11/19/2016

El Buen Fin y la guerra ideológica


Aldo Fabián Hernández Solís

A partir de mañana inicia el Buen Fin, evento que suplanta la conmemoración del inicio de la Revolución Mexicana, con un fin de semana consumista, frívolo y nada inocente. Es claro que los gobiernos neoliberales han destruido el legado material de la Revolución, hoy buscan borrarla también de la memoria del pueblo. El Buen Fin es parte de la guerra ideológica del neoliberalismo.
La gesta popular latinoamericana más importante de la primera mitad del siglo XX fue la Revolución Mexicana. Episodio violento, que destruyó la dictadura oligárquica de Porfirio Díaz, inaugurando un ciclo de luchas clasistas por encontrar un nuevo proyecto de nación. Los triunfadores, Carranza y Obregón, tuvieron que incorporar demandas de sus ejércitos (campesinos en su mayoría) y de los ejércitos populares de Zapata y Villa. Anhelos de justicia social de los oprimidos del campo y la ciudad fueron plasmados en la Constitución de 1917.
La fuerza de la Revolución reestructuró el aparato estatal, pero también se volvió un referente central de la sociedad mexicana, promesa, bandera de lucha, orgullo nacional y parte de la identidad del pueblo. Esto tuvo como referentes materiales la conquista de derechos, las ocho horas laborales, los repartos agrarios, la educación gratuita, la recuperación de las minas, la nacionalización del petróleo y la defensa de la soberanía nacional.
Es muy cierto que la Revolución quedó inconclusa, que las trasformaciones sociales, salvo en el cardenismo (1934-1940), fueron administradas por los nuevos gobernantes, que organizaciones e instituciones con espíritu revolucionario se corrompieron. Los ímpetus de justicia social y de transformación se toparon con nuevos intereses de una nueva clase dominante y con traiciones profundas a su ideario.
Para los gobiernos PRIistas la Revolución Mexicana se volvió retórica y legitimación ideológica, mientras la traicionaban. Sin embargo, la Revolución se mantuvo en el campo subalterno como mito movilizador, bandera de lucha y como proyecto por cumplir. Múltiples movimientos sociales han recuperado de la Revolución, fuerza, demandas y proyecto.
Hoy después de más de tres décadas de neoliberalismo, con “reformas” estructurales que han destruido la herencia revolucionaria, con la pérdida de derechos sociales y laborales, con el campo destruido, nos enfrentamos a un embate ideológico más contra la Revolución. En su intento de destruir cualquier referente de lucha social, de soberanía y de justica, en la fecha de aniversario del inicio de la Revolución, se desarrollará una edición más del Buen Fin. Un fin consumista a la norteamericana, del que sacan el mayor provecho las grandes tiendas departamentales. ¿Qué tiene que ver una revolución con el consumismo banal?
Se busca borrar nuestra historia, consagrar a México como un país dependiente, la ignorancia como mecanismo de dominación. Es una muestra del desprecio de la actual clase dominante por el pasado popular y revolucionario. Es, también, un reconocimiento de su traición. Madero, Zapata, Villa y Cárdenas los incomodan, buscan borrar sus actos. Hacer del pueblo un ente sin historia, con bajo autoestima y sin capacidad de lucha.
Mientras algunos historiadores, falsificadores de la historia, declaran que la Revolución no fue tal, coordinadamente tenemos este Buen Fin de compras, de deudas, de ganancias para unos pocos. A la ideología neoliberal mexicana, le estorba la Revolución y cualquier referente popular de lucha, de ahí estos ataques. Buscan reescribir la historia, rescatar a Iturbide, Maximiliano, Miguel Alemán, Salinas, y a su respetado y admirado Don Porfirio.
¿Lograran borrar a la Revolución Mexicana de la historia y de la memoria del pueblo? 

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