4/12/2016

ONU-Ungass: replantear la lucha contra la violencia



Simón Vargas Aguilar*
La Jornada
¿Es México cada vez más violento? Los siguientes datos duros dicen que sí.
De acuerdo con las cifras oficiales del Sistema Nacional de Seguridad Pública, en 2015, las tasas de homicidios dolosos aumentaron casi 9 por ciento respecto del año anterior, y este 2016 la tendencia sigue al alza. Según estadísticas registradas hasta el pasado febrero, este tipo de crimen aumentó 14.5 por ciento frente a 2015. Lo cual representa un retroceso, por lo menos desde 2012, ya que las tasas de homicidios habían disminuido constantemente (http://bit.ly/1X4shBv).
La forma más utilizada –y al parecer efectiva– para medir y analizar la violencia por organismos internaciones y centros de investigación ha sido con datos sobre homicidios, ya que se trata del tipo de delito más difícil de ocultar y el que por su impacto más se denuncia. Sin embargo, desde 2007 en México ha habido un número considerable de personas reportadas como desaparecidas, el cual ha ido aumentando cada año. De acuerdo con el Registro Nacional de Datos de Personas Extraviadas o Desaparecidas se contabilizaban 28 mil 156 hasta el pasado 31 de enero (http://bit.ly/1bvegtZ).
Según el Índice de Paz Global (IPG) 2015 del Instituto para la Economía y Paz (IEP), México es el segundo país más violento del continente americano, sólo superado por Colombia. Nuestro país está ubicado en el lugar 144 de 162 países medidos y fue catalogado en la escala de nivel bajo del estado de la paz. Este instrumento global considera parámetros como niveles de violencia, criminalidad, gasto militar y si participa en guerras (http://bit.ly/1MKqyfx).
En ese índice se revela que los costos relacionados con el homicidio en México han aumentado 50 por ciento desde 2008; según sus mediciones, nuestro país se ubica dentro de las 10 naciones con los mayores costos por contención de violencia, ubicándose en el sexto sitio, con una cifra de 233 mil millones de dólares, lo cual equivale a 17.3 por ciento del PIB de México, esto representa mil 946 dólares por persona.
Si los estados menos pacíficos tuvieran el mismo crecimiento económico que los estados más pacíficos, la economía mexicana habría sido 13 por ciento más grande en 2014. Es decir, si México fuera más pacífico, el gasto en contención de la violencia podría destinarse a áreas más productivas, como infraestructura, innovación o educación, y llegar con ello a las metas de crecimiento económico que prometió el presidente Enrique Peña Nieto durante su campaña electoral y al principio de su gestión.
Con base en un informe de la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (Usaid, por sus siglas en inglés), el Instituto México del Centro Wilson y el Programa de América Latina en Washington, elaboró 10 recomendaciones de políticas puntuales para reducir la violencia y contener el crimen en México, las cuales podrían ser las más eficaces para lograr este fin, ya que se sustentan en décadas de evidencia empírica (http://1.usa.gov/1T4cg0f).
El Centro Wilson inicia su análisis con la lección más inmediata, importante y sencilla, pero poderosa, que deja el estudio de la Usaid para México: la prevención del delito es más eficaz cuando se orienta de forma muy precisa. Por falta de espacio, quisiera destacar sólo una de las 10 recomendaciones, misma que considero fundamental en el contexto actual, pues estamos a pocos días de la sesión especial de la Asamblea General de Naciones Unidas (Ungass) que se llevará a cabo del 19 al 21 de abril en su sede de Nueva York, con el fin de evaluar el problema de las drogas a escala global.
La recomendación es la siguiente: “Es mejor una guerra contra el uso de armas de fuego violento, que una violenta guerra contra las drogas. La guerra contra las drogas, entendida como la captura y el procesamiento de los traficantes de alto nivel, aumenta la violencia porque desestabiliza cárteles de la droga. Sin embargo, la creación de políticas para inhibir el flujo de armas ilegales en manos de los criminales, y tribunales de drogas y tratamiento de drogas, es mucho más eficaz para reducir la violencia. Las drogas deben abordarse como un problema de salud más que una aplicación de uno”.
En este sentido, la ONU difundió un documento con miras a ser debatido en la Ungass, donde se insta a las naciones a presentar y apoyar nuevos proyectos, políticas y estrategias para abordar el problema de las drogas, el cual debe ser visto como asunto de salud pública. El gobierno mexicano ha adelantado que planteará un nuevo modelo de política contra las drogas basado precisamente en que este es un problema de salud pública.
La guerra contra las drogas ha costado muy cara a México con resultados claramente insuficientes. Irónicamente los cárteles mexicanos se han fortalecido y, de acuerdo con un reciente informe de la DEA, ahora se compiten el mercado de la heroína estadunidense contra sus pares colombianos. En la próxima Ungass nuestro país debería adoptar un verdadero compromiso en la búsqueda de soluciones eficaces.
*Analista en temas de seguridad, justicia, política y educación.
Twitter: @simonvargasa
Facebook: simonvargasa

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