectárea concesionada. Ello, frente a un negocio de minería extractiva que en México representa entre 200 mil y 220 mil millones de pesos anuales.
Esos son los precios propuestos por el inquilino de Los Pinos y autorizados por el Congreso para el ejercicio 2016, los cuales no sufrieron modificación alguna (ni siquiera por efectos inflacionarios) con respecto a los vigentes en 2015. De hecho, los levantadedos de San Lázaro y de Paseo de la Reforma ni siquiera consideraron el asunto a la hora de analizar el paquete económico para el próximo año.
Lo anterior, a pesar de que uno de los grandes pendientes dentro del cacareado Pacto por México es el relativo a transformar la minería en una industria eficiente y socialmente responsable y ordenar que los beneficios que la industria minera genera deben incluir a los habitantes de las zonas en donde ésta se establece.


Lo ocurrido el miércoles en Chilpancingo fue la más clara muestra del desprecio del gobierno hacia los indígenas.
Habitantes de La Montaña damnificados por la tormenta tropical Manuel y el huracán Ingrid en septiembre de 2013 estuvieron puntuales en la reunión a la cual las autoridades los convocaron para atender sus demandas, sobre todo reconstrucción de viviendas y dotación de granos, pero en vez de que acudieran los titulares de la Secretaría de Desarrollo Social, de la Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas y de la Secretaría de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano, como les habían prometido, se presentaron funcionarios de segundo y tercer niveles, sin facultades para firmar acuerdos.
Para empezar, aunque los damnificados anunciaron con bastante anticipación su desplazamiento hacia la capital del estado, y pernoctaron en Tlapa, Chilapa y Tixtla, la Federación no tuvo la sensibilidad de negociar con ellos.
Una vez en Chilpancingo, sentaron a la mesa a personas sin autoridad para tomar decisiones, quienes se limitaron a decir que no había recursos para atender sus reclamos, cuando, hasta donde se sabe, la edificación de más de 4 mil viviendas estaba incluida en el programa de reconstrucción de Guerrero, al que se dotó de recursos y se aplicó en Atoyac (en la fundación de La Nueva Pintada), Chilpancingo y Altamirano, y se iniciaron obras en algunos municipios de La Montaña, pero poco después fueron abandonados.


En agosto pasado un joven negro de 18 años resultó muerto por el agente de la policía Darren Wilson. Se llamaba Michael Brown y pasaba sus vacaciones en casa de su abuela, antes de ingresar en la Universidad de Vatterott. La abuela reside en un barrio de Ferguson, en la zona metropolitana de Saint Louis Missouri.
Michael iba caminando por mitad de una calle junto con un amigo. El policía les exigió que se subieran a la banqueta. Le explicaron que precisamente iban hacia ella. Sin embargo, el policía agarró a Michael por el cuello y le disparó en un brazo. El joven pudo zafarse y echó a correr. El policía le disparó otras tres veces, y ya en el suelo lo remató de dos disparos en la cabeza.



La sexta edición del Corona Capital 2015, llevada a cabo los días 21 y 22 de noviembre pasados en la curva 4 del autódromo Hermanos Rodríguez, será recordada como aquella en la cual este importante festival de rock y electrónica internacional perdió empuje y, por buscar mayor alcance comercial, perdió identidad y cohesión musical, lo cual actuó no sólo en contra de la cantidad de asistentes (70 mil en contra de 120 mil, por ejemplo, en 2012), sino de los mismos artistas, ya que varios de ellos, por su relevancia, merecían tener mejor lugar, mayor audiencia. A bandas como Pixies, The Libertines, Primal Scream, The Charlatans o Sleater-Kinney (de lo mejor del festival), por ejemplo, se les debió privilegiar en cuanto a horario, escenario y competencia. Pero, por el contrario, se dieron mejores condiciones a grupos amilanados como “el sobrevalorado e insoportable Muse (que además ya había tocado tres veces en el Palacio de los Deportes en la semana), Beirut, Mew, aunque también a figuras genuinas de la electrónica cercana al rock como Fatboy Slim, los cuales dividían al público y no ha-cían comprender (desde la venta de boletos) si era un festival de pop (Calvin Harris, Chromeo, Miami Horror, Kiesza, 21 Pilots, Halsey, por ejemplo) o de música menos complaciente. Si bien la carpa de electrónica alterna ofreció extraordinarios exponentes y quien gusta del rock es también afín a los beat, la indefinición conceptual actuó en detrimento de la emoción de otros años.



