Immanuel Wallerstein
La Jornada
El Foro Social Mundial
(FSM) se ha reunido regularmente desde su primer encuentro en Porto
Alegre, en 2001. Y del mismo modo regular ha habido analistas que han
anunciado su abandono como expresión relevante de la Izquierda Global. Y
no obstante, de algún modo, continúa importando en la lucha en pos de
una justicia global.
La reunión más reciente ocurrió en Montreal, Quebec, entre el 9 y el
14 de agosto de 2016. Esta reunión fue en muchos modos diferente de las
reuniones previas. Fue la primera que se celebró en el Norte Global. La
decisión de hacerla ahí fue un intento deliberado por demostrar la
globalidad del FSM.
Esta decisión tuvo un precio. El gobierno canadiense le negó la visa a
un número significativo de posibles participantes que provenían del Sur
Global. El costo de viajar y hospedarse fue relativamente alto para los
asistentes. El resultado fue una reunión con un número reducido de
participantes, y en la que había un sesgo mayor que en las anteriores
hacia participantes del Norte Global. Esto no fue sorpresa para los
organizadores. La convicción era que el precio bien valía el lado
positivo de la decisión.
De algunas maneras, la reunión fue como todas las reuniones previas
del FSM. Por un lado, había un inmenso rango de asuntos a discutir. Y
los participantes tendieron a participar en aquellos paneles temáticos
que fueron de mayor interés para ellos. El resultado fue una red de ghettos temáticos, y un monto insuficiente de trans-comunicación entre el rango de las diferentes luchas políticas en el mundo.
Por otra parte, hubo un debate importante en torno a la validez del modo
horizontalen que fue organizado el FSM. Sus críticos arguyen que como resultado el FSM no era (o ya no es) relevante para la luchas políticas reales que ocurren por todas partes. Este debate se ha mantenido repetidamente, pero esta vez quizá fue más intenso, y aun con enojo. No obstante, su esencia se mantuvo.
El nuevo argumento importante entre quienes no se sintieron bien con el modo
horizontalistade organización fue que no deberíamos fijarnos en quienes fueron al FSM sino a los que ya no pudieron asistir porque lo llegaron a ver como una costosa pérdida de tiempo, pues ya no avanzaba la lucha política real.
La contra-argumentación es que el FSM ha mostrado ser un concepto
poderoso. Existe ahora una creciente e incontable cantidad de foros
sociales regionales, nacionales y locales. Hay incontables foros
temáticos en todos los niveles geográficos. Estos foros, como el FSM
global, se están auto-organizando. El FSM ha probado ser un concepto de
abajo hacia arriba, no de arriba hacia abajo. Y ésta sigue siendo su
fuerza esencial.
Por supuesto ninguno de nosotros tiene datos cuantitativos que
respalden nuestras aseveraciones, de un modo o de otro. Es la batalla
entre una serie de juicios intuitivos genuinamente subjetivos contra de
otra serie. Si se ha vuelto más intenso, es en gran medida debido a que
la lucha política global que pareció relativamente favorable a la
Izquierda Global hace 10 años ahora parece haberse revertido. El
pesimismo resultante dentro del movimiento de justicia global ha
conducido a un debate interno más áspero en el FSM. No se trata de que
el FSM haya ocasionado mayores dificultades mundiales para la Izquierda
Global. Más bien, es esta reversión lo que conduce a un mayor debate en
el FSM.
Mi única sensación es que debemos prestar atención a la lucha global,
y al papel que el FSM puede jugar en ésta. Si ya no fuéramos a celebrar
más reuniones del FSM, esto podría liberar algún dinero, energía y
tiempo para otras actividades. Pero estas
otras actividadespodrían no ocurrir nunca, conforme el pesimismo conduce a una retirada del activismo. Las reuniones del FSM, no importa qué tan imperfectas, son actos, tanto de renovación como de optimismo. Los líderes de las dos organizaciones importantes de las luchas tunecinas (El Foro Tunecino de Derechos Económicos y Sociales (FTDES) y el UGTT (el sindicato obrero general tunecino) han escrito un texto muy crítico analizando lo que falló en la reunión de Montreal. Sin embargo, terminan su texto diciendo que, pese a estas fallas, la reunión fue un éxito porque preservó le sillon de l'espoir (
El surco de la esperanza). Un aspecto muy positivo de la reunión de Montreal fue que las sesiones dedicadas al futuro del FSM recibieron mucha asistencia. Los debates fueron fieros, pero esto mostró que los asistentes querían debatir. Buscaban modos de fortalecer sus luchas. Pensaban que hallar cómo organizar el FSM era parte de la respuesta.
El secreto del FSM desde el principio ha sido que buscó ser
ampliamente incluyente de todas las tendencias dentro de la Izquierda
Global. Buscó ser consciente de los fracasos históricos de esa Izquierda
Global durante los dos siglos anteriores. Ha sido un plus, no algo de
disminución, en la lucha mundial por transformar el sistema-mundo y
reemplazarlo por uno relativamente democrático y relativamente
igualitario. No perdamos tiempo arrojándonos piedras los unos a los
otros. Continuemos conversando y aprendiendo entre nosotros.
Traducción:Ramón Vera Herrera
© Immanuel Wallerstein
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