5/24/2016

Aurelio Nuño Productions



Luis Hernández Navarro
La Jornada
El profesor Octavio Estrada Martínez se hizo famoso el pasado 17 de mayo. Maestro en la escuela primaria Leona Vicario de la ciudad de Oaxaca, fue el único docente en negarse a suspender labores en su plantel. Su fotografía, impartiendo clases en la calle, fue reproducida en primera plana de cinco diarios nacionales.
Esa noche, el secretario de Educación Pública, Aurelio Nuño Mayer, conversó por videollamada con el profesor Estrada. El funcionario le transmitió las felicitaciones del Presidente de la República, por su valor, civismo y compromiso con la educación.
Sin regatear elogios, Nuño Mayer dijo a don Octavio que él era un modelo de lo que se quiere en la educación para los niños, y agradeció su actitud de valentía. Es usted –añadió– un ejemplo de lucha, un símbolo que ha conmovido a la sociedad. Y, ya encarrerado, lo invitó a que lo visitara en sus oficinas para conversar sobre sus 30 años de servicio.
En su afán por inventar un héroe que defienda la reforma educativa, el secretario pasó por alto algunos pequeños detalles de la trayectoria profesional del maestro Estrada Martínez. Por ejemplo, que no está titulado, no cuenta con cédula profesional, ni domina metodología de enseñanza alguna.
También ignoró algunas sorpresas del historial laboral del prócer. Entre otros, que de los 30 años que tiene en el servicio, sólo estuvo frente a grupo 15. El resto del tiempo se desempeñó como auxiliar técnico, con frecuencia supervisando personal de intendencia. Y es que el profesor Estrada fue corrido de varias escuelas en las que trabajó por sus constantes inasistencias. Su grave problema de alcoholismo le acarreó frecuentes conflictos con los padres de familia de varios centros escolares de la zona 07 de Ocotlán y de la 98 de la colonia Maestros. Incluso fue acusado de utilizar indebidamente el dinero de los libros de un taller de la zona 98.
Hacer de un maestro no recibido, con problemas de alcoholismo, faltista, sin credenciales profesionales y traidor a sus compañeros un ejemplo educativo no es un hecho casual, sino parte de la estrategia mediática para desacreditar el paro magisterial. Los grandes montajes propagandísticos en los medios de comunicación estilo Genaro García Luna han sido el sello de la gestión de Aurelio Nuño desde que llegó a la SEP.
Esos montajes son fabricados como si se tratara de una campaña electoral de contraste. Y son protegidos por la fuerza del Estado. Cuando un joven universitario fotografió a un grupo de elementos de la Gendarmería Nacional que sirven de escoltas a Octavio Estrada, fue encañonado y amenazado con dispararle por uno de gendarmes (véase la grabación de los hechos en el portal Oaxaca Informada).
La invención de don Octavio como héroe tuvo, sin embargo, un efecto bumerán, pues puso en entredicho las cifras sobre la extensión del paro dadas por el secretario de Educación. En un tuit del 20 de mayo, Nuño Mayer informó que en Oaxaca abrieron 99.5 por ciento de las escuelas, en Guerrero todas, en Michoacán 97.2 por ciento y en Chiapas 96.8 por ciento. El absurdo es evidente. De ser ciertos esos porcentajes ¿por qué cinco periódicos nacionales se interesaron en publicar en su primera plana un hecho tan intrascendente? ¿Por qué destacar que un docente dio clases cuando –según el secretario– la abrumadora mayoría lo hizo?
El sinsentido de la situación tiene una explicación sencilla. Las cifras de Aurelio Nuño son falsas. Son propaganda para desacreditar el paro magisterial ante la opinión pública, presentarse como vencedor de la disidencia magisterial y candidato a la Presidencia. Son mentiras similares a las que ya usó al informar sobre la evaluación al desempeño docente (http://goo.gl/FSPb3Y, http://goo.gl/IxNhLO y http://goo.gl/VsNI1F).
Múltiples evidencias desnudan el embuste oficial. La suspensión de labores en Chiapas, Oaxaca y Michoacán es casi total, en Guerrero está muy extendida (sobre todo en la región de la Montaña), y en otras entidades es desigual. Sin exagerar, Chiapas está al borde de una sublevación. El fracaso de la segunda ronda de exámenes en Michoacán fue tal que la secretaria de Educación de la entidad, Silvia Figueroa Zamudio, consideró que se debe buscar una tercera oportunidad para que los maestros que no realizaron la evaluación docente la puedan llevar a cabo.
Que las autoridades hayan tenido que desalojar por la fuerza a los profesores democráticos de sus campamentos en la Ciudad de México en dos ocasiones, y trasladarlos contra su voluntad a sus estados, es evidencia de que las cosas no marchan como el secretario de Educación dice. ¿Por qué violentar el derecho de libre tránsito, de manifestación y de expresión, tal como lo hizo la Policía Federal protegida por la oscuridad de la noche, si todo está bajo control y los mentores están derrotados?
Las detenciones de maestros, los despidos, los de­salojos de plantones que no obstruyen vías de comunicación, los montajes mediáticos llenos de mentiras, son un regreso al peor autoritarismo gubernamental. Llamar diálogo –como hizo la Secretaría de Gobernación– a un acto represivo e intimidatorio, en el que más de mil policías subieron a maestros en autobuses contra su voluntad, violaron sus garantías constitucionales y amenazaron con ejecutar órdenes de aprehensión contra algunos, es, por decir lo menos, un abuso del lenguaje.
A comienzos de la década de 1980, los gobiernos del PRI pusieron en marcha acciones similares contra la CNTE. Sin embargo, no lograron frenar su lucha. Por el contrario, una y otra vez la secretaría de Gobernación se vio obligada a negociar con la insurgencia magisterial soluciones al conflicto. Nada indica que en 2016 estas medidas represivas vayan a tener éxito. Por el contrario, es muy probable que compliquen aún más las cosas.
Twitter: @lhan55

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