Cuatro policías comunitarios fueron asesinados ayer por un grupo armado en el barrio del Fortín, ubicado en la cabecera municipal de Tixtla, Guerrero. Las víctimas pertenecían a la Coordinadora Regional de Autoridades Comunitarias (CRAC) de la Casa de Justicia La Patria es Primero. A decir de los integrantes de esta organización, el ataque se realizó cuando los policías comunitarios asistían a atender una llamada de la ciudadanía que los condujo hasta el referido barrio, donde fueron acribillados.

Exigen evitar abusos de la Policía Federal en Oaxaca
Solicitamos, exigimos al gobierno federal, no utilice a los 10 mil elementos de la Policía Federal que ha comisionado a la ciudad de Oaxaca en contra de los maestros de la CNTE. No es la fuerza ni la violencia, ni criminalizar la protesta pacífica de los maestros, la única manera de resolver los problemas en México.

Sus amigos y panegiristas suelen presentar a José Cerrillo Chowell como un apasionado defensor de la zona desértica de San Luis Potosí; lo mismo hacen autoridades de todos niveles, interesadas en mantener el favor de este empresario. ¿Por qué entonces Cerrillo desea construir un confinamiento para introducir a ese magnífico desierto, habitado por especies endémicas en peligro de extinción, un millón de metros cúbicos de residuos peligrosos y tóxicos durante los próximos 30 años? ¿Qué es lo que lo mueve a exponer a los pobladores de varios municipios de San Luis Potosí y Zacatecas al movimiento intensivo de 183 mil toneladas anuales de esos residuos? ¿Cómo pretende justificar la transformación del municipio de Santo Domingo, San Luis Potosí, en sede de una gigantesca celda de ocho hectáreas que guardaría, por siglos, cantidades descomunales de letales sustancias? Tal vez Cerrillo respondería que se trata de terrenos ubicados en su rancho privado en Palula, y que el negocio cuenta ya con todos los permisos necesarios. Sin embargo, algo está podrido en Dinamarca, o mejor dicho, en San Luis

El fin del ciclo progresista implica la disolución de las hegemonías y el comienzo de un periodo de dominaciones, de mayor represión contra los sectores populares organizados. Hasta ahora hemos venido comentando las causas del fin del ciclo; ahora habrá que empezar a comprender las consecuencias, tremendas, nada halagüeñas, demoledoras en muchos casos.
Hasta hace unos meses la ciudad de México se había salvado de los efectos de la cruenta guerra contra el narcotráfico, o al menos esa era la impresión que se quería dar. En la capital del país no eran comunes las surrealistas estampas de la violencia que generan los cárteles y sus células, que en otras regiones, en el norte del país, ya son habituales.

Cuenta Nayeli, niña me’phaa, que vive allá en la Montaña alta de Guerrero: Tenía 12 años al terminar la primaria; ya no estudié más, porque tenía flojera. Después me junté a los 14 años con el que ahora es mi esposo; fue mi decisión, nadie me obligó. Hoy me siento feliz con mis tres hijos. Si hubiera tenido la oportunidad me hubiera gustado ser maestra, pero ya no, porque tengo a mis hijos y mi esposo (estudio de Martha Ramírez, en Paloma Bonfil, coord., Derechos y SSR entre jóvenes indígenas, GIMTRAP, AC, 2014).

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La presidenta del banco Santander, Ana Botín Foto Cortesía de Santander

He reunido en el Taller Coreográfico de la UNAM a un grupo de bailarines que, como yo, creen en la danza como medio de comunicación. Para nosotros, la danza es más que una profesión: es un medio de vida que enseña a comprenderla.
Este año se cumplen 400 años de la impresión de la segunda parte del Quijote de la Mancha, de don Miguel de Cervantes Saavedra (ver artículo La Jornada Semanal, 22-XI-15, de Enrique Héctor González)


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